Capítulo 3

Gil admiraba la vista, pero no la que ofrecía el rascacielos en el que se encontraba, sino las curvas de una chica que llevaba puesto un vestido negro largo, aquella mujer debia saber que sus curvas atraían al ojo masculino en busca de una conquista, pero en medio de aquella cena distinguida, nadie se atrevía acercarse, solo a observarla.

—¿Quién es esa chica?—pregunto Gil a su mejor amigo Bruce Glen, él se desempeñaba como abogado en una firma prestigiosa de New York y al igual que Gil, era un mujeriego con aires de grandeza que ya había pasado por diferentes camas y hoteles.

—Mmm—medito mientras buscaba en su cabeza el nombre de la chica—me parece que se llama Samatha Dunn o Duff, la verdad no lo recuerdo.

—¿No lo recuerdas?—pregunto Gil un tanto escéptico, era una mujer increíblemente sexi, cabello castaño, delgada, alta y esa era la descripción del tipo de chica que solía frecuentar—¿O no me quieres decir? ¿La estas apartando para ti?

—No, claro que no—expreso Bruce burlándose de su amigo—sucede que esa chica ya es de alguien más.

—¿Ah, si? ¿Quién es el afortunado?—quiso saber.

—Tu amigo Steve Myers— revelo Bruce.

Gil tenía cierta reputación, no solo entre las damas, sino también entre los caballeros de la ciudad de New York, todo el que estuviese involucrado en inversiones le tenía miedo a Gilbert Goldsmith, él era un demonio que lograba cerrar negocios que parecían imposibles, pero existía alguien más que tenía la capacidad de hacerle frente, Steve Myers. Él a diferencia de Gil tenía otro tipo de reputación entre las chicas, él era más bien un caballero, en cambio, Gil podía definirse como un don juan y en los negocios, Steve era igual de ágil y astuto que Gil, solo que él no era el hijo de un empresario millonario.

—¡Vaya!—expreso Gil sonriendo con cierta malicia. Se preguntó que pasaría si la mujer de su rival comenzara a interesarse en él y que haría Steve cuando se enterara de que había logrado seducir a su chica, quizás era demasiado cruel, pero en la guerra y en los negocios, todo era válido y Gil se sentía en guerra cuando se trataba de Steve— Será mejor que vaya a presentarme.

—No piensas seducirla ¿O si?—cuestiono Bruce sorprendido por la osadía de su amigo.

—No, dije que solo me presentaría, pero si se cruza otra situación no dudaré en aprovechar la oportunidad—se burló Gil mientras se acomodaba la chaqueta de su traje negro, muy elegante y distinguido. Rodeo a su amigo y se encaminó a bajar las escaleras para llegar hasta ella.

La joven se contoneaba de aquí para allá, como si estuviera perdida o como si estuviese buscando a alguien, por lo que Gil aprovecho la presencia de un camarero que llevaba una bandeja con copas servidas de champaña, tomo dos y viendo que la chica parecía no conocer a nadie, se acercó mostrando una seductora dentadura blanca.

—¿Puedo ayudarte en algo?—expreso mostrándose un tanto tímido ante ella, aunque realmente era meramente actuación.

—¡Oh no!—dijo la joven un tanto nerviosa, miro a Gil de pies a cabeza, era muy atractivo, demasiado como para provocar que soltara un suspiro que él no noto— estoy bien, gracias.

—Pareces perdida—señalo Gil—¿Busca a alguien?

—Busco a Steve Myers—expreso la chica confiando en que alguien como Gil, quien lucia elegante y sofisticado, podria ayudarla—¿Lo conoce?

—Me parece haber escuchado algo sobre él—sonrio mientras le extendia una copa—creo que no ha llegado, pero mientras lo espera. ¿Porqué no se toma una copa conmigo?

La chica miro la copa recelosa y luego miro a Gil, no quería ser grosera con quien parecía ser tan amable por lo que la tomó.

—¿Cuál es su nombre?—indagó mostrandose un tanto tímida, no estaba acostumbrada a tener la atención de un hombre que no fuese Steve.

—Gilbert Goldsmith—revelo sacando una pequeña tarjeta de presentación. La chica la tomo y la observo con atención, en sus ojos se distingio un singular brillo, su prometido ya le habia hablado sobre un hombre con ese mismo nombre, el cuál se habia convertido en una piedra en su zapatos y por ello estaba tan obsesionado con el trabajo, para rendir de la misma forma en que él lo hacia.

