CAPITULO III

3

“Parezco un loco respecto a la mayoría salgo poco, me gusta más la oscuridad que el día tengo mal carácter y un par de problemas psicológicos no creo en la biblia, si no en razonamientos lógicos… quiero morir en cada verso que escriba y que me devuelvan a la vida con rap y la mano arriba no quiero dormir no quiero ahorrar nunca mi fuerza ojala se mueran todos los gobernantes que mientan quiero abrir las puertas del zoológico a los animales y encerrar allí a todos los oficiales criminales quiero, que inventen ya la vacuna contra el racismo y que el planeta acepte que en el fondo todos somos los mismos, quiero que las municiones se conviertan en pan y que los superhéroes salgan de las series donde están yo quiero, que la avaricia nunca le gane al honor y que la única religión en el mundo se llame amor”

Después de que cerrara la puerta me quedé allí parado viendo hacia el infinito, ¡Me quedé como un estúpido ahí parado! hasta que reaccioné cuando escuché la bocina de Matthew devolviéndome a la realidad, me di la vuelta rumbo al carro y entré, entonces todo volvió a ser rutinario mientras regresábamos a mi edificio. Me dejo llevar por la música mientras trato de desaparecer los recuerdos de mi mente, hace una semana que habíamos salido y todavía pensaba en aquello.

– Señor – Logro leer en los labios de Matthew cuando se planta al frente de mí, detengo la máquina de correr y me bajo los audífonos hasta el cuello parando la música del mp4

– Dime, ¿Qué hay de nuevo? – Sonsaco

– Señor llegó esto para usted – Dice extendiéndome algo bien envuelto, lo miro y lo comienzo a abrir mientras salimos del pequeño gimnasio que tengo en el primer cuarto y llegamos hasta la mesa de la cocina

– ¿Qué? – Pregunto cuando lo atrapo mirándome mucho

– Señor, ¿No debería estar sudando? Digo es que está haciendo ejercicio

– Acabo de comenzar – Digo para desviar su curiosidad. Nadie sabe solo yo y el doctor que ya murió. – ¿Sabes quién lo envió? – Inquiero para desviar su atención

– No señor solo lo dejaron como el otro

– Gracias Matthew – Ya el entiende lo que quieren decir esas palabras

– A la orden señor – Responde y sale del apartamento

Deshago el papel que envuelve el regalo y veo un CD de música clásica, un repertorio de los grandes con músicas de Beethoven, Mozart, Bach, Fred y Richard Wagner entre otros muchos que trae el CD. Me doy cuenta de una nota que va dentro, detallo la escritura y veo una hermosa letra que hace darme cuenta que esta chica tuvo ciertos tropiezos en su vida pero que al final terminó siendo grande y enseñándole al mundo que no era una fracasada. Lo que dice la manera de escribir en unas pocas letras. “Las cosas que se consiguen en el internet” Le doy la vuelta al papel y veo un número de teléfono, ¿Qué querrá decir eso? ¿Acaso quiere que la llame? No lo pienso más y marco el número. Escucho el primer tono, el segundo, el tercero

– Si – escucho al fin 

– ¿Katherine? 

– Sí, soy yo – responde con su voz melodiosa

– Creo que se te perdió un CD en la recepción de mi edificio

– Si también un libro – Dice sin algo de interés – Quizás debería ir a buscarlo ¿No crees?

– Es posible – Suelto reacio a la idea

– Paso muy seguido por ahí, así que no tengo problemas en pararme algún día y que me invites a un café – ¿A que juega esta chiquilla?

– Eso es algo para pensárselo muy bien ¿Está segura de que quieres asumir el riesgo?

– Eso lo debería preguntar yo – ¡Me encanta esta chica!

– No lo creo – Me está comenzando a gustar su carácter

– Yo sí, ¿Entonces? 

– ¿Qué te parece hoy al mediodía?

– ¿Iremos por un café al mediodía?

