4: Felicitame.

Había un gran silencio incomodo en aquel consultorio médico, especialmente porque ambos se miraban fijamente en espera de que el otro soltara al menos una palabra que pudiera iniciar aquella conversación incomoda. Camila mientras lo observaba se percataba que cada vez se sentía mucho más nerviosa y es que el hecho de que una persona que literalmente era una completa desconocida le acabara de hablar con preocupación, le terminaba por preocupar. Quería saber que era lo que le preocupaba y por qué la veía de esa forma.  

—¿No piensas hablar?

—¿No me recuerdas? — preguntó de repente él, con un extraño nudo en el estomago que lo hacia sentir incapaz de hablar.

—¿De dónde debería de recordarte? — susurró ella, tratando de buscar aquel apuesto hombre entre sus recuerdos.

—Del bar— soltó él.

Ella se paralizó por completo, recordaba perfectamente lo que había hecho aquella noche en que había celebrado su cumpleaños sola, con el corazón roto. Lo que no podía recordar lo absoluto era con quien había estado, sabía que había pasado la noche con un hombre y estaba casi completamente segura de qué ese hombre era el padre de su hijo. Aunque estaba volviéndose loca por dentro, trataba de mantenerse seria, tranquila para de esa forma no tener que demostrar lo que realmente estaba sintiendo. El problema era que si realmente el hombre que tenía enfrente en esos momentos era el hombre con el que había estado, eso significaba que había dormido con el hermano de Santiago.

—¿Estuvimos juntos? —le preguntó—. ¿Nosotros dormidos juntos?

Harry sola palabra cuando ella le preguntó, en realidad estaba debatiendo consigo mismo. Una parte de él quería decirle la verdad, quería confesarle que, si habían estado juntos, que una cosa había llevado a la otra y de una manera habían terminado en su departamento, terminando una copa de vino y dejando que las cosas sucedieron. Pero la otra parte de él no quería decir nada porque sabía posiblemente podría arruinar la relación que tenía con su hermano. Incluso si se había alejado desde hace años de Santiago, seguía tratando de evitar una guerra entre ellos.

—¿No hablarás? — le preguntó Camila.

—Lo haré… —susurró Harry—. Te diré lo que sucedió aquella noche. Aquella noche te encontré debajo de la lluvia, sentada en el suelo, llorando y recuerdo haberte intentado ayudar, pero tú simplemente no quisiste. Después me dirigí a mi bar para tener una junta con mis inversionistas, pero ellos nunca llegaron así que decidí bajar y divertirme. Fue que te encontré ahí, sentada en una de las mesas. Bebiendo mientras continuaba llorando y yo simplemente me acerqué a ti para preguntarte si necesitabas ayuda para llegar a casa. Bueno, si te soy realmente sincero me acerqué a ti porque me gustaste. En ningún momento supe que eras la prometida de mi hermano así que realmente acercarme a ti no fue a propósito.

 —Ex prometida— susurró ella antes de cruzarse de brazos. — por favor responde lo que necesito que respondas.

—No— mintió—. Nosotros no dormimos juntos, al menos no que yo lo recuerde.

—Pero hay una posibilidad.

—No lo creo, no suelo acostarme con mujeres en la primera noche que las conozco.

—Yo tampoco lo hago—respondió ella de inmediato—. Simplemente esa noche perdí el total control, hermano rompió nuestro compromiso en mi cumpleaños para poder casarse con mi mejor amiga.

—¿Va a casarse con tu mejor amiga? —le preguntó antes que una pequeña sonrisa se escapara de su rostro—. Ya veo que mi hermano no cambia.

—¿Por qué lo dices? —preguntó ella.

En realidad, para Harry que Santiago le hubiera roto el corazón a Camila era una oportunidad. Porque sabía que podía enamorarla si ella estaba dispuesta. Únicamente tenía encontrar una manera de hacer que Santiago por completo del camino y ya había encontrado la manera perfecta para quitarlo del camino.

—Cuando éramos jóvenes, encontró la manera de lavarle el cerebro a mi novia. Después de eso, se casaron y su matrimonio únicamente duró tres meses. Para hacerte sincero, no sé cuántas veces se ha casado a mi hermano.