—¿Goldsmith? —quiso confirmar—¿Como la compañía de inversiones?

—La misma—respondio Gil con orgullo.

—Interesante—respondio la joven atraida por conocer un poco mas sobre el rival de su prometido y ademas de eso un tanto cautivada por su belleza y cierta caballerosidad—cuenteme un poco mas sobre usted, señor Goldsmith.

Aquellas palabras le abrieron las puertas a Gil de una forma que la chica no sospechaba, pero que pronto lo sabria.

Caminaron por el salón mientras Gil resumia su trabajo y algunas aficiones suyas para llamar captar su atención y aunque en un principio la chica parecía interesada, de igual forma se notaba un tanto intranquila, por lo que Gil dedujo que debia ser por su presencia y también por la ausencia de su prometido.

—¿No le parece que su prometido la ha dejado esperando mucho tiempo? —expresó Gil para averiguar la razón del porqué ese remedo de imbécil se atrevia a dejar en una fiesta como esa a su prometida, cuando bien sabia que podia encontrar lobos en busca de chicas hermosas como ella.

—Eso parece—dijo la chica buscando en su pequeño bolso, el cual relucia ante las luces de los candeleroa de cristal.

De ahi saco un teléfono movil, ingreso a su agenda y como si Gil no existiera, se atrevio a llamar a su prometido.

—¿Si, diga?—respondió Steve.

—Perdón por llamarte—dijo la chica un tanto cohibida, Steve ya le habia dicho algun par de veces que preferia que no lo llamara mientras aun continuara trabajando, porque de igual gorma no podria responder—me dijiste que nos viéramos aquí, pero ya has tardado demasiado.

—Disculpa tesoro—respondio Steve un tanto aflijido aunque no mucho—no creo poder llegar a tiempo, estoy...un tanto ocupado.

—Pero ya estoy aquí—reclamo la joven un tanto molesta, aunque tuvo que aparentar al estar Gil ahi presente.

—Lo siento mucho, tuve que quedarme en la oficina un poco más para terminar un pendiente—dijo Steve, pero en una fracción de segundos, alguien gimio o al menos eso pareció, pero para tratar de aparentar el sonido, Steve tosio y se aclaro la garganta—debo colgar. Después te llamó.

Y la llamada se corto, Samanta se quedo inmóvil y en silencio con el auricular sobre su oído, ella habia escuchado claramente un gemido, uno que no habia provenido de Steve, sino que habia sonado como una voz femenina que parecia estar en pleno orgasmo.

Samanta guardo su teléfono y volvio al lado de Gil, quien no habia escuchado lo mismo que ella, pero tenia una ligera impresión de lo que habia ocurrido, Steve la habia dejado plantada.

—¿Algún problema?—dijo Gil tomandose el ultimo trago del contenido de su copa.

—Me parece que ya deberia irme señor Goldsmith—dijo Samantha un tanto decaida.

Su prometido era un buen hombre o al menos eso era lo que todo el mundo le decia, ella desde un principio sabía que todos los hombres eran unos cabrones y solo querían una cosa de las mujeres, sexo. Incluso el tipo frente a ella, que pretendia ser caballeroso para obtener eso de ella y...¿Por qué no?

Su prometido la habia dejado plantada en una fiesta donde no conocia a nadie, excepto a Gil, quien era el rival de Steve.¡Que mejor forma de vengarse!

—¿Porque? —dijo él fingiendo estar afligido—la fiesta recién comienza.

—Tal vez, pero no me gustan este tipo de lugares donde solo se encuentran personas pretenciosas—explico refiriéndose a su prometido y a toda la calaña de hombres y mujeres que se encontraba ahí, supuestamente para una cena de caridad—pero. ¿Qué te parece si hablamos en un sitio más privado?

En los ojos de Gil se dibujó un brillo de triunfo y satisfacción, era extraño, pues no todas las chicas caían tan fácil como ella, debia tener algo entre manos, pero aun así no quiso dejar pasar la oportunidad.

—¿Te parece si vamos a mi departamento? —propuso Gil tomando una actitud un poco más seria, debia ser cauteloso.

