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La oficina de Jace Salvatore era inmensa, lo primero que ves al entrar es una pared de vidrio, que estaba segura que si me asomaba me daría un ataque por mi miedo a las alturas, pero que también sería una vista hermosa de noche.

Las otras paredes eran de un color blanco perla, tenía varios cuadros en ellas y muebles de color negro. El escritorio era gigante, fácilmente se podrían acomodar seis personas en el, tenía dos sillas al frente y otra donde se encontraba el señor Salvatore con su laptop.

Al mirarlo lo detallo lo más rápido que puedo, se veía alto y dios, era demasiado apuesto, estaba más que segura que su mirada era igual o aun intensa que la de su hermano.

Supongo que siente el peso de mía, ya que levanta la suya regalándome una pequeña sonrisa.

¡Oh Dios! Este hombres era un adonis, era simplemente hermoso y su sonrisa ¡Joder! siento como todos los vellos de mi cuerpo se erizan a la vez que me quedo sin aire.

— Señorita Morshell, bienvenida — dice levantándose, pero no era capaz de procesar sus palabras, de lo único que si lo era es de observar cómo su traje se ajusta perfectamente a cada parte de su cuerpo, haciendo ver que estaba bien trabajado y tenía el mismo color de ojos que su hermano, pero su manera de mirarte era diferente, era demasiado intensa, muchísimo más que la de Jared. Intento recomponerme lo más rápido que puedo, para no quedar más tonta de lo que seguro ya parecía.

— Gracias señor Salvatore — digo acercándome lentamente, el extiende su mano y al estrecharla una corriente me recorre todo el cuerpo y cuando lo miro a los ojos se que el también la ha sentido. Me separo lentamente tomando asiento.

Unos segundos después entra en la oficina su hermano.

«Esto será más difícil de lo imaginé...»

De lo que imaginamos, sí me cuesta no perder la cordura con uno, no sé cómo haría con ambos en la misma habitación.

Era increíble que con solo verlos causaran este efecto sobre mí, solo había escuchado sus voces dos veces, pero eso no evitaba que se me pusieran los nervios al flor de piel al escucharlos.

— Señorita Morshell, el es mi hermano Jared Salvatore, ambos manejamos Accounting company Salvatore Inc — dice el señor Salvatore, bueno, tendría que ser más específica porque nos confundiremos llamándolos igual.

Así que a Jared Salvatore lo llamaremos, Mare, mar en italiano.

Y a Jace Salvatore, Tempesta, tormenta en italiano porque al verlo a los ojos eso era lo que veía.

Me levanto y estrecho la mano que Mare — Jared — me ofrece.

— Un gusto Señor Salvatore — digo con una pequeña sonrisa procurando no mirarlo a los ojos, lo cual era una tarea casi imposible.

— El gusto es mío señorita Morshell — su mirada sin duda era un océano o un Mar como quieran llamarlo, solo con verlo podrías perderte en las profundidades de lo intensa que era.

Y su voz ¡Joder!

Era fascinante, ambos hombres lo eran, si estuvieras en una habitación estoy más que segura de que no podrías escoger entre ambos, era simplemente imposible.

«¿Y quien dijo que teníamos que escoger?»

Juro que a veces no pareces mi consciencia.

Al tomar asiento, Mare se sienta a mí lado, tener a ambos hombres tan cerca hacia muy difícil la tarea de concentrarme.

— Bien señorita Morshell, su padre nos dijo que le gustaría comenzar a ganar experiencia en el mundo de la contabilidad y por eso está aquí. Le seré honesto, nunca hemos estado interesado en dar pasantías, pero al revisar que se graduó con méritos, mi hermano y yo decidimos que no estaría mal darle la oportunidad, además de que su padre es un muy buen amigo de la familia no queríamos que pensara que la rechazábamos — terminó de decir Tempesta.

No voy a negar que escuchar lo último me hizo hervir la sangre y estoy segura de que él lo notó, pero para intentar aliviar el aire forme mi mejor sonrisa.

— Señor Salvatore, no quiero sonar irrespetuosa, pero no se sienta obligado aceptarme por la relación que usted y su hermano mantienen con mi padre, si ustedes no quieren aceptarme lo comprenderé perfectamente — digo sin borrar la sonrisa de mí rostro a pasar de que estaba molesta, las voz de mí madre resuena en mí cabeza y era que siempre debía mantener mis modelas y eso solo lo hacía por la reputación de mi familia

— Mhia... ¿Puedo decirle así? — Asentí — Bueno Mhia, tienes potencial y eso es algo que mi hermano y yo sabemos apreciar, así que no te estamos aceptando por la relación que tenemos con tu padre, si no por las facultades que tienes — culminó y no voy a negar que eso hizo que mi enojo disminuyera un poco.

— Mhia, estamos encantados porque hayas decidido querer hacer tus pasantías aquí y eres bienvenida siempre — dijo Jared y ¡Carajo! Escuchar mi nombre en la boca de ambos hace que se me erice la piel.

Ambos hombres tienen su mirada en mí y eso me pone de los nervios así que en contra de todo lo que me han enseñado bajo la mirada.

Ahs odiaba mostrarme sumisa, pero ambos hombres eran demasiado intimidantes y no estaba acostumbrada a tratar con personas así.

Y en un acto de valentía, supongo, miro a Jace Salvatore y le doy mi sonrisa más honesta.

— Estaré encantada de hacer mis pasantías aquí — dije después mirando a Jared Salvatore.

Ambos me regalan una pequeña sonrisa.

— Nos alegra oír eso, tendrás tu propia oficina al otro lado del pasillo, mí secretaria te dirá todo lo que necesitas saber, te dará tus horarios y tú carnet. Cuando nos toque viajar vendrás con nosotros, para que vayas viendo como se manejan los contratos y todo lo que corresponde a cerrar negocios — dice Jared mirándome intensamente, tuve que hacer un gran esfuerzo para no apartar la mirada de nuevo.

Asiento levantándome.

— Cualquier cosa que necesites puedes hablarlo con uno de nosotros o con mí secretaria — dice Jace poniéndose también de pie.

Estira su mano y al tocarla vuelvo a sentir esa corriente entre nosotros.

— Es un honor tenerte aquí con nosotros — dice en un ronroneo, algo fugaz cruza su mirada sin darme tiempo para identificarlo.

— Igualmente — digo casi en un susurro.

Estrecho la mano de Jared y me despido para salir casi corriendo de la oficina, pude sentir la mirada de ambos sobre mí en todo momento y no supe como no me fui de bruces.

Jamás en mi vida había experimentado tanta tensión ¡Joder! se podría cortar con un cuchillo.

Sería muy interesante ver cómo trabajaré con ambos y esperaba que esto no se saliera de control.

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