Capítulo 1

Una vez mas, esa mañana escuchaba a su mentor y consejero dándole un sermón sobre porque razón era bueno para el conseguirse una esposa. Una mujer buena y dedicada que lo sacara de la miseria mental en que la que había estado sumergido durante tantos años. David en ocasiones, era demasiado molesto.

—Si sólo le dieras una oportunidad. Mírate, el soltero más codiciado — él torció los ojos. — Si no quieres a Sara, dedícate a buscar una muchacha con la que puedas ser feliz — Él lo miró y luego giró su vista hacia la ventana. El día estaba espectacularmente soleado…

“ser feliz… sólo ella podría hacerme feliz…” Carlisle meditaba sobre eso, realmente no le interesaba estar con nadie más, realmente nunca quiso a nadie más…solo a ella.

—De todas maneras – volvió a la realidad. – no harás nada referente a la empresa — David asintió resignado. Todo lo dicho, estaba seguro que había caído en saco roto. — Te dedicarás a averiguar quién soltó el dato de mis cámaras…

—Por qué estás empecinado en averiguarlo…

—Porque no quiero que nadie hable de mi gratuitamente.

—Eres rencoroso…

—¡La vida me hizo así! Ya te tendrías que haber acostumbrado a eso David – sonrió. – Ahora déjame solo… tengo otros asuntos que atender — David se levantó. Y luego recordó.

—¿Leíste todo el diario?

—No – dijo bajando su mirada a los papeles que descansaban en su escritorio. — Apenas vi mi foto y leí algo de esa basura, lo tiré.

—Bueno, había algo que podría interesarte… – Carlisle levantó la vista esperando a que su amigo continuara. David lo miraba expectante.

—Y como tú eres mi amigo bueno y comprensivo, me lo contarás… — dijo Carlisle sarcásticamente. David sonrió.

—Es sobre Neville Moore.

—Muy aburrido… paso — sonrió burlón. Por supuesto, había leído ese apartado en el diario, pero quería escuchar lo que David tenía para decirle.

—Debería interesarte… Sus padres despertaron — levantó la vista nuevamente y por sus ojos, según David pudo comprobar, un brillo fugaz.

—¿A si? —

—¡Te lo dije, el tipo es extraordinario! Descubrió una planta exótica y junto a una plantita que tenía desde niño…—

—¿La Phalaris paradoxa de Brasil Carmesí? – preguntó incrédulo.

—¡Ey! Cómo sabes…

—La sufrí… – río – continúa.

—Bueno, pudo hacer que sus padres recobraran el sentido… no quedaron muy bien que digamos físicamente, pero al menos lo reconocen y tiene algunos prometedores avances. Tú sabes, estar casi en la inconciencia por 23 años, puede dejar atrofiado los músculos de cualquiera.

—Pero ese nuevo tratamiento… ¿puede servir a todos por igual?

—Hubieras leído el diario…

—¿Para qué te tengo a ti? – dijo exasperado

—Bien… nadie está seguro de eso. – lo miró escrutándolo minuciosamente. — ¿estás pensando en algunas personas en especial? —

—No – su vista bajó nuevamente a los papeles, y suspiró – de todas maneras, no es un asunto que me interese.

El punto de aparición fue frente a una casa no muy lejos de la madriguera… Según comentara Eleanor a sus hermanos, los Carter, vivían desde siempre en Saint Ottery Chadpole. Pero que, al casarse, Luna no habría querido dejar sólo a su padre, por lo que Neville no tuvo más remedio que construir una gran casa, al lado de la del señor Carter, con una pequeña casa de huéspedes donde de seguro vivía la señora Moore, abuela del médico/investigador.

Decidieron aparecerse de a uno, porque que cinco melenas rubias aparecieran de la nada, podría ser sospechoso. Una vez que todos los hermanos estuvieron frente a la puerta, Eleanor golpeó con determinación. Un hombre bastante entrado en años, atendió rápidamente y los dejó pasar. Conocía a Eleanor desde siempre. La casa tenía tantos objetos extraños que no tardaron en darse cuenta que la decoración había corrido por cuenta de la dueña de casa. Plantas de origen dudoso, junto a objetos que no trataron de preguntar qué eran en realidad. Se sentaron en un cómodo sofá. Al rato apareció una melena rubia, algo desordenada y con restos de algún menjurje experimental y extraño, lo cual hacía salir humo de los cabellos de la joven. Emerson estuvo a punto de reír, pero un codazo de Farrah dado a tiempo lo dejó sin respirar. Sophie aún tenía puestos unas gafas de protección, lo cual la hacía verse más chiflada que en la escuela. Los jóvenes se levantaron y la saludaron. Ella se sentó en un silloncito cerca de la rubia.

—Apuesto a que se levantaron algo perturbados hoy… — dijo con una vocecita cantarina. Eleanor sonrió.

—No. – dijo Emerson – Nos perturbó la noticia del periódico, esta mañana – Sophie sonrió.

—¡Si, Carlisle cada día está más guapo! – Eleanor bufó, Farrah mostró una sonrisa y asintió con la cabeza. Ahora le tocaba a Emerson darle un codazo, pero fue más suave que su novia. – ¡No sé cómo todavía nadie lo casa! Lo he visto un par de veces, en fiestas de la alta sociedad… Aunque ya no es el mismo que antes… es…

—¡No vinimos para escuchar las buenas nuevas de Stone! – dijo Eleanor. — A lo que vinimos…

—¿Vienen por Neville, no?

—Así es… señora Moore – dijo Emmanuel. Ella lo miró y vio una fea herida en su brazo.

—Dragones… — le señaló el antebrazo y él asintió. — He investigado mucho con mi esposo sobre ese tipo de quemaduras… — se levantó rápidamente, dejándolos solos. Al cabo de unos minutos volvió con una botellita, que contenía un líquido oscuro y viscoso – Póntela en la herida y verás cómo desaparece… ¡invento mío! ¡Cien por ciento efectivo! – Emmanuel guardó la botellita y le agradeció. – A ti… – dijo mirando a Ferdinand – te aconsejaría la medicina que hizo del profesor David Beckett un hombre normal…

—Gracias, pero yo no… — Ferdinand no sabía qué decir.

—Por las dudas… — lo miró – una nunca sabe cuándo los efectos de la mordida serán más… visibles.— Ferdinand se puso pálido y asintió.

—En ese caso, seguiré sus consejos.

—Sophie… — dijo impaciente Eleanor – no hemos venido por este tipo de consultas…

—Se a qué han venido, solo que Neville no está… —sonrió – ¿crees que sigo siendo la más tonta de la escuela? – Emerson asintió mentalmente, pero no dijo nada. – La medicina que volvió a la normalidad a Frank y Alice… la creó él – sonrió – te puedo asegurar que es bastante meticuloso con las medicinas que descubre. Ni yo sé cómo las hace… Yo solo lo ayudo con la investigación preliminar; investigo las plantas y los efectos que cada una produce. Nev, hace el milagro de mezclarlas y lograr el resultado esperado, pero no me permite ver los pasos previos a sus logros. ¡Secreto profesional, hasta con su esposa! – rió.

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