– Tienes razón, ¿Qué te parece? – Me quedo pensando – ¿Qué me dices si vienes hasta mi edificio y caminamos un poco? a eso de las nueve

– Bien, hasta entonces

– Hasta entonces – Digo para despedirla y cuelgo mientras veo a Andrea asomarse a la cocina y empieza a ordenar todo para hacer unos sándwiches de jamón para nosotros. Los sábados se despierta más tarde, aunque ya debe de estar acostumbrada a pararse temprano. Veo la hora y son las siete

– Está llegando tarde a su trabajo señorita Castro – Bromeo mientras se pone el delantal 

– Así son todos los trabajadores cuando tienen a un jefe explotador 

– No lo creo – Digo más dócil

– Bueno tampoco lo sé – Se encoge de hombros y vuelvo a entrar en mi papel

– El desayuno debería estar servido a las siete de la mañana señorita Castro y según mi reloj ya son las siete

– Déjalo así, no sigas en serio Will mejor déjalo ya, eres malo para esto – Me hace reír y tiene razón

– Bueno por algo no soy actor 

– Sí que pésimo eres, mejor sigue haciendo lo tuyo que si se te da muy bien

– Ahora que lo pienso Andrea ¿Tienes una vida? – Pregunto en tono bromista

– ¡No! – Exclama seguido de una sonrisa pícara y hermosa mientras continua en lo suyo – Al fin alguien me lo pregunta

– ¿Sabes? Eres la segunda persona que me dice eso y también trabaja para mí ¿Será algún tipo de casualidad? – Digo con una expresión divertida en mi entrecejo

– No – soltó de inmediato con total tranquilidad – No es casualidad tu eres un explotador – Continuó

Nuestras bromas hicieron al tiempo irse rápido, ella término el desayuno y comimos, tomamos jugo de naranja y hablamos todo el rato hasta que vi la hora y eran las ocho y cuarto. 

– Debo salir en un rato – Le digo mientras me levanto de la silla rumbo a mi cuarto a cambiarme de ropa

– ¿Quién es la victima esta vez?

– ¿Sabes que es lo más extraño? Que esta vez creo que seré yo la victima 

– Ya quisiera ver eso 

– Apuesto a que si – Respondo desde mi cuarto mientras me arreglo con algo informal, salgo abotonándome el ultimo botón

– Eres astuto me arriesgo a decir que podrás arreglártelas

– Espero que sí, y bueno ¿Qué tal me veo?

– Algo horrible, pero nada mal

– Gracias – Respondo sin ganas mientras veo la hora y ya son las nueve

– Señor – escucho llamar por el radio

– Y ahí parece que ya llegó – Tomo el radio – Si Matthew – Respondo apretando el botón

– Lo buscan en recepción es una chica y dice que quedo de verse con usted

– Si ya bajo dile que me espere – Alcanzo a responder cuando salgo casi corriendo

– Nos vemos Andrea

Me apresuro a salir hasta el ascensor. Son solo treinta pisos, espero el ascensor y comienzo a contar, veintinueve, veintiocho, veintisiete, veintiséis… ¡Conté los pisos como un niño los días cuando le prometen algo! Y hasta que al fin esas puertas se abrieron. Camino hasta la salida y veo a Matthew cerca. Veo mi reloj en un gesto curioso

– Justo a tiempo señorita Katherine – Es puntual la doncella 

– No me gusta que me esperen así que no hago esperar – Respondió en tono frío o quizás descarado, pero con una sutileza en su cuerpo que me hace saber que lo dice apacible

– Todos deberían ser así ¿No?

– Así parece señor Trossell – Responde medio curvando sus labios pero no ríe por completo

– ¿Salimos? – La invito señalando mi mano afuera – Hay un sitio cerca para un café ¿No le molestaría caminar?

– En absoluto – Responde con un gesto agradable agarrando su bolso de mano de la mesa de la recepción luego de despedirse de la chica sentada detrás de la mesa – Igual ya lo había comentado – Continua y dicho eso comenzamos a caminar por la acera mientras Matthew nos seguía atrás un poco alejado siempre observador por si tuviera que sacar la jericho 941 fs que estaba sostenida por el cinturón de su pantalón. Yo por mi parte tengo una CZ–75b que estaba en mi cintura sostenida por mis vaqueros grisáceos

– ¿Prefieres mesa o la barra? – Le pregunto cuando entramos

– La mesa – Responde sin más

– Bueno entonces ve por una mientras yo voy por nuestros cafés ¿Cual prefiere tomar?

