Capítulo 2. Abusada y Humillada.

La familia Reyes, una de las familias más adineradas de la ciudad, dueña de la agencia Reyes Publicidad, la más prestigiosa e influyente de la capital del país. 

Helena Reyes, hija mayor, del acaudalado millonario Julio Reyes, dueño de Reyes Publicidad, y, Manuela de Reyes. Ricardo Reyes el segundo hijo, Bernardo Reyes el tercero, y por último estaba Dayana, la más sensata de todos los hijos; Una mujer de carácter, sagacidad e inteligencia para los negocios, era médico de profesión, pero trabaja en empresas Reyes, olvidándose de su carrera profesional. Cada uno poseía su arrogante familia, que se dedicaban solo a despilfarrar el dinero que con tanto esfuerzo habían conseguido los viejos dueños de la empresa, Julio y Manuela.

La casa de los padres era el centro de negocios y también el centro de batalla cuando no se ponían de acuerdo con la realización de algún trabajo o cuando sus ideas y opiniones no coincidían.

Todos los hijos Reyes, trabajan para mantener la empresa como la mejor, en cuanto a publicidad, además para poder darse la gran vida a la que estaban acostumbrados. 

Camila, al igual que todos, buscaba su mejor ropa para impresionar a sus casi excompañeros de clases, era el último baile de la universidad y lo que importaba era mostrarse mejor que los demás. Esa noche pidió prestado el auto de su madre sustituta, era un modelo bastante viejo, pero funcionaba bien, era eso o tener que ir en colectivo o en el metro de la ciudad lleno de gente saliendo de sus trabajos, caos total en la ciudad, además no era para nada cómodo ir en colectivo cuando se lleva un vestido y zapatos de princesa, así se sentía ella esa noche. Camila optó por un vestido azul elegante y atractivo cuyo corte destacaba sus atributos y cuerpo perfecto, para su cabello rizado, recogió las capas superiores en una coleta, dejando sueltas las inferiores. Ahuecó un poco, luego recogió las puntas hacia adentro y ahí estaba, muy hermosa. Así se sintió esa noche para impresionar a ese príncipe, llamado David Reyes.

Es nuestra noche, así que a brillar. — dijo Juliana.

Las personas que allí se encontraban en la fiesta pocas eran conocidas, ya que todos no estudiaban la misma carrera, solo coincidían en ciertas materias y poco o nada los conocía, pero no importaba, esta noche era para disfrutar y gozar de la fiesta. 

Camila vio a David, conversando con unos amigos, este al verla caminó hacia ella. 

 — ¡Viene hacia mí! – Camila no lo podía creer, David venía hacia ella, tocó su cabello en señal de coqueteo, sentía que su corazón latía muy rápido, pero se sentía muy bien.

¿Sabes? ¡No me había fijado en lo hermosa que eres! – dijo David con una amplia sonrisa, se acercó al oído de ella, susurrando las palabras que Camila siempre quiso escuchar de su boca. — ¿Tienes novio? – Camila se apresuró a decir que no. 

¿Quieres ser mi novia? – dijo David sin vacilar. 

¡Si! Sí quiero. — respondió Camila, emocionada y muy nerviosa. 

Quiero llevarte a un lugar más privado. ¿Si lo deseas? – dijo David con gracia, Camila asintió con la cabeza.

David jugaba con ella a su antojo, no era capaz de decir no a sus peticiones, era como estar bajo un hechizo. Mientras Camila y David se alejaban de las miradas de todos, Nani y María Antonia humillaban a cada uno de los compañeros de clases, sus humillaciones eran por causa de sus condiciones sociales, económicas y sexuales, hicieron que cada uno se sintiera tan bajo como ellas lo querían.

David llevó a Camila hasta una habitación en el segundo piso de la casa, al cerrar la puerta comenzó a besarla, la recostó suavemente en la cama y continuó besando y tocando su cuerpo, Camila lo deseaba más que a nadie en el mundo y le correspondía a sus besos y caricias. Disfrutando estaban David y Camila, cuando de repente la puerta se abrió, Camila inmediatamente levantó la cabeza para ver lo que sucedía.

