Capítulo 45

Alana.

PEDIDA DE MANO.

La reunión había demorado más de lo planeada, y aunque pensé que eso sería razón suficiente para que Farid desistiera de su idea, ahora mismo estábamos pasando el puente improvisado por debajo de los muros, mientras una caravana de escoltas y guardias, nos seguían el paso.

Me mordía la boca por dentro y solo imaginaba escenarios. Pero de cierta forma también rezaba, porque mi padre, que se destacaba por ser tosco e imprudente, en muchas ocasiones, mantuviera la compostura frente a Farid.

Sin embargo, era el rey de Angkor el que estaría delante de él, ¿no? Era casi obligatorio que debía portarse a la altura.

De un momento a otro, y entre mis pensamientos, sentí cómo la mano de Farid envolvió la mía, haciéndome girar hacia él.

—Tienes las manos heladas… —Sentí un poco de pena para con él, pero afirmé.

—Creo que estoy muy asustada… —Farid me sonrió, y como costumbre suya, besó el dorso de mi mano.

—¿Cuál es la razón?

—Mi padre, por supuesto… a veces es…

—¿Y tienes
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