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El viaje había sido increíblemente largo, veinticuatro horas para ser más exactos. Nunca había viajado tanto la verdad, pero ahora mismo estar lejos de Nueva Zelanda era lo que más necesitaba.

«Solo espero que no te hayas equivocado Mhia»

Y claro lo que faltaba, mi conciencia, por supuesto que nunca está de acuerdo conmigo.

Papá me quería mandar en primera clase pero rechace su oferta, quería comenzar una vida en Nueva York, trabajar y conseguir todo por mí misma, no valerme de mi apellido. Quería salir adelante por mí y quién sabe eso tal vez me ayudaba a olvidar mi pasado.

«El pasado nunca se olvida Mhia...»

Shhh cállate no te necesito ahora mismo. Cualquiera diría que mi consciencia tenía vida propia.

Lo primero que veo al bajarme del avión es la neblina y que estaba haciendo un frío para morirse.

Genial y yo odiaba el frío.

Cuando entro al aeropuerto no puedo evitar admirar lo hermoso que es todo, estábamos en diciembre y todo gritaba navidad. Era simplemente espectacular.

Me dirijo a la zona para retirar mi valija, cuando voy por las escaleras a lo lejos veo un cartel con mi apellido Señorita Morshell. Maldición le dije a mi padre que no hiciera esto.

«E deja de quejarte yo no estoy de acuerdo en que dejemos estás comodidades»

Eres mi conciencia no tienes que estar de acuerdo con nada, m*****a sea.

Sé que soy la princesa de mi padre, pero me dijo que no haría esto ¡Mierda! creo que tendré que hablar con él lo más pronto posible.

Cuando llego a dónde el señor, supongo que era el chófer, lo miro con mala cara.

— Bienvenida a los Estados Unidos señorita Morshell, permítame presentarme soy Daniel Wisword. Trabajo para su padre y seré su chófer durante su estadía aquí en Nueva York — dice, respetando todos los códigos de etiqueta.

Tomo aire antes de responderle, no quería ser una mal educada, este hombre no tenía la culpa de que mi padre no me dejara hacer todo por mí misma.

— Dígame Mhia por favor, no quiero ser irrespetuosa, pero no creo necesitar un chófer mientras viva aquí Daniel — le respondo.

— Lamento decirle señorita Morshe...— lo corto con la mirada y nota su error en la forma de llamarme — Mhia, su padre me a dado las órdenes de cuidarla mientras está aquí— no puedo evitar poner los ojos en blanco nunca me dejan sola ahs — Ahora si me lo permite señorita... Digo Mhia déjeme llevar su equipaje por favor— le pongo mala cara cuando me lo quita antes de que yo pudiera responder.

Lo sigo a la salida y me quedo de piedra al ver la nieve, esto era increíblemente hermoso, no me equivoqué en escoger está época del año para viajar, el frío me calaba hasta los huesos pero valía la pena.

Me dirijo al auto donde Daniel guarda mi equipaje y antes de que quiera abrirme la puerta me le adelanto.

Me reprocha con la mirada ya que ese era su trabajo, solo le doy una pequeña sonrisa y me meto al auto.

Cuando pone en marcha el auto me llega la curiosidad y no puedo evitar preguntar...

— ¿Ah donde vamos Daniel? — me mira atreves del retrovisor antes de responder.

—Ah su departamento señori... Mhia— se corrige a ultimo momento.

¿Mi departamento…? M*****a sea, nuevamente mi padre no me dejaba hacer las cosas por mí misma.

Que mejor momento de hablar con mi padre cuando me dirigía a mi departamento.

Saco el móvil y marco su número.

— La mia principessa me alegra que llamaras— saluda. Vale si no quería que Daniel supiera de lo que hablaba tendría que usar el italiano.