¿Por qué tardaron tanto? Ya me sentía hastiado. —Dijo David, con cierto fastidio.

Habían entrado a la habitación, Nani, su prometida, Andrés, su primo, María Antonia, su prima, Felipe, otro primo y otros más que ella no conocía, David se levantó de la cama donde hacía unos momentos disfrutaba de los besos de Camila. Ella, al escuchar estas palabras, se llenó de sorpresa ¡ellos tenían todo planeado! ¡David en realidad no la quería! 

¿Qué es lo que pasa? —Preguntó Camila nerviosa.

¡Eres una ilusa y una perra! – gritó Nani. ¿Cómo crees que David se va a fijar en ti, mírate?

¿Acaso crees que, con tu vestido barato y tu perfume de tienda, vas a pertenecer a nuestra clase? - rió María Antonia - ¡en verdad eres una estúpida ilusa! —Camila seguía inmóvil sobre la cama, escuchando todos los insultos que ellos tenían para decirle.

¡Ya que la mesa está servida, yo voy a comer, ya hiciste tu trabajo primo, la dejaste caliente para mí! — dijo Andrés mirando a Camila. — No voy a desperdiciar esta oportunidad, váyanse todos. Andrés se abalanzó sobre Camila, quien aún estaba en la cama.

¡Diviértete!. — David dijo a Andrés. Camila comenzó a gritar, que alguien la ayudara. Nani sonreía burlonamente, Camila había caído en el juego de ellos, de la manera más fácil. 

— ¡David, ayúdame por favor!- continuaba gritando Camila. - Nani abrazó a David, y todos salieron de la habitación, cerrando la puerta tras ellos. Camila trató de liberarse de Andrés golpeando su cara, y este reaccionó violentamente golpeándola fuertemente en el abdomen y en el rostro, dejándola casi inmóvil y a merced de él. La tomó a su antojo, la hizo suya las veces que quiso y como quiso.

Al marcharse Andrés, Camila limpió sus lágrimas y se vistió rápidamente con los pedazos que quedaban de su vestido, salió de aquella habitación, buscaba las llaves en su bolso de su casi desbaratado coche y se marchó, se preguntaba ¿Qué habría pasado con sus amigas? ¿Habrían corrido la misma suerte que ella? 

Al llegar a su casa, agradeció que su madre no estuviera despierta, así se ahorraría el interrogatorio. Subió hasta su habitación, se duchó, vistió su cuerpo con un pijama y se acostó, se sentía protegida en su cuarto, sola. 

No supe a qué horas llegaste, me dormí temprano, me sentía muy cansada, ¿cómo les fue en la fiesta?

Bien —dijo esquivando la mirada de su madre.

Termina tu desayuno, tienes que arreglarte para tu graduación

¡No iré!. Dijo mirando su desayuno sobre la mesa del comedor.

¿Por qué?

— ¡Simplemente no puedo ir! Me ofrecieron un trabajo y voy a la entrevista. 

Tenía la ilusión de verte toda hermosa con tu vestido, pero si no quieres ir, qué le vamos a hacer. — se alejó su madre un tanto enojada.

Camila, sin probar su desayuno, decidió tomar un baño y salir de la casa, se sentía asfixiada por todo. Deseaba olvidar lo que había vivido con Andrés, además estaba la humillación que había sufrido por parte de David, Nani, María Antonia y sus amigos, jamás se imaginó alguna maldad por parte de David, le parecía el hombre más lindo y tierno de la tierra, pero detrás de esa cara de ángel, se encontraba el mismísimo diablo. Tomó las llaves del maltrecho auto y se marchó sin saber a dónde ir, le había mentido a su madre sustituta sobre la oferta de trabajo, no existía tal oferta, solo quería alejarse de todo y de todos.

Luego de dar vueltas por la ciudad, se detuvo a comer algo, sentía mucha hambre, detuvo su coche junto a otros autos lujosos, sin darse cuenta de que este lugar era visitado por gente con mucho dinero. 