Camila al escucharlo soltó una pequeña sonrisa entristecida durante mucho tiempo ella pensó que ella iba a ser su primera esposa. Al ver la seriedad con la qué Harry estaba hablando, se dio cuenta que él realmente estaba siendo honesto, Santiago le había visto la cara durante todo el tiempo que se habían conocido.

Incluso desde el primer día que se habían conocido.

—Ya veo…siempre me vio la cara—susurró ella finalmente. Bajando el rostro para evitar que él viera las lágrimas en sus ojos.

Él únicamente suspiró y se alejó de ella para tomar unos cuantos pañuelos de papel.

—¿Te quieres vengar? —le preguntó él. Regresando hacia ella. Mirándola fijamente con el rostro totalmente serio.

—¿Vengarme? —preguntó ella. Recibiendo los pañuelos que él le estaba ofreciendo. En realidad, claro que quería vengarse, únicamente no tenía bastante claro que deseaba hacer—. Quería hacerlo hoy durante la cena familiar. El problema es que no sé qué es lo que debo de hacer, no sé qué pueda lastimarlo.

—Anuncia tu embarazo—susurró él, acercando su rostro al de ella— y entonces… anúnciame como el padre.

—¿Qué? —susurró ella, levantando su rostro hacia él para poder verlo a los ojos—. ¿Por qué tú serías el padre?

—Por qué quiero vengarme mintió desde hace mucho tiempo he estado buscando la manera de vengarme de mi hermano así que, ¿porque no nos ayudamos entre nosotros? — preguntó—. Digamos que estamos haciendo un pequeño trato.

Tenía un poco de sentido para ella. Qué Harry estuviera buscando la manera de vengarse a través de ella, no era extraño porque simplemente había visto la oportunidad de vengarse por lo que Santiago le había hecho hace años atrás.

—¿Solo es un trato para ayudarnos? —le preguntó ella.

—¡Claro, solo es un trato para vengarnos de Santiago! —mintió él, cuando en realidad solo estaba buscando una manera de poder acercarse a ella.

Claro que Santiago le había robado a su novia hace años y claro que se habían casado, pero era algo que a él simplemente ya no le importaba. Había pasado tanto tiempo que simplemente ya no le importaba en lo absoluto.

—Entonces… ¿Tenemos un trato? —preguntó Harry. Mirándola fijamente a los ojos.

—Tenemos un trato—susurró ella. Tomándolo de la mano.

***

Eran las nueve de la noche cuando el chofer de Harry se detuvo frente a la residencia de Santiago y Camila. Con un lujoso traje de color oscuro bajó del auto blanco, acomodándose ligeramente el saco del traje mientras veía las luces encendidas en el interior de la casa.

—¡Tenga una buena noche, señor!—soltó su chofer, regalándole una pequeña sonrisa.

—No vengas tarde—le respondió antes de regresarle aquella pequeña sonrisa.

Sus pasos sonaron ligeramente sobre el suelo cuando abrió el cerco de la casa y entró al jardín para poder dirigirse inmediatamente hacia el jardín trasero. Tal como le había indicado Camila hace unas horas, aun le parecía extraño haberla encontrado en esa situación y embarazada. Sabía que no debía de emocionarse en lo absoluto respecto al embarazo ya que las posibilidades de que fuera de su hermano era un cincuenta por ciento.

 Tenía que comprobar de una manera u otra de quien realmente era ese bebé, necesitaba saber si realmente Camila estaba esperando un hijo suyo. Que aunque no la conocía en lo absoluto, no podía evitar desear que ella realmente estuviera esperando un hijo suyo.

La mirada se le iluminó por completo cuando la puerta de la casa se abrió y ella salió por la puerta. Cargando una gran bandeja de comida que parecía estar caliente.

 En cuanto sus miradas se encontraron, Harry reaccionó y caminó hacia ella para poder quitarle aquella bandeja de comida que al cargarla se percató del peso que tenía. No estaba caliente, pero sí que pesada estaba.

—Llegaste...—susurró ella. Mirándolo con una pequeña sonrisa en el rostro que ni siquiera ella podía sentir.

—¿Acaso me estabas esperando? —le preguntó él, regresándole aquella sonrisa.

—¡No, para nada!—soltó rápidamente. Volteando hacia el camino que dirigía hacia el jardín trasero—. Es por aquí— le informó.

Él únicamente asintió, siguiéndola con aquella gran bandeja entre las manos. Mientras caminaba, le era imposible no voltear a verla, vestida con un ligero vestido negro que le llegaba hasta las rodillas. Extrañamente parecían estar vestidos de la misma manera.

