-Tengo que irme pero tú te vas a quedar aquí-

Patryce, aún con los ojos cerrados, escuchó el suave ronroneo que el hombre dio cerca de uno de sus oídos susurrándole tales palabras.

Su cuerpo entero estaba laxo, relajado y tranquilo.

-Si hubiera sabido lo que era...no habría dudado tanto, antes- murmuró.

Un brazo le rodeó por la cintura para en segundos, notar como le hicieron girarse hasta reposar bocarriba.

El joven abrió los ojos topándose con los marrón oliva de Elliot, mirándole.

-Mejor que hayas sido tú quien haya decidido- agregó éste.

Patryce alargó una mano hasta su cara y la asió firmemente por la mejilla. Luego, con suavidad, hizo a Elliot arrimar su rostro al suyo para terminar con sus bocas bien unidas.

Elliot separó los labios de los suyos para alzando la otra mano rodear la cabeza del chico con el brazo.

-Hoy me dirán quien es el candidato elegido- rezumó burlón.

Patryce sonrió.

-Espero no ser yo- dijo.

-Y yo espero que sí seas tú- repuso Elliot devolviéndole la sonris