El escape de Alex

Ya en el aeropuerto pasando todas las medidas de seguridad, al fin Clara se sube al avión que la llevara hacia España. Clara, algo cansada, coloca su bolso en la parte superior de su asiento, de pronto las ansias y euforia que sentía hace ya tres horas se fueron desvaneciendo poco a poco, coloca sus audífonos de lado a lado y la melodía del lago de los cisnes llena su mente entonces sus ojos se van cerrando para luego quedarse profundamente dormida…

Ella se sumerge en un pequeño lugar donde habita la paz, en sus sueños, un hermoso lago azul toma forma y con la punta de su dedo toca la superficie, plenitud y calma en total silencio, entonces una suave voz dice:

—Hey levántate que estás ensuciando tu chaqueta azul —le dice la figura de un hombre joven arrodillado en frente una y otra vez le pronuncia esas palabras. Ella está en el suelo y solo ve su mano derecha, entonces cuando tocaba su mejilla consigue ver un lunar en su muñeca con forma de nuez, lentamente levanta su mirada, pero no logra verlo porque despierta en su asiento de avión que ya es de noche.

En España un amargado Alex se levanta lentamente de la cama y se pone una bata color gris quita las sabanas de su cama para descubrir dos cuerpos desnudos, una linda rubia y pelinegra escultural sale de la habitación cerrando la puerta. En cocina, mientras abre el refrigerador, toma varias verduras, lechuga, pepino, naranja y espinacas, luego pone todo en el mesón colocando las verduras una a una en el procesador de alimentos y el sonido le hace recordar la noche anterior.

Al salir de su antigua oficina llama por teléfono y se monta en su auto, le dice al chofer que se desvíen a un edificio de rejas blancas, esperan unos 2 minutos y le abre la puerta a una hermosa rubia de ojos azules que lleva puesto un vestido negro. Después pasan buscando a otra chica con el cabello oscuro y hacen un pequeño grupo de fiesta pese a que a Alex no le gustan las fiestas. Las chicas muy divertidas y alegres se sientan una a cada lado de Alex y sin timidez la rubia mete la mano en la camisa de Alex.

—Llévanos a la discoteca más cercana —dice él mientras la pelinegra acaricia su entrepierna izquierda. Ya en la discoteca los tres comenzaron a bailar sin parar y con bebidas en las manos, la rubia con un apasionado beso le hacía una invitación a Alex para que fueran a jugar. Se besan y la pelinegra lo abraza por detrás mientras él toma su trasero con ambas manos…

Pasadas tres horas de baile, copas y caricias, los tres se fueron de la discoteca y entraron a la casa de Alex abrazados y con un sutil beso, Alex las empieza a desvestir lentamente, las toca y la pelinegra pasaba su lengua por su espalda mientras que la rubia se pone a su disposición en el borde de la cama en ropa interior con los senos descubiertos él la observa, pero su mirada se desvía hacia la pelinegra que solo tiene la minifalda con los brazos arriba sentada en su escritorio. Alex la toma por las caderas y sube su pequeña falta para comenzar a penetrarla lentamente, en ese instante la toma del cabello y tira su cabeza ligeramente hacia atrás, intensifica el ritmo mientras succiona sus pezones, entonces la pelinegra gime de placer moviendo sus caderas y cerrando los ojos.

En tanto la rubia solo observa y se acaricia, Alex ahoga un pequeño gemido de placer para apretar más sus caderas a las suyas y entonces se detiene, la deja allí y se mete en la cama con la rubia. Bastante exhausta, la pelinegra se recuesta en su escritorio para convertirse en observadora, Alex con gran habilidad besa todo el cuerpo de la chica rubia y la pone de espaldas para continuar en su lago de placer, porque para él es un pequeño lago sujetando con fuerza las caderas de ella.

Su mente se imaginaba en otro lugar lleno de infinita calma, un lugar donde nadie supiera nada de él… en ese momento ahoga otro gemido de placer y se tumba en la cama a un lado de la chica para cerrar sus ojos por un instante.

Alex sale de sus pensamientos cuando el timbre suena, ¿quién sería capaz de visitarlo a las 6 am?

—Hola, Alex —dice su hermano detrás de la puerta mientras Alex la abre.

—Hey Luis, ¿qué haces aquí a esta hora? —le responde Alex bebiendo su bebida natural.

—No recuerdas que ayer me dijiste que pasara por los documentos de…

—No hermano, te informo que ya no trabajo allí —exclama con algo de desgano y se tira en su sofá terminando su bebida.

— ¿Qué? Pero ¿qué paso?

—Me dieron un tiempo, pero seguro que eso significa despido, ¿sabes todo lo que he hecho para esa compañía? Cuantas noches me quedé allí cuantos fines de semana sacrifiqué.

—Es un absurdo que te hayan dado un tiempo —le dice Luis con un tono bajo.

