Cap:5. No me rechaces.

Después que Isabella abandonará el centro comercial con una expresión fría, pero perdida camino por las calles sin un rumbo fijo.

Su mente seguía rebobinando la imagen de esos dos infelices haciéndola rechinar los dientes de disgusto y odio. Odio que se iba incrustando en cada herida hecha en su corazón, y las cuales seguían destilando líquido color escarlata.

Mientras caminaba distraída, no se había percatado que un Bugatti Centodieci la seguía a una distancia prudente, y unos profundos e insondables ojos negros como el color de la tinta la miraban agudamente sin despegar la vista de su esbelta figura en ningún momento.

De pronto, Isabella dejo de caminar al recibir un golpe en el hombro de una de las tartas personas que caminaban a su alrededor haciéndola tambalearse unos pasos. Cuando levantó su mirada sorprendida y perdida para ver quien la había golpeado, se encontró en un lugar que no reconocía y sin encontrar al responsable, ya que las personas seguían caminando como si nada.

── Oye, ¿Por qué te gusta tanto ese bar? ──. Se escuchó la voz de un hombre molesta a su alrededor.

── Hermano, déjame decirte: ¡Ese es el mejor bar al que he ido!. ¡Creo que nunca me cansaré de el! ──. Respondió otra voz borracha entre hipos.

── ¿Quién es tú hermano?. Solo dices estupideces ──. Se quejo él hombre con disgusto mientras lo seguía arrastrando por la calle.

Los marrones ojos de Isabella miraron fijamente la dirección de donde los hombres habían salido. Observando unas escaleras descender a un corto pasillo. Donde al final, había una puerta de vidrio con marco de color bronce.

Llevada por un impulso sin haberlo ni siquiera pensado, los pies de Isabella se movieron por si solos bajando las escaleras, para posteriormente abrir la puerta e ingresar al bar. Apenas lo hizo, sus ojos recorrieron el gran salón de estilo moderno hasta posarse en la barra donde estaba el Barman sirviendo unos tragos.

⪻¿Por qué habían tantas personas si aún era de día?⪼. Se preguntó al mirar la gran cantidad de clientes en el lugar.

Mientras caminaba hacia la barra con algo de timidez; pero tratando de verse segura, Isabella se preguntó cundo había sido la última vez que había ido a un bar. Si mal no recordaba, quizás fue cuando ingresó a la universidad y Ava la había arrastrado para celebrar con sus otros compañeros que ya eran universitarias.

── Buenas Señorita. ¿Qué bebida desea?──. Preguntó el Barman al ver a Isabella llegar y quedarse en silencio perdida en sus pensamientos.

Como si la hubieran despertado de un sueño al escuchar la voz del hombre, Isabella reaccionó mirando anonadada el lugar donde se encontraba.

Sus marrones ojos recorrieron los diferentes tipos de botellas llenas de alcohol que estaban bien organizadas en la estantería detrás de la espalda del joven, él cual tenía una buena apariencia.

── Señorita, ¿desea alguna bebida?──. Volvió a preguntar el joven con amabilidad.

¿Bebida?.

A pesar de la edad que tenía, no estaba familiarizada con los nombres de las bebidas, cócteles o cual otro licor.

La verdad era que ella no tomaba. Por lo que deducía que seguramente se embriagaría con un solo trago.

── ¿Pu-puedes recomendarme uno? ──. Pidió al final en un tono de voz plano, pero con atisbo de timidez en el.

El joven miró fijamente el rostro de Isabella ──¿es tú primera vez en un bar? ──. Inquirió, al tiempo que tomaba unas botellas y empezaba a mezclarlas.

── Algo así.

── Oh. Que bueno que te prepare una bebida baja en alcohol, tómala despacio. Como es tú primera vez, el alcohol podría hacerte efecto más rápidamente ──. Le recomendó al entregarle la bebida, la cual tenía dos colores entrelazados. Uno era el azul cielo y el otro dorado.

⪻¿Una bebida se veía así de bonita?⪼. Se pregunto al tomar la copa sintiendo el frío del cristal en sus dedos.

── Tus ojos son muy hermosos. Cuando te mire, observé unas motas de azul en ellos. Así que prepare una bebida con el color de tus ojos. Puedes tomarla con tranquilidad ──. Musitó al ver a Isabella mirar la copa con curiosidad y algo de desconfianza.

Al escuchar su halago sus mejillas se ruborizaron, al mismo tiempo que llevaba la copa a sus labios tomando un pequeño sorbo. ── Es dulce ──. Susurró algo sorprendida. Había pensado que sentiría su garganta quemar al tomarlo.

Al escuchar su susurro y verla sorprendida como una niña pequeña al descubrir algo nuevo, una diminuta sonrisa se elevó en los labios del joven, mientras miraba a Isabella tomarse el resto del contenido de una sola vez.

