Destinado
Destinado
Por: AirinneBl
1

Aún recuerdo ese día cuando había recibido ese resultado, estaba completamente molesto y decepcionado, ¿cómo puede ser posible que resultara ser un omega?, mi aspecto físico no concernía a uno de esos simples omegas, incluso en tiempos de la secundaría los Omegas se me acercaban diciendo que mi aroma los atraía.

Eso fue tan confuso, volví a realizarme la prueba, aunque mi padre me haya dicho que no existía la posibilidad de que hubiera un error, para mi molestia obtuve el mismo resultado, comencé a investigar mientras tenía mi tiempo libre de la universidad. Todo me llevaba a una historia antigua, aseguraba que en un capricho de la Madre Luna haría que un Omega cumpliría las mismas funciones que un Alfa, será desapercibido con un aroma a Chocolate al igual que un Alfa que solo su destinado lo podrá reconocer sin necesidad de que entrara a celo, ya que el Omega fruto del capricho solo en su celo su aroma se volverá más dulce haciéndose notar que se trataba de un Omega. Lo que más atrajo mi atención es que la voz de mando de un Alfa no me doblega al igual que los demás Omegas o Betas, pero no así con ese, si otra vez vuelve ese Alfa destinado. No sé cuál fue el estado emocional de la Madre Luna al crearme, por qué hacerme de una forma Omega invencible si solo un Alfa tendrá poder sobre mí, solo espero no encontrarlo.

Está bien perdón Omega, pero sabes a qué me refiero, jamás haría algo para herirte, somos uno.

¿Chocolate? ¿en verdad? Aborrezco el sabor y el aroma ni hablar. A los 20 años note algo raro en mí, una semana antes que empezara con mi celo, buscaba desesperadamente ropas y otras pertenencias de mis progenitores para llevármelos a mi cama, hacían que me sintiera seguro y protegido, debía utilizar supresores tanto en mi cuerpo y para asegurarme también lo colocaba a un atrapa sueños que tenía colgado en la ventana para evitar cualquier visita inesperada.

Desde niño me apasionaba ver las películas de investigaciones. Tanto que una vez que terminé la secundaria comencé a estudiar criminología.

Recibiéndome a los 22 años. Para mi frustración, para el ingreso en el gobierno exigían como uno de los requisitos es que fuera Alfa, tenía todo, fui el mejor egresado, físicamente todo indicaba que sería un buen investigador, incluso había estudiado defensa personal. Todo lo tenía listo para iniciar lo que me apasionaba.

Pero no me detuve, decidí iniciar mi propio negocio de investigador privado, pero para solventarlo debía trabajar, no quería ir muy lejos de lo que me apasionaba entonces, entré en una promoción de una revista importante, esta había hecho un concurso para la mejor imagen brindaban un viaje todo pago para dos personas.

Salí ganador y les ofrecí a mis padres el viaje, como un buen hijo. Aprovechando mi cercanía en ese concurso, logré que me entrevistaran para volverme en uno de sus colaboradores independientes. No quería perder tanto tiempo dentro de la empresa, me gustaba estar por las calles y más seguir con mis investigaciones.

Hoy día tengo 26 años, vivo en un departamento dentro de un edificio no muy ostentoso, pero era bueno, no tenía contacto con mis vecinos, no es como si necesitara socializar, nunca fui bueno conociendo personas.

Mis días son muy tranquilas, luego de un buen desayuno, me preparo para llevar las fotos que tomé para la temática de verano que me habían pedido. Visto mi sudadera roja con capucha, unos jeans negros y unos tenis blancos especiales para realizar deportes. Con mi bolso llevando cruzado a mi pecho bajo por el ascensor. Obvio estar en el 5to piso no me agotaré solo con bajar las escaleras. Tengo mucho que hacer luego de ir a la revista.

A.V.S. es la revista considerada más importante, siempre tienen el récord en venta, con entrevistas con las personas más importantes del país.

Un gran edificio, me encuentro aquí frente a él, solo espero que no se encuentre el dueño, se quiere pasar por muy amable, si no fuera por la buena paga que me da por esas simples fotografías ya me hubiera largado.

