Después de la aparición de Nicolás

Tan pronto como llegamos a la casa de Alissa, nuestras camas ya estaban hechas en el piso de la sala. Nos cambiamos de ropa y nos tiramos en los suaves colchones. Me acosté entre dos. Miré a Val y dije:

- No puedo creer que me hayas besado en la boca. Nicolás es simpático, simpático...

- Hermoso. – completó Alissa.

- Muy bonito. Creo que deberías casarte con él. - Bromeé.

Ella puso los ojos en blanco, aburrida:

- Ni siquiera volveré a estar con él.

- ¿No coincidieron en nada, Val? pregunté con sorpresa. - ¿Como asi? Incluso esperó nuestro taxi. Sabemos que no todo el mundo hace esto. Solo los chicos más importantes y apasionados. Formé un corazón con mis dedos para ella.

- Ni siquiera empieces, Julieta.

- ¿Como no? Es hora de sacar a Adriano de esta pequeña vida. - Bromeé.

- Por supuesto... Después de que elimines a Cadu. – se burló ella.

- Está bien, me retracto de lo que digo. Levanté mis manos en señal de paz.

- Pobres rechazos. dijo Alisa.

- No soy rechazado. Cadu simplemente no va a los mismos lugares que yo.

"Oh, sí…" se rieron.

En mi opinión, él realmente no me rechazó. Simplemente no estábamos juntos porque nunca nos volvimos a ver. Pero estaba seguro de que cuando nos volviéramos a ver, empezaríamos a salir. Lo extrañé inmensamente. ¿Él sintió lo mismo?

¿Por qué pensé que fueron rechazados y yo no? Porque Saul sabía que Alissa estaba loca por él. Aún así, él solo presumió y no se quedó con ella. Creo que solo porque sabía que la hacía sufrir. ¿Alguien le dijo alguna vez? No claro que no. Pero simplemente estaba escrito en sus ojos. Sin mencionar el hecho de que dondequiera que fuera durante el descanso de la clase, estábamos cerca, incluso sabiendo cuándo iba al baño. Alissa era rubia y tenía algunas locuras de vez en cuando para “asesinar” su cabello. Tenía ojos marrones claros y luchaba a diario con la balanza en busca de su peso ideal. De todos nosotros, ella era la más divertida y no le importaba mucho todo. También el menos centrado en los estudios. No importaba si me iba bien o mal en mis notas. A menudo la alentamos a que se dedicara como lo hicimos nosotros. Ella no se disculpó y dijo lo que pensaba. Y rara vez estaba de mal humor. Siempre la recuerdo sonriendo. Tampoco tenía muchos parámetros para elegir sus “parejas”. Tomé lo que estaba frente a mí. A veces se involucraba con alguna... Hasta que encontraba otra más interesante.

Adriano? En mi opinión, un idiota. Ni siquiera nos saludó, a pesar de que nos encontramos en varios lugares comunes. Valkyrie era una chica extremadamente hermosa. Era morena, con el pelo muy oscuro y brillante, a veces lacio, a veces voluminoso. Delgada, con curvas a tu medida. Tenía ojos claros y era la más alta de todos nosotros. Me atrevería a decir que también era la más inteligente, ya que siempre sacaba las mejores notas. Val tenía toda su vida planeada y sabía todo lo que iba a hacer cuando terminara la escuela secundaria. ¿Si estaba obsesionada con Hadrian? Un poco, pero aun así nada lo distrajo. Y creo que por eso no le importaba estar con nadie. Me parecía que sus estudios eran más importantes que cualquier otra cosa.

Y ahí estaba yo... Cabeza del aire. Sólo corazón y emoción. Y sin motivo Y yo todavía pensaba que yo era el más sensato. La verdad es que ellos fueron mi vida y no podría haber imaginado mejores personas para formar parte de mi adolescencia, el mejor momento que viví, que ellos.

- Voto por que te quedes con Nicolás y que sea amigo de Cadu y los cuatro vivamos felices para siempre. - Yo hablé.

- Yo también. Y encontraré un compañero para vivir feliz para siempre contigo. dijo Alisa.

- ¿Besa bien, Val? pregunté con curiosidad.

- ¿Cómo sabré? Es el segundo que he besado en mi vida.

- Parece un buen besador. dijo Alisa.

- Y la boca también… - Observé. - Boca grande, buen beso.

- Le has echado el ojo, ¿verdad? - Val se burló.

- Para ti amigo. - Bromeé.

- Puedes tomarlo... Definitivamente no quiero. – confesó ella.

- No... Sí, lo hará. - insistió Alicia.

