Continua... Capitulo 4

Una larga y placentera ducha, luego un rico y sencillo almuerzo, se vistió con unos Jeans azules, una ajustada blusa blanca, un blazer negro, hoy no llevaría zapatos de tacón como lo hacía para ir a la oficina, calzó unos tenis blancos, su bolso de mano, su cabello suelto le daban una apariencia más joven, su infaltable móvil, y su agenda para anotar todos los pendientes. No podía creer que ese auto lo estuviera conduciendo ella, era un Mazda 6 color rojo, un auto superelegante, que atraía varias miradas, sobre todo de las personas de su antiguo barrio que, al verla conducir, murmuraban todo tipo de cosas. Ahora su elegante auto la llevaría a las afueras de la ciudad, para reunirse con su jefe y el Dr. Tomás.

— Buenas tardes. — Los caballeros, en todo el sentido de la palabra, se levantaron de sus sillas cuando ella se acercaba.

Para el señor Julio, saber que todos sus hijos y su esposa, se habían confabulado para sacarlo de en medio de todos los negocios fue una sorpresa, pensaba que era su hijo Ricardo, quien era un hombre demasiado ambicioso y traicionero, pero todos se habían puesto de acuerdo para sacarlo de la presidencia de las empresas y de todos sus negocios. El abogado trajo consigo, chats de mensajes entre ellos, llamadas a altas horas de la noche, desviación de dinero, compras para terceras personas y otras sorpresas más. Un favor muy grande pidió a su abogado, algo que Camila no entendió del todo. Pero que se trataba de la modificación del testamento, para el heredero que se lo mereciera, además de blindar los negocios para que solo se usará la firma del único dueño de todo, mientras él estuviera con vida él y solo él podía destinar recursos para cualquier negocio que hiciera la empresa, ninguno de sus hijos, ni su esposa podía destinar un solo peso sin que el señor Julio lo supiera, ahora ellos, luego de ser los segundos al mando en las empresas, eran solo simples empleados de su padre, recibiendo un sueldo de gerentes. Sabía que esto traería discordias, peleas y discusiones, pero poco le importaba, ya que ellos habían actuado como verdaderas sanguijuelas, chupándole la sangre.

—! Camila, se me olvidaba decirte, debes mudarte, y tiene que ser hoy mismo. ¡Ya Tomás, tiene todo listo!  -De inmediato se levantó de su silla, se dirigió hasta su auto y se marchó. El abogado Tomás la miró con impotencia.

El abogado le entregó las llaves de su nuevo apartamento, estaba cerca de donde vivía. Tenía que correr y empacar todo de nuevo, ya que, dentro de pocas horas, tendría que ir hasta la fundación y cuidar a las chicas, porque se lo había prometido a su madre. 

Solo debes sacar tu ropa, el nuevo apartamento tiene todo lo que necesitas.

Recogió lo que más pudo, agradeció tener el auto, llevó consigo su ropa, unos utensilios de cocina, luego miraría qué hacer con el resto de cosas. Su nuevo apartamento quedaba a unos pocos metros del anterior, este estaba mucho más hermoso, lujoso y amplio, además estaba amueblado, corrió hasta la habitación y oh, sorpresa, una enorme cama para ella sola, con vista a un frondoso jardín, tenía todo lo que ella necesitaba en la cocina, se sentía feliz.

Luego de admirar aquel lujoso apartamento, se sentó en el gran sofá en medio del salón, todo esto parecía mentira, lo que le estaba pasando más parecía un sueño, nunca antes las cosas se le habían dado de esta forma, todo por una simple casualidad de unos documentos perdidos. Sabía por los medios que el señor Julio Reyes, era una de las personas más influyentes y adineradas de la ciudad ¿Por qué la estaba ayudando? ¿Será que quería algo más?, no estaba en sus planes ser la amante de nadie, deseaba trabajar como todas las personas y ganar su propio dinero de forma legal, pero mientras averigua que se traía este señor entre manos, disfrutaría lo que tenía. Tomó una ducha rápida, se vistió con un top y jogger color gris, unos tenis, buscó una chaqueta, ya que hacía mucho frío afuera, llamó a su madre diciéndole que iba en camino. Las chicas se alegraron al verla, conversaron un poco, luego vieron una película de terror que tanto le gustaba a Camila, ya muy tarde las chicas se fueron a dormir. Su madre le ofreció su cama, pero esta decidió quedarse en el sofá de la sala. A solo unos minutos de haberse acostado en el sofá, escuchó un ruido, ya eran las 11 y 30 de la noche, pensó que su madre había vuelto de su reunión. Se levantó despacio y caminó hacia donde se escuchaba el ruido. Dio unos pasos hacia atrás al ver la figura de un hombre que la observaba.

