Capítulo 4. ¡Somos Ganadores!

Por fin llegó el día, para demostrar quienes eran los mejores bailarines, la semifinal fue transmitida por las redes sociales y por los canales de entretenimiento, ya que cientos de jóvenes se enfrentarían para ganar el cupo a la final. Colegios, universidades, instituciones, y cualquier grupo con capacidad para bailar se presentó y todos hicieron su mayor esfuerzo.

El grupo Calidad, ocupó el segundo puesto y se metió entre los 5 finalistas para competir con los mejores a nivel mundial, cosa que no se esperaban, ya que el nivel de todos era muy competitivo. Mientras el grupo festejaba este triunfo, Camila pidió un taxi y salió del lugar sin ser vista, no estaba con ánimos de festejar nada, al llegar a su apartamento se tumbó en la cama y pronto se quedó dormida, estaba exhausta, había practicado y practicado para que las cosas le salieran bien y gracias a su esfuerzo y el esfuerzo de todos, consiguieron el segundo lugar, la competencia fue bastante reñida y estaban grupos muy profesionales que se notaba el trabajo que habían hecho.

Andrés, quien se encontraba disfrutando de una noche de sexo con una de sus amantes de turno, recibió una llamada de María Antonia, no quería contestar, pero el móvil no paraba de sonar.

¿Cuál es tu problema hermana? ¡Estoy muy ocupado, como para escuchar tus estupideces!

¡Solo mira tú móvil, te he enviado un video! – Andrés, no vaciló en mirar su teléfono móvil, ya que el tono de su hermana, sonaba un poco autoritario.  Camila, hacía parte del grupo selecto que representaría la ciudad de Bogotá, en el mundial de baile. Aunque el grupo Calidad, era uno de los mejores que había en la universidad, nunca recibió el apoyo de sus directivas, ni de sus estudiantes; estos jóvenes talentosos, suponían que por ser estudiantes becados a nadie le importaría lo que pasara con ellos. Ahora, ya fuera de la universidad y ocupando este segundo lugar, las cosas cambiarían, buscarían empresas y lograrían un patrocinio para poder pagar los pasajes de avión y la estadía en el hotel, cuando fuera la hora de competir fuera del país. 

Muchos de los estudiantes y profesores que observaron la semifinal, vieron el nivel de excelencia que tenían los jóvenes a la hora de bailar, ahora se lamentaban el haber ignorado a estos estudiantes. Camila, era la capitana, la bailarina principal, lo hacía muy bien y por eso todos los del grupo le tenían confianza, aunque últimamente la veían muy distante, dio lo mejor de sí, a la hora de bailar. —Andrés lanzó su móvil contra un sofá, y detuvo su ímpetu hacia la chica que lo acompañaba; esta solo se resignó a mirarlo, se veía demasiado furioso para preguntarle por su repentina actitud. 

Señor… ¿Me permite hablar un minuto con usted?

¡Dime!. — Julio Reyes siempre estaba mirando su reloj, en señal de prisa, pero decidió escuchar lo que su asistente tenía para decirle. 

Ya le había dicho que estoy participando en un torneo de baile a nivel internacional, pronto tenemos que viajar, solo será un par de días… — Camila estaba muy nerviosa, llevaba poco tiempo en este trabajo y ya estaba pidiendo un permiso para ausentarse.

¿Quieres un permiso?

Sí, sí, señor.

Toma los días que sean necesarios, pero de igual manera te voy a estar enviando la información a tu computadora y cuando tengas tiempo, la realizas y me la envías nuevamente. 

— ¡Señor, muchas gracias! — Tenía que trabajar, debía cumplir con sus obligaciones, agradecía el permiso, así estaría con el grupo sin ningún problema. 

¡Camila! ¿Ustedes cuántos son? Los del equipo de baile.- Dijo el señor Reyes, alejándose. 

Somos 10, cinco chicas y cinco chicos.

Quiero ayudarles con los gastos de viaje y de hospedaje, llama a la aerolínea, busca un buen hotel, quiero patrocinarlos con todo pago. Encárgate de todo. Para Camila estas palabras la dejaron superfeliz, por fin alguien creía en ellos y los ayudaría con los gastos, sin pensar corrió a los brazos de su jefe y lo abrazó con fuerza, gritando de alegría. 

