CAPITULO 1   “La boda de James y Lorena.”

(Abril 17, 2017, Nueva York, N.Y.)

(Victoria Ángel Ivanna Jhons)

            Los festejos terminaron y deje el entrenamiento de la Guardia Dorada en buenas manos antes de regresar a casa o mejor dicho a Nueva York pues teníamos en puerta un evento de caridad, el cual sería un concierto de U2 y un baile con cena, para el próximo diecinueve de Abril, con lo que festejaríamos también el cumpleaños de Irina; algo apretado pero se organizó a la perfección y al ser dos eventos en uno se recaudó mucho dinero para la fundación.

            Tras el evento toda la atención fue puesta sobre  la próxima boda de James y Lorena, como era de esperarse Maritza se encargó del vestido de novia, haciendo algo clásico y elegante, Carmelina, Irina y yo entre otras seríamos las damas Tía Heather sería la madrina de anillos, los cuales diseñe yo obviamente.

            En lugar de arras, llevarían doce monedas de oro, regalo de Lady Adele, el lazo y el rosario fueron de oro y zircones o diamantes rusos, regalo de María, el ramo, el único toque de color rojo, fue regalo del Príncipe Alí, pues eran rosas de Marruecos, tan olorosas como costosas.

            Debido a quien se trataba, la boda tuvo por necesidad que ser todo un evento social, por lo que se esperaba la llegada de grandes invitados importantes.

            Por el mismo motivo la boda que antes se planeaba hacer en la pequeña iglesia de Jacksonville, para familiares y amigos, tuvo que  hacerse en la Catedral de San Patricio en Nueva York, para la familia, amigos y la alta sociedad.

            La boda se llevó a cabo a medio día, la escalinata fue adornada con una larga y elegante alfombra roja y la iglesia estaba adornada y perfumada por una gran profusión de rosas y jazmines.

            El coro de las hermanas de San Sebastián canto varias melodías clásicas y no tan clásicas durante el sermón, lo que me recordó a la película de Woppy Goldberg y casi me carcajeo, para colmo mi ahijada Micaela que iba como la niña de los pétalos, se puso tan nerviosa que casi iba corriendo y por lo mismo se tropezó y cayo de bruces, no se lastimo pero hubo que consolarla y ayudarla, lo que rápidamente hizo su madre.

            El otro incidente gracioso fue que el hijo menor de Salvatore, Elías de solo cinco años, llevaba el cojín con los anillos y al ver que tanta gente lo veía, levanto el cojín tapándose la cara con él, tirando las argollas en el proceso, por lo que sus hermanos mayores Salvatore, Marco y Lorenzo tuvieron que buscarlas por el suelo bajo las risas de todos los presentes y de los novios.

            A la salida de la catedral de la nueva pareja de esposos, una lluvia de pétalos de rosas y flores de jazmín pequeñísimas fue arrojada desde varios pequeños drones sobre los recién casados, esto era obra de mis chicos maravilla y de Osiris, de igual forma se liberaron de un gran cesto cien mariposas blancas, amarillas y verdes, esa fue idea mía ya que las palomas han resultado algo peligrosas para las aeronaves.

            Un carruaje tirado por cuatro caballos llevaría a los novios hasta  el hotel Waldorf Astoria, en donde se llevaría a cabo el festejo, tras ellos mi Rolls rosa y oro y tras este el negro y plata de la abuela esperaban por nosotros, así como  una larga línea de limusinas y vehículos de lujo.

            Como era de esperarse Lorena tendría tres vestidos, más como al llegar al hotel se presentarían ante el Juez de paz para el matrimonio civil, ellos serían los últimos en entrar al salón de festejos; debido también a que ya se sabía de mis títulos nobiliarios, se esperaba que vistiera de forma ostentosa pero se llevaron una gran sorpresa al ver que mi vestido de dama era un clásico vestido tipo griego de un hombro y como único toque de ostentación, las hebillas tanto del cinto como en mi hombro, eran broches de oro y diamantes y al cuello llevaba un sencillo collar de diamantes.

            Si la Catedral con su gran tamaño estaba a reventar, el hotel tuvo que habilitar su Gran salón y abrirlo al máximo para los casi mil invitados y personal añadido que acudió pues si bien el Príncipe Alí estuvo presente en la Catedral, en el festejo estaban el Sheij y cuatro de sus esposas o concubinas, las esposas de Alí y los herederos de Dubái, es decir la princesa Alhelí y su esposo, quienes llegaron acompañados de un pequeño contingente de criados, doncellas y guardias reales, también estaba el Presidente Trump y la Primera Dama con sus hijos y su contingente del servicio secreto.

            Por deferencia y obligación se envió una invitación a la familia real británica más se entendía que no acudieran, más fue una sorpresa la llegada del Príncipe Harry acompañado de varios guardaespaldas y del embajador ingles en Nueva York, representante  británico ante las naciones unidas. Obviamente Vladimir no podía faltar, esta vez acompañado de sus hijos, su esposa y su prima, la madre de Irina.

