Cap. 3 El gato del conflicto

“Quien no respeta a los gatos, se desprecia así mismo”

Al menos disfrutó de deshacerse del último recuerdo de su ex amor y lo único que pudo hacer a partir de allí es encerrarse en su casa sin contestar el teléfono a nadie.

Roger recibió en su móvil una notificación que decía:

“Mira lo que está saliendo en las redes”.

Cuando revisó, una voz femenina decía:

“Un caso de crueldad animal se vivió en Tribeca cuando un hombre visiblemente drogado lanzó a su mascota a la basura, nada puede explicar este acto de maldad de parte de ese sujeto”

Roger afinó la vista y reconoció las placas del auto de

Brian: ¡Rayos! ¡Era el auto de Brian!, ¡ese sujeto era Brian! Inmediatamente, lo llamó y nada, no contestaba, en redes lo hacían pedazos y hasta pedían la cárcel… Momentos después salió la foto de su amigo y sus datos, alguien se había tomado la molestia de investigar a fondo lo pasado y ahora pedían cárcel para el sujeto.

Roger tomó sus llaves y salió disparado para ir a avisarle a su amigo; sin embargo, cuando llegó la policía estaba allí y se alarmó:

—¿Disculpen a quién buscan?

—Brian Rosenberg.

Esto estaba mal, muy mal.

Brian escuchó el timbre y salió mal genio y cuando abrió a Roger junto con dos policías que preguntaron:

—¿Usted es Brian Rosenberg?

Frunció el ceño y dijo molesto:

—Sí, ¿qué sucede?

—Queda detenido por crueldad animal.

¡Qué! Roger iba con él intentando detener la operación y cuando llegaron a la jefatura gente con carteles con NO A LA CRUELDAD ANIMAL; LOS ANIMALES TIENEN SENTIMIENTOS; CÁRCEL A LOS MALTRATADORES DE ANIMALES.

Se dio cuenta de que estaba en problemas y que la gente le gritaba improperios:

—¡Maldito! ¡Lánzate tú a la basura, desgraciado!

Cuando entró vio a una joven hermosa de cabello castaño largo con uniforme color café y sosteniendo al engendro del mal entre sus brazos.

—¡Es él!—señaló la joven.

Roger le dijo en voz baja:

—Llamé al abogado de la empresa, vendrá pronto a sacarte de este lío.

No podía creerlo y cuando lo entrevistaron lo trataron como a un bicho, la joven detallaba todo lo visto y mostraba el video, la muy condenada había filmado su momento de rabia a todo color y con esas pruebas ni hablar estaba jodido.

Roger le preguntó:

—¿Ese gato es tuyo?

—Me lo dio Kelly de consuelo…

El abogado de la compañía, visiblemente preocupado, le dijo:

—El caso es contundente, te tienen en video y se te ve la acción de deshacerte del animal, o es cárcel o una multa.

Brian dijo entre dientes:

—¿Por un maldito gato?

—Es penado el maltrato a los animales, Brian, penado, puede costarte siete años de cárcel—lo vio palidecer—o una buena multa.

Su corazón repiqueteaba: Multa, multa, multa.

Afuera los defensores de animales con carteles con la imagen del gato gritaban contra él y más cuando se enteraron de que era un CEO, se pusieron a decir algunos: Rico opresor, te apesta la vida, por eso lástimas a los inocentes.

Lo que no esperó es ver a su jefe y líder del consorcio Vans, frente a él, vestido deportivo y visiblemente enfadado por la mala publicidad que generaba sus acciones.

—Hola, Geraldo, esto es una locura…—intentó sonreír y le salió una mueca—todo es un malentendido…

Vans estalló en esos momentos en cólera:

—¿Qué pasó por tu cabeza al tratar a ese animalito de esa forma?

Podía decirle que ese animal representaba todo su pesar y desengaño y miles de cosas…

—Has puesto a Vans y asociados en un mal termino, todos hablan del CEO cruel y asocian a Vans como una empresa que odia a los animales.

¡Rayos!

—Y eso no es todo, Puchi Cats y Dogs que iba a firmar con nosotros no lo va a hacer por tu culpa—lo señaló.

¡Más rayos! Puchi era el dueño de la mayor fábrica procesadora de alimentos para gatos y perros de todo el país, además de un fanático acérrimo de los animales, decían que era dueño de una mansión en donde solo vivía él y cientos de perros y gatos, estaba forrado en dinero y él manejaría su cuenta y ahora…

—No te perdono aquello, no debiste haber hecho eso, perdimos millones en dinero, me has costado millones.

Estaba mudo, es decir, no le salía ni las palabras…

—Escucha, eres bueno, el mejor, pero esto es… Terrible, dejaste la imagen de la empresa mal, debo de despedirte.

¡Qué! Miró con sus ojos negros desorbitados a su jefe y hasta ese instante amigo:

—¡Estoy mal, bateado y ponchado y tú me quieres botar!

—Tú te botaste solo Brian.

Entonces le dijo a su jefe y ex amigo desde ese momento:

—Te he dado los mejores tratos de tu vida y me quieres botar por un arranque de rabia…

—Es cuestión de imagen… La imagen para nosotros lo es todo.