—Claro—sonrió Samantha entrelazando su brazo con el de Gil, para poder caminar uno al lado del otro.

Gil la llevo hacia el elevador y una vez allí, la joven se acercó peligrosamente, algo que él ansiaba, pero que no permitiría que sucediera, al menos no con una cámara grabando cada segundo, por lo que le insto a guardar la calma y tener paciencia al menos hasta llegar a su auto, el cual tenía los vidrios oscuros, lo necesario para poder ocultar su rostro y sus acciones pecaminosas de las cámaras de seguridad.

Ambos bajaron tomados de la mano, era una pareja singular, difícil de pasar desapercibidos, la chica era sensual y el hombre emanaba un aura misteriosa. Por lo que algunas personas los miraron, era difícil no ver a un par de dioses griegos al pasar, pero a pesar de las miradas furtivas que observaban su andar, ambos llegaron al estacionamiento. Por supuesto Gil conducía un deportivo, un auto de dos asientos, ya que esa noche había descansado a su chofer porque quería sacar a pasear su flamante auto rojo.

La joven Samantha no se sorprendió al ver el tipo de auto que conducía Gil, eran tan para cuál, elegante, pretencioso y costoso, igual que su dueño, se preguntó que tipo de persona seria Gil realmente y si habría alguien en su corazón, pero aquella idea se desvaneció al recordar a su prometido, a Steve, seguramente estaba cogiendo con alguna zorra o incluso con su secretaria, por alguna razón él cambiaba de secretaria cada dos meses y cada una era más bella que la otra.

Gil se ofreció a abrirle la puerta del auto, le tendió la mano e incluso la ayudo a acomodar el largo de su vestido para que este no terminara atorado en la puerta al cerrarla. Luego rodeo el auto y entro a su lado para después encender el auto, este ronroneo tan y como un bravo león a punto de atacar a su rival.

Avanzo con cierta priesa, pero en el interior Samantha apenas sientio la velocidad, era como estar en una nube, no se sentian los vaches y el asiento era demasiado comodo como para quedarse dormida ahi, pero no era eso lo que Samatha queria en ese momento, lo que ella buscaba era vengarse de Steve, por ser un idiota, por lo que al percatarse que entre el volante del auto y el cuerpo de Gil habia una distancia considerable, se animo a acercarse.

Primero comenzo con caricias minimas, respiro en su cuello y luego comenzaron los besos, hasta que finalemnte la mano de Samantha ya estaba en la bragueta del pantalon de Gil, lo bajo con lentitud para saborear el momento para ver como reaccionaba el cuerpo de Gil ante su atrevimiento, por supuesto, a él le fascino lo que ella estaba haciendo. En poco segundos y con agilidad, su mano ya estaba tocando su miembro, acariciandolo para provocar que este se tornara duro y firme, pero mientras lo hacia Samantha fue sorprendiendose con su anchura y su tamaño, por supuesto habia oido que cada miembro masculino era diferente, pero no creyo que en su vida podria tener uno asi.

Algo entre las piernas de Samantha se encedio y se alegro que su venganza fuese con alguien que iba a cambiar su concepto de tener sexo, asi que para encender un poco la mecha, ella tomo la iniciativa de inclinarse su dorso hacia la abertura donde emergia aquel pedazo de carne que seguramente otorgaba mucho mas que placer y comenzo a lamerlo lentamente, disfrutandolo e incluso midiendolo con sus labios para averiguar si aquella cosa era real y si tendria la capacidad para soportar su magnitud.

Mientras tanto Gil disfrutaba de la forma en que Samantha tocaba su miembro con la lengua, como subia y bajaba imitando la sensacion de estar en el interior de su vagina, fue tan solo un momento en el que pestañeo, un par de segundos que se tomo para disfrutar del placer, pero ese breve lapso de tiempo fue suficiente para no ver que alguien, una persona que estaba sumida en sus pensamientos, al igual que Gil, piso la acera en un momento equivocado, mientras le hacian al conductor de un auto sexo oral, por lo que sin pensarlo y sin preveerlo, un cuerpo femenino salio volando en el aire, lo suficientemente fuerta como para quedar insconsciente a un par de metros del auto mientras este se detenia abruptamente. Aquel cuerpo se trataba de una joven bailarina de nombre Ellie.

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