            Por todo esto, el gerente del hotel ordeno que se agrandara el salón retirando mamparas divisorias no sin antes preparar mesas y todo lo necesario pues el buen nombre del hotel al prestar sus servicios estaba en juego.

            Los que estaban vueltos locos eran los hombres del servicio secreto, pues a pesar de no ser visitas oficiales, debían cuidar no solo al presidente y a toda la familia presidencial, sino que también debían cuidar a dos mandatarios, dos herederos a casas reales, a un miembro de la realeza y a toda una familia real y a la familia del presente anterior que también estaba presente.

            Motivo por el cual hicieron cerrar dos cuadras a la redonda del Waldorf, más no era necesario tanta histeria ya que tenía a Savage Security y a los hombres de Carlo y Salvatore cuidando el hotel y Lucero estaba en Alerta Máxima.

            Tras llegar al hotel por deferencia a mi título real, cambie mi vestido de Dama por un Magnifico sarhí y una gran profusión de joyas y por supuesto Irina y Carmelina usaron su uniforme de la Guardia Dorada como faisanes, incluyendo la espada y el bonete con el velo.

            El que “Las Faisales” se dejaran ver fue una sorpresa, pues apenas se estaba escuchando de ellas.

            Durante el festejo no hubo incidentes ya que se cuidó que todo fuera correcto, hasta se puso una mampara de velos para las damas de Ajman, yo comí con ellas.

            Como es tradicional en Ajman presentar un regalo, el Sheij hizo entrega de un pequeño cofre de no más de  veinte centímetros de largo por otros quince de ancho y diez de alto en el que había varias joyas para la novia y una daga enjoyada para el novio.

            Debido a que los musulmanes no toman alcohol se les sirvió limonada mineral y té de menta y se hicieron platillos de cordero y pollo, así como dulces.

            Los novios partieron a su luna de miel, un viaje por las Islas Griegas, regalo de mi parte, pasadas las ocho de la noche y la fiesta siguió a permanencia voluntaria, los musulmanes se retiraron después de las diez que se sirvió la cena, Lady Adele se retiró a las once, minutos después de que se fuera la familia presidencial, para sorpresa de todos, el Príncipe Harry disfrutaba de la fiesta como un joven normal.

            Obviamente la prensa fue restringida a solo un área en la entrada del hotel.

            Para Vladimir ver a Irina como una Faisal fue una sorpresa, pero conociendo a su sobrina, nada podía hacer.

            Desgraciadamente para mí el Príncipe Harry me recordó al bailar conmigo que debía presentarme al menos a la inauguración de la temporada de carreras de Ascot que comenzaría en solo unos días.

            Yo sabía que la persona encargada bajo la vigilancia de uno de los hombres de Steve y del propio Steve que seguía en Inglaterra estaban entrenando a mis caballos.

Así que a la mañana siguiente tras levantarme algo tarde, pues eran pasadas las diez de la mañana nos organizamos para ir a Inglaterra nuevamente.

Esa tarde, sorpresivamente tuvimos la visita del Sheij en el refugio de la reina, quien quedo encantado con la mansión y más con el hecho de que Amalia le dijera que a pesar de ser el hogar de la familia Moretti, esa era mi residencia en Nueva York, pues no habría nada mejor a menos que se construyera de cero.

Fue en ese momento que el Sheij me anuncio que oficialmente la princesa Almas Faisa era la comandante de la Guardia Dorada con el grado de General y que solo debía reportarle a él, además de que se ampliarían los cuarteles que se construirían a fin de albergar a quinientos miembros; pero que el número oficial de la Guardia Dorada sería no de dos mil integrantes sino de tres mil, con un presupuesto propio, pues había visto los planos y los entrenamientos de las nuevas reclutas, comparándolos con las amazonas, solo pidió se respetara la cultura.

Eso me dio risa pues ya iba más por las hechiceras, parte de los inmortales del Gran Xerxes de Persia.

Tras la visita del Sheij, descansamos y volvimos a casa solo para esperar el viaje a Inglaterra el día cuatro de mayo por la tarde.

Como era obvio yo montaría a Antares en la primera carrera tras dejarme ver, esta vez con un sahari blanco y oro, acompañada de mis faisales vestidas también de blanco y azul.

Conociendo el orgullo inglés, el que llegara una americana y ganara la primera carrera de Ascot fue casi vergonzoso, creo que olvidaron que ahora también soy Inglesa con el título de Baronesa.

Esa noche no hubo baile oficial, pero varios nobles hicieron cenas y bailes según la antigua tradición de la temporada social, algo que ya está quedando en desuso.

Estuvimos dos días en Inglaterra, dejándonos ver por la nobleza que enviaban invitaciones a cenas o bailes, un secretario contratado amablemente se disculpaba por mi rechazo a asistir a la mayoría de los eventos ya que aun cuando soy multitareas, aún no he aprendido a multiplicarme para estar en ocho lugares a la vez.

Para el día nueve estábamos llegando a casa directamente a descansar y tratar de retomar la rutina diaria. La verdad mi vida se estaba volviendo una locura, solo agradecía el que aun nadie me hubiera reconocido públicamente como Lucifer o seria el acabose.

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