Capítulo 7: Un viejo amigo.

—¡Hey! ¡Déjalas!...—grita un chico alto, acompañado por otro grupo de amigos.

—¿Miguel?—pregunta Johanna, sorprendida de verlo ahí.

Nataly voltea a ver a Johanna, sorprendidas de ver a Miguel. Alguien que fue amigo de ellas, cuando estaban en sus antiguos cuerpos.

—Por favor, sólo charlábamos, Miguel... ademas, ¿qué haces por aquí?, habíamos dicho que para evitar problemas evitarás esta ruta...—responde el chico que sujeta a Johanna.

—Déjalas ir... no seas aprovechado...—ordena Miguel.

—¿O qué?—lo encara.

—O esto se pondrá feo... y no hablo de ti—ríe.

El chico intenta darle un golpe, Miguel rápidamente lo evade y le da un golpe en el estómago, él se agacha un poco y Miguel le un rodillazo en su rostro haciendo que caiga al suelo.

—¡Viene la policía!—uno de los acompañantes del chico lo levantan del suelo y corren.

Otro chico empuja a Nataly contra Johanna y corre.

—Te dije que no era bueno venir... jamás creí que una chica tuviera que pasar por estas cosas...—le comenta a Nataly mientras se limpia le polvo y la ayuda a levantarse.

—Eso es el pan de cada día, creo que no me quedaron ganas de venir...—responde Nataly.

—¿Están bien?—pregunta Miguel mientras les ayuda a recoger las cosas que se pudieron caer al suelo.

—Muchas gracias, Miguel...

—¿Saben como me llamo?—se desconcierta. —Nunca las había visto por aquí y mucho menos las recuerdo—ríe él.

—Am... sí. Es que.. tú sabes, compañeros de escuela o por f******k... así te conocimos...—responde Nataly con una risa nerviosa.

—Más o menos te entendí...—ríe. —No es bueno caminar por estos terrenos, las pandillas qué hay aquí son peligrosas, como esos tipos. Algunos incluso son vendedores de droga pero a la policía no le importa...—agrega él mientras uno de sus acompañantes le entrega el bolso de Johanna.

—Esto es tuyo..—le entrega el bolso a Johanna. —Ese chico te golpeó algo fuerte, tu mejilla está muy roja... demasiado—toca la mejilla de Nataly. —Puedo curarte...

—Estoy bien, gracias—se sonroja. —Creo que ya debemos irnos... muchas gracias por ayudarnos...—toma a Johanna del brazo y piden un Uber.

—Claro, chicas...—responde en un tono dulce.

—Hasta luego...—agrega Johanna antes de subir al auto.

El auto arranca y se dirigen a casa. —Ese tipo si te pego muy fuerte... y se nota demasiado en tu mejilla, solo esperemos que nuestros padres no lo noten—comenta Johanna mientras saca su maquillaje.

—Tranquila, no estarán aún...

—De igual forma puedo maquillarte un poco... así se disimula...—acerca la brocha.

—No, estoy bien así, lo único es que me duele y me arde, al final de cuentas si fue mala idea venir. Ese estupido si me pego algo fuerte—contesta Nataly.

—No tenemos la misma fuerza que cuando éramos hombres, agradezco que intentaras salvarme, pero fue algo arriesgado—comenta Johanna mientras guarda sus cosas y suspira mientras ve como su hermana de masajea su mejilla y brazo.

—No lo digas así, suena un poco humillante, aunque sea verdad. Y da igual, tenía que hacer algo porque ese tipo te estaba tocando, hay que dar gracias que Miguel llegó, no creí que en esta realidad existiera...—baja un poco el vidrio para tomar algo de aire.

—No es humillante, es normal. Aquí están todos, nada cambio, solamente nosotros... o en este caso, nosotras—Johanna toma su teléfono y responde unos mensajes.

Nataly solo suspira mientras observa por la ventana.

30 minutos después...

Llegan a su destino, bajan del auto y ven el auto de su padre.

—Parece que hoy llegó temprano...—apunta al auto.

—Ay no, entremos, lo más seguro es que esté ocupado en la cocina y tal vez ni nos vea entrar...—responde Nataly.

Caminan hacia la puerta principal de su casa y abren la puerta, lentamente la cierran y de pronto su padre aparece saliendo de la cocina.

—Chicas, estaba...—observa la mejilla de Nataly. —¿Qué te paso?—pregunta mientras se acerca y toca la mejilla de Nataly, con preocupación.

—Me caí... creo que es una de las desventajas de ser tez blanca, que algo como una caída se me noté... ¿no es así Johanna?—la mira, intentando desviar la atención hacia ella.

—Si... como todo, ventajas y desventajas...—responde mientras ve a su padre tocar la mejilla de Nataly.

