Capítulo 3. No somos iguales

  Briana escapó de su casa en cuanto sabía que el cambio de guardia en las fronteras le daría unos minutos.

   Justo antes del amanecer, corrió dando libertad a Kila y no paró hasta que supo que su aroma estaba muy lejos. 

   Emma apenas se levantó fue a buscarla y no la encontró en su habitación, solo una escueta nota que decía: “Yo sola arreglaré mis problemas”.

  En New York, Kevin despertó en guardia al sentir la presencia de alguien distinto en su casa, se tranquilizó al ver que era su padre.

   —¿Qué has decidido? —preguntó Ryan con las manos en la cintura.

   —Padre que invadas mi casa no me hará aceptar casarme con esa chica —en eso se dio cuenta que no detectaba la presencia de Ava— ¿viste a Ava cuando llegaste?

   —Me obligas a ser duro contigo, porque no te conformas con sencillamente seguir mi orden.

   —¿Qué hiciste padre?

   —Lo que debí hacer desde hace tiempo, Ava debe estar llegando a Alaska, permanecerá en los calabozos de la manada, a menos que cumplas con tu deber.

   —Pero que carajo, ella no ha hecho nada malo.

   —¿Que no?, nadie me juzgará, debí hacerlo desde el principio, incluso mi deber es entregarla a la manada de su pareja destinada dónde si no acata la orden la obligarán, o tendrá que atenerse a las consecuencias.

   —No serías capaz, no puedes hacerme esto a mí.

   —No me sigas poniendo a prueba Kevin, vístete y ordena a tu Beta y Delta que nos vamos.

   —No te perdonaré nunca esta humillación padre.

   —Quizás sientas dolor por mi traición, pues el dolor que siente el lobo al que Ava a traicionado es cien veces peor de lo que tú sientes ahora.

   Kevin junto a Bradley y Arthur, su Beta y Delta, fueron en el avión privado de Celeste Diamond, la empresa de la manada en la que Kevin es CEO, acompañando al Alfa Ryan y la luna Thalia y su amargada hechicera, una mujer que no le da buena espina a Kevin.

   Llegaron a Alaska y las mujeres fueron a preparar todo en la manada Luna de Hielo, Kevin quería ver a Ava, pero su padre no lo permitió.

   Le dijo que primero debía cumplir con su parte del acuerdo, furioso con su padre y resistiendo el impulso de enfrentarse a él dejó salir a su lobo, pero solo para alejarse de allí.

   «Baly, amigo, sé que tú y yo no nos hemos llevado muy bien últimamente, pero ahora eres libre, veamos que tan rápido puedes correr y escapar momentáneamente de nuestras obligaciones»

   «Sientes eso humano estúpido, el efluvio, es nuestra luna» —le habló Baly quien se habia negado a dirigirle la palabra en los últimos tiempos.

   Kevin sintió ese cosquilleo de reconocimiento y una alegría enorme, pero el efluvio era débil.

   Mientras tanto en la manada Luna de Hielo Emma recibió a Thalia muy angustiada enseñándole la nota que dejó Briana.

   —Luna Thalia, creo que Briana fue a buscar a los Rogues, o no sé qué planea.

   —Yo no aguantaré más —expresó Thalia dejándose caer en un sillón—, ya a duras penas aguanto la pena de perder a Albert, no resistiré perder a Briana.

   —Briana es una irresponsable, se cree que es infalible, como se le ocurre, sólo conseguirá que la maten —objetó su hermana Sophia con rencor—, por su imprudencia murió mi padre, ahora hará que también mamá muera de pena.

   —Calla Sophia —le pidió Emma—, no compliques las cosas.

   —Tú no eres nadie…

   —Silencio—las interrumpió Zulma, la hechicera y mano derecha del Alfa y su luna—, tengo una idea.   

   —Briana no nos lo perdonará —musitó Emma mordiendo sus uñas, cuando entendió el hechizo que preparaba Zulma.

   —La prefiero odiandome que muerta —respondió Thalia.

   

   Briana estaba internada en el bosque cuando sintió nuevamente el lejano efluvio de su pareja, se sintió emocionada y que valió la pena escapar.

   Corrió en busca de ese embriagador aroma, al llegar al enorme río que divide de forma natural el lindero con la Manada Celeste sintió que se alejaba cada vez más el efluvio.

   Así que se lanzó al caudaloso río. 

   Los lobos no eran los mejores nadadores, pero Kila era una loba fuerte y luchaba además sin cansarse por el río dejándose llevar por la corriente y atenta al momento que deba salirse.

   Estaba muy contenta, ahora el aroma era más perceptible.

   Se estaba acercando, pero de repente su loba la abandonó.

   Fue algo espeluznante y nunca antes vivido, quedó ella en su forma humana, no solamente asustada, ahora el río era tan fuerte que ella no podía ni siquiera mantenerse a flote.

—Kila, ¿qué es esto, ay diosa protégeme? —murmuró una plegaría desesperada y ya tragando agua—. ¡¡¡Auxilio!!!

   Baly corría a la orilla del río, sentía cerca a su luna, pero de repente desapareció el rastro, decepcionado paró viendo hacia el bosque, cuando escuchó los gritos desesperados de una mujer en el río.

   «Baly, se ahogará»

   «¿Qué diablos hace una humana dentro de este río tan caudaloso?».

