Corazón de Alfa por contrato
Corazón de Alfa por contrato
Por: Karina Peña De Goncalves
Capítulo 1. La vida cambia en un instante

  Briana practicaba con su padre con las espadas, esta vez estaba cerca de poder vencerlo y la alegría de poder contra el fuerte Alfa era embriagadora.

   —Ríndete padre —expresó con dientes apretados y su padre sonrió con la espada contra la suya, se agachó y dio la vuelta para sorprenderla, pero ella logró defenderse y frenar el ataque.

   —Has aprendido hija, eres una poderosa Alfa, mejor que yo a tu corta edad.

   Briana se sintió orgullosa y abrazó a su padre.

   —Aprendí del mejor —expresó orgullosa de él.

    En ese momento el viento cambió de dirección y sintió el ligero, pero inequívoco efluvio, su pareja destinada, estaba cerca, por fin.    

   —¡¿Briana a dónde vas?! —gritó su padre cuando la vio saltando desde la terraza en dirección al bosque.

   —Mi mate… —fue la única declaración de Brianna y no le importó las indicaciones de no adentrarse en el bosque.

   Briana escuchó los llamados preocupados de su padre, pero no le importó, necesitaba alcanzar a su pareja.

  «¿Dónde estás?, siento que te alejas» —dijo dentro de ella ya que ahora ha permitido que su loba Kila tome el control, recorre muy rápido afincando sus grandes patas para impulsarse a ir más rápido, pero el dulce aroma cada vez está más lejos sin importar sus esfuerzos.

  «Ya no lo alcanzaremos» —se lamentó su loba y dio un aullido lastimero.

   En ese instante Briana fue consciente de su padre pasando por su lado para ponerse delante de ella y del repugnante aroma apestoso de lobos Rogues.

   «Maldición, Kila, son Rogues»

  «Y es más de uno» —le respondió su loba tensando los músculos detrás de su padre que es más alto que ella.

  «Mantente detrás de mí, pase lo que pase» —le indicó su padre por el link de conexión entre ambos.

   «También pelearé padre»

   Cinco lobos aparecieron, grandes, corpulentos y con las fauces llenas de saliva.

   Los Rogues eran lobos renegados, sin manada ni ley, forajidos que perdían los dones de la luna como la felicidad de encontrar a un mate, por desobedecer las reglas que debe seguir un lobo en la manada. 

   El Alfa Albert gruñó y saltó en dirección a los primeros tres lobos, Briana fue por los últimos dos. 

   Briana alcanzó el cuello de un Rogue, ella era una loba Alfa, era más fuerte que una loba promedio.

   Pero estos lobos eran brutales y estaban acostumbrados al combate.

   Ella apretaba con todas sus fuerzas el cuello del lobo y el otro se montó encima de ella.

   Clavó sus colmillos en su costado haciendo que ella soltara su presa y diera vueltas con el otro lobo mientras el primero se recuperaba. 

   «Kila en guardia, no nos podemos dejar vencer» —espetó Briana a su loba.

  Con el incentivo que da su determinación se puso en pie y se movió como un rayo.

  Cayó encima del lobo que la tumbó y controló con sus enormes patas. 

  Él lanzaba mordiscos, pero estaba dominado por la Alfa que mordió ahora el cuello en el ángulo preciso dejándolo muerto.

   Volteó para ir por el siguiente y no estaba, corrió y lo buscó, pero entonces miró hacía donde su padre peleaba con tres lobos y ya lobos de su ejército se escuchaban cerca.

   Kila corrió hacia su padre y vio algo que nunca olvidaría en su vida.

   El lobo Alfa fue vencido. Uno de ellos alcanzó a su padre con sus garras y ella vio su pecho abierto y cercenado, sin corazón, la sangre roja brillante fluyendo de él.

 «¡¡¡Papá!!!»

   Sintió que era su propio corazón y gritó, furiosa y fuera de sí mordiendo sin descanso hasta que llegaron los rescatadores, pero tres de los cinco lobos escaparon.

Briana poco a poco se fue materializando, su loba Kila gimoteaba dentro y ella no podía dejar de sollozar.

—Lo siento, lo siento papá, todo es culpa mía....

   New York

   Un día después

  Kevin Taylor estaba en su lujosa oficina, esperando que llegara su padre que por teléfono le había ordenado una tarea imposible y absurda. 

    Se asomó por la pared de cristal y afincó el puño cerrado viendo los edificios aglomerados de New York.

   —Kevin, ya están aquí —le dijo su asistente con una mueca de resignación desde la entrada de la oficina y le hizo un asentimiento con la cabeza dándole ánimo.

   —Hazlos pasar, al menos debo escucharlos —espetó Kevin de mala gana.

   Kevin caminó hacia la sala de reuniones que daba con una puerta divisoria de su oficina  y esperó de pie.