—No, en serio, dime que sucedió... dudo que tu hermana te haya pegado, y no te caíste, esto parece más a que alguien te haya dado una bofetada...—la ve a los ojos con suma molestia.

—Ay ya, pasamos por un lugar "peligroso" camino a casa, había un grupo de pervertidos, al parecer drogados, se nos acercaron, nos querían besar. Uno de ellos me tomó en sus brazos así que mi dulce hermana lo empujó y escupió... claramente el chico se molestó y le lanzó una cachetada... por suerte, unos amigos llegaron y los otros chicos se fueron corriendo, además que unos policías se acercaban... eso pasó—Johanna aclara la situación con un tono rápido que incluso su padre se pierde un poco.

—¡¿Por qué carajos se fueron a pie?! Tienen las tarjetas para pagar el Uber, que tan difícil es eso... algo peor pudo haber pasado y ustedes parecen tomarlo tan a la ligera, son unas chicas que en cierto aspecto están indefensas...

—¡No lo digas de esa forma!—interrumpe Nataly.

El padre de ambas se queda un poco sorprendido por la exaltación de Nataly. —Es lo que son, unas chicas, quizás no indefensas, pero dime, si un chico no puede defenderse de un grupo de maleantes, ¿qué creen que podrán hacer ustedes? Le diré a su madre de esto...—responde molesto.

Voltea a ver a Johanna. —desde luego, quiero que me digas donde fue y a qué hora... mañana enviaré a alguien a buscar y vigilar a esos chicos—agrega él.

—Estoy muy molesto, no se cual es la necesidad de desviarse por ese camino, les dijimos que podían salir con sus amigos, no es tan difícil acatar esas reglas... durante las próximas dos semanas sólo podrán salir para ir a la escuela y volver, nos aseguraremos que cumplan...—las ve a ambas. —Y Nataly... nada de salidas con tu novio mientras estes castigada. Se tendrá que esperar hasta el domingo...—se retira molesto.

—Si papá...—Nataly toma su mochila y sube.

—Me parece un poco injusto... no volverá a pasar algo así, tranquilo...—Johanna protesta mientras su padre se dirige a la sala.

—Lo ven como si no fuese algo tan malo... ya tome mi decisión. Y desde ahorita te aviso, cuando tengas novio, también quiero conocerlo primero—se sienta y abre su laptop.

—Ahg... no puedo creer, que me esté pasando esto—sube las escaleras y se dirige a su cuarto con a Nataly.

Ambas suben al cuarto, guardan sus mochilas y Nataly se coloca frente al espejo, revisando el color rojo de su mejilla. —Ay por favor, no se ve tanto...—exclama mientras se ve en el espejo.

Johanna la ve —Lo que nuestro padre le molesta es que andábamos en un terreno peligroso... por eso se molestó tanto. Creo que nos ha dado tanta libertad y este incidente le hizo analizar de nuevo nuestra situación... adiós a permisos fáciles—ríe.

—Tu teléfono está vibrando... ¿te lo doy? Puede ser importante...—Johanna toma el teléfono de Nataly.

—Debe ser Karen... o Nicky... aunque lo dudo después del berrinche que me hizo por teléfono, no se que haré con ese niño...—baila los ojos y comenta con un tono sarcástico.

Johanna ríe y le pasa el teléfono.

Nataly lo toma. —Genial... es Nicky...—comenta mientras observa que su hermana ríe. ¿qué te da risa?...—pregunta antes de responder.

—Tu forma de hablar y actuar—ríe. —Eso me causa risa...

Nataly baila los ojos y suspira antes de responder.

Nicky: Hola, ¿Nataly?

Nataly: Soy su secretaria, es broma. Si, soy yo jaja

Nicky: Ahora entiendo porqué no querías que te llevara el día de hoy, tenías pensado irte con tu hermana a un barrio muy peligroso... ¿a quién ibas a ver?

Nataly: ¿Qué? No sé de que hablas...

Nicky: Si claro, Nataly. Un amigo te miro pasar por su privada, incluso me envió una foto. Es un chico al que le vendí droga, pero es de fiar. Oh y espera... esa no es la mejor parte... te siguió y te miro con un grupo de chicos...

Nataly: Deben ser los chicos que nos acosaron y acorralaron...

Nicky: ¿Qué? No... me dijo que estabas hablando con uno de ellos, luego llegó un Uber por ustedes... ¿como qué acosando?

Nataly: Creo que esa parte no debías saberla...

Nicky: Déjate de estupideces y dime quien las acoso...

Nataly: Espera, espera... no me hables así o no te diré nada de lo que quieres saber...

Nicky suspira.

Nicky: Necesito saber, amor...

Nataly: Un grupo de chicos nos siguieron... nos acosaron y después acorralaron. Tomaron a Johanna, yo empuje al chico que la tomo y la escupí... luego el me dio una cachetada, la cual dejó marca y encima me tiro sobre el suelo, después un grupo de chicos, llegaron y un conocido... lejano se podría decir... el nos ayudó y los chicos acosadores huyeron...