- No me gusta el. Estuvo bien, pero no necesito repetirlo.

- ¿Pasarás el resto de tu vida esperando a Adriano? - Yo pregunté.

- No... Igual que hace seis meses que no esperas a Cadu.

- Esta dolía dentro de mi corazón. – Jugué a decir mentiras, a decir la verdad.

- De todos nosotros, eres el más obsesionado. dijo Alisa.

- Chicos, me acabo de enamorar...

"Te liaste con él una vez…" afirmó Val.

- Y nunca te quedaste con Adriano. - Respondí.

- Pero lo veo varias veces... Está en todas partes. Es como si Cadu fuera un fantasma. Si no lo hubiera visto esa noche contigo, podría haber jurado que ni siquiera existía.

- Pero viste que era real, Val.

- Aún así... Ni siquiera era tan guapo como para que estuvieras completamente loca por él.

- Val, ¿cómo puedes decir eso? Él era absolutamente perfecto.

- Pensé que era lindo también. dijo Alisa. “Creo que somos un poco raros porque ella no es realmente el tipo de Juliet.

- ¿Como asi?

- A veces me parece que no te gustan mucho los hombres guapos. Prefiero lo más feo.

- Eres tan injusto.

- Cadu no es mi tipo. - dijo Vale.

- Ni siquiera debería... Es mío, ¿lo has olvidado? - Recordé.

- Incluso si no fuera así, nunca me quedaría con él.

- Claro que no... Se quedó con Julieta.

Sí, teníamos un pacto. Si uno de nosotros estaba con un niño, ninguno de nosotros podría estar con él de nuevo. Y lo hemos hecho al pie de la letra, desde el momento en que nos conocimos. Afortunadamente, en realidad no teníamos el mismo gusto. Y ha habido casos de compañeros de clase o amigos de amigos que iban a algún sitio con nosotros y se liaban con nuestros ex, provocando que los excluyéramos por completo de nuestro grupo. No importaba si no nos gustaba el ex en cuestión, y mucho menos si no queríamos mirarlo a la cara. Nunca besaríamos a un hombre al que otro besó.

El lunes fuimos a clase en el Instituto. Todos estudiábamos en la misma habitación. Estábamos esperando en la puerta de entrada de la escuela para entrar todos juntos. Tan pronto como nos sentamos, Nadiny preguntó:

- Y luego, dime que fue Cadu.

- No fue. - dije tratando de no darle demasiada importancia.

- Me prometió que lo haría... No puedo creerlo.

- No suele cumplir las promesas que te hace. - observé volteándome hacia el frente.

- No estarás enfadada conmigo, ¿verdad, Julieta? preguntó preocupada.

- No, ella no está. - Aseguró Alissa empujándome la pierna.

"Sí, lo soy…" dije suavemente.

- No es su culpa si él no fue.

- Sigo pensando que ella miente... Dudo que realmente lo conozca a él oa su amigo o lo que sea.

- ¿Por qué haría eso? preguntó Alissa.

- Para intentar unirse a nuestro grupo.

- Ella ya tiene un grupo.

- Todavía quiere ser parte de los nuestros.

Llegó Daniela y se sentó al lado de Valkyrie, quien estaba sola hasta ese momento.

- ¿Te costó enviar un mensaje de texto para confirmar que todo estaba bien contigo? - se quejó Alissa.

- Por supuesto que lo fue. ¿Por qué no lo estaría?

- Dani, mi madre te miente cuando dice que estás en mi casa. Lo mínimo que tienes que hacer es decirnos dónde estás, así sabremos si pasa algo malo.

- ¿Qué podría hacerme un hombre malo en un motel? – se burló ella.

- Nada que no quisieras, ¿verdad? - Me reí.

- Exactamente.

- ¿Y como fué? – Pregunté ansiosa, deseosa de saber detalles.

- Bien.

- ¿Bien? pregunté con tristeza. ¿Eso es todo lo que ella diría?

Quisiera saber como les fue, cuantas veces lo hicieron, si usaron condon, si tenia el pene grande, si pago el motel a la salida, si comieron algo, si se bañaron, si él le practica sexo oral a ella o ella a él...

- ¿No podrías darnos más detalles? preguntó Alissa.

- Quieres detalles, ve a ver una peli porno. - dijo Dani.

La maestra entró al salón y pronto tuvimos que parar la conversación. Durante el descanso seguimos a Saúl, como de costumbre. Pensé que Alissa era bonita y no vi nada especial en Saul. Era alto, tal vez más de seis pies. Era extremadamente delgado... Ni siquiera tenía músculos en los brazos. El cabello estaba afeitado y oscuro, al igual que la piel. Tenía muy poco vello en los brazos y las piernas y eso se notaba porque siempre vestía pantalones cortos. ¿Mencioné que odiaba a los chicos en pantalones cortos excepto en la playa?

