capitulo 4 segunda parte

Corrí a la puerta que lleva al escenario, no ví a nadie más y no tenía idea de que hora era, entro para escuchar murmullos, ya habían llegado, Emily estaba también ahí, me acerco a ella en silencio - ¿Me dirás dónde estuviste en la mañana? – con resaca en casa – apenas balbucea - ¿Dónde fuiste? - A una fiesta, volví tarde anoche, por eso no fui a la escuela – ¿Con quién fuiste? – si te digo no te enojas? - ¿Por qué lo aria? – con uno de los chicos nuevos, de echo con quieren es mi pareja – supongo que lo pasaste muy bien – siii – chilla mi amiga y nos hacen callar – bien veo que no falta ninguno – comienzan los diálogos de Ava y Simón – hoy les daremos a conocer al final de la clase que obra arán, por ahora busquen a sus parejas para que nos hagan sus interpretaciones que les entregamos el viernes – los llamaremos nosotros asiqué no se apuren – ríe Ava – no contestaste mis mensajes – escucho la voz de Math a mi espalda -lo siento, los vi hoy, estudiaba para mí examen – ¿practicamos?

Mientras los demás ensayábamos los diálogos Ava y Simón iban llamando – me gustaría tener esa confianza – digo mientras veo a Emily – ya verás que te saldrá bien – dice Math sacándome de mis pensamientos, mi cara se pone roja.

Nos llaman al centro éramos los últimos, todos nos estaban prestando atención – bien chicos muéstrenme que les tocó – pide Ava, le entrego mi hoja – ¿Se lo saben – asentimos los dos – bien, sin miedo los quiero ver y escuchar – espero a que baje y me alejo un poco de Math, me intimida más él que hablar en público – cuando quieran –

LUCY.—¿Te vas a marchar? Todavía no se acerca el día; era el ruiseñor, y no la alondra, lo que traspasó el temeroso hueco de tu oído; de noche, canta en ese granado; créeme, amor, era el ruiseñor.

MATH.—Era la alondra, heraldo de la mañana, y no el ruiseñor; mira, amor, qué envidiosas franjas ciñen las nubes dispersas allá a oriente: las candelas de la noche se han extinguido, y el jovial día se pone de puntillas en las neblinosas cimas de las montañas: tengo que irme o vivir, o quedarme y morir.

LUCY.—Aquella luz no es luz del día, lo sé muy bien: es algún meteoro que emana el sol para que sea esta noche tu portador de antorcha, alumbrándote en el camino a Mantua: así que espera todavía: no tienes que marcharte.

MATH.—Que me detengan, que me den la muerte; estoy contento, con tal de que tú lo quieras. Diré que aquel gris no es la mirada de la mañana, sino que es el pálido reflejo del rostro de Cintia; y que tampoco es la alondra la que con sus notas golpea el cielo abovedado tan alto sobre nuestras cabezas: ¡ven, muerte, sé bienvenida! Julieta así lo quiere. ¿Qué es eso, alma mía? Hablemos; no es de día.

LUCY.—Sí es, sí es: ¡vete, márchate de aquí! Es la alondra la que canta tan destemplada, forzando ásperas disonancias y agudos desagradables. Dicen algunos que la alondra hace dulce armonía: no así ésta, pues nos separa. Algunos dicen que la alondra y el odioso sapo se han cambiado los ojos: ¡ah, ahora querría yo que hubieran cambiado también las voces, puesto que esa voz nos arranca de los brazos, acosándote para que te vayas de aquí al tocar el día! vete ahora, cada vez está más y más claro, ¡y más y más oscuras nuestras penas!

No sé cómo pude hacerlo, sobre todo acercándonos tanto, mi corazón de nuevo está que estalla, quiero llorar, los aplausos me sacan de mi mente, estaban todos viéndonos, mi hermano estaba entre ellos, trato de moverme pero no puedo y el lo ve, se acerca rápido a mí -¿Estás bien Lu? – si – le digo en un susurro. Ava se nos acerca – está no es tu clase Terry sal de aquí – le dice y lo suelto, controle lo que era una eminente crisis de pánico – bien muchachos vayan a sus asientos lo hicieron estupendo – trato de mover las piernas pero estoy tensa, una mano toma la mía haciendo que me mueva, levanto la mirada y era Math

-bien chicos ya hemos terminado las presentaciones – les queremos comentar que también tenemos la obra a representar que desde el miércoles comenzarán a ensayar – será Romeo y Julieta por votación unánime – ya hemos elegido también a nuestros Romeo y Julieta – les daremos sus papeles el miércoles, esperamos que ninguno falte – ambos terminan de hablar y comienzan a salir, trato de recuperar el control de mi cuerpo, aún no me puedo mover -¿ Me dirás qué pasa? ¿Me preocupa cómo estás? – no te acerques por favor – trato de poner distancia para calmarme – Lucy – grita Emily – Math necesito que salgas – le dice - ¿Lu? – genial ahora entra mi hermano – pueden irse yo la llevo – levanto la mirada para verlo, mi hermano ciertamente me calma mucho, si no fuera por él, puede que ni siquiera estaría viva.

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