Capítulo 3 Atracción

El reloj marcaba en punto las ocho y diez, el auto aguardaba a la señorita Carlota San Martin, cabello rubio a los hombros, ojos verdes, alta y esbelta, elegante, una mujer despampanante, al abrir la puerta del auto el conductor de Cristian se percataba de su hermosura, Yeri le extendía la mano con cortesía.

-Buenas noches señorita Carlota-.

-Gracias-. Tomaba asiento mirando al joven, se sorprendía de su porte, elegante, sobrio, caballeroso, atractivo, ojos que invitaban a perderse en ellos, si no fuera, por aquel detalle de ser solo un conductor hubiese aceptado una salida.

Mientras el coche avanzaba por la amplia avenida, sus ojos le miraban, no podía ocultar aquella forma enigmática que producía curiosidad.

- ¿Está todo bien señorita Carlota?

-Si. Muchas gracias-.

Su cabello castaño, y ese par de ojos café claro, eran imposibles de ignorar, se sintió algo incomoda, por unos instantes sus miradas se cruzaron, el rostro masculino era encantador, ella era hermosa.

Llegaron al lugar y muy cortésmente le abría la puerta, extendía su mano para que el la tomara.

- ¿Cómo te llamas? -.

-Caleb Blazquez-.

- ¿Y qué significa? -.

-Si desea el significado que tuvo mi madre para colocarme ese nombre se lo diré con gusto-.

- ¿Y es el mismo significado para usted? -.

-Si, lo tengo claro-.

-Caleb se menciona en la biblia, miembro de la tribu de Judá. Uno de los doce exploradores o espías, enviados por Moisés a reconocer la tierra de Canaán, partió de Egipto a la tierra prometida-.

-Exacto-.

-Entonces es un valiente, no se da por vencido nunca, interesante-.

Y dicho esto avanzaba al interior del restaurante. Caleb le miró por varios segundos.

-Que arrogante…eso lo tengo claro-. El teléfono repicaba.

-Si señora, puedo ir a llevarle lo que me solicita, no habrá problema, estarán unas dos horas aquí, tiempo suficiente para su encargo-.

Colocaba el auto en movimiento, un pedido de la abuela era imposible negárselo, y más si eran algunos dulces golosos.

Cristian se colocaba de pie para saludar a Carlota e invitarla a tomar una copa. Ella le miró con curiosidad, era un hombre que arrancaba suspiros, elegante, siempre impecable, todo un caballero, un príncipe de esos de novela.

-El joven que pasó por mí, ¿Es tu conductor personal? -.

-No solo es mi conductor, es un amigo, además es alguien con deseos de superación, estudia, es algo que aprecio de él, además podría ser más adelante un valioso colaborador-.

-Asombroso. Todo tu personal es así de entusiasta-.

-La mayoría-.

-Bien, a lo que venimos…este es el proyecto, me gustaría que te encargues, si notas es algo muy ambicioso, papá tiene unos terrenos importantes, pensé primero en un edificio con oficinas y departamentos, pero me inclino más que sean departamentos, algunos locales en primera planta, oficinas, la ubicación es exclusiva, pero se que tendrás ideas muy llamativas-.

-Déjame ver, serian departamentos con espacios acogedores, ya sabes la tendencia que viene será más ecológica y con aprovechamiento de espacios abiertos eso será fundamental, uso de materiales naturales, líneas sencillas, y por supuesto la decoración que incite a la relajación, no debería ser tan inmensos, pero si cómodos-.

-Tu departamento es toda una maravilla-.

-Si, pero ahora me inclino más por una casa, deseo un jardín amplio, como te había comentado los espacios verdes son necesarios, para mí es algo fundamental-.

-Entonces, tomarás el proyecto-.

-Mañana iré a ver la zona-.

-Ahora podemos ordenar tranquilamente-.

-Tengo una idea en mente, me mudaré de casa de mis padres, pero quiero algo no tan grande y llamativo, algo acogedor, buena luz, y creo que apostaré por un jardín…es relajante-.

-Tengo algo en mente que te gustará-.

-Me envías mañana mismo fotos del lugar… ¿Qué te parece? -.

-Bien lo revisaré. Estoy con muchas cosas pendientes, pero me haré el espacio, estamos terminado la torre Palace, ahora tomaré la obra del museo de arte e historia en Italia, tengo el proyecto sobre el escritorio, y la construcción de un proyecto de viviendas, bajo costo para que sean accesibles, materiales de primera, será un complejo de tres edificios de cinco pisos, colegio, tiendas, y setenta viviendas, es algo que quería realizar hace tiempo-.

-Eres obsesionado con el trabajo Cristian-.

-Lo soy y lo reconozco-.

La cena llegaba a la mesa en aquel instante, el vino era descorchado.

-Oh… todo luce exquisito-.

-Si, es un lugar muy laureado por los críticos-.

En aquel momento veía la chef venir a su mesa directamente.

-Buenas noches es un gusto su visita en nuestro restaurant, hoy nos visitó su abuela, fue un inmenso gusto volver a verle-.

- ¿Mi abuela viene aquí a menudo? Eso sí que asombroso-.

-Siempre que está en la ciudad nos visita-.

-Gracias, entonces será un lugar en mi lista-.

-Bien el postre especial de esta noche, cortesía de la casa-.

-Gracias-. Los ojos de Carla miraron a Cristian por algunos segundos.

-Con permiso, disfruten la cena-.

Cristian le dio las gracias, y prosiguió con su cena.

Desde la barra Carla le miraba sin poder dejar de quitar sus ojos, la abuela se había quedado corta al elogiar a su nieto.

-Es atractivo, seductor, inteligente, irresistible, de buena familia…me encanta y puedo conquistarle-.

- ¿Cristian Crawford fácil de conquistar? La chica de la barra le miró con curiosidad.

- ¿Porque no podría ser? Soy del total agrado de su abuela, ella tiene gran influencia en Cristian, es amiga de mis padres, soy bella, talentosa, rica, nuestras familias se conocen, nunca le había visto personalmente, no suele ir mucho a reuniones y esas cosas, pero sería fantástico que tuviéramos una relación-.

-No se le conoce alguna relación, es muy reservado, creo que la exposición no le gusta-.

-Es un reto, me encantan los retos-.

Entraba en la cocina para agilizar varios pedidos, en su mente solo estaba aquella imagen de Cristian, el guapo, atractivo y sexy Cristian.

Una semana llena de actividades y trabajo llenó su agenda, la abuela le había insistido en verse para almorzar, estuvo en casa de sus padres una que otra noche. La señorita Carlota estaba aún en la ciudad, ese día le había solicitado por favor si podía enviar a Caleb, ella pagaría los honorarios por su tiempo, necesitaba hacer varias cosas. Además, quería alguien de confianza. Él no se negó y muy amablemente le solicitó a Caleb que por favor le ayudara en todo lo que ella necesitara.

Caleb llegaba en punto ocho de la mañana por la señorita Carlota, ella le hizo pasar al interior, le invitaba a desayunar.

-Buenos días señorita, gracias-.

-Puede sentarse con total confianza-.

-No se vería bien, puede llegar alguien de su familia…-.

-No están mis padres, salieron esta mañana al aeropuerto, podemos platicar a gusto-.

-No lo encuentro apropiado, muchas gracias por el café, la espero en el auto-.

Carlota se apresuró para tomarle la mano.

-Por favor, no te vayas, traeré mi bolso-.

Carlota se dirigió a tomar su bolso, al cabo de unos minutos regresaba, se miraron por unos pequeños instantes.

El corazón de Carlota iba veloz, Caleb se sentía nervioso.

-Bien vámonos señorita Carlota-.

-Dime Carlota solamente, señorita es solo algo protocolario, no soy ninguna diva-.

-Pero…creo que-.

-Creo que es perfecto Caleb-.

-Señori…Carlota, ¿Podemos irnos? -. Carlota y el caminaron hacia el jardín, la brisa era fresca, los ojos de Carlota ese día estaban iluminados, le gustaba Caleb y estaba segura que ella le gustaba, pero había esa barrera invisible entre los dos.

En el interior del auto y mientras avanzaban Cristian le llamaba, ella le dijo que todo estaba bien, además estaría comprando los azulejos de los baños, la cocina, necesitaba que se encontraran en la propiedad, cuanto antes quería tener su propio espacio.

-Haré una fiesta, estás invitado y trae alguna compañía femenina Cris, no creo que no conozcas a nadie, en especial tú, chico sexy-.

-Estaré ahí te lo prometo-.

-Bien, te robaré al conductor todo el día, así que tendrás que arreglártelas tu solo, tu asistente puede conducir, es buena al volante, así que no estás desprotegido-.

-Mi asistente…bien no hay problema, Caleb te llevará donde gustes-.

-Te enviaré la ubicación cuando esté ahí-.

Se despedían, Carlota le comentaba sobre la propiedad que Cristian remodelaría totalmente.

-Espero que vengas a la fiesta-.

-Si no tengo algún asunto, con gusto-.

Qué asunto sería ese, le intrigaba, pero no quiso preguntar nada más al respecto, era muy visible que él la evitaba.

Esa mañana había citado a Cherli un poco más temprano de lo acostumbrado, un mensaje en su teléfono le intentó descomponer su día.

- ¿Qué quieres decir con llegaré tarde? -.

-Señor, llegaré quizás media hora tarde-.

-Y cuál es el motivo-.

-Mi auto se descompuso, pero ya estoy en el taller, estoy esperando que el mecánico termine-.

-Yo pasaré por ti, debo ir a ver la obra del Palace, así que dime donde estás-.

-En serio señor…se tomará el tiempo de venir donde estoy…-.

-Dame la ubicación-.

-Ya se la envié, no hay por qué perderse-.

- ¿Porque crees que me perderé? -.

-Bueno no vivo en un barrio tan rico y lujoso como usted, es un barrio normal, aquí lo espero-.

-Ya voy saliendo-.

Cristian tenía un departamento en Back Bay, una exclusiva zona residencial, poseía un piso completo, grandes ventanales, muebles en tono blanco, azul y ocre, tenía un gusto exigente que se veía reflejado en su hogar, cada detalle había sido escogido por él.

Tomaba la corbata y a prisa salia del lugar.

El señor Kril lo esperaba.

-Me iré en mi auto, lo espero en la oficina-.

-Señor lo lamento, pero debo seguirle, lo haremos con discreción no se preocupe-.

-Bien, si no queda de otra-. Entrando en el ascensor consultaba su reloj, Cherli estaba esperándole.

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