Capítulo 5: Una pequeña travesura.

Al día siguiente cuando Sol regresó al club e hizo lo mismo de siempre, saludar a Sean y entregarle su cena. La chica estaba deseando tener una noche tranquila después de lo que había pasado con Sasha y estaba segura de que no volvería a verlo, pero en ese momento Sean la miró con ansiedad señalando las motos.

–¿Qué ocurre Sean? – Preguntó Sol mirando intrigada las motos que estaban aparcadas delante del club.

–El Tarzán acosador está ahí. – Murmuró Sean como si estuviese contando un secreto, señalando la entrada del club. – Ten cuidado Solecito, no parecía estar muy contento y Sol miró aquella puerta rodeada de luces con ansiedad porque no sabía que reservaba Sasha para aquella noche.

Sol entró al club y miró alrededor, pudo ver desde la entrada que Sasha estaba en lo que ya era su lugar habitual, en la mesa más cercana al escenario en el que bailaba ella. Entonces se acercó a Don para preguntar que estaba haciendo su acosador allí después de lo que había pasado entre ellos.

–¡¿Esto es una broma Don?! – Preguntó Sol indignada señalando a Sasha que estaba sentado de espaldas para ellos. – ¡¡Me ha agarrado Don!!

–Lo sé Solecito, pero según el jefe esto es un club de strippers y si andamos echando a los hombres por querer divertirse un rato terminaremos sin clientes. – Contestó Don sin poder mirarla a los ojos porque no le quería decir la verdad sobre quien era Sasha para no asustarla, lo que Don no se imaginaba es que ocultarle esa verdad era un grave error por su parte.

–¡¿Me estás diciendo que si decide violarme no pueden hacer nada porque solo se está divirtiendo?! – Habló Sol exasperada girándose para ver a Sasha.

–Lo siento nena, no hay nada que pueda hacer. Son decisiones del jefe y sabes que nadie le lleva la contraria a Armando. – Contestó Don con fastidio y Sol negó con la cabeza molesta, después le dio la espalda para marcharse al camerino.

En el camerino el teléfono de Sol comenzó a sonar y al ver que era Rosa contestó rápidamente pensando que le podía haber pasado algo a su hija.

-Rosa, ¿está todo bien, Estrella está bien? – Preguntó Sol con nerviosismo, entonces escuchó la risita de su hija al otro y fue como música para su oído.

–¡Hola mami!

–Cariño casi me asustas, ¿por qué me llamas mi vida, necesitas algo? Sabes que a estás horas deberías estar en la cama. – Habló Sol entrando al camerino poniéndose delante del espejo mientras que ponía el teléfono en altavoz para poder maquillarse.

–Sí mamita está todo bien, solo que te echaba de menos. – Contestó Estrella con un tono dulce y Sol miró el teléfono de reojo.

–Estrella cariño, dime que es lo que quieres.

–Nada mamita…

–¿Estrella? – Preguntó Sol mirando el teléfono mientras que sonreía segura de que su hija quería algo.

–Bueno, quería saber si puedo comer otra galletita, dice Rosa que me lo tienes que autorizar.

–Cariño sabes perfectamente que solo puedes comer dos galletas y un vasito de leche antes de dormir para que luego no te duela la barriguita. – Contestó Sol sonriendo con ternura.

–Solo una galletita más mamita, porfis. – Pidió Estrella y Sol giró los ojos porque no podía resistirse aquella vocecita.

–Está bien solo una galletita más y recuerda de agradecer a la Virgencita por la galleta, ¿ok? – Contestó Sol escuchando la risita de su hija y se derritió de amor.

–Gracias mamita, también le daré las gracias por darme una mamita tan linda como tú. ¡Te quiero mami!

–Te quiero con toda mi alma mi pequeña Estrella. – Contestó Sol despidiéndose de su hija, después se miró al espejo viendo su imagen con resignación porque si quería que Estrella estuviera segura trabajar en el club era su única opción, entonces comenzó a quitarse la ropa para ponerse un disfraz.

Cuando Sol salió Sasha no dejaba de mirarla fijamente, había momentos que parecía desearla y otras como si quisiera matarla. Sol pensó que debía ser un enfermo y tenía que encontrar la forma de librarse de él. Sol solo quería que la dejará en paz.

Después de terminar su baile dio un paseo por el club, dispuesta a ignorar a Sasha manteniéndose lo más alejada posible de él hasta que escuchó aquella orden.

