LA HIJA OCULTA DEL CEO
LA HIJA OCULTA DEL CEO
Por: Amunet J.D.
Prefacio

— ¿Se puede saber qué hace una niña en esta oficina? Es que acaso no le pagamos lo suficiente señorita para que la lleve a una guardería lejos de aquí.

En esta vida existen las personas con suerte y las que no, me gustaría decir que pertenezco a las primeras pero no llego a clasificar ni siquiera en las segundas. Es como si Diosito me dijera todos los días “SIGUE PARTICIPANDO” o “SUERTE PARA LA PROXIMA”.

— ¡Lo siento señor! Hoy mi…

—No me importa quién sea usted ni que sea suyo, este es un Resort para personas de 21 años en adelante ¿Acaso no sabe lo que eso significa o tengo que explicárselo con bolitas y palitos?

Me lleva la que me trajo, este tipo ya me cae mal por su arrogancia, y eso que ni siquiera e volteado a verlo, espero tener la paciencia necesaria para soportarlo antes de que le suelte una de las mías.

— ¿Está usted sorda señorita?

1... 2… 3…

— ¿Qué no piensa decirme nada?

4… 5… 20… 25…

—Por lo menos deme la cara y no sea una grosera al darme la espalda. Por si no lo tiene claro soy su nuevo Jefe no me haga que la corra en este instante.

30… 31… 35… 36…

— Me queda claro que no entiende por las buenas, entonces será por las malas. ¡Seguridad! ¡Seguridad! Tengo a una ladrona en una de las oficinas por favor vengan a sacarla para ver si así puede respon…

—Deje de ser tan estúpido y pare de gritar que parece una “loca”, ni mi suegra grita de esa manera; está asustando a mi niña.

— ¡Insolente!

—Retachito. Adema usted podrá ser el nuevo jefe, pero le garantizo que esas no son las formas de tratar al personal que trabajamos para usted T-A-R-A-D-O. Como usted mismo lo dijo, está en una oficina, que dicho sea de paso resulto ser la mía, y en ningún momento escuche que tocara la puerto o pidiera permiso para entrar. Eso me deja ver la falta de educación que tanto me está presumiendo señor.

Conste que conté primero antes de soltar mi lengua viperina. Gracias a él he estado metida en este puto hotel durante una semana sin irme a la casa, como para que me venga a gritar sin saber lo que se ha hecho y el motivo de tener a mi hija conmigo.

Después de calmar a mi hija con la mira, me levante y me di la vuelta con cara de pocos amigos, para enfrentar al tipo que me había estado ofendiendo; ya tenía pensado decirle unas cuantas verdades más en cuando viera su cara de chancla, sin embargo ninguna de ellas pudo abandonar mi boca de la sorpresa que me lleve. De no ser porque a mi lado estaba una silla en la que logre sostenerme, muy seguramente a estas alturas ya estaría en el suelo con las patas arriba de la impresión como Condorito.  

La vida es un bendito bumerang que regresa cuando menos lo esperas; frente a mi tenia al chico que hizo que mi vida diera un giro de 360°. Como olvidarme de él si tenía un hermoso recuerdo, y cada vez que escuchaba la canción de Arjona me mojaba hasta los calzones “Para qué describir lo que hicimos en la alfombra, si basta con resumir que le besé hasta la sombra, y un poco más”

Quería hablar para recordarle el 10 de mayo, pero mi boca no más no se animaba a emitir sonido alguno, me quede parada como una vil estatua de pacotilla frente a él tratando de descifrar si era un sueño o una terrible pesadilla de mi realidad.

—Ya termino de mirarme o tengo que esperar a que finalice para que responda a mis preguntas señorita, o mejor aún debo pasarle una charolita para la baba.

—Quisiera pedirle lo último, pero es tan arrogante que todo lo que tiene de bueno y sabroso, lo elimina con lo tarado que esta. Por lo que veo no se puede tener todo en la vida, usted es un claro ejemplo.

— ¿Qué dijiste?

— ¡Oh! Ya veo, tengo que explicárselo con bolitas y palitos para que me entienda.

—Lárguese de mi hotel, queda usted despedida en este momento.

—Me encantaría decirle que acepto su propuesta, pero la única persona que me puede correr es el señor Juan Gotti y ese no es usted. Si me disculpa debo continuar con mi trabajo, asegúrese de cerrar bien la puerta cuando salga; por eso de las visitas incomodas.

Que la virgencita de Guadalupe, San Juditas Tadeo y hasta San Miguelito me agarren confesada. De donde saque el valor para hablarle de esa forma a semejante mangar de los dioses, ahora como saldré de todo este enredo.

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