Capítulo 11

El conde subió al coche,mientras buscó la empuñadura de su navaja que guardo en el bolsillo de su pecho. William Herbert Conde de Pembroke era famoso en su círculo por ser un hombre capaz de derribar a su oponente en una lucha cuerpo a cuerpo,eso no significava que fuera inmune a los ataques de los ladrones. Había escuchado de una banda de ladrones que lograba distraer al chófer y entraba por las pertenencias de los amos. El carro de detuvo ante una enorme mansión. El Conde se bajó con la mera sospecha de que esa noche pasaría algo interesante. Había dejado a Isabel completamente molesta. Le costaba entender por qué una dama como ella estaba tan obsesionada con una doncella,aunque Carmina no fuera una doncella completamente.

Al entrar,el olor a tabaco atacó sus fosas. En la sala había varias mesas con caballeros jugando partidas de cartas. En un rincón se encontraba Marcus,se le veía relajado y risueño. Pero eso cambió en cuanto vio a Pembroke en el lugar.

—¿Qué haces aquí?. Recuer
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