20° El favor.

Rahyra había encendido tres velas en el alfeizar de la ventana y en apenas un par de minutos un par de golpes en la puerta las sobre saltaron a ella y a Cleo.

Cuando la dama de compañía abrió la puerta una niña pequeña, de unos diez, entró dando pequeños saltitos.

— Lo que necesite nuestra reina, si está al alcance de las viudas silenciosas, será traído a usted — Rahyra se sentó en la cama y la niña se acercó.

—Me gustaría que averigüen donde está mi hermana Kaeira, si ya llegó con Valyor y tambien todo lo que puedan averiguar sobre él y su ejército, tambien sobre las estirpes que están de su lado — la niña se inclinó y luego salió por la puerta cerrando cuidadosamente.

— ¿Eso es todo? — preguntó Cleo y Rahyra se encogió de hombros, era la primera vez en su vida que tenía espías y no sabía cómo sentirse al respecto. Caminó hacia la ventana y sopló las velas.

La puerta sonó nuevamente y cuando Cleo la abrió la cara de Máximo Lévesque apareció.

—¿Puedo halar con usted, majestad? — Rahyr
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