¡John! ¿Qué haces aquí?

- Quise venir a saludarte y conversar. — dijo, observándola fijamente. Camila se cubrió con sus manos, ya que se había quitado la chaqueta y su top mostraba sus redondeados pechos.

¡Pero! ¿Es muy tarde para conversar?

Si, si lo sé, ¿necesitas algo?

No, estoy bien, gracias.  — John comenzó a acercarse a ella despacio, Camila rápidamente tomó un pequeño jarrón y se lo lanzó a la cabeza, este lo esquivó; miró hacia las escaleras, quiso correr, pero John la tomó por el cabello atrayéndola hacia él, un grito pidiendo ayuda se escuchó en toda la casa, varias de las chicas la escucharon y bajaron corriendo, John la había mandado al piso con mucha fuerza, se posó sobre ella e intentaba besarla, las chicas que bajaron, lo golpearon con todo lo que encontraron a su paso, gritándole para que dejara en paz a la joven. Al ver que las chicas lo habían sorprendido, salió huyendo cubriendo su rostro, evitando los golpes que le propinaban. Ayudaron a levantar a Camila y la llevaron hasta el sofá, estaba muy nerviosa, recordaba aquella noche en que fue violada por Andrés, John quiso hacer lo mismo, pero las chicas actuaron a tiempo, se hizo la fuerte para no llorar, no quería que ellas vieran cuán débil era. Las chicas volvieron a sus habitaciones dejando a Camila sola en la sala, pensaba en todo lo ocurrido y no pudo contener lo que sentía, lloró amargamente lo sucedido hasta quedarse dormida.

Se levantó muy temprano, se duchó, e hizo el desayuno de las chicas, estas le preguntaban ¿Cómo se sentía? —Ella respondió diciendo, que se encontraba bien.

Gladis llegó y las chicas la pusieron al tanto de lo ocurrido con John y Camila, solo guardó silencio. — madre, me tengo que ir, tengo cosas que hacer. Se despidió de las chicas y de su madre; ya en su auto, su mente no dejaba de pensar, en John, era un maldito, se preguntaba ¿Cómo había hecho para entrar a la casa sin ser visto? Su madre tenía que aumentar la seguridad en la casa, las chicas corrían peligro. Tenía que ir hasta una estación de policía y denunciar a este acosador, era un peligro para todas las mujeres. Ya en su apartamento quiso olvidar de su mente lo sucedido, tomó su ropa sucia y la llevó hasta la lavandería, decidió pasar por su anterior apartamento y mirar si se le había quedado algo importante, su asombró aumentó al ver que estaba todo revolcado, el colchón estaba en el piso, los cajones estaban de igual forma, ¿Qué había pasado aquí? Salió de inmediato, algo malo estaba pasando y el señor Julio lo sabía, por eso le pidió salir cuanto antes de ese lugar. Le dejó un mensaje a su jefe, contándole lo ocurrido.

Ya en la tarde, envió un auto para recoger a los chicos, no cabían todos y decidió traer el resto en su auto. Todos estaban emocionados, no solo por retomar las prácticas, también porque contaban con un patrocinador muy generoso. Admiraron el apartamento de Camila, amplio, acogedor, ubicado en el segundo piso del edificio, con una vista envidiable, rodeado de otros edificios, elegante sector residencial. 

¿Dijiste que no tenías muchas cosas?