── ¡Espera!. Tómatelo con calma ── . Exclamó alarmado al verla.

── Dame otro ──. Pidió con las mejillas rojas y sus hermosos ojos claros empañados al mirarlo.

⪻¡Demonios!. Es la primera vez que veo una mujer tan hermosa luciendo tan sexy sin ni siquiera intentar serlo⪼. Pensó al tiempo que volvía a prepararle otro.

──¿Cómo te llamas? ──. Interrogó Isabella después de tomarse el segundo trago y pedir otro.

── Petter ──. Respondió al darle la bebida con un tono de voz suave.

Isabella la recibió empezando a jugar con el borde de la copa, deslizando suavemente la yema de su dedo. Sentía que su mente ya estaba algo nublada. Quizás era una señal que ya estaba ebria.

── Dime Petter, ¿te parezco atractiva?.

Al escuchar su pregunta, Peter trago grueso. ¡Claro que era atractiva!. Era una mujer demasiado hermosa. Desde que había llegado, todas las miradas estaban sobre ella.

── Usted es muy hermosa, señorita ── . Musitó tratando que su voz sonara normal.

── Si es así, bésame ──. Demando de pronto al mirarlo con sus hermosos ojos borrachos y encantadores.

── Es mejor que te mantengas alejado de ella ──. Advirtió una gruesa voz masculina. La cual estaba llena de frialdad y hostilidad.

Cuando él dueño de la voz llegó al lado de Isabella, la sujetó de la mano levantándola suavemente. Para posteriormente llevarla a su pecho rodeando su pequeña cintura protectoramente, haciendo que el rostro de esta quedará enterrada en su cuello.

La figura del hombre recién llegado era imponente, dominante y majestuosa. Era como ver alguien de la misma realeza rebajarse al llegar a ese tipo de lugar tan humilde, el cual no era para digno de ser pisado por semejante deidad.

Siendo tomada por sorpresa ante la repentina acción, la cabeza de Isabella empezó a dar vueltas, haciendo que cerrará sus nublados ojos para tratar de calmarse.

En medio de su aturdimiento y su estado confuso, un delicioso aroma entro en sus fosas nasales haciendo que se embriagara aún más, e inconscientemente acercará un poco su nariz al cuello del hombre inhalando su olor y soltando un gemido de satisfacción como si fuera un pequeño cachorro.

Mientras hacía esta acción, su inquieta mano tanteó el fornido pecho que la sostenía, el cual se sentía tan caliente y firme sintiendo sus manos quemar, pero al mismo tiempo deseosas de seguir quemándose al seguir tocándolo.

Sin embargo, antes de siguir haciéndolo, una mano fría, pero con brazas en ella la sujeto delicadamente.

── Deja de jugar ──. La reprendió una rasposa y profunda voz, a la vez que ejercía un poco de presión en su cintura.

Al escucharlo, el cuerpo de Isabella se estremeció y una corriente eléctrica recorría por sus venas, haciendo que inconscientemente lamiera el cuello del hombre con tanta delicia, como si estuviera comiendo su dulce preferido.

── Hueles y sabes tan bien ──. Susurró en su cuello con voz coqueta golpeando al hombre con su cálido aliento. Haciendo que todo el cuerpo de este se colocará rígido, y un creciente fuego como el de un volcán apunto de hacer erupción lo envolviera.

Apretando los dientes, él hombre guardo silencio arrastrándola fuera del bar. Pero antes de irse, le lanzó una mirada asesina a Petter, para posteriormente marcharse.

El ambiente que estaba siendo oprimido por un gran iceberg se descongelo a los segundos que él hombre se había marchada. Haciendo que todos respiran aliviados.

Al salir del bar, él hombre levantó el delgado cuerpo de Isabella llevándola hasta el Bugatti de color negro que estaba estacionado a la orilla de la carretera.

── Vamos al hotel ──. Demandó al mirar a la hermosa mujer en sus brazos, la cuál no dejaba de mirarlo con sus cautivadores ojos borrachos y sus mejillas sonrojadas debido a la intoxicación que había en su sangre.

Obedeciendo la orden de su jefe, Andrew Walker encendió el motor colocándose en marcha. llevando así a su jefe al hotel mas lujoso de la ciudad en donde se estaba alojando.

Después que llegaran al estacionamiento, él atractivo hombre salió con Isabella en brazos hasta tomar el elevador, el cual los llevaría directamente al Penthouse.

En todo ese tiempo, no había dicho una sola palabra. Y las únicas acciones que hacia era para mantener alejada las manos de Isabella de querer tocar su cuerpo.

Al llegar, se dirigió directamente a la habitación dejando a Isabella suavemente en la cama ── descansa ──. Fue lo único que articulo antes de darle la espalda empezando a caminar.

── ¡No te vayas! ──. Exclamó Isabella al ver la figura borrosa del hombre alejarse.