   «Sé que estás decepcionado, pero debemos salvarla».

   Baly saltó al río y casi de inmediato vio el cabello largo de una mujer, ya no gritaba, nadó a toda velocidad y se metió bajo el pecho de ella y la empujó a la orilla.

   «Hazte cargo Kevin, no puedo dar resucitación con mi hocico».

   Kevin se materializó y se sorprendió al ver a la chica desnuda por completo.

   —Hey, muñeca, por favor, no te mueras, eres muy bonita para que te mueras —Kevin le dio masaje cardiaco y sopló en su boca tapando su nariz, contaba cuando le daba el masaje y soplaba, hasta que logró que Briana escupiera mucha agua, raspando la garganta y con la nariz irritada—, eso es cariño, regresaste bonita —Kevin se sentía en verdad muy contento, había salvado una vida humana.

   —¿Quién eres tú? —preguntó Briana desconcertada y tratando de quitarse a ese hombre enorme de encima.

   —Tu salvador muñeca, pero solo llámame Kevin —le respondió él regalándole su mejor sonrisa.

   —Por favor —Briana tosió…

   —Con calma, preciosa —Kevin acarició su espalda tratando de calmar los espasmos de Brianna que no podía hablar de tanto toser.

   —No lo entiendo, pero por favor.

   —Estás desconcertada —Kevin la abrazó—, ya estarás mejor.

   —Pero suélteme de una vez.

   —¡Ah!... —Kevin estaba estupefacto con esta humana malagradecida.

   —Sí, suelteme —espetó un poco más claro Briana, aparte de sentirse muy confundida por la abrupta pérdida de su loba, este hombre loco insiste en manosearla—. Usted no puede dirigirse a mí con ínfulas y confianza, debe respetar mi posición como… —Briana no podía creer que este hombre la tratara de esa manera, desde que tiene uso de razón todos los hombres lobo la han tratado con el respeto que se merece como Alfa heredera, y los humanos no son así de atrevidos, ella estaba aún muy aturdida.

   —Pero qué diablos, eres una malagradecida, te acabo de salvar de que te ahogaras, mujer absurda, ¿quién te crees?

   Briana estuvo a punto de decirle que ella era la Alfa de la Manada  Luna de hielo, pero entonces no percibió aroma, no sabía si era humano o licántropo.

  «¿Qué es esto?»

   Briana olfateó el pecho del hombre nerviosa.

   —¿Qué te pasa, mujer?, ¿tienes una contusión acaso?

   —Es que no puedo —Briana volvió a callar—, ¿tú eres humano? —Briana lo observó y no sabía de qué otra manera decirlo, pero es que no detecta nada en él, así que volvió a olerlo, Kevin que está seguro que ella es una humana, solo entiende que ella está loca.

   —Salgamos de aquí, que te vea un médico.

   —Pero no me contestaste, porque no puedo entender, ¿qué me pasó?

   —No soy un alien, no te preocupes.

   —Un momento ¿por qué estás desnudo?, los humanos no pasean desnudos.

   —Bueno muñeca, estoy muy seguro que eres humana y también estás desnuda, no te preocupes, no estabas haciendo cosas indebidas conmigo, si lo hubiéramos hecho lo recordarías.

   —Quiero ir con mi familia.

   —Está bien, yo te llevaré, pero creo que primero debo llevarte a un hospital.

   —No… —los licántropos no iban a hospitales, tampoco lo necesitaban y si fueran por casualidad, los médicos humanos se darían cuenta de que no son humanos normales—. Este, muchas gracias, pero solo quiero regresar a mi casa.

   —Bueno te llevó a tu casa entonces.

   —Es que no puedo llevarte a mi casa.

    —Por eso dije que te llevaría yo —Kevin se echó a reír—, salí a dar un paseo y me conseguí con la chica más extraña que he conocido, aunque es un placer verte —la inspeccionó de arriba abajo—, solo ven, al menos déjame encontrarte algo que ponerte, estas tiritando de frío.

   Era cierto, ella jamás había sentido un frío semejante, él trató de acercarse a ella para llevarla y ella dio un paso atrás.

   —No puedes entender que no puedes tocarme, que no somos iguales.

   —Niña presumida si quieres congelarte es tu problema, yo me voy —Kevin dio dos pasos lejos de ella y volteó a verla, no era un ser despiadado, no podía dejarla allí con los labios azules de frío—, vendrás conmigo por las buenas o por las malas.

   —No puedes obligarme, eres un simple hombre.

   Kevin sonrió y fue por ella y estiró su mano para cargarla como un saco, pero ella hizo una maniobra defensiva que lo sorprendió y casi le hace una llave, pero era una humana sin fuerza comparable con él.

   La dejó hacer, sabiendo que no podría moverlo y en ese momento vio en el antebrazo izquierdo de ella un tatuaje de una luna llena entre dos nubes, él vio ese tatuaje en Luna Thalia.

   —¿Qué demonios hace una humana en Luna de Hielo?

   —Cómo sabes el nombre de mi manada.

   —Los humanos no tienen manadas, niña —Kevin le respondió sin titubeos, ahora sabía que ella sabía de los licántropos.

   —¿Quién eres?

   —Mi nombre es Kevin Taylor.

   —Eres el Alfa que planean casar conmigo…

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