—Harold me dijo ve y date un tiempo, anda, ve y diviértete, eres muy pesado para este departamento, todos hablan de ti y bla-bla-bla.

—Alex pero...

—También me dijo ve y visítala… —Alex menciono esa frase y su mirada se perdió por un momento.

—Te apoyo hermano, pienso que es un nuevo comienzo y sé que no existe nada que pueda decirte ahora pero yo… —le menciona Luis, pero en ese instante salió una chica rubia del pasillo con una de las camisas de Alex puesta. Luis está sorprendido.

— ¿Qué demonios? ¿Trajiste a una mujer a tu casa? —le dice bajito Luis  a Alex.

—Es una ex compañera de la universidad —le responde Alex mientras se pasa la mano por los ojos.

—Espera… ¿Bebiste? —le pregunta Luis.

—Un par de copas, tú sabes que no bebo —le dice cuando Luis se lleva la mano a la cara —Y tome un par de antibióticos, no te preocupes hermano que yo me sé cuidar aun estando algo mareado.

—Yo, te apoyaré hermano, estoy aquí para ti, pero dejo estas locuras —es lo que le salió en ese momento a Luis al ver que su hermano hizo cosas que jamás haría. Sabe que nunca llevaría a una mujer a su casa, pero se alivió al ver que no era prostituta.

—Gracias hermanito, tú siempre tan atento conmigo —menciona Alex.

—Ve a darte una ducha, ¿quieres? Vamos a la cafetería para desayunar —acota Luis mientras le quita el vaso a Alex y lo pone en el mesón, se dirige hacia el baño para preparar la ducha, pero se topa con la chica pelinegra envuelta en una sabana y su expresión cambio mientras la chica le sonríe pasando, por un lado.

—Mejor vístete y salgamos ¿si? —le exclama a Alex.

— ¡De acuerdo!

Bajaron todos y en la entrada del edificio las chicas se despiden de Alex con un beso en la mejilla cada una y el chofer les abre la puerta para llevarlas a su casa. Luis tiene cara de tonto mientras ve a su hermano con una suave sonrisa de lado. Ya en la cafetería la camarera toma su orden; era un lugar bonito, lleno de ventanales y flores en las afueras.

—Un cereal con leche y un vaso con agua —le pide Alex.

—Dos panqueques con miel, por favor —termina diciendo Luis entregándole el menú a la camarera, ve a su hermano jugar con el salero y evidentemente no lo veía nada bien porque no era común que un hombre como Alex comiera en una cafetería y jugara con un simple salero con la mirada algo perdida.

—Oh qué noche —dice Alex.

— ¿Si? Cuéntame —le menciona Luis y en ese instante la mente de Alex regresa al momento cuando la húmeda vagina de la rubia estaba sobre su cara y la chica pelinegra le hacía un largo y placentero sexo oral.

—Eso no importa para mí, fue como ver una película porno en el cine tres veces.

—Tres veces wao y que te parece si tienes un pequeño retiro de todo este asunto.

— ¿A qué te refieres? —le dice Alex.

— ¿Recuerdas a Thomas? ¿Él que inicio en la universidad conmigo y quería que le hiciera todos los proyectos y después de un año renuncio?

—Si una vez fue a la casa cuando todos vivíamos juntos.

—Si bueno resulta que le sigo en I*******m y para este fin de semana va a dar una fiesta seguida de un pequeño tour por Ibiza, Tenerife y Mallorca, lo bueno es que él me conoce y sé que te dará un trato VIP

— ¿Tenerife? Pero si aquí en valencia tengo la playa —le menciona Alex algo desganado.

—Solo di que si Alex no es una petición, además es por grupos, uno de casados y otro de solteros, puedo colocarte en el de los casados que solo irá a Mallorca, créeme será tranquilo, yo fui una vez.

— ¿Fuiste? ¿Cuándo?

—Al terminar mi licenciatura fui a Ibiza, pero solo por una noche —le dice algo nervioso.

— ¿Fue cuando casi te sacas los dientes por no sujetarte en el árbol de la casa mientras trepabas?

—Si —dice Luis algo avergonzado mientras se cubre el rostro —pero entonces la respuesta es sí.

—Si iré tranquilo.

—Lo prometo, te encargaré con Thomas, la pasarás bien.

—Confió en ti, pero nada de carne, ¿ok? —exclama Alex algo serio.

—Ok entonces te reservo hoy mismo —menciona Luis tecleando en su celular y Alex lo miraba con gesto de fastidio porque en realidad le daba igual si estaba encerrado en su departamento o en algún otro lugar de España, lo que necesitaba era olvidarse un poco de su vida que para él es desastrosa.

—Aquí tiene su orden —menciona la camarera con una charola en las manos y deja dos platos en la mesa con dos vasos con agua y empiezan a comer.

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