Cap.5

Abrió los ojos lentamente al escuchar mucho ruido fuera de su habitación, sonido de pasos apresurados que hacían crujir la madera del piso,voces en susurros y rechinidos incesantes. La cabeza le daba vueltas y los ojos los sentía arenosos. De pronto el recuerdo de William asaltó su mente, quería verle,sentir sus brazos protegerle en esos momentos en los que sabía, le pertenecería a otro al caer la noche.

De pronto se dio cuenta lo tarde que era y que nadie le había ido a buscar para los preparativos.

No había dormido muy bien los últimos dos días y su cuerpo estaba agotado como su mente,y sin ganas de luchar. El único consuelo que tenía era saber que,de quedarse, vería a William. Buscaría la forma de estar con él, de proteger lo que había nacido entre ellos. Porque él era lo único que ahora tenía, algo lejos de la intriga que conllevaba su matrimonio forzado.

Se levantó de prisa, sólo se puso un vestido de muselina y recogió su cabello con una peineta,era más la urgencia de saber qué pasaba que su aspecto en sí.

Los pasillos lucían más amplios  con la luz débil del sol y la hacienda lucía magnífica tal como imaginó que lo era antes de salir corriendo de la habitación, aterrada, ahora podía notar las amplias ventanas que la noche anterior no había  notado y se dio cuenta de que su mente le había jugado una broma cruel. Pudo distinguir a la misma doncella que le condujo la noche anterior,traía flores en las manos y corría con prisa. Caminó hacia ella y al verle bajó el rostro cohibida. Se maldijo por la forma tan irracional en que se había comportado con ella.

-Buen día-saludó,ella se giró e hizo una leve reverencia-¿Puedo saber dónde está mi madre y mi ajuar?. Su tono la hizo dar otro bote nerviosa.

-La señora está en el despacho del amo con su señor padre,el notario Melville y el amo.

Oh,era eso,estaban firmando el contrato matrimonial y viendo la dote. Pero se detuve al entender sus palabras ¿Notario Melville?.

Con paso veloz se dirigió hacia donde ella le había señalado. Aunque era atrevido de su parte presentarse ahí,no pudo evitar hacerlo,no entendía muy bien lo que aquella doncella acababa de decirle,hasta donde sabía, el señor Melville había pedido su mano, entonces no le quedó claro del todo.

La puerta estaba entre  cerrada,pero pudo escuchar el sonido alterado de la voz de su madre.

-¡Eso es algo insultante señor Melville! Nuestra familia estará en boca de todo el mundo,me rehúso a aceptar esta locura,no fue lo que imaginamos.

Sus ojos se abrieron con sorpresa,sería posible que...

-Calmese señora Tolliver,  podemos llegar a un acuerdo,por eso estamos aquí reunidos.

-John,di algo,eso es...aberrante.

No escuchó la respuesta de su padre,en cambio escuchó el sonido de un fuerte golpe sobre algo,un escritorio de nogal seguramente.

-¿Aberrante,señora?-La burla se coló en la voz que se escuchaba molesta-No fue lo que percibí en sus ojos al verme cuando entró.

Contuvo el aliento, la persona que se dirigía a su madre lo hizo de una forma en que ella no se lo permitiría a nadie.

-No le permito.

Iba a seguir hablando,pero ese mismo hombre la interrumpió.

-¿No me permite? ¿Quién es usted para no permitirme algo señora? ¿Le recuerdo quien soy? Que mi aspecto no la confunda.

Quería verlo,quería conocer el aspecto del hombre que había puesto en su lugar a su madre como su padre jamás lo había logrado, pero un nuevo temor le recorrió la piel. No entendía de qué hablaban ahí dentro y eso le ponía más de los nervios de lo que ya estaba.

-Disculpe milord,pero-ella dudó-creo que nuestra familia está en desventaja,no contamos con una dote,la suya es prominente por ser un Conde

Volvió  a quedarse sin aliento ¿Conde?

Él rió y su risa le recordó a...

-Eso es irrelevante, la boda se realizará como fue pactada.