— Papà quello che devo dirti ho bisogno che tu capisca molto bene per favore— «Papá lo que tengo que decirte necesito que lo entiendas muy bien por favor». Daniel me mira con una ceja enarcada ya que no podía entender lo que decía, yo solo le respondo con una pequeña sonrisa— Ti ho detto che volevo fare tutto da solo, ma a quanto pare mi hai dato un autista e mi hai persino procurato un appartamento quando ti ho detto di non fare niente di tutto questo, papà.— «Te dije que quería hacerlo todo yo sola, pero al parecer  me diste un chofer y hasta me conseguiste un departamento cuando te dije que no hicieras nada de eso papá». Da una pequeña exhalación antes de hablar.

— Hija eres mi niña, mi pequeña, nunca podré dejar de cuidarte, no pude evitar poner a alguien para que te cuidara. Y no te preocupes, tu departamento es algo sencillo, tu misma lo pagarás cuando consigas trabajo, pero no te molestes hija, todo lo hago porque quiero que estés bien — me hace sentir un poco culpable ya que el solo quería cuidarme y yo me estaba comportando como una completa malagradecida — Y no tienes porque hablar en Italiano, hay un vidrio en el auto que te divide a ti de Daniel — ah genial y ahora quedaba como una completa idiota.

— ¿Cómo sabes que estoy con Daniel? — pregunto en cambio.

— Porque sé que no hubieras esperado llegar al departamento para reclamarme— noto cuando se ríe por lo bajo— Hay un botón en el lado derecho de la parte trasera, presiónalo y subirá el vidrio insonorizado — me termina de decir.

Cuando lo encuentro y lo presiono sale un cristal de color negro que sube lentamente.

— Ohhhh — digo por lo bajo y noto como Daniel se está riendo de mí, le respondo sacándole la lengua como una niña pequeña.

Ahora que lo detallaba bien, Daniel era un hombre joven como de unos veinticinco años, tenía los ojos claros, era alto y tenía el cabello largo, de un color un poco oscuro.

«Era muy apuesto»

Estamos de acuerdo en eso.

— Papá entiendo que quieras cuidarme, pero ya tengo dieciocho años tengo que aprender hacerlo yo sola, pero enserio gracias por todo — digo un poco más calmada, últimamente todo me afectaba muy rápido.

— Lo sé mi niña, pero te prometo que a partir de ahora dejaré que lo hagas todo tú sola — respiro aliviada al escuchar esas palabras — Solo prométeme que te vas a cuidar y que si pasa algo nos dirás a tu madre y a mí de inmediato — respiro profundo, se que les daba miedo que estuviera sola y lo que pudiera hacerme, pero sabía que está vez no me vendría abajo.

— Lo prometo papá, estaré bien si... — Daniel me interrumpe cuando baja el cristal insonorizado.

—Señorita estamos llegando a su departamento — dice para subir nuevamente el cristal.

— Papá, tengo que colgar estoy llegando al departamento, cuando me instale llamo a mamá para decirles que todo está bien — le digo, siento como mis manos comienzan a sudar frío.

«Genial ahora te estás poniendo nerviosa»

Si no se te olvida eres mi consciencia, así que nos estábamos poniendo nerviosas.

«Odio cuando tienes razón»

— Ti amo mia ragazza— dice papá.

— E io a te papà— me despido de él con esas palabras. «Y yo a ti papá»

Cuando abro la puerta del auto, me doy cuenta que papá y yo teníamos definiciones totalmente distintas de lo que era sencillo.

Me dan la bienvenida al edificio y me doy cuenta que papá me dio uno de los departamentos más grandes.

Cuando lo abro me quedo boca abierta, era gigante y lo primero que resaltaba era la pared de vidrio de fondo, cuando me acerco la vista que veo es increíble.

Por fin iniciaría mi vida, olvidaría mi pasado y podría seguir adelante.

«Eso no te lo crees ni tú misma»

M*****a sea contigo, cierra la boca y déjame ser feliz por un momento. Genial iba a parar a loca si sigo así.

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