Capítulo 8. La diva, la potra, la fría

Brigitte apuntó, en tanto Bruno aceleraba con todas sus fuerzas intentando evitar que les dieran alcance, pero no lo lograba, los intrusos se acercaban cada vez más y estaban a punto de alcanzarlos, mientras no dejaban de dispararles, era evidente la intención de acabar con ellos.

Briggitte no se controló y comenzó a gritar y maldecir a los hombres que navegaban tras ellos y que parecían no mostrar ninguna intención de detenerse ante nada, ella, sin embargo, estaba dispuesta a defenderse y a quienquiera que estuviera a su lado, por más que le diera miedo, sabía que no permitiría que hicieran daño a Bruno, él arriesgó todo por ella y no era justo que resultara perjudicado, eso le dio la fuerza y el ánimo, para retomar fuerzas y disparar sin cesar, no daba respiro.

No obstante, no le atinaba a ninguno y eso la tenía frustrada, aunque para su buena suerte los otros tampoco les atinaban a ellos.

—¡Ahhhh! ¡Lo siento! ¡No le atino!… no sé cómo hacerlo.

—Despacio, fija tu mirada en el objeti
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