¡Gracias, gracias por todo! — Ese abrazo tomó al señor Reyes por sorpresa, no esperaba esta reacción de la joven y, pues, también respondió a la alegría de ella abrazándola. Camila, aún no quería decir nada a los chicos, les daría la sorpresa, la mejor sorpresa de sus vidas. 

La cercanía de Camila, con Julio Reyes, pronto llegó a oídos de su familia, su esposa, montó en cólera al saber que su esposo, tenía una amante demasiado joven para él. Sus hijos no quisieron esperar para preguntar a su padre sobre su amiguita. En la casa familiar pronto se reunieron para hablar sobre el tema. Alrededor de la mesa se encontraba la familia cenando, pero ninguno de sus hijos se atrevió a tocar el tema; la cena transcurrió con cierta normalidad, pero pronto su hijo Ricardo, tomó la vocería.

¡Padre! Hay comentarios de que tienes una amiguita. —Su padre, quien se disponía a servir un vaso de licor, lo miró por un instante.

¿Una amiguita? ¿A qué te refieres?

¡Dicen que tu asistente también es tu amante!. — replicó Bernardo. Su esposa lo miraba fijamente, sin decir una palabra. 

Y, ¿ustedes cómo saben que ella es mi amante?

Todos lo dicen. —continuó Bernardo. 

¿Y a ustedes en que les afecta que yo tenga una amante? En caso de que fuera cierto — todos se miraron, nada podían hacer por ahora, pero debían quitar del medio a esa muchachita, si era cierto que la joven era su amante, su padre podría cambiar el testamento y dejarle todo a ella.

Julio Reyes estaba seguro de que sus hijos, irían por la cabeza de Camila, la sacarían del medio sin tanto esfuerzo, esa joven no tenía familia, era una chica huérfana, lo único bueno que ahora tenía era su empleo, con el que se sentía orgullosa y lo estaba haciendo bien. Tenía que hacer algo cuanto antes, ellos no perderían tiempo, ni él tampoco. Llamó a su abogado, hombre de confianza, él arreglaría todo para que Camila estuviera segura.

Julio Reyes, acompañado por un hombre joven, elegante, finamente vestido al igual que él, la esperaban en la gran oficina.

Toma asiento, Camila, por favor.

Gracias, señor. 

Te presento al Dr. Tomás, mi abogado de confianza.

Mucho gusto— dijo la joven, ofreciendo su mano. 

Ustedes dos son las personas en quien más confió en este momento, mi familia ya empieza a preguntar por la presencia de Camila, y no les gusta para nada, les preocupa su juventud y no sé cuantas cosas más — dijo el señor Julio arrastrando las palabras. Camila, sé que no tienes auto, la empresa pondrá hoy mismo un auto a tu disposición, es blindado.

Todo esto me asusta, no quiero que mi vida corra peligro. - Respondió la joven,

Todos los autos de esta empresa son blindados, así que no hay de qué preocuparse. 

Ya en su cama, pensaba Camila en todo lo ocurrido en el día, ser la asistente del señor Julio Reyes al parecer le traería muchos problemas con su familia, pero no podía darse el lujo de despreciar el jugoso sueldo que se ganaba, además este empleo era una manera de llegar hasta aquellos que un día la dañaron. Tenía un lindo apartamento, ahora tenía un lujoso auto, la estaba apoyando con el grupo de baile y pagaría todos los gastos de viaje del grupo, estaba muy agradecida con este señor, por ahora no dejaría su trabajo, estaba muy a gusto y por fin se sentía importante y útil.

Este fin de semana, Camila tenía mucho que hacer, en la mañana reunión con los chicos de Calidad, debían aumentar las prácticas de las rutinas de baile, si querían ser los mejores en la final que se llevaría a cabo en la ciudad de Miami, en las horas de la tarde, reunión en con el Dr. Tomás y el señor Julio, esta reunión se llevaría a cabo a las afueras de la ciudad en un pueblo de clima agradable, necesitaban ultimar detalles de la investigación, acerca de las personas que estarían detrás de los robos de la empresa; en la noche debía ir hasta la fundación, su madre, la había llamado, ya que necesitaba dejarla al cuidado de las chicas por una noche, puesto que tenía una salida con sus amigas, al día siguiente tenía que llevar toda su ropa a la lavandería, puesto que no le quedaba mucho para ponerse y debía estar siempre lista y organizada, porque su trabajo así lo requería, además, tenía que limpiar el apartamento, estaba muy desorganizado, desde que se había mudado no había tenido tiempo de limpiar nada.