La duda le asaltó con una intensidad enfermiza e hizo algo de lo que no se creyó capaz en otro tiempo,pero sinceramente ya no podía más. Abrió la puerta abruptamente captando la atención de sus padres y del señor Melville, que ahora se encontraba parado cerca de un ventanal con una pipa en las manos. Su rostro se sorprendió al verle al igual que el de sus padres.

-Isabel.

Giró el rostro al escuchar que le llamaban desde el sitio tras el escritorio. También su madre le había llamado alarmada,pero no fue su voz a la que hizo caso,fue a la de él, William.

La sangre le cayó a los talones al verlo vestido de forma tan distinta a la noche anterior, su cabello estaba sujetado en una coleta y le miraba con ansiedad.

No supo que decir,la voz le había abandonado.

-Isabel-. Llamó su madre de nuevo y esta vez la escuchó. Podía ver la dureza de sus ojos colarsele bajo la piel.

-Señorita Isabel -El señor Melville también se percató de su presencia. Pero no era a ninguno de ellos a quien ella miraba. Sus ojos estaban fijos en los suyos,en él-Le presento a Lord William Herbert,Conde de Pembroke,su prometido.

¡No! La confusión no le ayudó darse cuenta de tantas cosas la noche anterior, pero...

¿Cómo era eso posible?. La vista se le fue apagando hasta ver sólo penumbras y estaba segura de que cayó en un desmayo.

(...)

Al abrir los ojos de nuevo ya no estaba en el viejo despacho de la hacienda. Con lentitud se incorporó sobre los codos, pero William se acercó rápidamente hasta ella.

-Isabel,no te levantes-Sujetó sus hombro haciéndole recostar de nuevo.

-No entiendo la forma tan desenfadada que tiene de dirigirse a mi hija-Lo riñó su madre,pero William no le prestaba atención, él la veía a ella.

-¿Te encuentras mejor?-Preguntó con preocupación.

-Me duele la cabeza y todo me da vueltas. Él tomó su mano con suavidad,dejando que sus dedos le dedicaran una pequeña caricia.

—Señor,le pido que salga de aquí,mi hija no se encuentra bien,como comprenderá, la impresión fue demasiada para ella. La señora Tolliver dejó muy clara su postura ante ese enlace,no estaba de acuerdo y haría todo lo que estuviera en sus manos por impedirla.

—Me temo que no podré complacerla,mi deber es estar al lado de mi prometida. Will esperó la aceptación en los ojos de Isabel. No podía estar equivocado con ella, la noche que había pasado juntos le había bastado para saber que Isabel era la mujer que él deseaba a su lado. La señora Tolliver torció la boca con molestia y un pequeño bufido salió de sus labios con negación.

—No señor mío, ese enlace se cancela en este mismo momento,mi hija no se casara con alguien de su...

—Con alguien de mi qué señora,puede decirlo. La señora Tolliver se quedó callada al entender que casi ofendía a un caballero, aunque en el fondo no creyera que William lo fuera.

Isabel  se sintió traicionada.  ¿Cómo era posible que fueran la misma persona?.

—Mi lord, si me permite, quiero descansar,han sido días agotadores. Y en ese momento le dio la espalda. Su madre alzó el mentón y William entendió que estaba de mas en ese lugar. ¿Qué había pasado con Isabel que conoció la noche anterior?  Ahora ella parecía rechazarle.

—Como guste señorita Tolliver, solo le recuerdo que la ceremonia se celebrará  como estaba establecido. La señora Tolliver se apresuró a contradecirlo. Con un dedo alzado estuvo a punto de dirigirse a él, pero William fue mas rápido.

—Las invitaciones por supuesto ya fueron enviadas y todo Londres espera este enlace. El rostro de su madre se retorció de la impresión y pudo jurar que todo el color se le había esfumado, se había dado la media vuelta justo para presenciar algo que jamás imaginó, su madre aterrada. Quizá fue eso lo que le convenció de responder. Eso y el que su familia jamás se repondría de la pena si no aceptaba.

—Por supuesto, mi lord.

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