Capítulo 5: Problemas

- Señorita, él es el señor Ángelo Barone –, indicó Giovanni presentando a su jefe, mientras hacía una reverencia y se retiraba… aunque eso era en apariencia porque se quedaría detrás de la puerta con su arma lista, por cualquier cosa – Alessia necesito toda la información que conseguiste.

- Ya estoy sacando el reporte e igual busqué ponerle un virus de rastreo en su teléfono – indicó la chica de forma seria, quien igual se quedó alerta con su arma en mano y cargada, por cualquier cosa.

- Mucho gusto señorita – mencionó Ángelo colocándose de pie.

- Tú eres el padre del pequeño – afirmó ella, al ver el obvio parecido entre el castaño y el pelinegro.

-Si, así es – indicó sonriendo buscando acercarse para ver a su pequeño - soy el padre de Jin, gracias por encontrarlo – dijo extendiendo sus manos para tratar de tomar a su hijo, pero noto que la chica le miraba mal y no soltaba al pequeño.

- Sabes no porque tengas dinero deberías descuidar de esa forma a un niño pequeño – le regaño donde Ángelo se asombró por esa acusación donde sus ojos reflejaron el enojo e ira que estaba conteniendo, ya que nadie le había regañado en su vida con excepción de su padre.

- Mi hijo NO lo descuido, su niñera se atrevió a descuidarlo y ya estábamos buscándolo – hablo Romeo rápidamente haciendo reaccionar a su hijo para que se calmara, por el hecho de que aún no podía descontrolarse, al menos no hasta que Jin estuviera en sus manos y no con esa extraña.

- Hmm… ya veo, entonces perdón por juzgarte mal, es que lo encontré solo, ya que cuando me intercepto no vi a nadie cerca de él y se veía algo sucio y lastimado… y ver personas así de descuidadas me enoja – mencionó ella mientras se acercaba al pelinegro y con cuidado le pasaba al pequeño, quien se removió un poco, pero tenía una suave sonrisa a lo que Ángelo igual sonrió mirando con amor a su pequeño – le revise y pese a estar algo sucio no tenía heridas graves, solo un raspón en sus rodillas – informo – y sus ojos están algo hinchados porque estaba llorando antes de que lo encontrara, por suerte tenía esa tarjeta consigo.

- Jeje parece que la travesura del día fue su salvación porque tomo mi nueva caja de tarjetas para jugar – opinó el pelinegro mirando con infinito amor a su pequeño, quien era su todo.

- Hm… fue un evento afortunado – mencionó ella sonriéndole - pero debería considerar darle al menos una tarjeta de identificación o que se aprenda tu nombre por si algo así se vuelve a repetir.

- Descuida esto ¡JAMÁS! se repetirá – índico dejando sonar en tono peligroso sus palabras.

- Entiendo – mencionó ella dando un paso atrás para alejarse un poco y darles su espacio a padre e hijo.

- Gracias por cuidarlo y traerlo de regreso a mi lado.

- De nada, me alegra que haya podido ayudarlo, aunque se veía muy asustado y estaba llamando a su mamá en que lo encontré

Ante ese dato Ángelo y Romeo mirando confundidos a la pelinegra.

- ¿Él… él estaba hablando? – preguntó Romeo, asombrado.

- Si, cuando lo encontré él jaló de mi falda para llamar la atención y dijo mamá – mencionó ella.

- Jin no tiene mamá – habló preocupado Ángelo.

- Tal vez por la situación pensó buscarla al sentirse solo – explico Stefanie - bueno me despide del pequeño Jin y me alegro de que ya esté en casa – mencionó acariciando los cabellos del pequeño antes de girarse y encaminarse a la puerta.

- Espera – dijo Romeo – ¿no vas a pedirnos algo?

- ¿Pedir algo?, ¿por qué haría eso? – preguntó confundida la chica.

- … - Ángelo, miro mal a su padre, antes de buscar aclarar su garganta – perdona a mi padre, él tiene costumbres muy arraigadas y se refiere a si no deseas alguna compensación por esta acción.

- Bueno, no sé a qué clase de personas interesadas frecuentan, pero no deseo nada con saber que Jin ha regresado con su familia está bien para mí, ya que de no encontrar esa tarjeta lo hubiera dejado con la policía para que ellos los buscaran a ustedes.

Romeo frunció un poco el ceño agradeciendo ese detalle porque en la policía, así como aliados, también había algunos enemigos suyos.

- Pero aun así insisto en agradecerte por traer sano y salvo a mi nieto – volvió a hablar Romeo.

- Descuidé, no lo hice esperando algo a cambio y si es todo, me retiro – indicó saliendo de la oficina en silencio.

- Ya se va – preguntó Alessia, quien traía una bandeja con tazas de café.

- Si – contesto la pelinegra – solo debo presionar planta baja para ir a la salida – hablo señalando el elevador.

- ¿Eh...?, ah… si – indicó la rubia confundida mirando que la chica se retiraba con calma y tranquilidad.

- Extraño – dijo Romeo.

- Giovanni – habló Ángelo.

- Lo sé, ya estoy en ello y aquí tienes las nuevas carpetas del personal despedido y los candidatos nuevos para cubrir esos puestos.

- Decide tú, yo llevaré a mi hijo a casa – indicó Ángelo caminando para ir por el elevador para buscar su auto seguido de Romeo, quien igual los acompañaría.

Ángelo caminó con calma al elevador, mientras su padre llamaba por teléfono a su médico para que los viera en la casa y revisará al pequeño, por cualquier cosa.

- Insisto fue extraño, hacía mucho no veía a una persona normal – mencionó Romeo apoyando su espalda en la pared del elevador.

- Si – mencionó su hijo mirando que él empezaba a removerse mucho y empezó a abrir los ojos mirando a su papá a la vez que ahogaba un bostezo y restregaba sus ojitos.

- Hola Jin – dijo feliz Ángelo besando la frente de su pequeño, notando que le sonreía y empezaba a ver por todos lados, angustiado.

- ¿Mami? – pregunto confundido mirando a todos lados.

- ¿Eh? – preguntaron ambos adultos, lo miraron confundidos y asombrados por eso.

- ¡Jin, tu primera palabra! – dijo emocionado Ángelo.

- ¿Mami? – volvió a repetir el castaño mientras se aguaban sus ojitos.

- Jin no llores hijo, aquí estoy – mencionó preocupado el pelinegro, pero su pequeño empezó a romper en llanto gritando, pataleando y llamando a todo pulmón a su “mami”.

- Jin, no llores – habló con dureza Romeo, quien igual estaba sorprendido por la forma de llorar del pequeño, ya que sería su primer berrinche que presenciaba.

- Buaaaa MAMI – lloraba el pequeño ignorando a todos, justo en eso se abrieron las puertas del elevador donde el castaño vio a cierta pelinegra, quien estaba saliendo de la empresa y miraba su teléfono – ¡mami! – le llamo feliz buscando estirando sus manos en dirección a la chica, quien ahora se alejaba donde él empezó a llorar de nuevo – mami buaaaa.

- Ella… – dijo Romeo frunciendo el ceño, dónde salió corriendo a detener a la pelinegra.

- ¡Hey!, papá espera, Jin no llores, te lastimarás – dijo preocupado, Jin siguiendo a su papá a la vez que varios guardias le seguían.

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