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POV Leonardo:

Era muy aburrido escuchar el parloteo de mi padre hablando en las juntas matutinas de la empresa, y esa mañana, no me sentía de humor para nada, Angela me había mandado tajantemente al diablo y estaba muy seguro de que la razón de ello era la estúpida inicial de su cuello, no la amaba, no la amaría jamás, pero me gustaba y quería su atención para mí, eso era todo, por eso me había enfadado tanto. Estábamos al pie de un proyecto realmente enorme, un proyecto del gobierno, que aun no decidía si lo dejaría en nuestras manos o en las de la compañía Luján. Había tensión en el ambiente, y las discusiones de viejos demasiado absurdas, no se hicieron esperar. La voz de mi hermano menor sonó en medio de todos, dando como siempre, un punto de vista que nadie le pidió. Po supuesto, era irritante.

Fernando era todo lo que mi padre soñaba que yo fuera; recatado, serio, formal. Todo lo que yo nunca había sido ni pensaba ser. Sin embargo, a mi odioso hermanito le faltaba colmillo, astucia, y diligencia, por ello era que nunca lograba sobresalir a mí. Me levante de mi silla y hable, di mi punto de vista en aquella absurda discusión, y, como era de esperarse, mi idea fue la mejor estructurada, y la que se utilizaría para ganarle aquel importante negocio a los Luján. Todos salieron satisfechos, en especial mi padre, y yo, yo solo estaba pensando en los tersos y sensuales labios de Angela y en como haría para hacerla entrar en mi cama. Aunque claro, primero quería saber quien era ese tipo de la inicial que colgaba en su cuello.

—Veo que una vez mas te sales con la tuya Leonardo, dime, ¿Fue algo que repasaste o algo espontaneo? —

La voz de mi hermano sonó a mis espaldas.

—Espontaneo, por supuesto, soy un prodigio, no lo olvides hermanito, no necesito saber demasiado de una situación para entenderla, analizarla y encontrar la mejor solución — le respondí.

Fernando me miro con el mismo rencor que había hecho siempre. Desde que éramos niños, el siempre buco competir contra mi por absolutamente todo. No tenia ganas de lidiar con el en ese momento, así que decidí seguir caminando.

—Muy astuto de tu parte, como siempre hermano, no cabe duda que eres hijo de nuestro padre, aunque, debo admitir que me sorprendió saber que te casaras con Angela Luján, ¿Sabes que tuvimos el mismo tutor de tesis hace unos años? Es curioso, estaba muy seguro de que ella estaba mucho mas interesada en casarse con nuestro tutor, después de todo, Stephen Jones es un tipo brillante, el mas inteligente que he conocido, incluso mucho mas que tu —

Mi hermano dijo aquello y paso por mi lado con aquella sonrisa de superioridad que solía hacerme cuando creía haberme ganado en algo. Sin embargo, ¿Stephen Jones? La inicial de aquel collar, era S. Quería saber quién era ese tipo, así que detuve a mi hermano tomándolo del hombro.

—No bromees conmigo, Angela es mi prometida — respondí algo agresivo por la molestia. El se rio en mi cara.

—Y yo no dije que no fuera de esa manera, busca tus respuestas en internet, Stephen es muy famoso — me dijo con burla y luego se marchó.

Tenia que averiguar quien era ese tal Stephen. Tenía además que ver a Angela para avisarle que ya tenia todo arreglado para nuestra boda, la cual se llevaría a cabo dentro de una semana. Todo estaba listo, yo siempre obtengo lo que quiero, y ella, no será la excepción.

POV Angela:

Mirando las fotos en internet, veo que la última publicación de Stephen es de hace casi un año, y hacia mas de 3 que había perdido toda comunicación con él. Me torturaba pensar en él, pensar que estaba feliz entre los brazos de otra mujer…que se había olvidado de nuestra promesa, pero, ¿Qué otra explicación habría?

