Capítulo 4

<<Nadie pensará que somos pareja>>, se repitió Ashley. 

Se dio cuenta de que Matthew necesitaba aprender a tener más tacto con las mujeres. 

Apoyó las manos en su torso y lo empujó para separarse de él. Estaba enfadada y le pareció el hombre más arrogante del mundo. También estaba molesta con ella misma por imaginarse que quizás él también se sintiera atraído por ella. Decidió que no volvería a dejar que esos ojos verdes volvieran a engatusarla. 

-Me alegra ver que tiene todo bajo control. 

Matthew, lleno de seguridad y con el mismo aire honesto de siempre, se levantó de la cama. 

-Brent David, mi director de campaña, es uno de los... 

Levantó una mano para que no siguiera hablando. 

-¡Genial! No me sorprende en absoluto ver que podéis ocuparos de todo. 

Matthew la miró sin entender su tono. 

-¿Pasa algo? Pensé que te aliviaría ver que nos estamos encargando de minimizar los daños. 

<<¿Minimizar los daños?>>, se repitió ella. 

No podía creer qque lo que habían compartido la noche anterior fuera para él algo de lo que debía ocuparse su director de campaña. Estaba furiosa.  

Pero lo último que quería era que Matthew se diera cuenta de hasta qué punto le habían herido sus palabras. Pensó en alguna otra cosa que pudiera justificar su reacción. 

-Tengo miedo de volver de nuevo a Beachcombers y ver cómo está todo. Pero, por otro lado, estoy deseando ir y empezar a organizarlo todo. Es un verdadero alivio ver que al menos no tendré que preocuparme por lo que va a decir la prensa -hablaba deprisa y sin pensar, pero creía que era mejor eso que tener que soportar un incómodo silencio o perder del todo los papeles y pegarle un puñetazo-. Bueno, entonces eso es todo... -añadió ella a modo de conclusión. Ese hombre destilaba seguridad y sinceridad por los cuatros costados. Y además era extremadamente atractivo, pero no se sentía atraído por ella. No entendía por qué estaba tan enfadada con él. Había sido una aventura de una noche, algo impulsivo,, sabía que la gente hacía cosas así todo el tiempo. Pero ella no. Nunca le había pasado. Tenía experiencia, no mucho, pero algo sí. A pesar de todo, Matthew había conseguido estremecerla y le había hecho sentir cosas que no creía posibles. Necesitaba que saliera de allí, no podía soportar tenerla tan cerca-. Quiero agradecerte de nuevo que te pasaras a verme, pero ahora... Bueno, tengo que secarme el pelo. 

Sabía que era una excusa nefasta, pero fue lo primero que se le ocurrió. 

Matthew se masajeó la zona que rodeaba su herida en la sien. 

-Prométeme que tendrás mucho cuidado y que no entrarás a Beachcombers hasta que los técnicos le den el visto bueno y te certifiquen que la casa es segura. 

-Lo prometo -repuso ella-. Ya puedes irte. 

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