—Mi novia me dejó en el altar, quedé como un tonto frente a todos y me dejas sin empleo y mal…—estaba a punto de llorar de la rabia.

—Lo sé todo, estuve allí y me dolió lo que viviste, pero esto es serio, hablamos de la imagen de la empresa que me costó años cimentar…

¡Todo por un maldito gato! Era una mala broma, sin duda.

—Bien, ok, tú ganas… Me echas…

—Lo siento Brian, debes de superar los problemas, no meterte en más líos.

Eso era todo, su vida se acabó por causa del gato, afuera querían lincharlo, en redes lo hacían pedazos y ya había memes del bota gato como le decían.

Abigail llevó al refugio a Míster Fritz, este se veía abatido:

—Tranquilo pequeño, todo va a salir bien, te lo prometo.

Cuando llegó le dijeron que el refugio estaba lleno, así que le pidieron que se quedara con el gato hasta investigaciones, ella gustosa lo llevó a su casa. En redes gente se ofrecía a cuidar del gato y lo usaban como un emblema del maltrato animal.

Roger llevaba a Brian a casa, la multa de cincuenta mil dólares no le habías sentado nada bien, cuando llegó al edificio vio al administrador esperándolo:

—Señor Rosenberg…

—Señor Secada.

—Señor Rosenberg los inquilinos han mostrado cierta reticencia en que usted viva con nosotros…

¡Qué m****a!

—Es por las mascotas, es que no imaginamos que usted odiaba a las mascotas.

—Yo no…

—Queremos que se vaya del edificio.

Entró en su departamento y comenzó a tirar todo lo que podía y Roger le dijo a su amigo:

—No debes dejarte llevar.

—Mi vida se volvió una m****a… Y todo por ese gato—tiraba un jarrón.

—Escucha, no todo está perdido, departamentos hay muchos y puedes buscarte uno mejor…

Brian caía al piso llorando:

—Mi vida es una gran m****a… Lo perdí todo, todo…

Era duro verlo así de mal y le costaría recuperar su imagen. Frente a todos.

Abigail colocaba un poco de comida para gatos en un platito y se lo ofrecía a Míster Fritz que comenzó a devorar la comida y la joven pensó en ese momento:

—¿Cómo alguien puede tratar mal a un animalito como este?

Buscó en redes sobre el sujeto y vio varias fotos del sujeto en un yate, con un auto del año y junto a una hermosa mujer…

—Lo tienes todo, menos sentido común—dijo ella enojada.

Entonces leyó sobre la boda fallida y su debacle social:

—Así que te dejaron vestido y alborotado y para vengarte de la vida te desquitaste con esta pobre criatura—miró al gato comiendo.

Era una locura, siempre miró las revistas en donde sus clientes mostraban vidas perfectas y mascotas perfectas y felices, siempre creyó que las mascotas eran el reflejo del alma de sus dueños y ahora… Tal vez las cosas no eran como ella pensaba, vio que en redes salía hablando el mayor defensor y se podría decir que el padrino de los perros en el país, Puchi Cats y Dog, él mismo se había cambiado el nombre por ese extraño, pero que resultó un emblema de amor y cuidado de mascotas. Este decía aireado:

—Propongo que el gato Míster Fritz venga a vivir conmigo en mi mansión.

Loable, el tipo tenía varias mansiones en todo el país en donde se hacían santuarios para perros, además de regentar refugios y sitios en donde se protegía a las mascotas, lo que siguió fue impactante:

—Sin embargo, la experiencia me ha dictado que un dueño debe aprender a hacerse responsable de sus mascotas y ese joven Rosenberg debe de hacerse cargo del gato, es más desafío al joven Rosenberg a cuidar de Míster Fritz y recibir todo el amor que ese angelito tiene por darle y sé que transformará su vida… Es más, el señor Rosenberg es un CEO muy talentoso y si logra conectar su alma a la del gato y descubrir todo el amor que este le puede dar, firmaré exclusivamente con Vans y Asociados un contrato financiero.

Eso no se lo esperó y más cuando muchos CEOS de la ciudad comenzaron a dar sus opiniones sobre el asunto, entonces todo adquirió una dimensión diferente.

Roger recibió el mensaje de Cats y Dog y miró a su amigo bateado y con pocas ganas de vivir y le dijo:

—Mira no todo está perdido, Cats y Dog dice que te devolvería el contrato si logras conservar al gato…

¡Qué! Le quitó el móvil y vio el mensaje, las redes se debatían entre el bien y el mal, algunos de sus compañeros apostaban que no lo lograría, otros no confiaban en él para darle a un gato. Una mujer decía que si deseaba desaparecer a su bebe se lo daría a él.

—¿Es eso cierto?

—Eso acaba de decir Puchi y es como una segunda oportunidad en la vida.

Vans lo llamó enseguida, apenas el desafío tocó las redes:

—Querido niño, tenemos que hablar.

Ahora todo volvía a cambiar, se sentía como la marea de la playa más solitaria, cambiando y variando y ahora todo parecía tomar otro curso, solo que en este el que surfeaba sus aguas era un gato.

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