Nicky: ¡¿Pero por qué estabas ahí?!

Nataly: Tranquilo... solo acompañe a Johanna a buscar unas cosas, pero me quedo claro que no debo ir más para allá...

Nicky: Mañana mismo iré a esa zona y buscaré a esos chicos, irás conmigo y me dirás quienes eran...

Nataly: No, no haremos eso. Ya no quiero más problemas, Nicky. No volveré ir para allá...

Nicky: Esta bien... ¿Tú estás bien?

Nataly: Si, mi mejilla ya no se ve tan roja y... cambiando de tema a algo más amistoso. El domingo mi papá te espera, está muy ansioso por conocerte jaja...

Nicky: Ay... fingiré actuar como un chico normal...

—¡Nataly!—grita Paola desde la cocina.

Nataly: Ay, es mi mamá...

Nicky: Eso no suena bien jaja, hablamos luego...

Cuelga la llamada y baja a la sala.

—¿Mande? ¿Dónde estuviste?—pregunta mientras se acerca a ella.

Nataly se sienta en la silla del comedor. —Mejor ve directo al regaño, ya sabes mi respuesta y papá te contó ya... evitémonos todo eso...

—¿Y Johanna?—pregunta su madre.

Johanna baja lentamente las escaleras y sonríe.

—Aquí estoy...—camina Johanna hacia su hermana y con una mueca de disgusto.

—¡¿Como se les ocurre irse solas a una colonia como esa?!, ¿Cual fue el motivo para ir? Están locas...

—Fuimos a casa de una amiga pero no estaba... así que pues regresamos y creo que el resto de la historia ya la sabes...—se sienta en el sofá.

—Se suponía que solo irían a la escuela, y si salían con amigas me avisarían, tú cuando no estás aquí, vas con tu novio...—contesta la madre, mientras Nataly y Johanna están sentadas escuchando sin chistar.

—No volverá a pasar...—contesta Johanna cuando es interrumpida.

—Claro que no volverá a pasar, estarán castigadas por 2 semanas, tal vez más...—interrumpe.

—Nos alejamos un poco y ustedes se descontrolan... chicas, ¿qué les paso? Nunca habíamos tenido problemas por algo como esto, nunca desobedecían las reglas, lo hacían, pero no lo hacían yéndose de excursión...

Johanna y Nataly se miran una a la otra.

La charla termina, suben a la habitación para prepararse y darse una ducha. Después bajan a cenar y finalmente se acuestan. Nataly impaciente por lo que le espera el domingo y Johanna meditando la situación actual.

Al día siguiente. Viernes.

Nataly y Johanna van caminando hacia la salida de la escuela, pero Damián y Jacob las interceptan.

—Oye, ¿irás a la fiesta?–pregunta Damian.

Jacob sonríe. —Vamos Johanna se que irás... y tú también Nataly... son dos locas que no pueden faltar en la fiesta—ríe.

—No, lo siento.. mi hermana y yo estaremos ocupadas... así que no podremos ir... hemos estado un poco apagadas—responde Johanna con una mueca de tristeza.

—Vamos Johanna... habías dicho que sí... ah es cierto, están castigadas...—agrega Damian con una sonrisa.

Nataly baila los ojos y Johanna se despiden, se dirigen al Uber y suben al auto.

—¿Te sientes atraída por ese chico? Bueno... al menos no soy la única que se está volviendo loca en esta realidad...—Nataly se quita la mochila y la coloca a lado de ella.

Johanna sonríe.

Mientras ambas chicas prueban ropa, discuten sobre sí ir a la fiesta. —¿Deberíamos estar en esa fiesta?...—inquiere Johanna mientras se ve frente al espejo con un vestido color negro.

—Podríamos escaparnos de aquí e ir... yo también quiero ir a comer—ríe. —Pero además ya son las 11, si llegáramos a ir quizás ya no habría nadie...—Nataly se ve interrumpida por un golpe en la ventana.

—Dudo que alguien haya tocado la ventana, esto es segundo piso...—comenta Johanna con un poco de sarcasmo mientras se acerca a la ventana y la abre para verificar que fue lo que la golpeó, pero se lleva la sorpresa de ver a Jacob allí.

—Ay, carajo... mi papá nos va matar ahora sí...—agrega Nataly.

—Johanna... me escape de la fiesta y pase por aquí... sal a charlar, igual dile a tu hermana que venga...—comenta en voz baja y con entusiasmo.

—¡Oye!, ¿qué haces en el jardín de mi casa?—se escucha la voz de Alberto, el padre de ambas.

—Genial... vamos—toma a Nataly del brazo y bajan rápidamente.

¡Muchas gracias por leer!

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