Capítulo 01

Tocaron a la puerta y mi madre saltó del sillón hacia ésta en dos segundos, sacudió su ropa y arreglo su cabello, dejó ir un suspiro para por fin abrir la puerta y dejar pasar a la persona del otro lado,que con lo que mi madre tardo en abrir la puerta sería una sorpresa que aún estuviera ahí fuera.

Un hombre mayor fue el primero en entrar,lo siguieron dos hombres más jóvenes a sus espaldas con cara de pocos amigos,curioso observe a cada una de las personas frente a mí. El anciano tendría unos setenta años más,con un traje hecho a la medida,un Rolex en su mano izquierda y un anillo dorado en su mano derecha, a simple vista te dabas cuenta que era un hombre que nadaba en dinero.

En cuanto a los dos hombres de unos treinta años tenian una postura muy recta y en todo momento tenían cara de odiar al mundo,sus trajes negros y auricular en uno de sus oídos gritaba a kilómetros "Guardaespaldas".

Mi madre llamó mi nombre haciendo así que toda mi atención se dirigiera hacia ella,me hizo señas con una de sus manos de que me acercara a ellos,con algo de timidez me acerque y sonreí al hombre que me miraba con una radiante sonrisa de oreja a oreja.

—Me alegra de sobremanera que hayas aceptado este matrimonio pequeño Mathéo—Asentir con la cabeza y sonreír era lo único que podía hacer en ese momento.

—Estuvimos hablando estos últimos dos días sobre el compromiso y él entiende perfectamente que era algo que usted y mi padre deseaban con el corazón—habló con voz suave Agnés, mi querida madre.

—Sería aún más feliz si él estuviera aquí—habló el anciano con nostalgia y tristeza en sus ojos—Mi mejor amigo me enseño a ser lo que soy—su mirada se clavo en mi. —¿Estas listo para esta nueva etapa,Mathéo?—negué y el hombre dejó escapar una risita.

—Daré lo mejor de mi—susurro,en verdad temblando por dentro.

—Me alegra oír eso—se acercó a mi y acarició mi cabeza.

—Cuiden muy bien de mi pequeñito—los ojos de mi mamá comenzaron a llenarse de lágrimas, la abracé.

—Esta en muy buenas manos no tienes de que preocuparte pequeña Agnés—sonreí y besé la frente de mi madre,brindándole esa tranquilidad que tanto me faltaba.—además sabes muy bien que pueden ir a verlo cuando quieran y él también puede venir a verlos,solamente se casará no lo llevaré a prisión—la mujer ríe.

—¿Puedo hablar con él a solas un minuto?—el anciano asiente y sale de la casa junto con sus gorilas.

—¿Que sucede mami?—quité los rastros de lágrimas que caían por sus mejillas.

—Me siento tan culpable—deja ir un sollozo que parte en dos mi corazón.

—¿De qué? mamá—La abrazo en cuanto vuelve a llorar—Es por mi bien y el de la familia,además de cumplir el deseo del abuelo y su mejor amigo, llevaremos una buena vida—Besé su frente y me alejé tomando mi maleta.

—Dile a papá que cuando quiera hablarme estoy en casa de los Brunet—alcé la voz para que mi padre en la habitación de al lado pudiera escuchar con claridad.

La puerta de la habitación de mis padres se abre y un hombre con ojos llorosos salé de ésta para correr a abrazarme,lo abrazo con fuerza. Mi familia es lo más importante en mi vida,mis padres y mi hermana son mi mundo por ellos es que no me puse a discutir sobre este compromiso,se que todo estará bien,seremos todos felices.

O eso espero.

Subí al automóvil negro y me despedí de mis padres desde la ventana,deje salir un suspiro. El anciano a mi lado llamó mi atención diciendo mi nombre con suavidad.

—¿Conoces a mi Nieto?—negué.

—Lo siento,no sabía de su existencia señor,hasta hace un par de días que mi madre me tiro la bomba de que estoy comprometido desde antes de nacer, por lo tanto no sabía y no se nada de él—el anciano acarició mi cabello.

En todo el camino no dejó de hablar,pude ver que era un hombre simpático con el cual podías hablar sin problemas.

¿Ethan será igual?

—Mi Nieto es algo difícil—el hombre ríe,contestando la pregunta que nunca dejé escapar de mi boca. —Es un buen chico,pero debo de admitir que es algo arrogante—lo miro preocupado.—Pero tranquilo pequeño Mathéo, estoy seguro de que se llevarán muy bien.

