¡Estoy cansada!

Desde ese día, nunca más volvió a mi sueño , se había ido.

Pasaron los días, volví a mi vida casi normal.

Me iba a mi trabajo por día y por la noche en mi facultad, era una forma de llevar los días, que se transformaron en monótonas y aburridas.

Era un día de primavera,

Aun se sentía un poco de frio,

Como casi todos los días, ya me iba atrasada en mi trabajo, cuando llegue en la oficina , me percaté de un vehículo estacionado, frente al local.

No le di importancia, pero alcancé a ver al hombre dentro.

¡Era misterioso! Algo en él estaba mal.

Después de trabajar horas y horas sin descanso por fin ya era hora de salir, mis compañeros estaban a punto de salir, tenían que visitar un edificio con un posible comprador, mis jefes estaban de viaje, así que me quedaría sola para cerrar toda la oficina.

—chau, Luz…

Salieron apresuradamente, estábamos con muchos compromisos ese día y tuvieron una tardanza para salir.

—¡ chau! Me despedí de ellos.

Pasaron unas horas, aún no salía porqué me llamaron pidiendo un informe.

De pronto escuché una voz,

—¡Permiso!

Era un hombre.

En la entrada de la oficina.

Lo miré extrañada mente, su apariencia era bien anormal, tenia puesto ropa de militar,

¡Dios quien se viste así! me digo a mí misma.

Puedo observar que trae consigo un maletín negro,

Puf. Mis memorias vuelven.

Me pongo nerviosa, ese maletín era igual al que llevaban esos hombres aquel día.

Pero… ¿Qué está pasando?

De repente, ese hombre ya se había acercado a mí.

—¡Buenos días, señorita! Me saludó amablemente.

Su tono era tranquilo.

No sé cómo, pero pude cambiar mi espanto, inhale un poco de aire invisible y me tranquilicé le respondí con un tono amable,

—¡ Bienvenido sr.! —¿En qué te ayudamos?

Soy buena actuando, últimamente cambie mucho ya no demuestro mis sentimientos y emociones tan fácilmente.

Se paro en mi frente , me observaba en silencio como si estuviera esperando una reacción mía, o talvez estudiándome.

Vuelvo a preguntar, con amabilidad,

—¿Necesitas hablar, con alguien?

—Ahora mismo mis jefes no están, —pero vuelven pronto, si no te molesta esperar o volver después.

Tenía dos jefes que casi nunca estaban en la empresa, siempre tenia que justificar su ausencia por eso esa frase lo tenía memorizado, desde que comencé a trabajar ahí.

Después de un silencio…

—¿Voy a esperar, si no te molesta?

Me respondió.

Me miró fijamente como si estuviera esperando que reaccionará, algo dentro de mí me dice que no es un cliente común.

🦋

En mi mente estoy muerta de miedo, pero no puedo demostrar mis debilidades, sigo fingiendo ser una buena secretaria.

—¡Tomé asiento, por favor!

Dije educadamente señalando el sofá.

— Deseas tomar algo, un Café, té, agua o alguna bebida especial.

Era lo único que podía hacer, realmente estaba esperando su respuesta.

Tal vez, este equivocada y solo sea un cliente a más,

Pero mi instinto me dice que no confíe mucho.

Uhm… de pronto,

Observo que en el bolsillo de su pantalón tenia un cuchillo, en su cintura un arma, no puedo identificar que tipo pero lo pude ver.

Ese hombre no disimulo nada, ¡oh, mi Dios!, en mi mente me digo

—¡Tengo que salir de acá!— ¿ Pero a dónde?

Soy una chica frágil no puedo defenderme, éste hombre parece ser alguien preparado.

Mil preguntas pasan por mi cabeza, si era un asalto, si venía por uno de mis jefes o talvez se estaba escondiendo de alguien, mi mente volaba y no me había dado cuenta de que me estaba hablando,

–¡Perdón, es que me distraje!

Dije.

—¡No hay problema!, ¿ Usted debe de tener mucho trabajo!

—¿Si no es molestia, y si no te va a tomar mucho tiempo?

—Me gustaría, tomar una bebida tradicional, desde que pise este país, suelo observar que toman mucho. —¡Tengo curiosidad!

