Aria Douglas Cuando él se refirió a la casa de seguridad, me imaginé algo diferente, una especie de cuartel con un sótano con puertas de metal de acero inoxidable, quizá blindado, que impedía que cualquier bomba nuclear, balas, misiles, navajas o artefactos que utilizaran para hacernos daño y pudieran perpetrar en el hogar. En cambio, me encuentro una mansión por todo lo alto. Dos niveles de pura estructura en concreto. Me bajo del vehículo. Samme me da la mano para evitar que me caiga. Me sostengo de él y me arriesgo a recibir esa pequeña descarga eléctrica que siempre nos rodea. Ahí está, justo de eso hablo. Suelto un suspiro. Esto es estúpido. Mi situación aquí es una estupidez. Miro la mansión de un color blanco hueso. Tiene ventanas de cristal, pero estoy segura de que, al igual que los vehículos en los que nos transportábamos hace un rato, esos vidrios también están blindados. ¿A qué se ded
Leer más