Angel Batiosta

Rogel

Lo ignoro y sigo transitando por el pasillo.

—Te dije que la habías condenado a muerte cuando salió en estado.

—¿Por qué nunca dijiste que la protegiera de esas mujeres?

—Porque no podía probar que eran ellas las asesinas.

—¿Es en serio?

—Nunca tuve pruebas de que ellas mataron a tu madre.

—¿Ahora es mi madre?

—Siempre lo fue hijo, solo que tuve que ser frío contigo para ponerte a salvo.

Lo miré totalmente perdido, de qué diablos iba.

—¿De qué hablas?

—Puedes dedicarme un tiempo, no será mucho, lo juro.

Lo pensé para luego decir que si y seguirlo hasta la cafetería del hospital, donde pedimos un café.

—Entonces…

—Siempre has sido así de directo como tu mamá, si ella te viese estaría orgullosa de ti. —Sus ojos me miran de una forma rara, puede ser, ¿orgullo—? Sé que te hice mucho daño Rogel, pero créeme, era la única forma de salvarte. Esa casa estaba llena de víboras, de hecho, ellas fueron las culpables de tu secuestro, pero de nuevo no podía probarlo.

>>Sé lo crueles que eran
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