Capítulo 4: Noticias

MADDISON

Mientras tecleo las palabras en la laptop, los recuerdos de aquella noche me avasallan, es como una pesadilla interminable, una que sigo repitiendo una y otra vez, hay un par de segundos en los que pienso en tomar el camino fácil y acabar con todo esto, aunque al tocar el relicario que me regaló mi madre hace muchos años, y que contiene una foto de nosotras dos, me doy la fuerza necesaria.

Jamás conocí a mi padre, y a mi madre no le gusta hablar del tema, al parecer una mañana solo se fue y listo, no es que me importe, solo, no me gustaría que mamá tuviera esa mirada llena de tristeza cada que llegamos a tocar el tema.

Las horas se me pasan volando, envío un par de curriculums, hago un par de llamadas hasta que doy con el trabajo perfecto, debido a mi experiencia en el área y a mis habilidades, logro conseguir una última entrevista en la empresa Carrier Company, una que por jugada del destino, resulta ser la competencia de la empresa de Dorian y su esposa, eso solo fue sin pensarlo, claro.

Y es así como luego de un tedioso día, me hundo en la profundidad de mis sueños, sabiendo que al día siguiente tendré que lograr que Carrier Company me dé el trabajo.

A la mañana siguiente, me levanto más temprano de lo normal, pese a que la señorita que constató la cita me dijo que era la última que iban a entrevistar, quiero dar una buena impresión, a más de que me gustaría echarle un vistazo a las instalaciones. Me visto, trato de borrar los estragos que dejó mi llanto anoche, en mis mejillas y las ojeras con un poco de maquillaje.

Me dirijo a la empresa, el edificio me resulta más oscuro que el de Dorian, la chica de la recepción parece que está de mal humor, me hace llenar un formulario que entrego en menos de cinco minutos, según ella, es el protocolo de la empresa y lo debe seguir al pie de la letra. Luego me indica que suba al piso once, y que espere a que sea llamada.

Eso es lo que hago, mientras camino a la estación de espera, me encuentro con la chica de correos y le pregunto donde está el sanitario, luego entro, me retoco el maquillaje y miro mi reflejo en el espejo.

—Da igual, son un trío de cretinos —una chica menudita sale de uno de los cubículos.

Ella cuelga su móvil y me mira con detallado interés.

—¿Eres una de las nuevas que viene a solicitar el trabajo como asistente personal del Señor Carrier?

—Sí…

Niega con la cabeza.

—Mala elección, deberías salir antes de que no puedas hacerlo, el CEO de esta empresa es un anciano de setenta años, no estarás mucho tiempo con él en caso de que te quedes con el empleo, además, lo más probable es que te mande con señor hielo, su nieto menor, parece ser que es él quien va a ser nuestro nuevo jefe —me explica rápidamente.

Se echa un vistazo en el espejo y luego me guiña un ojo.

—En fin, buena suerte con ese trío de tiranos.

Dice y se marcha sin más. Luego de cinco minutos regreso a mi sitio, las horas pasan, comienzo a desesperarme hasta que por fin llega mi turno, me desenvuelvo como pez en el agua, respondo todo lo que me pide la señorita de recursos humanos, quien está a cargo.

—Vaya, viendo sus documentos, me parece que usted va a la delantera —musita por lo bajo, luego levanta su mirada—. Muy bien, nosotros le llamaremos.

Me despido y salgo con el corazón galopándome a toda velocidad, estoy bajando del elevador para por fin irme a casa, cuando la voz de una mujer me detiene.

—¡Señorita Cox!

Me detengo en seco.

—Disculpe, pero el CEO quiere verla en su oficina.

Me congelo, cuando entro a su oficina, me doy cuenta de que más que un anciano débil, parece tener buena condición, es alto, con cabello plata, y un par de ojos verdes que, en cuanto me ven, parecen comerme viva.

—Así que usted es la señorita Maddison Cox —arguye.

—Si señor.

—Tome asiento.

Félix Carrier, revisa nuevamente mis documentos, luego me lanza una mirada extraña que me eriza la piel.

—Me parece que se queda con el empleo —finaliza.

—¿De verdad? —abro los ojos como platos.

—Yo no juego, revisé rápidamente las solicitudes de las demás aspirantes y usted es quien tiene la mayor experiencia, así que queda contratada como mi asistente personal, pero tiene que saber algo —sisea—. En unas semanas voy a dejar el cargo para dárselo a mi nieto menor, por lo que tu trabajo será con él, una vez que yo parta.

—No tengo problema con ello —le aseguro.

—Bien, porque espero mucho de usted.

Y con esto me hacen firmar en recursos humanos un par de documentos, hasta que termino, estoy a nada de salir, cuando choco contra alguien.

—Fíjate por donde caminas —espeta un hombre de cabello castaño y ojos verdes, tal cual como los del CEO.

El tipo no me da tiempo de responder, solo se marcha, entro al elevador, y las puertas están a punto de cerrarse, cuando veo que otro hombre más alto, camina a prisa, no le veo el rostro, pero su perfil me es familiar, y justo cuando está por voltear, las puertas se cierran y no puedo ver el rostro del hombre misterioso.

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