– Capuchino – Dice y me alejo para pedir en la barra. Me atiende una chica conocida igual que todos los que tienen tiempo trabajando aquí, vengo muy seguido y ya me conocen, la observo inquisitiva a lo lejos mientras espero

– ¿Pensativa? – La distraigo cuando coloco las dos bandejas sobre la mesa una con los cafés y la otra con dos tartas tiramisú, un capuchino para ella y un Mancchiato – piensa un poco antes de responder

– Preferiría otros términos – Confiesa algo distraída quizás con algo de nostalgia en su voz mientras comienza a remover su café – Pero así está bien

– Me gustaría saber qué tipo de términos – Inquiero mientras remuevo mi café también

– Parece muy buen trabajador – Hace una pausa – o solo no quiere perder su empleo – Completa desviando la mirada a Matthew que estaba algo alejado pendiente de nosotros y el lugar

– ¿Matthew? – Examino distraído volteando a verlo también

– ¿Así se llama? – Frunce el ceño haciendo su mirada hacia mí

– El hombre más fiel que mis sentidos han conocido – Confieso

– Solo pocos o algunos tienen la dicha tanto de ser uno como de tener a personas así a su alrededor 

– Soy ambos, su fidelidad y lealtad es reciproca

– Hasta que te falle, él no lo hará, pero así es como piensas – Su afirmación me distrae

– ¿Eso crees? – Pregunto dando un sorbo 

– Te cuesta confiar en las personas, pero sabes cuándo y cómo confiar en ellas al igual que cuando confías, lo haces a plenitud

– Interesante – Digo con sinceridad luego de unos segundos y me pregunto ¿Dónde habrá aprendido a analizar así?

– Nadie te conoce de verdad y prefieres el anonimato, aunque todo el mundo escucha hablar de ti nadie sabe quién eres en realidad – Creo que eso es otro punto para ella

– Supongo que para eso existe el libre albedrío y el libre desenvolvimiento de la personalidad legal ¿No? – Hay un silencio que de cierta forma me espanta, así que intento seguir el hilo de la conversación – ¿Qué más logras ver? – indago curioso de lo que pueda decir y captando su atención me ve analíticamente

– Creo… creo que eras un niño pensante, uno que no tuvo mucho tiempo de jugar para cuando se vio envuelto en el mundo de un adulto o al menos en la realidad de todo lo que abruma a un adulto, creo que algo te cambió, porque no pareces alguien que sea tan callado, ahora lo eres, pero antes puedo deducir que no eras tan cerrado, así que algo te pasó

– Impresionante – Elogio su acierto luego de unos instantes – ¿Cómo lo deduces? – Cuestiono interesado mientras tomo un trozo de tarta

– Se dice que quienes ocultan algo nunca hablan demasiado – Su mirada penetrante intenta decirme algo, pero no logro descubrir que, es como si ya la conociera, pero no pudiera recordarlo – ¿Quién puede odiar un café así? – Dijo después de un rato respirando el aroma que expedía el café y creo que solo intenta desviar la conversación 

– Conozco a alguien que desperdiciaría un café así – Respondo con una media sonrisa – ¿Sabes? – Suelto captando su interés – A todas las personas les gusta escuchar que hablen de ellas, que le digan cosas interesantes que ni ellos sabían, por lo que pienso que estas usando esa estrategia para que me interese, así que tendrás que usar otro método – Hay silencio, pero lo capta rápido

– ¿Qué piensas del libro? – Cuestiona de pronto sorbiendo su café

– Ya lo había leído, aunque igual lo ojeé un poco – Respondo sin más echándole un vistazo – ¿Por qué ya no dejamos el protocolo? – Suelto después de unos segundos 

– ¿Podrías explicarte mejor? – Interroga tranquilamente

– Hablé con Erick, ya sé lo que quieres – Pensó unos segundos

– Entonces, ¿porque es que estamos aquí? – Lanza al aire

– Tienes algo que proponerme y quiero escuchar

– Ya lo sabes, tú no eres de los que se entera de último de las cosas

– De algunas cosas si

– ¿Qué tienes para decir de lo que te dijo Erick?