Los chicos, al verla descender de aquel auto lujoso, se quedaron boquiabiertos, Jefferson con su actitud chocante bajó sus gafas para observar mejor a la recién llegada; las chicas, en cambio, corrieron hacia Camila y la abrazaron gritando como locas, luego se unieron los chicos.

— ¿Acaso te has vuelto la puta de un narco? - dijo Jefferson. Estas palabras hicieron que Camila borrara su sonrisa y lo mirara fijamente. Una de las chicas, quiso evitar una discusión en el grupo y trató de calmar los ánimos.

¡Me alegra que te esté yendo bien en tu trabajo!

Gracias, Amanda. Chicos, sé que ustedes han estado muy juicios y los felicito, tenemos que redoblar esfuerzos para ver si nos traemos ese trofeo, yo les prometo que estaré en cada ensayo, necesito estar al mismo nivel de ustedes. 

¡Camila!, varias personas del barrio quieren apoyarnos para los pasajes de avión y el pago del hotel. —dijo uno de los chicos.

¡Pero eso no es suficiente, lo mejor es que nos olvidemos de ese trofeo! – gritó Jefferson enojado. 

¡Eso no es problema!. —dijo Camila moviendo sus manos en señal de paz.

¿Cómo no va a ser un problema?, ¿estás loca? - dijo golpeándose la cabeza— Camila se estaba cansando con la actitud de Jefferson, era una persona muy problemática y su actitud no era la mejor, él pretendía ser el dueño del grupo de baile dando órdenes a su antojo.

¡Camila, estamos a 15 días de la final, el dinero si es problema, solo tenemos $500.000!, ¡ese dinero lo recogimos en el barrio, lo que ganamos en la semifinal lo utilizó, cada uno en gastos para nuestras casas, somos personas pobres no tenemos un trabajo como el tuyo, tenemos que comer y pagar servicios, además muchos ya tienen hijos y familia que mantener, yo creo que debemos olvidarnos de la final! — comentó otro de los integrantes.

Los chicos tenían toda la razón, eran personas pobres, la mayoría no tenían buenos trabajos, otros vendían cosas por la calle, lo mejor que podían hacer era olvidarse de este sueño por falta de recursos económicos. Tomaron sus cosas y se disponían a marcharse. 

¡Chicos, chicos! Yo los entiendo, no se vayan, vine a decirles que ya tenemos patrocinador, ustedes no me dejan hablar ¡Por Dios! 

¡Es en serio! - dijo uno de los chicos.

¡Si!, ya tenemos patrocinador, el señor Julio Reyes, nos va a obsequiar los pasajes de avión y la estadía en uno de los mejores hoteles de la ciudad. ¡Los muchachos gritaron de alegría!

¿Cómo hiciste para conseguir todo eso? – dijo Jefferson. Mirándola de arriba abajo. 

Quiero pedirles algo. Dijo Camila, tratando de ignorar la actitud de Jefferson, él por pertenecer a la comunidad LGTBI, pretendía que todos los chicos tenían que respetarlo, mientras él irrespetaba a todos. — Ustedes saben que trabajo con el señor Julio Reyes, en una de sus oficinas, a veces no tengo tiempo para las prácticas, pero tengo que hacer un esfuerzo, por eso les pido, si pueden realizar las prácticas en mi apartamento, no tengo muchas cosas, y me sobra mucho espacio, ahí podemos practicar todos juntos. 

¡Tú vives al norte de la ciudad, eso es muy lejos! — Yo envío un auto para ustedes, los recoge y los devuelve a sus casas.

Ok, sí. Dale las gracias al señor Julio Reyes, de nuestra parte— Los chicos estaban muy agradecidos con el buen gesto del señor Reyes, con este regalo, ya ellos se sentían ganadores. 

Mientras todos estaban felices por las buenas noticias que había traído Camila, Jefferson se moría de la envidia, estaba seguro de que Camila era la amante de algún hombre millonario.  

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