Cuando terminó la clase, salimos juntos, como siempre: yo, Dani, Alissa y Val. Solo Val y yo volvimos a estar juntos, ya que vivíamos cerca el uno del otro. Dani vivía en otra ciudad. Alissa vivía cerca de la escuela, en la zona central.

Nos detuvimos cuando vimos a Nicolás, apoyado contra la pared de una empresa que daba al Instituto. Vestía jeans oscuros y una camiseta blanca lisa, con su mochila a la espalda.

- Creo que tienes compañía. – Observé cuando lo vi mirando en nuestra dirección.

- No va a funcionar. - Dijo Val, no satisfecha.

- Este chico es perfecto. - comentó Alissa.

- Ve allí y dale un beso. No cuesta nada. – aconsejó Dani.

- Chicas, no me gusta.

- ¿Y quién dijo que te tiene que gustar? No te tiene que gustar para besar. - yo dije.

- Oh, sí lo haces. – respondió Alissa.

- Ya me obligaste a dar mi primer beso con alguien que tú elegiste... No puedes obligarme a seguir con Nicolás.

- Al menos habla con él. - dijo Dani.

- No te morderá. - yo intenté.

Ella suspiró y cruzó la calle hacia él. No estaba seguro de que Nicolas fuera capaz de conquistar a Valkyrie. Era casi imposible abrirse al amor. Ni siquiera estaba seguro de si ella se quedaría con Adriano si él quisiera. A veces parecía temerosa de involucrarse física y emocionalmente.

Pero Nicolás era mi posible pasaporte a Cadu. Los dos hablaron durante unos minutos y compartieron un beso. Aplaudimos, llamando la atención de todos los que pasaban. Val movió su dedo medio desde atrás, indignada mientras aún besaba a Nicolas.

Tenía muchas ganas de continuar la conversación con Nicolás que terminó el sábado por la noche en el Manhattan Bar a causa del taxi. Pero este no era el momento para interrumpir el momento de él y de Val. Alissa y Dani se despidieron y se fueron. Y yo me quedé allí, esperando a Val, que seguía hablando con Nicolás como si nunca se fuera a ir. Miré el reloj y ya era tarde. No podía esperar toda mi vida. Si llegaba demasiado tarde, tendría problemas con mi madre... o mejor dicho, con mi padrastro.

Por alguna razón no pude cruzar la calle para hablar con Val. Sentía que mis piernas se negaban a ir allí... O tal vez tenía demasiado miedo de interrumpir el momento y ella no querría volver a ver a Nicolás y la posibilidad de ver a Cadu había desaparecido de mi vida para siempre.

- Val, ya voy. – grité.

Los dos me miraron y ella dijo:

- Espera, te acompaño.

- No, no te preocupes. Voy solo.

- De ninguna manera.

Se despidió de él con un rápido beso y corrió hacia mí.

- Gracias por salvarme.

- ¿Ahorrar? No parecías querer ser salvado. - Observé riendo.

- Como he dicho antes: es simpático, pero no me cae bien.

- Vino aquí a verte. No creo que piense como tú.

- No importa. No seguiré adelante con eso.

- Val, es lindo, dulce y parece que le gustas. ¿Qué te lo impide?

- No me gusta... Eso es todo, Juliet.

- Pero al menos podría intentarlo.

- Tal vez lo hagamos así: ¿Trato de gustar a Nicolás y a ti te gusta Giovane?

"No…" Hice una mueca. - Pero es diferente. Nicolás es guapo, Giovane no lo es.

- No estamos hablando de belleza, estamos hablando de gusto.

- ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

- Juliet, a veces pienso que eres muy egoísta.

- Y has estado diciendo cosas que me lastiman a veces.

- Sé que somos amigos... Pero, sinceramente, soy yo quien decide sobre mi vida amorosa. No voy a dejar que tú, Alissa y Dani vuelvan a decidir por mí. Ya he terminado mi primer beso para ti.

- ¿Para nosotros? Estás siendo injusto. No te obligamos a hacer nada.

- ¿Será que no? Si no besara a ese extraño, nunca me dejarías en paz.

- Sólo queríamos ayudarte. - Me justifiqué.

- Ya estoy pensando en prescindir de tu "ayuda".

- Val, no te pierdas a Nicolás. El es guapo y...

- Entonces quédate con él. – cortó mi frase y siguió adelante, enfadada.

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