Capítulo 2

Liam Flesher

—No —determiné claramente ya irritado con Christian, mi abogado y un amigo que estaba siendo demasiado cercano para mi gusto.

—No es una respuesta viable —respondió simplemente mientras se sentaba en una de las sillas frente a mí mientras miraba todo por encima de su hombro como si todo estuviera por debajo de él.

Ciertamente era una actitud que me molestaba.

—Si la es y ya te la dije.

Christian suspiró pesadamente y cruzó una de sus piernas por encima de la otra mientras me leía, otra jodida cosa que odiaba que hiciera, por eso me mantuve rígido en mi asiento y lo miré directo a los ojos dejando de lado cualquier lenguaje corporal que él pudiera observar para torcerlo en mi contra, siempre lo hacía.

—A ver, no vamos a dejar ir medio billón de dólares solo porque tú estes empeñado en no cumplir la cláusula, solo te quedan siete meses o todo ese dinero pasará a manos de tu primo el desmantelador y estoy seguro de que te restregará en tu cara que consiguió lo que tú no.

—¿Por qué él no necesita cumplir la cláusula y yo sí? —cuestioné con el ceño fruncido.

—Porque tu abuelo sabía que eras un mujeriego y alcohólico empedernido y necesitaba mantener tus riendas agarradas aun después de muerto, muy controlador de su parte si me lo preguntas —se encogió de hombros como si no tuviera importancia —pero el punto aquí es que necesitamos que tú te hagas con ese dinero, no es por presionarte ni nada, pero ¿sabes todo lo que podrías hacer con ese dinero? Demasiadas cosas, yo por mi parte me compraré una casa en la playa con mis honorarios.

—Ya tienes una —declaré notando el brillo de diversión en sus ojos.

—Sí, pero quiero una en el caribe, mirando hacia ese hermoso mar brillante de aguas cristalinas.

—No voy a casarme —declaré ya molesto —no me importa el dinero, puedo vivir lo suficientemente bien durante todos mis años de vida si me jubilo justo ahora.

—Sí lo harás, sé que piensas que una modelo de esas va a regar por todos lados su matrimonio y te va a incomodar con su zalamería, pero debo decirte que no pensé en una de ellas como tu futura esposa. Debes estar casado durante seis meses para reclamar el dinero y el testamento se anula en siete, lo que nos deja con un margen de error muy grande si no nos movemos rápido.

—No nos moveremos a ningún lado.

—A ver, Liam, perdiste doscientos millones de dólares por invertir en una jodida compañía que terminó siendo un fraude, tu dinero está ahora en algún lado valiendo menos que el lodo, sé que no soy tu puto contable, pero aun así hasta a ti te costará un buen tiempo recuperarte de esto. Así que será mejor que tomes una esposa y te dignes a cobrar todo ese dinero con el que podrás recomponerte, además no quiero tener que escuchar a tu primo hablar de cómo está invirtiendo el dinero que podía ser tuyo.

Suspiré profundamente y me dejé caer contra el espaldar de mi asiento. En ese momento la puerta se abrió sin que alguien solicitara permiso previo, pero ya estaba acostumbrado a las interrupciones de Liana mientras estaba reunido con cualquier persona.

Ella era mi mano derecha por decirlo así, escuchaba cosas que nadie debía escuchar, me veía en facetas que nadie más hacía y leía documentos confidenciales que nadie más veía además de Christian. Ciertamente que le pidiera tocar cada vez que entraba sería un chiste.

Cuando dejó una taza de café frente a mi escritorio levanté la vista para ver como Christian se la tragaba con los ojos. No dudaba de que la haya cortejado un par de veces, pero la mujer parecía tan renuente y seca que dudaba de que consiguiera algo de ella.

Pero estaba seguro de que lo seguiría intentando, aunque si me lo preguntaban no lo culpaba, la mujer era bonita a su forma. Tenía un aire de inocencia y dulzura que cualquier depredador querría mancillar. Sus cabello era castaño, con ondulaciones muy sutiles que sabía eran naturales y sus ojos eran de un bonito color whiskey que me habían observado con irritación muchas veces, sin embargo, siempre se mantenía callada.

Pero era evidente el fuego en ella, aun cuando no decía nada nunca.

—¿Algo más? —cuestionó con voz amortiguada y negué mientras la despachaba con mi mano.

Fue obvio que ambos miramos su andar enfocándonos en las curvas de su cuerpo moviéndose mientras salía de la oficina.

—Ella es la que se va a casar contigo —dijo en cuanto ella cerró la puerta tras de sí.

—Ajá —dije sin tomar en cuenta sus palabras.

—Sólo escúchame, Liam —pidió esta vez con un poco más de seriedad —sabemos que necesitas el dinero, y también sabemos que necesitas una esposa que no sea una super modelo. Podemos firmar un contrato de confidencialidad con ella y le explicamos la situación y le pagamos por ello, luego simplemente viven juntos por seis meses y luego se separan alegando problemas de concordancia marital, después de todo ella tiene nueve meses pululando a tu alrededor, lo que se verá como una historia de amor que creció durante esos meses y todos los testigos puestos en la cláusula del testamento testificaran que el amor entre ustedes se forjó, no que se forzó y listo, medio billón de dólares.

—¿Tiene nueve meses trabajando conmigo? —cuestioné incrédulo.

—¿Qué? ¿No te habías dado cuenta? —cuestionó con un tono de voz burlón —ha sido el único empleado capaz de soportarte por más de tres meses y ni siquiera te habías fijado en eso.

—Si me había fijado, solo que no creí que había pasado tanto tiempo ya, además ¿qué te hace creer que aceptará esto? Es descabellado para cualquiera.

—La cuestión es que tu bonita y sexy secretaria ha solicitado un préstamo en cinco bancos diferentes por una cantidad estúpida de dinero para poder costear la cirugía de su madre sin tener que hipotecar su casa, ambos sabemos que no les gestionaran tal cantidad y tendrá que sacrificar cosas que no quiere para salvar a su madre, entonces ahí entras tú ofreciéndole medio millón de dólares para que se case contigo por seis meses.

—¿Cómo sabes todo esto? —cuestioné con el ceño fruncido.

—Poque llevo meses planeando este golpe y aunque su madre no le había dicho nada a ella, ella estaba consciente de su problema de salud y la cirugía que necesitaba mucho antes de que la avecilla trabajara aquí.

—Me estas jodiendo —dije levantándome de mi lugar.

—Estaba en el hospital cuando ella fue en busca de su madre —él levantó las manos luciendo inofensivo —escuché una conversación aquí y allá mientras ella le decía que estaba en una entrevista de trabajo y que no pudo llegar antes.

Christofer sonrió mientras sobaba una de sus manos contra la otra.

—Luego fue fácil verificar si había enviado un currículo aquí y cuando lo encontré solo la llamé y le di el trabajo y perdóname, pero también le subí el sueldo, con razón tus empleados se iban tan rápido

—¿Sabes que te voy a despedir? —él se encogió de hombros luciendo claramente desinteresado.

 —Me importa un comino, mi trabajo aquí es cuidar de tus intereses y eso fue lo que hice al contratarla a ella.

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