CAP 3 CLÁUSULA

El hombre negó. “Por lo que se y lo que el abogado de su padre y el señor Ornelas nos entregó, el único albacea de todo es su esposo, si usted quiere pelear algo debe traer los documentos necesario y…”

Ella notó el nerviosismo del hombre. “¿Qué pasa?”.

El hombre le explicó. “El señor Ornelas, su esposo ya es muy poderoso en la ciudad, la gente y otras empresas tienen miedo de lo que pueda hacer en su contra si la ayudamos”.

Ella abrió mucho los ojos, nadie estaba dispuesto a ayudarla por miedo.

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Ella volvió en sí y abrió la puerta al escuchar el timbre, recriminando a la mujer que entraba. “¿Por qué tardaste tanto?”.

Gaby era una mujer rubia de ojos verdes, era hermosa y simpática, entró junto a los dos hombres. “Cálmate, tenemos tiempo, Martita está ayudando a un anciano en el arroyo, creo que hasta le está coqueteando”.

Delia negó rodando los ojos, su amiga tenía muchas formar y artimañas para salirse con la suya.

Gabriel hermano gemelo de Gaby se acercó sonriendo. “Delia, un gusto para mí también”.

Delia se sonrojo por vergüenza. “Lo siento Gabriel, esto, debe ser rápido”. Ella le dio un abrazo rápido saludándolo. El hombre era muy parecido a su hermana, ojos verdes, rubio, muy alto y musculoso.

El asintió y la siguió. Llevaron al cerrajero al estudio, el abrió la puerta que estaba con llave, a pesar de todo Edgar desconfiaba de ella.

 Gaby llevo el cerrajero a la puerta de entrada, le pago y este se fue, mientras tanto Delia quito uno de los cuadros en el estudio, detrás estaba la caja fuerte de su padre que ahora era le pertenecía a Edgar.

Delia observó por un momento el tablero de números diciendo. “Espero que siga siendo la misma clave”.

Ella tecleó su fecha de nacimiento en el tablero y la puerta se abrió instantáneamente.

Gabriel y Gaby se miraron entre sí.

Delia buscó entre las cosas, había carpetas, fajos de dinero, joyas que ella nunca había visto.

Delia saco una carpeta. “Las encontré”.

Se la entrego a Gabriel quien empezó a leer. El frunció el ceño y miro a Delia. “Lo siento… legalmente la empresa le pertenece”.

Delia se quebró por dentro. Bajo su mirada triste, Gaby indignada gritó. “¿Qué?”.

Gabriel le explicó. “Tu padre le entregó todas las acciones cuando ustedes se casaron y aunque por algún motivo ustedes se divorcien, el se quedara con todo, no tienes derecho a nada”.

Gaby estaba furiosa y le preguntó a Delia. “¿Por qué tu papá hizo esto?”.

Delia negó tristemente. “Confiaba demasiado en Edgar, él ayudo mucho a que la empresa subiera cuando estaba en apuros, mi padre lo quería como un hijo…”

Gaby al igual no entendía. “Pero eras su hija legitima, ¿Cómo pudo darle todo a ese tipo?”.

Gabriel seguía leyendo, paso a la siguiente carpeta y les dijo. “Es cierto, solo Edgar puede pedir el divorcio…” Siguió leyendo.

Delia recordó y le comentó a Gabriel. “Mi padre me dijo sobre una cláusula, debe estar ahí en alguna parte”.

Ella recordó….

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“Papa por favor no te mueras, no me dejes sola”.

El hombre estaba muy arrepentido miraba a su hija lleno de tristeza, el acaricio su mejilla pidiéndole perdón. “Hija, perdóname... por todo”.

“No importa papa… me iré de la casa y viviré bien, aunque no pueda divorciarme”.

Su padre tomo su barbilla. “Hija… hay ... una …clausula…”

La puerta se abrió. Edgar entro sonriendo. “Suegro ¿Cómo sigue?”. Parecía muy preocupado.

El hombre mayor solo lo miraba molesto, lo había defraudado engañando a su hija.

“Delia deberías ir a descansar me quedare con tu padre a cuidarlo”.

Delia estaba reacia pero su padre la convención. “Ve hija, es tarde”.

Ella se queo en silencio para después decirle. “Ok, papá vendré mañana a verte”.

Ella beso la frente de su padre y salió, esa fue la última vez que Delia lo vio con vida-

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Volvió a la realidad…

Gabriel notó algo. “Aquí”. El señalo. Eran letras muy pequeñas. “Dice que si puedes pedir el divorcio... pero no podemos recuperar la empresa”.

Delia solo sonrió triste con algo de esperanza. “Lo único que quiero ahora es irme lejos”.

Gabriel asintió y siguió leyendo. “Esto dice que solo puedes pedir el divorcio un día en específico y debes tener una razón poderosa dentro de las leyes…”

Gaby se burló cruzándose de brazos. “Engañarla es lo razón suficientemente poderoso”. Ella resopló.

Gabriel ignorando a su hermana les dijo el día. “El 20 de septiembre”.

Delia se carcajeó caminando por la habitación, Gabriel y Gaby sentados leyendo la miraron asustados. “¿Qué pasa?”.

Delia se limpió las lágrimas y con burla les declaró. “¡Es el día que nos casamos!”. Era absurdo todo, desde no poder divorciarse, que se quedara sin nada y ahora la forma en que podía separarse definitivamente del hombre.

Gaby hizo cuentas. “Eso es en … ¡7 días!”.

Delia asintió.

Gabriel le explicó el proceso. “Los requerimientos puedo entregarlos ese día, la disolución saldrá una semana después, pero necesitamos pruebas para demostrar el adulterio.

El teléfono de Delia sonó, ella se burló porque sabía quién era. Abrió los mensajes encontrándose con el número de Paula.

El mensaje decía:

“Edgar es tan amoroso conmigo, mira estamos en una joyería de lujo y me estoy probando anillos y gargantillas”. En las dos fotos Edgar hablaba con el encargado y Paula se media diferentes anillos.

Delia le entregó el teléfono a Gabriel preguntándole. “¿Son suficientes pruebas?”.

Gabriel miró a Delia con pena después de ver la imagen.

Delia le dijo. “Hay muchas más si ves los mensajes anteriores, son de cada viaje que han hecho juntos”.

Gabriel movió el chat y vio las diferentes fotos, estaban en la playa, en el hotel comiendo juntos, en la cama desnudos…

Gaby molesta saco su computadora, era un buen hacker empezó a borrar todas las imágenes de ellos en la mansión, Edgar tenía cámaras por toda la casa y los alrededores. “Listo, tenemos 25 minutos para salir, las cámaras y todo el sistema se reiniciarán”.

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