– Quiero saber qué esperas tú de mí y que ofreces a cambio y te advierto que no hay nada que puedas ofrecer que me interesé – Di un sorbo a mi café y lo volví a dejar sobre la mesa – ¿Sexo? ¿Dinero? ¿Alcohol? – inquiero al aire

– El mundo sabe que eres casi un asexual – Expresó – Y ya que lo pones así no creo tener algo para cambiar en este preciso momento, pero creo que te interesaría tener a la “Global Enterprise” dentro de tu núcleo de empresas para fundirlas como una pirámide con tus empresas automotrices y tecnológicas 

– Es una muy buena empresa pero no tienen una visión clara del panorama, arman para vender integrando la obsolescencia programada, solo ven su mercado como un negocio, nosotros somos como la Apple con un Steve Job perfeccionista al frente que innova porque le gusta lo que hace y no porque lo ve como un negocio ese es el problema de muchas empresas, nosotros incluso trabajamos sin obsolescencia programada las cosas duran lo que tienen que durar y ya pero, no duran un tiempo programado por la industria para que los consumidores vivan comprando sus productos decadentes eternamente, para nosotros la evolución y desarrollo de las cosas no es un negocio redondo – Eso fue largo y creo que aburrido

– Todo eso puede cambiar, y supongo que tú eres el Steve que está al frente de tu empresa – Indaga y medio sonrió un poco

– Tengo a un gran equipo y hacemos que las ideas de todos valgan

– Te la venderé, esa empresa será mía, pienso recuperarla, pero antes haré lo que Erick ya te contó y después de eso revelaré la verdad, me vengaré 

– Es despiadado lo que quieres hacer, destruirás todo su hermoso mundo y ¿sabes? Hasta para mí eso es cruel, pero se lo merecen por lo que te hicieron

– ¿Entonces qué dices? – Curioseó después de un rato de silencio, ya nuestros cafés llegaban al fondo del vaso 

– Te ayudaré y no tendrás que venderme nada

– ¿Qué querrás entonces? – Preguntó sorprendida

– Que mejores tu plan para vengarte y yo te ayudaré desde arriba o mejor dicho, te prestare a Erick y toda mi tecnología

– ¿Es enserio?

– Si – respondí sin vacilaciones – Aunque ¿Sabes? tu psicología es muy avanzada incluso más que la mía y necesitaré eso en algunas ocasiones pero solo si tú quieres no tienes que hacerlo como si me estuvieras pagando un favor o…

– ¡Sí! – Soltó – Claro, en el momento que sea

– No he terminado – La detuve – Necesitare tu… tu amistad si así lo prefieres denominar, quiero conocerte más, no quiero equivocarme

– ¿Mi amistad? – Preguntó fisgona 

– Necesito más de ti y ese estilo tan tuyo ya sabes a que me refiero, quiero conocerte mejor – Me agradaba esa chica, había tenido un pasado oscuro, sus padres habían muerto sin que pudiera conocerlos y eso la había marcado para siempre, su familia la había aislado del mundo encerrándola para que ellos pudieran quedarse con todo lo que ellos dejaron y ahora pensaban que estaba muerta, pero, ella estaba más viva que nunca y dispuesta a todo por hacerles pagar lo que le habían hecho

– Creo que es lo justo – Dijo al fin extendiendo su mano

– Lo es para nosotros pero para ellos, ¿Lo será? – Dije vacilante tomando su mano 

Ella era una chica muy fría y quizás me atraía por ser tan parecida a mí que necesitaba tenerla cerca, sus ojos remitían odio y resentimiento, algo de lo que ya yo me había curado, pero, también había aprendido y sufrido mucho más que yo, me gustaba su manera de ser y quizás era parte de alguna hibristofilia que habitaba en mí, quizás algo parecido a una parafilia, esa chica estaba tan trastornada como yo quería estarlo o como ya lo estaba, la verdad no lo sabía

– ¿Dónde dejaste tu carro? – Pregunté cuando llegábamos de regreso al edificio

– lo dejé cerca de la puerta de la entrada – respondió buscando en su bolso las llaves y logro ver en un fisgoneo una browing hp 35 negra

– Jamás pensé que en una cartera así cupiera semejante juguete – La cartera era algo grande pero no pensé que tuviera un arma

– Y yo creí que dejarías a tu guardaespaldas cargar esas cosas en la cintura – Se dio cuenta de que estaba armado. Esta chica sí que es observadora de todo

– Tu sí que estas al pendiente de todo ¿No? – Respondo algo sonriente – No me gusta ensuciarme las manos pero solo por si acaso tuviera que hacer el trabajo yo mismo – Llegamos a un bugatti veyron negro con rojo

