Capítulo 6: Encuentro

LEVI

—¿Levi, casado? —ríe Nolan—. Por Dios, abuelo, pones muchas esperanzas en él.

—Silencio,— dije.

—¡No! —replica Nolan y se pone de pie para estar a la altura del viejo—. ¡Levi es un irresponsable, ni siquiera se compromete con la empresa de lleno, él no merece ser un Evenson!

Tenso el cuerpo, vuelve al mismo tema, decirle la verdad de que el abuelo es a él de quien desconfía y no considera una opción para la presidencia por la influencia de su esposa, sería un golpe duro, sin duda alguna.

—¿Y tú sí?

Se me viene encima, estoy preparado, pero el abuelo decide interponerse en el camino con su dura voz, Nolan se detiene y rechina los molares.

—¡Alto! —se dirige a mi hermano—. Con esa actitud no vas a llegar a ningún lado, mucho menos das una buena imagen a la empresa.

Mi hermano se queda callado, su pecho sube y baja debido a la adrenalina que recorre su cuerpo.

—Lo siento, abuelo —se inclina—. No volverá a ocurrir, si no hay nada más que quieras decir, me retiro, tengo cosas que hacer.

—Adelante —indica el anciano—. Puedes retirarte.

Nolan se marcha, es la oportunidad para hacer lo mismo, me pongo de pie, aliso mi corbata y meto ambas manos en los bolsillos.

—También me voy.

—Espera un segundo.

Me detengo justo cuando toco la perilla de la puerta.

—¿Sucede algo? —entrecierro los ojos al tiempo que lo miro por encima del hombro.

—Debería preguntar lo mismo —dice en ese tono de misterio—. ¿Hay algo que quieras contarme?

Nuestras miradas chocan entre sí, no, no hay nada que quiera decirle, aunque algo me dice que el viejo tiene muchas cosas guardadas, veo la hora que marca mi reloj de mano.

—No —espeto con firmeza—. Si no necesitas algo más, me voy.

Su silencio es mi boleto de salida, me dirijo al elevador, para mi buena fortuna, cuando las puertas se abren aparece la rata que estaba buscando, Miranda, mi hermana adoptiva, ella se sobresalta cuando me encuentra,

no le permito salir, al contrario, la empujo al interior de nuevo, cierro las puertas apretando el botón del piso al que voy, y rodeo su cuello con una mano.

—¡¿Pero qué haces?! —chilla.

—Lo mismo debería preguntarte, hermana —bramo—. Sé muy bien que fuiste tú quien ayudó a Clara para que me drogara.

Abre los ojos como platos, rechina los dientes y se remueve inquieta, tratando de soltarse de mi agarre, es inútil.

—Está bien, no lo niego —responde y la suelto—. Solo intentaba ayudar, ¿sí? Ella es mi amiga, te ama, llevan años en una relación y ni siquiera la has follado.

—Relación falsa —agrego—. No es tu asunto, no te metas en mi camino, Miranda, o la próxima vez, juro que te voy a aplastar como cucaracha.

Ella levanta el mentón y me mira con altanería.

—Te acusaré con el abuelo —me amenaza.

—Hazlo, dile, corre y ve de bocona, que en cuanto yo me entere que lo has hecho, voy a hacer todo lo posible para que anciano te mande lejos, a Francia, tal vez eso te enseñe que no debes jugar con los mayores.

Eso le cierra la boca. Las puertas se abren y salgo, me dirijo a recursos humanos, donde al entrar me encuentro con la jefa general de esa sección; Romina Dove, una mujer pelinegra de ojos amielados y curvas. Ella sonríe cuando me ve entrar, es una especie de amiga, de vez en cuando follamos.

—¿Mal día? —sonríe.

—Algo así —la estrecho contra mi cuerpo.

—No podemos hacer esto en la empresa, además, estoy revisando los documentos de la nueva asistente personal de tu abuelo, es buena, tiene un currículum intachable —ronronea.

Levanto su mentón con fiereza.

—¿Otra espía para que me vigile cuando me entregue la presidencia? —musito—. Da igual, cuando llegue el momento, la voy a correr.

Romina ríe.

—Algo me dice que esa chica está condenada a no durar nada aquí.

—Eso déjamelo a mí —digo y luego la beso.

MADDISON

Han pasado dos días desde que mi vida ha dado un giro de 180°, ahora me encuentro trabajando en Carrier Company, el señor Félix, no es tan malo como todos me han dicho, he hecho algunas nuevas amistades, son buenas personas, pero siguen insistiendo que apostar por cuánto voy a durar cuando el nuevo CEO de la empresa tome el lugar.

De cualquier manera, no es algo que me quite el sueño, tengo un objetivo claro, y es ganar el dinero para ayudar a mi madre con el tratamiento, no he tenido noticias sobre el hombre que me violó, lo que me forma un nudo en la garganta cuando veo mi reflejo en el espejo del baño privado, los recuerdos de Dorian diciendo que solo fui un juego, hacen que me duela el corazón.

Limpio mis lágrimas con el dorso de mis manos, respiro hondo y me retoco el maquillaje, justo cuando la puerta se abre y entra a quien reconozco como Romina Dove, la jefa de recursos humanos, trae puesto una falda de tubo que le resalta las curvas, su cabello oscuro recogido en una coleta alta, y su maquillaje intachable.

Recuerdo que una de las secretarias mencionó que era una bruja, que no me fiara de ella y me mantuviera lejos de su camino.

—Eres la nueva —rompe el silencio que nos rodea—. Te recuerdo, soy la jefa de recursos humanos.

Por alguna extraña razón, me lanza una mirada amenazante, me observa de pies a cabeza como si fuera un bicho al que debe aplastar. Se cruza de brazos y sonríe.

—Sí, soy…

—Sé quién eres —espeta—. ¿Qué tal ha sido trabajar estos días con Félix?

—Bien, no me quejo —respondo con soltura.

—Claro que no te quejas, él suele ser estricto, pero al final te acostumbras —finaliza.

No tengo nada más que decir, y al parecer ella tampoco, se da cuenta de lo mismo que yo, y suelta un suspiro exasperado.

—Hoy va a ser un día largo —se echa un vistazo al espejo, se acomoda el cabello y antes de salir, me mira por encima del hombro—. Suerte.

Lo dice en un tono mordaz, cuando desaparece de mi campo de visión, tomo una fuerte bocanada de aire, una chica de correos que va por la tarde, me dijo que aunque no está comprobado, ella se acuesta con uno de los nietos del señor Félix, aunque nadie ha podido descubrir de quién se trata.

De cualquier modo, me preparo para la junta de hoy, mi jefe me ha dicho que viene gente importante, así que hago todo lo posible por desempeñar bien mi trabajo. Para antes del mediodía ya tengo todo listo, las carpetas con los documentos necesarios, acomodadas frente a cada uno de los asientos.Botellas de agua, reviso todo y al final, me dirijo a la oficina del Sr. Félix Carrier, antes de llamar, me doy cuenta de que la puerta está entreabierta, lo que me da la ventaja de escuchar lo que hablan adentro.

—Abuelo —dice una voz más joven.

—Dije que no, esas decisiones las tomo solo yo, no conocemos el terreno.

—Pero sería una buena inversión.

—Igual que una traición, hablaremos de esto más tarde.

Trago grueso, al escuchar que se da por terminada la plática, es el momento en el que aprovecho para llamar.

—Adelante.

Entonces entro.

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