Me dejé caer en la cama, nuevamente sentí aquella sensación de los calientes labios de Leonardo sobre los míos. ¿Cómo se atrevió? Mis mejillas ardieron otra vez. Recordé cuando me gustaba, cuando quería ser la novia del chico popular de la universidad, pero tambien recordé porque lo aborrecía tanto. Leonardo era demasiado arrogante, demasiado creído, y siempre fue por allí alzando la bandera de que podía tener todo lo que quería a todo al que quería, y, por supuesto, yo no iba a formar parte de aquello. Sin embargo, aquel beso de ayer, me hizo sentir mal, utilizada…y casi logra hacerme llorar por eso. Mirando mi revista, no puedo evitar sonreír…ya se como le hare pagar a ese idiota por besarme sin mi permiso. Después de todo, ¿A quien no le gusta el alpinismo?

Miro mi laptop en donde aun esta la fotografía de Stephen, y sus ojos marinos parecen mirarme…como deseo estar junto a él…pero dentro de poco tiempo, y durante todo un año, seré la esposa de Leonardo Melgar, el hombre con el que jamás habría pensado en casarme, aunque, todo sea por mi abuelito y rescatar su amada granja de sus garras.

Siento la vibración de mi celular, veo el nombre del susodicho en la pantalla; hasta pareciera que lo invoque. No le respondo, hoy no me siento de humor para hablar con mi idiota “prometido”. Me abrazo a mi almohada, pero entonces, escucho como tocan con insistencia la puerta de mi departamento, ¿Quién rayos puede ser a estas horas? Abriendo la puerta, me encuentro con la persona más indeseable del mundo.

—Hola Lottie, ¿Por qué razón no respondes al teléfono? —

De alguna manera, el niño rico había dado con mi casa. Me puse roja de coraje.

—¿Qué diablos haces aquí?  ¿Cómo demonios diste con mi casa? — le pregunte realmente furiosa.

—Cariño, ahora eres mi prometida, es lógico que lo sepa todo de ti…o tal vez te seguí ayer que me mandaste al diablo —

Me dijo aquello como si fuera nada.

—¡Eres un maldito acosador! Largo de…

Nuevamente no pude terminar una frase, nuevamente, Leonardo me estaba besando y me había empujado hacia dentro de mi departamento.

—Oye ¿Qué te pasa? No puedes venir a mi casa, así como así, ¿Qué demonios quieres? — le pregunte en cuanto dejo de besarme y rápidamente me aparte de su lado.

—Solo quería verte, y avisarte, además, que dentro de una semana estaremos casados —

Mi cara debió ser un poema, ¿Una semana? ¿En solo una semana la farsa de matrimonio estaría pasando? Aun ni siquiera había comprado un vestido de novia.

—¿Pero cómo?... —

—Mañana tienes cita con una modista francesa, puedes llevar a tu madre para ver lo del vestido, lo tendrán listo a tiempo, será a tu gusto, pero espero que escojas algo espectacular, ahora, ¿en que estábamos? —

Dijo como si nada y luego pretendió volver a besarme. Pero un buen golpe en los bajos de mi parte, le recordó que conmigo tenia que comportarse. Lo escuche gemir de dolor.

—Tu tienes la culpa Leoncito, sabes bien que conmigo no se juega, no somos nada, no seremos nada, esto es una farsa, que no se te olvide — le dije y camine a mi habitación.

—¿Y a Stephen si lo dejarías? Dime Angela, a ese profesor de economía, ¿si lo dejarías besarte? ¿tocarte? —

Aquellas palabras me hicieron detenerme y voltear. Pude ver a Leonardo mirando la fotografía de Stephen. Sentí una rabia feroz invadirme.

—Stephen es mi asunto, no el tuyo Melgar, no metas la nariz en donde no te importa — respondí con fiereza mientras acariciaba aquella inicial.

Leonardo camino hacia a mí luego de cerrar con violencia la pantalla de mi laptop, y me derribó sobre la cama para posarse encima de mí, sus ojos grises me miraron fijamente y yo…por ese momento me sentí pequeña e indefensa, el ya no era el mismo chico al que disfrutaba molestar cuando éramos jóvenes. Ahora era un hombre.

—Tu eres mi asunto, y lo serás durante todo un año pequeña Lottie, tus ojos, solo deben de verme a mi —

Con aquellas palabras Leonardo volvió a  besarme, y esta vez, no encontré fuerza para resistirlo.

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