– Ya lo creo – Respondió mientras entraba y yo cerraba la puerta

– ¿Qué hará ahora señorita Katherine? – Pregunto mirándola a los ojos

– Prepararme – Respondió encendiendo el carro

– Muy bien – Indico levantándome de la ventana – Nos vemos pronto entonces

– Nos vemos – Respondió mientras se cerraba el vidrio luego de ponerse sus lentes oscuros, aunque el vidrio se detuvo a la mitad – Me encantó la tarta, por cierto – Expresó como si le recordara a algo y terminó de subir el vidrio para yo subir a la acera y entonces arrancó su bugatti afincando el pie en el acelerador en esa media subida hasta que llegó a la esquina y luego dobló a la derecha retumbando el sonido del tubo escape por toda la calle

– Matthew – Expuse

– ¿Sí? Señor – Respondió con total naturalidad como siempre

– Cuando llegue a tu vida una mujer que maneje de esa manera, no la dejes ir 

– Por supuesto señor

– Nunca – Recalco

– Por supuesto, ¿Subimos? – Inquirió

***

A penas entré fui directo a mi despacho en la segunda habitación, empecé a leer algunos correos y a tratar de despreocuparme un poco, trataba de estar menos tenso así que decidí adelantar algunas cosas de la semana, proyectos, propuestas entre otras cosas, estaba sumergido en el computador cuando tocan a la puerta y doy permiso para que pasen 

– ¡Tío! ¡Willy! – Escucho la voz de una pequeñita de siete años justo antes de saltar sobre mí, no me molesta tanto porque al ser pequeñita puedo evitar que me toque, la levanto sosteniéndola por las axilas y la miro

– ¡Mi pequeño karma! – Exclamo, nunca entiende

– ¿Karma? – Dice con el ceño fruncido – ¿Qué es un karma? – Pregunta con su dulce voz y aspecto apacible

– Algún día te lo diré

– ¿Cuándo sea más grande? – Pregunta curiosa

– Si – lanzo

– Siempre me dices lo mismo

– Bueno, cuando seas más grande Milenka – digo dejándola en el suelo y agarrándola de la mano para caminar hasta la cocina – ¿Y cómo vas en la escuela? – Le pregunto para hacerla olvidar

– ¡Bien! ¡Dicen que soy la más inteligente del salón!

– Claro que lo eres – Digo agachándome para levantarla de nuevo y la dejo sobre la mesa del comedor arreglándole un poco su vestido – Si para las vacaciones tienes buenas notas te llevare por un helado ¿Quieres?

– ¡Si!

– ¿Prefieres vainilla o te gusta más el chocolate?

– De… – se queda pensando – De… de vainilla

– ¡Will! – Reclama Kim volteando a verme – No le digas esas cosas a la niña

– ¡Ves! tú eres la pervertida – digo acercándome al refrigerador por algo de tomar – No debí dejar que te juntaras con Aneuskha…

Aneuskha ella era mi antigua sumisa, habíamos terminado lo nuestro hace como un año, si, llevaba un año sin tocar a una mujer, la verdad creo que no me faltaba, estaba metido en mis cosas, siempre trabajando, era de cierta forma un asexual como Katherine me había descrito, y a mi parecer era algo necesario en todos los hombres, a ver si algún día cambiamos el concepto mental desde la perspectiva femenina de que todos los hombres piensan igual, quieren lo mismo y ayudan a las mujeres con un solo fin que es siempre el mismo. Ella le había enseñado muchas cosas de nuestro mundo, incluso creo que llegaron a estar juntas, pero preferí no saber, mi hermana solo era una kinky, tenía la mente abierta pero no pasaba de ahí o al menos yo no lo sabía. Hace mucho que había descubierto este mundo y se puede decir que: entre investigando y salí dominando porque me termino gustando

– No debí dejar que te dijera nada – Continué

– Solo estas celoso porque se lo que haces – Soltó

– No lo estoy y no, no lo sabes

– Mami ¿Por qué pelean? – Preguntó de pronto distrayéndonos 

– No peleamos, mi amor – Sí, se podía decir que ella era la única que sabía esa parte de mí, pero no porque yo quisiera. Más bien por un descuido

– ¿Una partida de ajedrez? – Le ofrecí a Milenka

– ¡Sí! – exclamó. Era una prodigio de este deporte y estaba en clases para seguir aprendiendo, yo por mi parte practicaba con ella

– Estoy por pensar que solo por eso me visitas – Dije bromeando con ella

– ¡No es cierto!

– Yo creo que si – Refuto jugueteando con ella

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