—Si nos hubiéramos puesto de acuerdo para vestirnos, no estaríamos iguales—le susurró él. Logrando que ella se detuviera para verlo.

—¿Harry? — se escuchó al fondo del camino. — ¿Eres tú?—preguntó Santiago con sorpresa al ver a Harry con aquel lujoso traje negro de diseñador.

Ambos voltearon, encontrándose con Santiago siendo acompañado por Cristina. Camila retrocedió un pequeño paso antes que escuchara la voz de Harry en un diminuto susurro que la sorprendió por completo.

—¿Qué has dicho? —susurró ella. Volteando a verlo.

—He dicho que eres mucho más bonita, debería de sentirme agradecido— soltó en voz baja.

—¿Agradecido? —preguntó ella al ver venir a Santiago hacia ellos.

—Porque mi hermano acaba de dejarme el camino libre—susurró para después guiñarle el ojo y sonreírle con naturalidad.

—¿Qué sucede? —preguntó Santiago al finalmente acercarse para poder abrazar a su hermano. Notando que las mejillas de su prometida se encontraban coloradas.

—Nada—respondió de inmediato Harry. Haciendo la charola de comida hacia un lado—. Es un placer volver a verte...

—Opino lo mismo—susurró Santiago, alejándose de él para poder señalar a Camina—. Veo que ya conoces a mi prometida.

—La conozco bastante bien—susurró antes de alejarse unos cuantos pasos—. Iré a ver a los padres— mencionó por último para simplemente caminar e irse por completo de aquel pasillo que conducía hacia el pasillo.

—Tenemos que hablar—susurró Santiago, tomando a Camila del brazo mientras Cristina se acercaba a ellos con un diminuto vestido rosa.

—¿Hablar de qué?

—De nuestro compromiso.

—No existe un compromiso— atacó ella, mostrándole ambas manos—. ¿Acaso miras algún anillo de compromiso en alguna de mis manos?

—Puedo darte otro, pero nuestro compromiso no puede romperse.

—Lo nuestro ya se acabó—susurró Cristina a unos cuantos metros, jugueteando nerviosamente con la parte baja de su corto vestido—. Solo fue... estábamos confundidos.

—¿Solo estaban confundidos? —preguntó ella antes de reír y acercarse un poco más a él—. Ni siquiera borracha podría creerte eso.

—Sé que aún me amas—susurró él, acercando por completo su rostro hacia ella. Uniendo ligeramente sus labios—. Sé que aún me amas—añadió antes de comenzar a repetirlo una y otra vez.

Claro que el corazón de Camila se aceleró de inmediato, no podía dejar de amar a una persona en cuestión de días, pero tampoco podía olvidar las cosas de un día para otro. Así como sabia que ellos solo le estaban mintiendo en la cara.

—Lo que sea que quieras, solo dilo de una vez.

—Si nos separamos, no voy a recibir la empresa de mi padre...

—¿Y eso a mí que me importa?

—Escucha...—susurró tomándola de los brazos—. Harry lo tiene todo, tiene todo lo que ha querido, yo solo necesito la empresa de mi padre y siempre has sabido que es mi sueño...

—Entonces cásate con ella y déjame en paz.

—No puedo casarme con ella, ellos me han dicho que tienes que ser tu... por favor casémonos— suplicó entre susurros—. Tienes que ser tú.

—Es una lástima—susurró ella—. Es una lastima que yo vaya a casarme con otra persona—anunció con una gran sonrisa en el rostro—. Me casaré con el padre de mi hijo.

—¿Estás embarazada? —soltó Cristina con sorpresa. Acercándose rápidamente a ella.

—¡¿Estas embarazada?!— soltó Santiago totalmente frustrado—. ¿De quién? — exigió saber.

Harry frunció el ceño al regresar a aquel pasillo y encontrar a Camila en una situación extraña. Suavemente y en silencio se acercó a ellos para poder escuchar como Santiago le exigía una respuesta.

—Lo está—soltó Harry, tomando la delgada cintura de Camila para poder alejarla delicadamente de Santiago. — Por eso vamos a casarnos—susurró antes de reír y ver la palidez en el rostro de su hermano—. ¿Por qué no estas felicitándome? ¡Voy a ser papá!

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