Afirmé con la cabeza y lo que quedaba del resto del viaje que no duró más de quince minutos nos la pasamos hablando de mi aburrida vida diaria,Alexandre es un hombre que para sus sesenta años de edad sabe muchas cosas sobre la tecnología y demás,es un hombre con el cual puedes entablar una conversación con facilidad.

En cuanto el auto estacionó frente a la casa de los Brunet los nervios comenzaron a nacer en mí. Quería dejar todo y salir corriendo de vuelta a casa,el anciano bajó primero en cuanto abrieron su puerta y fue seguido por mí,debo de admitir que no sólo estaba nervioso si no que el miedo se instalaba con lentitud en mi ser.

Entramos a la casa,una casa enorme y hermosa,en cuanto entramos,las personas del personal corrieron a recibir a su jefe,miraba todo con una sonrisa enorme,nunca en mi vida había visto tantas cosas bellas en una sola habitación.

Seguí al mayor hacia,supongo yo, era la sala y ahí sentados en un elegante y cómodo sofá se encontraban los otros jefes de la casa, una bella mujer se acercó a mi en cuanto me vió,sus ojos marrones tenían un brillo hermoso y sus labios rojos una sonrisa radiante,sonreí, me recordaba a mamá.

Un hombre se acercó a mi a los segundos y se presentó con una sonrisa," muy cálidos" fue lo que pensé al conocer a mis futuros suegros. Me sentaron en medio de ambos y hablamos un buen rato hasta que un fuerte portazo desde la entrada principal hizo que las cuatro personas de la sala diéramos un pequeño salto en nuestros lugares.

En ese momento fue que un azabache de bonitos ojos miel entró,con el ceño fruncido se quedó de piedra en cuanto nos vió y algo avergonzado se acercó a su madre.

—Que primer mala impresión debe de tener mi futuro cuñado de mi—susurra a su madre que ríe y besa su frente—Soy Eric—dice mirándome—Tu cuñado—me guiña un ojo y sonríe.

—Mathéo—suspiro nervioso.

—Mamá ¿Puedo hablar contigo?—la mujer asiente y sale de la habitación siendo arrastrada por su hijo.

—Cariño ¿por qué no me avisaste que Mathéo ya estaba aquí?—una mujer se acercó hacia nosotros y golpeó con cuidado al anciano frente a mi.

—Mi amor,estabas tomando tu siesta no quería despertarte—Alexandre acarició la mano de su esposa y besó ésta para después sonreír.

—Aw de acuerdo—los ojitos de la mujer se posaron en mi, sonreí.—Que ojos por Dios—Fue lo primero que soltó la mujer sentándose a mi lado.

—Gr-Gracias—agradezco con timidez.

Mis ojos azules la mayor parte del tiempo llamaban la atención,vivimos rodeados de franceses de cabello y ojos oscuros,con mi familia veníamos del Sur, donde la mayoría tiene ojos claros y cabellos color oro.

—Ay Cariño—Me abraza y aprieta mis mejillas.

—Piedad querida, no espantes al muchacho por favor—habla el anciano con gracia.

Todos son muy agradables conmigo y eso me hace sentir como en casa,son una familia muy alegre y amable nada que ver a lo que yo imaginaba,que al tener dinero serían fríos y desagradables conmigo por ser un chico pobre,pero me alegra haberme equivocado.

Ahora sólo queda conocerlo a él.

Y como si hubiese echo una invocación un chico seguido de dos personas más aparece frente a mí y los demás.

No pude evitar bajar la mirada en cuanto me encontré con sus ojos,eran los ojos más fríos que había visto hasta ahora, su mirada me hacia sentir pequeño y vulnerable.

Algo me decía que este chico no me quería en su vida y no era solo su mirada de hielo.

—Ethan—habló su abuela.

—Él es Mathéo—esta vez habló su padre.

Levanté la mirada esperando a que dijera algo,pero nada. Su mirada seguia clavada en mí,estaba poniéndome incómodo y no iba a permitir que siguiera mirándome como si fuera un bicho raro. Me paré de mi lugar para acercarme a él y presentarme de forma educada.

—Mathéo Roussel,mucho gustó—sonreí estirando mi mano para estrecharla con la suya, pero nada.

—Soy Ostin—saludó uno de sus acompañantes estrechando mi mano.

—Yo soy Enzo,mucho gusto bombón—lo mire sorprendido,creo que será mejor mantener algo de distancia con él.

—Ethan—la voz de la señora Roxanne se escuchó a espaldas del castaño.—Comportate—el chico suspiro y sin que nadie se lo esperara me tomó de la cintura y acercó demasiado su rostro al mío.

Sus labios rozaron los míos.

Y todo mi cuerpo tembló.

¡¿Pero qué le sucede?!

CONTINUARÁ.

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