—¡Mateo! —Saluda animada Emma la secretaria, yo intentando pasar desapercibido y esta omega emocionada coqueteándome.

—Emma, ¿tienes mi sobre?

—¿Por qué nunca saludas? Siempre te recibo con mucho cariño y tú eres muy malo. —Sus labios se abultan en un puchero, que se supone debe ser adorable.

—No tengo tiempo, aquí tengo las fotos de verano... me imagino que el señor Brown ya dejó preparada mi paga.

—Eres un Alfa malo, si aquí tienes. —Seguía con la mirada triste como si esperara conmoverme.

—Gracias —Digo tomando el sobre, pero ésta no termina de soltarlo, ¿a qué cree que está jugando? —¿Puedes dármelo?

—El señor Brown quería que le avisara cuando hayas llegado espera aquí...

—Dile que pasaré otro día —No importaba que tanto le decía que no podía quedarme, esta arremedo de secretaria llamó a la oficina informando que me encontraba en recepción.

—¡Mateo! —El señor Brown saliendo de su oficina de inmediato con esa gran sonrisa que odio, un Alfa de pura cepa, pero un asco, en fin.

—Señor Brown no tengo mucho tiempo, lo siento

—No me llevará mucho tiempo —Dice guiándome a su oficina, mientras suspiro profundo, dándome cuenta que no seré librado de una de sus conversaciones.

—Será un momento señor. —digo con toda la sequedad del mundo, hasta ahora me pregunto cómo puedo seguir aquí con el trato que le doy. He oído que el señor se sentía atraído por otros Alfas, solo espero que no quiera meterse conmigo porque le haré papillas.

—Mateo, quiero pedirte un gran favor... tú eres uno de los mejores fotógrafos con quien contamos aquí. La verdad es que no sé por qué no quieres un contrato con nosotros, te ofrezco un excelente sueldo.

—Señor ya hemos hablado, no me cierro a una empresa, si intenta convencerme de nuevo. Lo siento tendré que irme. —Digo intentado salir de la oficina.

—¡No Mateo espera! No es sobre eso que quiero hablar, ya sé que no lo vas a aceptar, pero tengo otra propuesta

—¿Cuál? —Digo sin mucho interés volviendo a la silla frente a su escritorio.

—Quiero que guíes a mi hijo...

—Creo que se equivocó señor, soy fotógrafo no niñero.

—Tranquilo Mateo, a Diego le gusta la fotografía, pero le falta algo de tacto. Te pagaré si es que lo aceptas.

—¿Exactamente qué quiere que haga señor?

—Solo déjalo que te acompañe para que aprenda de ti...

Suspiro con fastidio, aunque no me vendría mal un poco más de efectivo. —¿Cuantos años tiene su hijo?

—¿Diego? Tiene 26 años... —Responde con simplicidad.

—¡¿26?! ¡Ya no es un niño! ¿por qué no solo lo mete a estudiar?

—Ya se recibió, pero le falta lo que tú tienes. Te ofrezco 2000 al mes.

—3000— Exijo para que me dijera que no lo aceptaba así yo me retiraba sin cuidar a un bebé llorón de 26 años.

—Está bien— acepta y yo maldigo en mis adentros, ¿acaso este hombre no le duele despojarse de tanto dinero? —¿Cuándo inicia?

—Veré la siguiente semana, cuando esté de vuelta con las demás fotos— Me ofrece la mano para cerrar el trato, cuando la estrecho, me toma la mano de una forma que se me eriza la piel, pero del asco, ¿acaso me está coqueteando maldito Alfa?

—Gracias Mateo— me agradece con esa sonrisa que me gustaría darle un golpe en el rostro.

Al salir de esa oficina como si fuera poco me encuentro con Emma intentando tomar algo que se le había caído del escritorio, con el trasero hacia mi dirección. ¡Que acaso todos actúan con las hormonas!

Perdí tanto tiempo en la revista que me ha quedado muy poco tiempo para realizar mi investigación.

—Solo espero que ese Diego no sea un idiota como su padre...

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo