Capitulo 2 El Pasado

Mientras se acomodaba la corbata, Cherli le extendía varias carpetas ante él, tomando su pequeña libreta leía en ella.

-Ya hice la reserva, ocho y media en punto, mesa siete…señor ya le informo al personal… recuerde que tiene esta tarde junta con el contador y la abogada nueva-.

- ¿Y quién cambió la anterior? -.

-Pasó su renuncia, recuerda que hubo cierto rumor…ella hizo algunos comentarios con varios empleados…. Se aclaró la garganta -. pues renunció…no fue justo…solo porque se enamoró-.

- ¿Injusto? Hacer comentarios con Roy Bolton de contratos de la empresa y míos es motivo suficiente, si estaba o no enamorada es algo que es irrelevante para mí-.

-Si señor, para usted todo es irrelevante-.

Cristian se acercaba a ella mirándole fijamente.

-No es apropiado tu comentario, además creo que tienes mucho que hacer, tráeme un té de menta-.

-Bien señor-.  Replicaba cada silaba abandonaba la oficina y Cristian buscaba en su teléfono el número de Cliff, quería tener los datos exactos sobre el proyecto de Nevada.

-Cliff, envíame los datos que tengas del proyecto-.

-Te lo estoy enviando en este mismo momento, cuéntame donde irás con la señorita Carlota a cenar esta noche-.

 -Dicen que es hermosa, una verdadera reina de belleza, trata de no hablar tanto de trabajo-.

-Solo me limitaré a hablar del proyecto, miraré algo que me encargó, y eso es todo nada más, pero puedo presentártela-.

- ¿Harías eso por un amigo…?

- Sabes que sí, te la presentaré en cuanto estés aquí-.

Colgaba la llamada después de revisar que el archivo estuviera en su correo.  Su asistente dio dos golpes en la puerta, él le hizo pasar.

-Su té, lo endulcé con miel, hay una señora en recepción que pide hablar con usted, dice que es personal-.

-No puedo atenderla hoy, y además que se identifique, no atiendo a desconocidos, ¿La has visto alguna vez aquí en la compañía? -.

-No nunca, aunque no es una señora anciana como tal, debe tener unos treinta años más o menos, es rubia, tiene un singular lunar en el pómulo izquierdo-.

- ¿Camille? sería posible…hazla pasar, por favor que me den una media hora para la reunión-.

-Eso mismo, así se me dijo que se llama, la haré pasar-.

-Pero hazla pasar mejor a la sala de visitantes-.

-Si señor-. Se quedó estático, si era Camille, ¿A que vendría? Años transcurridos y justo en aquel momento aparecer.

Salía de su oficina con paso firme, tranquilo, seguro de sí, doblaba a la derecha bajando las gradas, y girando el pomo de la puerta abrió.

-Cristian…lo siento mucho, venir así sin avisarte, se que ha pasado tiempo, pero supe de ti por este articulo-. Extendía la revista ante él.

-Camille que sorpresa, es bueno verte-. Tomaba la revista en manos, era una nota que le habían hecho un mes atrás.

-Exagerados en algunas cosas-.

-No lo creo, siempre fuiste destinado a triunfar-.

-Gracias, tú no puedes quedarte atrás en elogios, se que te recibiste y estás en Kendall Abogados, no son de mi agrado personal, en especial Roy Bolton, pero te felicito-.

-Quería saludarte hace meses, pero es casi imposible, estabas fuera del país, y lo otro era que quería felicitarte por tu logro, hace años que nos hablamos, muchos años-.

-Bien, te invito lo que gustes, vamos al café, en el séptimo piso hay un café-.

-Vaya, es hermoso este edificio, jamás había estado al interior-.

-Siempre hay una primera vez-. Caminaban en dirección al ascensor para ir directo al café.

A su paso los empleados saludaban al presidente, era muy difícil verle ir al café. Varias de las chicas que estaban en aquel momento en el café, se quedaron mirándole, arrancaba miradas y robaba suspiros.

Se acercaba a la barra, la señora Lidie, le saludaba con una sonrisa.

-Buenos días señor-.

-Buenos días, por favor un café, un jugo de naranja, por favor con una cucharada de miel-.

-Si señor-. La mujer a prisa preparaba el pedido. - ¿Desea algo más? -.

-Camille, ¿Deseas algo más? Lo que gustes-.

-Esas galletas se ven provocativas-. Sus manos señalaron la bandeja.

-Las que desees-. Tomaba el pedido y se dirigía a una de las mesas del lugar.

-Gracias, el café es perfecto, me encanta el aroma-.

-Todo aquí es perfecto-. Cristian esbozó una pequeña sonrisa.

-He estado intentando contactarte, estoy segura que no quieres escuchar el nombre Kasandra, pero realmente estoy preocupada por ella, trabaja aquí…si puedes hacer algo por ella-.

-Ya lo temía…esta visita es por ella-.

-Ella no sabe que estoy aquí, ni lo imagina-.

-Eres su prima Camille, y entiendo que estés preocupada, Kasandra es pasado, no me interesa nada de ella-.

-Lo sé, perdóname fue una imprudencia de mi parte-.

-No te preocupes, te contactaré por medio de Kril, te enviaré un sobre para ella, pero no iré a verle, debe tener un nuevo capricho con el cual se entretiene bastante-.

-No es así Cristian, regresó de Paris hace unos meses, quería verte, las cosas no están muy bien, trabaja en una firma médica, aunque después de aquello ella ha estado muy mal, ha intentado muchas locuras en varias oportunidades, sé que han pasado muchos años, pero…quizás hablar contigo le haga bien, después de aquella noche, nunca más se vieron-.

-Y que querías, el anillo de compromiso lo envió con Kril, fue clara con el mensaje-.

-Cris…sé que actuó mal, pero solo te pido que-.

- ¿La dejó el amante acaso, o ella dejó a alguien porque no estaba preparada; Para mi todo lo que está relacionado con ella es engaño y maldad-.

-Lo siento mucho-. Camille bajó su mirada.

Se colocaba en pie y se despedía, ella terminaba su café.

-Fue un gusto verte Camille-. Se marchaba a paso firme.

-Creo que no fue una buena idea venir…Cristian le guarda un profundo rencor, no creo que fue buena idea venir-. Se pasaba la servilleta por sus labios, suspiraba mientras tomaba su bolso y entraba en el ascensor, una vez fuera, miró por última vez el lugar y se marchaba.

Le marcaba a Cliff de nuevo.

-Acabo de ver un fantasma-.

-Cristian deja de jugar conmigo, sabes que soy miedoso-.

-Acaba de irse Camille…-.

- ¿Cómo se atrevió a eso, y tú que le dijiste? -.

-Nada, mi rencor no es contra ella, es solo su prima, pero reviví cosas que estaban muertas, ¿Crees en los fantasmas? -.

-Les tengo pánico-.

-Yo no les temo, pero no los deseo de regreso-.

-Llegaré en dos días, hablaremos del asunto en cuestión, sabes que soy tu hermano mayor-.

Cristian reía.

-Me llevas unos meses de ventaja-.

-Aun así, hermanito, soy mayor que tú, por cierto, tu madre organiza una fiesta por tu cumpleaños. No nos perderemos por nada del mundo la cena-.

-Lo sé, no puedes faltar ¿Y Jeremy dónde está? -.

-La verdad…salió con una chica anoche, creo que llegó esta madrugada, se fueron a ver las estrellas, jajaja, Jeremy todo un enamoradizo, deberías aprender algunas cosas-.

-No me queda tiempo para ver estrellas, admirar la luna ni nada de eso-.

-Creo que te hace falta una novia Cris, deberías enamorarte de una linda y bella chica-.

Te llamaré después, cuando tengas todo completado nos veremos aquí-.

Cristian se acercaba al ventanal de su oficina, desde allí la vista era magnifica e increíble.

Se quedó de nuevo meditativo la escena surgió de nuevo:

“El llegaba a casa esa noche cerca de las nueve de la noche, las luces estaban apagadas, había algunas prendas dispersas por la sala, la cena había quedado a medias, algo le preocupaba, fue directo a la habitación, ella no estaba, revisó el baño, recordó que podía estar en la terraza y no logró encontrarla. Volvió a la sala, quedaba el segundo nivel, estaba el gimnasio, otra habitación, un estudio, el balcón, y una gran sala de baño, escuchó los grifos, cuando logró ingresar, había sangre en el piso, en la bañera estaba Kasandra, se veía pálida y débil cerraba el grifo, y la tomaba en brazos, la llevó a la habitación, ella forcejeaba con él. No estaba en condiciones, así que le ayudó a vestirse, irían a la clínica, ella se negó rotundamente.

-No quiero ir, no es necesario…ya no tengo bebé…es un sangrado, pero pasará-.

-Kasandra cielo, estás mal, debo llevarte al médico-.

-Te dije que no Cristian, esta tarde estuve…yo ya no tengo bebé, no estaba lista para asumir todo esto-.

Cristian le miraba fijamente sin dar crédito a sus palabras-.

- ¿Qué hiciste? ella bajó la cabeza, lloraba sin decir una palabra. No le daba la cara, solo miraba el piso. -Lo siento mucho Cris-.

El comprendió de inmediato.

-Te practicaste un aborto ¿Porque hiciste eso? No quiero que me digas nada más-. Cristian caía de rodillas en el suelo. Lloraba a la vez que sus manos temblaban, lanzó un jarrón hacia la pared, la impotencia que sentía era indescriptible.

En ese momento ingresaba el señor Kril.

-Señorita Kasandra debemos llevarle al médico, podría presentarse algo de riesgo para usted, por favor venga conmigo-.

-Llévala Kril, llévatela de aquí-.

Kasandra era ayudada por el señor Kril y Caleb, la llevaron hasta el auto y salieron con rumbo a la clínica.

La noticia fue confirmada, ella había perdido la criatura”

Los ojos de Cristian se nublaron por un instante.

No era hora de llorar el pasado, no tenía remedio ni vuelta atrás.

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