—No tenía muchas cosas, estas me las trajeron hoy. Los chicos hablaban entre ellos del cambio que había tenido Camila, de la noche a la mañana se había convertido en una mujer adinerada y llena de lujos. No creían en sus palabras de que estaba trabajando como asistente, pero no importaba, ella los estaba ayudando en todo.

Los muebles fueron arrumados en una esquina para dar más espacio, comenzó la rutina, Jefferson y Camila eran los capitanes del grupo, la práctica se extendió hasta muy tarde, dos pizzas y refrescos, para después de tan extenuante rutina de baile, de nuevo fueron regresados a sus casas, luego Camila se recostó en su cama y se quedó dormida, fue despertada abruptamente por el sonido de su despertador, tomó una ducha con agua caliente, se vistió con unos pantalones elegantes de color negro, blusa roja y tacones rojos, recogió su cabello en una cola.

La información que estamos manejando es muy delicada y muchos no quieren que se sepa, esto es por tu seguridad y nada más. —dijo don Julio a Camila por lo sucedido en el anterior apartamento.

Gladis no estaba de acuerdo que Camila trabajara con la familia Reyes, era mejor que ella se mantuviera alejada de ellos por el bien de muchas personas, pero no había manera de hacerla entrar en razón, la joven estaba deslumbrada por los lujos y el dinero, tenía que alejarla de ellos cuanto antes. La noche en que Camila se quedó en la fundación cuidando a las chicas, no se percató que su madre revisó su bolso y su móvil, buscaba cualquier información referente al señor Julio.

 Dayana Reyes, últimamente visitaba con frecuencia la fundación, las reuniones con Gladis a puerta cerrada no paraban. 

¡Debiste avisarme de inmediato que esa chica está trabajando con mi padre, no quiero verla cerca de él! ¡Tienes que hacer que abandone ese empleo! ¡Todos sabemos que es su amante! ¡Mis hermanos están muy enojados.!

¡Yo, ya no sé qué hacer! ¡Ella es terca y obstinada! 

¡Por Dios, mujer, Camila es tu hija! ¡No es hija de la fundación, oblígala a que deje de trabajar con mi padre! ¡Que tu próxima llamada sea para decirme que esa chica, ya no trabaja con mi padre!

Gladis estaba en una encrucijada, había hecho pasar a Camila como su propia hija, y esto no era verdad, nadie debía enterarse quienes eran en realidad los padres de esta joven, ya que todo se vendría abajo, sobre todo sus propios planes. 

Para Ricardo Reyes, no encontrar a la chica en el apartamento fue terrible, le habían informado que vivía hacía poco en este lugar, muchas fotos llegaban a su móvil mostrando a la joven en compañía de su padre, estaba seguro de que ella era su amante y que muy pronto le dejaría toda la fortuna de la familia, tenían que quitarla del camino de su padre, por culpa de ella la familia podía perder todo. Les informó a sus hermanos lo que había sucedido, ya la joven no estaba en este lugar. Su padre era un hombre muy sagaz e inteligente, siempre iba muchos pasos delante de ellos, por algo había amasado su gran fortuna, por sus propios medios y trabajando duro. 

Para María Antonia, la boda de David, la tenía histérica y de mal humor, David, era su primo y ella estaba muy enamorada de él, pero este jamás la había mirado de otra forma que no fuera como familia. Ella tenía su novio, pero, no lo amaba, solo lo utilizaba supuestamente para darle celos a su primo David, pero, todo era en vano; ella y Nani, eran amigas, pero, estaba dispuesta a quitar de en medio a cualquier persona que se interpusiera entre ella y el amor de su primo. – En la guerra y en el amor todo se vale. – decía. 

Todas las tardes, después de salir de su trabajo, Camila y los chicos practicaban sus rutinas de baile, estos quince días fueron de trabajo duro, muchas veces se quedaron en el apartamento de ella para aprovechar cada momento y seguir con sus prácticas.  Necesitaban dar el todo por el todo, estaba en juego el reconocimiento de la gente, la fama que les daría este trofeo y un jugoso premio, no podían fallar, no podían descansar, lo único que importaba era el trabajo duro del equipo, el compromiso de todos.

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