Capítulo 4

Steven pensó que regresarían apenas anocheciera, pero no fue así, el Sr. Roberts tenía otra cosa en mente.

—Quiero que conozcas alguna especie de los dragones, unos te harán sentir que son más débiles que otros, pero al final todos son criaturas que no pensaran en matarte.

Después de esperar algunas horas empezaron a pasar algunos dragones, unos eran más pequeños que otros, estaba el cola pequeña que había mencionado el Sr. Roberts.

—Esos pequeños son rastreadores, en el piso se mueven de manera rápida, por esa criatura muchos de nuestros escondites fueron destruidos, están los colas de martillos, en la punta de su cola hay una especie de bola, con eso son capaces de destruir cualquier cosa, no todos los dragones son capaces de lanzar fuego, al menos el rastreador y el cola de martillo solo lanzan humo, pero igual es tóxico para nosotros.

—De dónde yo vengo, los dragones son criaturas mitológicas, se consideraban que algunas son de hielos y otras de fuego.

—Si existen criaturas de hielo, pero estás se están extinguiendo, al parecer el alimento que requieren no lo pueden encontrar aquí.

—O talvez es el clima, al haber quemado todo, el clima que hay no es adecuado para ellos.

—Tambien, ahora los de hielo tienen un pico largo y sus alas tienen una forma muy particular, está el dragón lanza fuego que este en particular es uno de los más grandes, pero el temido de todos y al parecer es el Alfa de ellos es el dragón en fuego.

— ¿Quiere decir que hay un dragón que tiene fuego encima?

—No, su cuerpo es de fuego, esté en pocas veces se ha visto, pero que no lo veamos en mucho tiempo no significa que haya muerto, así que todavía lo consideramos una amenaza, ahora sí es momento de volver, solo quería que vieras a algunos de los dragones.

Los dos regresaron por el mismo túnel, al llegar Matthew estaba esperando al final.

—No te pudistes resistir al ir a dar una vuelta con tu nuevo protegido — dijo Matthew.

—Hijo espera — dijo el Sr. Roberts agarrando a Matthew del brazo — necesitaba que Steven viera a qué nos enfrentamos, estamos a poco de la extinción y necesitamos buscar como matar a esas criaturas.

—En poco cumpliré la edad para levantar la espada del Último cazador y verás que yo seré el libertador de aquí, ahora suéltame y regresa con tu esperanza.

Matthew se suelta de las manos de su padre y se aleja.

—Ven, te enseñaré dónde dormirás, talvez no sea cómodo, pero es lo mejor que podemos ofrecerte.

La llevo a un agujero en la pared, la almohada era una roca, pero al menos tenía un pedazo de sabana.

—Aqui descansamos temprano, todas las fuentes de calor desaparece, ésto por protección, cuando lleves más tiempo con nosotros harás guardia, pero hoy tienes que descansar.

Todo el sitio empezó a ponerse oscuro, solo algunos luminarias permanecieron, Steven no podía conciliar el sueño, paso dando vuelta toda la noche recordando como su vida había cambiado en un abrir.

—Papa, Mamá, como los extraño, no se porque me pasó esto a mí, pero presiento que no los volveré a ver.

Cuando Steven logró quedarse dormido, sintió que solo habían pasado unos cuantos minutos, en eso Robinson le hablo.

—Oye despierta, ya amaneció.

—Tan pronto.

—Ha pasado tiempo suficiente, pero al parecer tu no has dormido nada, ve lávate la cara y luego regresa, saldremos a buscar comida.

— ¿Buscar comida? Pensé que no había vida arriba.

—Algunos animales han aprendido a sobrevivir, nuestro deber es localizar sus escondite, debido a que tú has dicho que las mujeres también tienen que luchar entonces iremos tres grupos, yo seré tu maestro e iremos con una de las chicas, Matthew irá con su padre y dos chicas más, por último un grupo de otro líder junto a las chicas, comunmente solo vamos varones, esperemos que todo salga bien.

En eso se acerca la chica que iría con ellos, Steven se quedó con la boca abierta, a pesar de que la chica se miraba algo descuidada, pero su belleza era indiscutible.

—Oye amigo, disimula un poco, pondrás nerviosa a Daysi.

—Lindo nombre.

—Daysi es una de las chicas más difíciles, Matthew quiso conquistarla, pero no pudo, yo no trató no es mi estilo aunque aquí solo hay cinco chicas, opciones no hay tanto realmente, así que prueba tu suerte con ella.

—Hola Daysi, me llamó Steven.

—Ya lo se, espero que no te me acerques tanto.

Steven se quedó pasmado al escuchar eso.

—Bueno muchachos es momento de salir, les daré a cada uno una daga, necesito que lo pongan de esta manera — Robinson le mostró como ponerla — y está es su lanza, por nada del mundo tienen que separarse de mi, repetirán todo lo que yo haga ¿Me han entendido?

Ambos asintieron con la cabeza.

—No tengo a personas mudas ¿Me han entendido?

—Si entendí — dijo Steven.

—Yo también te entendí — dijo Daysi.

—Muy bien saldremos por el Norte

Llegaron a su salida.

—Yo iré primero, luego irás tu Steven y por último Daysi.

— ¿Porque yo iré de última?

—Al menos que quieras te veamos debajo de tu ropa, por mi no hay problema.

—Ustedes vayan primero — dijo Daysi.

Tal como se habían organizado, así salieron los tres, la salida estába tapada por unos arbustos, Robinson salió con cuidado y luego corrió hacia unos árboles, seguido salió Steven, busco a Robinson y salió del hueco hasta que vio las señas, Daysi salió más rápido e igual se fue a esconder.

—Daysi yo se que ya has estado en algunas ocasiones afuera, pero esto no es igual, viajaremos algo lento.

En eso se escuchó el ruido de un dragón, los tres se fueron a esconder, el dragón descendió a tomar agua, nadie se movía por miedo a que los atacarán

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