Una sonrisa se dibujaba en su rostro.

—Ahhh... bueno.

A la hora pude percibir de que bebida estaba hablando, —Si no te molesta, voy a comprar de la esquina, en el quiosco.

—¡No me importa! Al contrario si no te molesta hacerlo.

Era gentil a pesar de su apariencia ruda.

—Realmente me gustaría mucho probar,

Asiento con mi cabeza, me retiro de la sala.

Fueron momentos muy intensos, tanta presión que viví en algunos minutos solo quería salir corriendo, pero no podía.

Si era uno de esos hombres, que habían atacado mi casa él se encargaría en encontrarme, y no quiero poner en peligro a más personas, mejor me quedó.

¡Tal vez, esté sea mi destino! me dije.

Estaba parada enfrente del vendedor,

–Srita. ¿está usted bien.

Mi cara me delataba, al mirarme se podía ver que no estaba bien.

Me callé, sólo le sonreí de forma silenciosa, como dando a entender que estaba bien.

Volví a la oficina, el seguía ahí sentado mirando el periódico.

Ese hombre tenía un aura muy fuerte, verlo de lejos me hacía sentir escalofríos tuve que disimular mi cara de miedo y angustia volví a entrar.

El hombre, tenía una cara de sorpresa, era como sino me esperaba devuelta.

Me apresuré y prepare la bebida, le serví atentamente lo miró y después procedió a tomar.

Solo me quede en mi oficina mirando un cuaderno, realmente ya no tenía trabajo que hacer.

Tenía una sonrisa misteriosa como si estuviera calculando algo.

De pronto, se dirigió a mi –¡No creí que volverías!

Pronunció lentamente.

Lo miré algo sorprendida —¡Es mi trabajo!

Dije hojeando mi cuaderno.

—¿Morir también, es tu trabajo?

Esa pregunta sonó algo irónico.

—Supongo que no.

Pero últimamente ya deberían contratarme para eso, ya que siempre me están queriendo matar.

Me reí por un momento, mi vida se tornó como un tornado sin comienzo.

Me observa detenidamente, vuelve a preguntar.

—¿Por qué, no te fuiste?—Tenías la oportunidad de huir.

—Jamás, haría eso.

Dije decidida.

—¿Sabes quién soy?— ¿ o en algún momento te imaginaste?

Era obvio que me había dado cuenta de que no era un cliente.

—Supongo que si.

Respondí moviendo la cabeza.

—¡Pues si lo sabes, quién soy! —Debería de haber huido.

—¡Alguien que vino a hacer su trabajo, no me dejará ir muy lejos!

—¿ Qué es ese trabajo? Me preguntó aun seguía bebiendo su bebida.

—¡ Matarme!

La muerte siempre estaba detrás de mí, pero eso no me molestaba.

—¡y aún igual así volviste! ,¿ no sería mejor, que te hayas escapado, cuando tuviste la oportunidad?—Pero volviste y hasta me serviste, una bebida

—Uf. ¿Que eres? Niña…

Dijo moviendo la cabeza y sonriendo

—¡No soy nada, ni nadie!

—¿Por qué tanta gente te busca? Si no eres nadie.

Suspiré por un momento.

—Sólo no tengo, donde irme — mucho menos, no puedo esconderme de ti, —¡ Me hallarías igual!

—¡Eres valiente!, me agradas

Su mirada era tan sombría.

—¡No lo soy! —pero no puedo permitir que más personas sean dañadas por mí culpa.

—¿Qué hiciste, niña?

Su pregunta era triste

—No lo sé, aún no descubrí.

Mi respuesta era aun más

—Eres muy inteligente, me percibiste muy rápido.

Eso no suele pasar conmigo.

— Desde que te vi en la puerta, ¡supe que viniste por mí!

El me escuchaba atentamente, mirando su rostro tenía una expresión tranquila.

Suspiré por un momento y me atrevo a preguntar; —¿Me matarás?

Un silencio se apoderó de la sala.

—Si es así,— ¡ me resignaré y acepto.

Si eso es mi destino.

—¡ No lucharé más! Ya estoy cansada…

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