   El primero en entrar fue su padre, Ryan, lo miró y a través de la conexión telepática que comparten le pidió calma. 

    «Por favor primero escucha lo que venimos a decirte»

    —Kevin tengo el grato honor de presentarte a Thalia, Luna de la manada Luna de hielo —Ryan el padre de Kevin la presentó con toda la pompa ceremonial que merece un acto protocolar entre Alfas.

   Kevin hizo una genuflexión en señal de sumo respeto, a pesar de que Kevin es un alfa heredero, Thalia es ahora una Luna gobernante, algo ya extraño para empezar.

   —Es un verdadero placer —exclamó con voz dulce la mujer elegante y que no aparenta más de 40 años y la acompaña una mujer mayor que no era humana del todo.

   Kevin detectó en su aroma que era hechicera y no le gustó, le tiene desconfianza a los hechiceros, la mala cara de la anciana al mirarlo no ayudaba.

   —El placer es nuestro al recibirlas, siéntense por favor.

   —Muchas gracias, mi acompañante es Zulma, hechicera de mi manada —contestó Thalia con educación, pero muy seria.

    —Pensé que la acompañaría su hija —expresó Kevin desconfiado—, no me gustan los hechiceros, perdón señora, no es personal —expresó con falsa educación.

   Ryan se tensó y Thalia apenas sonrió.

   —No es mi problema cuáles son sus gustos, yo gobierno en mi manada, así como Ryan la de él, se hará lo que nosotros dispongamos, no tiene importancia si mi hija no está presente —respondió la mujer con la nariz en alto.

   —Touche —respondió Kevin sonriendo y se sentó en el lugar de quién preside la reunión—. Mi padre es Alfa de la manada Celeste, pero yo manejo los negocios y usted lo que vino a plantear fue una negociación, así que depende de mí, luna Thalia.

   Thalia ajustó su posición en su asiento, no quería dejarse intimidar por el joven Alfa.

   —Mi planteamiento es provechoso para ambas manadas —expresó con voz sosegada—, lo que ofrezco es el derecho a la explotación del 50% de mis minas, mi territorio es rico en diamantes como bien lo saben, a cambio quiero la protección de ustedes, es algo conciso y directo…

   —Ni tanto señora, si es conmigo como Alfa —completó Kevin, pero la mujer no se dejó intimidar.

   —Planteo una transacción netamente comercial humana, mi manada tiene a mi hija que es la Alfa, quiero que usted sea su consorte, como no has encontrado tu pareja destinada es viable, así que deberán casarse, pero no podrás marcarla ni ella a ti, al encontrar su camino destinado podremos separar la alianza con un simple divorcio humano.

   Kevin se echó a reír.

   —Lo que me proponen es que sea el hazme reír de nuestros adversarios, defender una manada a la que no tendré plenos derechos con una cachorra como esposa.

   —Es la solución temporaria a nuestros problemas —objetó Ryan—, debemos unir nuestras manadas para protegernos, ahora que se han unido facciones de Rogues, es cuestión de tiempo para que nos invadan, Luna de hielo está al sur de nuestra manada, si es invadida tendremos a los enemigos a un paso de nuestro territorio.

   —Entonces los enfrentaremos, me hago responsable de mi manada y de su protección, nosotros no necesitamos de sus diamantes ni de que me embalen a una cachorra malcriada que ni siquiera tuvo la delicadeza de presentarse en esta reunión ya que sabe que es del todo ridícula.

   —Alfa Ryan, me retiro, estaré en New York solo hasta mañana en la mañana, ya expuse lo que vine a decir.

   Padre e hijo quedaron solos.

   —Necesitamos está alianza Kevin.

   —Padre ¿es que acaso quieres castigarme por revelarme?, es cierto que reniego de que no tengamos libre albedrío como hombres normales y podamos escoger nosotros a nuestra mujer y no la magia, pero...

   —¡No somos solo hombres, somos licántropos! —gritó Alfa Ryan—, nos debemos a nuestra luna y a nuestra manada, esto que te pido no es algo que disfrutemos la luna Thalia y yo, es lo necesario, en la manada está tu madre, tus hermanas.

   —¿Por qué viene ella y no el Alfa de su manada?

   —Está muerto, ya Rogues los atacaron, es una decisión desesperada.

   Kevin bajó el tono viendo que en realidad había urgencia, esos Rogues regresarán y con más de ellos.

   —Bueno, pero si dividimos al ejército, igual puedo ayudar a cubrir las fronteras.

   —Por cuánto tiempo, quieres que le pida a mis guerreros que ya son pocos que abandonen a sus familias por un territorio ajeno, debemos mantener la armonía, Luna de Hielo no pide caridad, plantean un acuerdo, pero no te diré nada más ¿de verdad consideras exponer tu pueblo a guerras internas con tal de conservar el orgullo? ¿Qué clase de Alfa serás para cuando tengas tu propia manada?

    —Seré un Alfa que no se vende…

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