Al entrar al restaurante vio que todo estaba ocupado, su mirada buscó algún lugar donde sentarse, y lo encontró cerca a la entrada de los baños, una mesera con mucha prisa llegó hasta ella para tomar su orden, pero con el poco dinero que traía encima, solo le alcanzaba para unas empanadas y un refresco. 

Lentamente, saboreo su refresco y su par de empanadas, fueron las empanadas más ricas que jamás había probado - debe ser por tanta hambre que traigo- se dijo.

Sin querer escuchó una conversación de un hombre que se encontraba cerca de ella, discutía con alguien por teléfono. – ¡Jamás pensé que tú también me traicionarás! ¡Todo por la m*****a ambición! –Este señor estaba muy enojado, se veía en su rostro que algo muy malo le estaba pasando. Era un señor de más de 60 años, bien vestido, en sus manos se notaba que nunca había hecho trabajo pesado, las tenía mejor que las de ella - Pensó, mirando las suyas; Llevaba un maletín, que no perdía de vista, algo muy importante al parecer llevaba en él. Sacó mucho dinero de su billetera y lo dejó sobre la mesa, tomó el maletín y salió muy a prisa. Una de las meseras se acercó, tomó el dinero y lo metió en uno de sus bolsillos de su delantal. Ya había muy poca gente en el lugar, ella también debía marcharse, este era un lugar muy concurrido y muy costoso y ella solo había gastado $8.000, ya las meseras la miraban y murmuraban. Al levantarse de su mesa, vio que el elegante señor había dejado un sobre que decía confidencial, la mesera no se había percatado de él debido a la emoción por la gran propina que este le había dejado. Mirando a todos lados y al ver que nadie la observaba lo tomó con el fin de buscarlo y devolvérselo, había notado que este no le quitaba los ojos a sus pertenencias, incluido el maletín, para él al parecer tenía gran valor.

Salió del lugar y nadie la detuvo, fue hasta su auto y depositó los documentos en la silla del acompañante, sus pensamientos de la noche anterior volvieron a su cabeza, no quería aún volver a su casa, además, en este momento sus compañeros de clase, estaban en la graduación y no quería pensar en ellos.

Recordó la gran propina que le fue dejada a la mesera y decidió recorrer la ciudad para pedir empleo en cafeterías y restaurantes, ya que dejan buenas propinas, pero con tan mala suerte que todos tenían el personal completo. Ya entrada la noche llegó a su casa, su madre no estaba, fue hasta la cocina y comió de todo lo que encontró, luego fue hasta su cuarto, tomó un largo baño, se vistió con una de sus pijamas y se acostó en su cama, miró el documento que decía confidencial y decidió, después de tanto pensarlo abrirlo, lo abrió con mucho cuidado de no dañarlo.

Los documentos contenían los estados financieros de la empresa Reyes Publicidad, además de un testamento, nombres y características de personas. La empresa Reyes Publicidad, ellos eran los dueños de la fundación Casa de Reyes donde ella vivía, nunca los había visto en persona, solo por las noticias donde se hablaba de ellos como la gran familia que apoyaba las muchas causas sociales en la ciudad, además eran los abuelos de María Antonia, Andrés, Felipe y David. No quiso seguir leyendo más, estos documentos eran confidenciales y tenían dueño, buscaría al señor Reyes y le entregaría sus documentos, pues tenían mucho valor para él. Se preguntaba ¿Cómo haría para entregar estos documentos a su dueño, si este vivía al norte de la ciudad? No quería decir nada a su madre, porque si esta se daba cuenta de que los había leído, le traería problemas. Buscó nuevamente en los documentos y vio un número de teléfono móvil privado del señor Reyes, lo llamaría y ella misma se los entregaría en sus manos, de pronto le daba una buena propina como a la mesera, no estaría nada mal, necesitaba el dinero para pagar sus clases de baile, y comprar su uniforme, ya que se acercaba la competencia anual, con los mejores grupos de baile a nivel nacional. Para poder lograr alcanzar un cupo para las competencias internacionales, debía trabajar o intentar ganar algo de dinero devolviendo estos documentos.

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