El estructural cuerpo del hombre se detuvo al escucharla ── debes descansar. No sería bueno que tu hijo te vea en ese estado ── le dijo con indiferencia sin darse la vuelta saliendo de la habitación.

Los claros ojos de Isabella se oscurecieron llenándose de lágrimas, al tiempo que se mordía el labio y un velo oscuro cubierto de impotencia y decepción cubría su hermoso rostro.

Sus manos se hicieron puños sobre sus muslos al sentarse en la gran cama de suaves sábanas de seda de color blanco. Las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa autocritica y despectiva.

En ese mismo momento, estaba sintiendo que su mente, la cual creía que era de piedra no era tan fuerte y menos su frágil corazón de cristal.

⪻¡Ni siquiera soy capaz de seducir a un extraño!. ¡¿Cuán patética y lamentablemente soy?!⪼.

La mente de Isabella estaba siendo atacada de pensamientos autocríticos. Logrando que sus ojos no pudieran retener más las nefastas lágrimas que había estado reteniendo al soltar un sollozo.

¡No era nada más que una perdedora!.

Mientras Isabella se sumía en el dolor, la desesperación y el auto desprecio, él atractivo hombre miraba su móvil que no dejaba de sonar con el ceño fruncido. Su mirada se había tornado de disgusto y desesperación al ver tal insistencia.

── Señor, aquí están las cosas que pidió ──. Informó Andrew al llegar con una bolsa llena de analgésicos para la resaca y unas gachas que había pedido su jefe.

Con una expresión indiferente, él hombre tomó las cosas. ──¿Hay algo más? ──. Cuestionó al ver a su secretario en el mismo lugar.

── Señor, la señorita Levine, es decir, la señorita Cromwell no ha dejado de llamar ── . Le informó con algo nerviosismo.

── Si no hay nada más, puedes retirarte ──. Demando con impaciencia al fruncir el entrecejo.

En ese mismo momento su móvil volvió a sonar, así que con impaciencia y enojo contesto la llamada. Escuchando un grito del otro lado de la línea: ── Gideon Cromwell. ¡Bastardo!. ¡¿Te acuerdas que tienes una hermana?! ──. Gritaba enojada Ava rechinando los dientes.

── Si solo llamaste para gritar, voy a colgar ──. Respondió con impaciencia mientras se frotaba la cien.

── ¡No te atrevas hermano!. Necesito que contrates alguien en el departamento de diseño.

── ¿Es está la manera en la qué debes hablarme si quieres un favor? ── . Interrogó con un tono molesto al alzar una ceja. Sabía que no debía haberla consentido en todo lo que quería.

── No estoy contratando personal ──. Agregó al final.

── Lo siento hermano mayor, pero tú tienes la culpa, llevas ignorando mis llamadas todo el día. Además, la persona que quiero que contrates es...──. Siendo interrumpida por Gideon.

── Ahora estoy ocupado. Te veo mañana en la oficina ──. Dijo al finalizar la llamada abruptamente al escuchar un sollozo proveniente de la habitación.

Con grandes zancadas llegó a esta. Viendo a Isabella sentada en medio de la cama abrazando sus piernas.

── ¿Qué pasa?. ¿Dónde te duele? ──. Preguntó con algo de ansiedad y preocupación al levantar su rostro, viéndolo cubierto de lágrimas y su labio siendo mordido fuertemente.

Al verla en tal estado, el corazón de Gideon se sacudió violentamente al sentir que era suprimido por una gran mano invisible que le causaba un tortuoso dolor.

── Deja de llorar ──. La persuadió suavemente al limpiar sus lágrimas delicadamente, y con su pulgar acariciaba su labio inferior para que dejara de lastimárselo.

── …No...no me rechaces… ──. Pidió Isabella en un hilo de voz tembloroso.

¿Cuan bajo iba a seguir cayendo?. Tenía que rogarle aún extraño para que no la rechazara.

¡Patética!.

Su delicado corazón de cristal se había vuelto a fragmentar, y su mente de piedra se había agrietado hasta convertirse en polvo dejándola vulnerable. Donde solo quería sentirse amada, deseada, consentida e importante.

── Por favor, no me rechaces ──. Volvió a pedir mientras se acercaba más a Gideon hasta subirse en su regazo y enterrar su rostro en su cuello, dándole una tembloroso beso.

Sus hormigueantes, calientes y deseosas manos se colaron dentro de su camisa acariciando el caliente y fornido pecho de este.

Los oscuros ojos de Gideon se volvieron tan profundos y hambrientos en una fracción de segundos. Todo lo que reflejaba su mirada era la de un depredador que estaba listo para devorar a su presa.

── Debes hacerte responsable, Bella ──. Siseó en un tono bajo lleno de lujuria y deseo lanzándose a ella y devorándola en un apasionado beso.

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