Continuamos con nuestra cita en el local de los helados. Creo que a Terry le gusta mucho el helado, porque pidió uno enorme solo para él y yo humildemente pedí solo una barquilla.

-Eres la primera mujer a la que invitó a salir y no ha pedido absolutamente nada que sea caro. Eres muy extraña. ¿No será que eres extraterrestre?

Lo miré justo cuando iba a meterme en la boca la primera cucharada de helado-sí cuando compras barquillas de esas que no salen de la máquina expendedora sino que son de bolitas te dan una cucharilla-, no me iba a quedar con las ganas de comerme la primera cucharada de helado, así que primero que comí la cucharada de helado antes de contestar.

-No soy extraterrestre.

Solamente tengo practica de elegir lo que está más barato porque mi padre siempre a sido un tacaño con el dinero. 

-¿Entonces? 

-Bueno tal vez tu salías con mujeres que son unas interesadas. 

Arrugué el entrecejo molesta. ¿Esté que se cree? No soy una mujer interesada, más bien fue él quien se acercó a mí. 

-¿Eso crees? 

-No lo creo, lo sé.  ¿Con qué tipo de chicas estabas? 

-Salí con un par de amigas del trabajo.

-¿Amigas del trabajo?

-Sí. 

-¿Qué es lo que trabajas? 

Terry me miró directo a los ojos un momento y después separó sus labios para contestar

-Trabajo para la empresa que papá me heredó. 

-¿Qué empresa te heredo?

-Una de ferretería y esas cosas. Solamente soy el jefe y no hago casi nada.

No creo que me este mintiendo, pero algo no me cuadra.

-Entonces si no eres una mujer interesada ¿Qué eres? 

Qué ácido es este sujeto... me encanta.

-Soy una mujer trabajadora que no necesita ningún hombre que le pague nada.

-¿Cómo la canción? Yo que pensé que serías más interesante.

Se burló sonriendo picaramente. Pensé que burlarse y sonreír pícaramente eran extremos opuestos, pero parece que no es así.

-Que a... ¿Qué quieres hacer ahora? 

-Después del helado... me gustaría dar la vuelta entera al centro comercial, nunca antes había venido a este.

-¿Cómo que no habías venido? 

-No. ¿Por qué vendría sólo a un centro comercial como este? 

-A comprar cosas.

-Me gusta más estar acompañado.

Ese comentario me hace cuestionarme muchas cosas, no haré ninguna de las preguntas que me pasan por la cabeza, solo porque apenas nos estamos conociendo y no me siento en la confianza de hacer preguntas altamente personales.

-Comprendo.

Le sonreí. 

Nuestro paseo terminó a las 6 de la tarde cuando me regreso a casa. Me quede parada en el borde la acera mirando como el auto de Terry se alejaba, conforme se alejaba el auto de Terry de mi sentía como de a poco volvía a mi realidad, ese rejuvenecimiento que sentí a las 10 de la mañana cuando nos encontramos se fue y así mismo volví a tener 31 años, volví a ser mamá soltera de tres niños que regresó a vivir a casa de sus padres, porque durante  los quince años que estuve con Bruno no logré convencer de que comprará una casa para nosotros, hasta tuvo la oportunidad de quedarse con el apartamento de la abuela que se le murió y no quiso comprarlo por mera comodidad.

Subí a mi casa, me encontré con mis hijos y mi hermana todos echados en la cama mirando una película en el televisor. Que vida tan dura la de ellos, solamente están en la casa viendo televisión, jugando con la consola, viendo vídeos en internet.  ¿Cómo es que pueden ser tan despreocupados por todo.

Mientras me bañaba medite sobre todo lo que experimente con Terry. Es tan perfecto que aparece tan irreal. Me pregunto si volveremos a tener una cita. ¿Será este mi nuevo amor? ¿No estaré muy vieja para obtener otra oportunidad amorosa? Terry me hace sentir como si volviera a vivir. 

Escuché que tocaron la puerta del baño suavemente.

-Penny ¿Qué tal tu cita hoy?

Dijo mi hermana en voz baja para que mis hijos no escucharan, mis padres aún no habían llegado a la casa, debe ser que se encontraron para salir a comprar alguna cosa.

-Me fue bien.

-¿Solo bien? Ah... supongo que no tendremos regalos del cuñado nuevo, porque no habrá cuñado nuevo.

-No empieces... por favor.

-¿Yo? Yo solo vine a preguntarte como te fue y contestaste como si te hubieras ido a encontrar con Bruno para comenzar la negociación del divorcio.

-Bueno... si me fue maravillosamente bien.

-¿Entonces porque tienes esa cara? 

-Porque no sé si sea correcto que empiece a salir con otra persona.

La carcajada de mi hermana me resonó en todo el baño.

-¿De qué te ríes? 

-Tanto escuchar la estúpida canción esa de que al fin eres dueña de tu vida te dejó sin neuronas. Obvio que puedes salir con otros tipos. Te dejaron por una ridícula. ¿Por qué estaría mal que tu te encontras un hombre nuevo que sí valga la pena?

Miré a mi hermanita que estaba recostada de la pared, sonriendo como la niña traviesa que alguna vez fue cuando era pequeña, ahora también jode, pero de otras formas.

-¿Tu crees que este bien?

-Sí, sí. Claro que esta bien. Ya no estás casada con Bruno y ni él, ni la señora Nancy pueden opinar de tu vida amorosa. 

-¿Qué tiene que ver la señora Nancy?

-Es que creo que ella también pasa por una etapa de aceptación de que ustedes se separaron. ¿Por qué otra razón no quería que te fueras? 

Nunca lo había visto así. ¿Cuántos años tiene esta mocosa? Solo tiene 18 años con ese culo cagado ¿De donde saca tanta información? ¿Qué cosas ve por televisión? 

-¿Desde cuando das consejos amorosos? 

-He visto muchas películas, son las únicas referencias que tengo además de espiar desde lejos las relaciones de los estúpidos que estudiaban conmigo en el liceo. Como sea si necesitas algun otro consejo... esos no son gratis cuestan un dólar, así que págame.

Ya decía yo que había tardado en cobrar, pequeña enana extorsionadora. 

-¿Por qué te tengo que pagar por un consejo que me diste tu sola? 

-Tienes razón... el consejo más mantener el secreto cuestan dos dólares. Bajate de la mula, necesito comprarme unas medias.

De verdad que se pasa. Aunque creo que esto significa que me apoya con mi relación con Terry.

-¿Entonces si puedo salir con él?

-Si te gusta y a él le gusta ¿Qué esperas? 

¿Qué espero? Es una buena pregunta.