–Sol él caballero desea que solamente tú le sirvas. – Anunció Armando y Sol se giró para mirarlo, entonces su jefe señaló a Sasha con la mirada.

–¡Pero si yo no soy camarera! – Contestó Sol molesta mirando a Sasha con desagrado, viendo como él sonreía con satisfacción mirándola.

–¡Tú aquí eres lo que yo te diga niña, así que ve atenderlo! – Ordenó Armando y Sol caminó en la dirección del camerino para cambiarse de ropa antes de atender a Sasha, entonces Armando la agarró del brazo. – ¿A dónde piensas que vas? – Preguntó frunciendo el ceño y Sol miró la mano de su jefe que apretaba su brazo.

–Pues a cambiarme…

–¡No, ve a atenderlo vestida así tal y como estás! – Habló Armando con autoridad y Sol le suplicó con la mirada.

–Armando casi no voy vestida sabes que no me gusta estar tanto tiempo en el salón así. – Murmuró Sol mirando de un lado a otro con molesta y su jefe la miró con reproche.

–Me importa una mierd* lo que te guste o no, así que ve a atenderlo y recuerda sonreír. – Ordenó empujándola hacia la mesa y Sasha se inclinó hacia adelante porque quería que lo sirviera, pero no que la tratarán de aquella manera, entonces decidió no hacer nada y solo observar para ver hasta qué punto Armando controlaba a Sol. – Quiero ver tu mejor sonrisa belleza, por según él lo miras con desagrado y eso no le gusta nada, así que quiero ver esos dientes.

Sol caminó hasta la mesa de Sasha deseando golpearle con la botella en la cabeza y él sonrió cuando ella se acercó a él, entonces empujó su copa para que Sol le sirviera otro trago de la botella de whisky que había pedido.

Sol podía sentir la mirada de Sasha paseando por todo su cuerpo, sobre todo por su trasero porque podía ver por el rabillo de ojo como se humedecía los labios mirándolo.

–¿Necesita algo más señor? – Preguntó Sol forzando una sonrisa y Sasha sonrió con malicia observando cada una de sus curvas.

–De ti necesito muchas cosas, pero de momento con que me sirvas toda la noche me vale. – Contestó Sasha subiendo la vista para mirarla directamente a los ojos. – A partir de ahora vas a ser mi camarera particular y cuando no estés bailando te quiero aquí, bien pegadita a mí.

–Esto en mi adorado México se llama acoso, ¿sabes? – Contestó Sol con sarcasmo y Sasha sonrió con malicia.

–Pues yo lo llamo cacería y estoy muy cerca de atrapar mi presa. – Contestó con un tono serio mirándola a los ojos y Sol sintió una electricidad despertar en su vientre, una que ella intentó ignorar al máximo.

Sasha habló con tanta satisfacción que Sol deseó ahorcarlo allí mismo, entonces miró en la dirección de su jefe dándose cuenta de que no dejaba de observarla y sonrió con sarcasmo buscando en su cabecita la forma de vengarse de Sasha.

Sol se preparó para su segundo baile de la noche, ya que siempre realizaba tres y después de terminar se acercó a Claudia.

–¿Clau me puedes sustituir en el último baile de esta noche? – Preguntó Sol observando a Sasha por una brecha de la cortina del escenario.

–Claro nena. ¿Va todo bien con Estrella? – Preguntó Claudia mirándola porque sabía que cuando Sol le pedía aquel favor era porque necesitaba salir antes y casi siempre era por su hija.

–Sí Clau, va todo bien. Es solo que necesito salir antes hoy, porque necesito ocuparme de un asunto muy molesto. – Contestó sonriendo y Claudia la miró intrigada, pero pensó que era mejor no preguntar.

Sol se fue corriendo al camerino para cambiarse de ropa y después de hacerlo se marchó del club sin que Sasha o su jefe se dieran cuenta.

Cuando Sol salió al callejón miró el lugar donde Sean solía dormir con sus perros y lo vio hablando con uno de ellos, entonces se acercó a él.

–¡Sean! – Exclamó Sol y Sean se giró para verla.

–Mi Solecito, que pronto sales hoy, ¿no? – Preguntó Sean extrañado.

–Sí Sean y necesito que me digas cuál es la moto del Tarzán. – Pidió Sol mirando las motos y Sean caminó hasta ellas para enseñarle la que estaba buscando, entonces Sean la vio sonreír con malicia.

– Siento que vas a hacer algo muy malo mi Solecito. – Murmuró Sean intrigado.

–Solo será una pequeña travesura Sean, muy pequeñita.

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