Cena con mis padres

—Así que…Harry si vendrá a cenar esta noche —murmuró Lucas jugando con una pelota, lanzándola al aire y luego atrapándola.

No quería que ese momento llegue, sabía perfectamente que algo saldría mal, Harry y yo no podíamos estar compartiendo el mismo espacio sin lanzarnos algún comentario pesado. Es más luego de ese pequeño momento que tuvimos en el ascensor, no sabría cómo actuar cuando lo vea. Sabía que mamá invitó a Harry a cenar porque quería ser amable con él, pero también sabía que había una doble intención en aquella invitación, era un intento desesperado en expandir mi círculo social.

No era un secreto que mi único amigo es Lucas, sospechaba que mis padres algunas veces sentían lástima por mí, al ver que me quedaba sola en casa mientras Lucas salía con sus amigos, claro, como si ellos me dejaran salir a hacer las cosas que hace un adolescente a mi edad, eran muy cerrados con los permisos cuando se trataba de fiestas, cuando estaban de a buenas era cuando me dejaban ir. Mi mejor amigo es una persona sumamente sociable, me sorprende que acabáramos siendo amigos debido a que somos polos opuestos, lo envidiaba algunas veces, envidiaba la agilidad que tenía para hacer amigos rápidamente, o la facilidad que se le daba al desenvolverse en un grupo de completos desconocidos. Debo recalcar que aquella envidia no era de la mala.

Algo más que olvidé mencionar, Lucas no sabía nada de lo que pasó anoche con Harry.

—Sí, no sé cómo vamos a soportarnos durante una hora o más —dije revisando mi armario y buscando alguna prenda sencilla y cómoda para la cena, hasta que se me prendió el foco y tuve una idea que tal vez me salve de un incómodo momento — ¿Por qué no nos acompañas? —volteé hacia él y rogué con la mirada esperando que acepte mi propuesta.

Si el castaño acepta ya no me incomodaría tanto que venga el rizado a cenar, tal vez ni siquiera le hable.

—Me encantaría Sum… —respondió con una sonrisa que después de unos segundos desapareció, sabía que venía algo más, después de algo bueno siempre había un pero y esta no sería la excepción —. Pero no puedo, hoy es viernes de tacos.

Había olvidado por completo el viernes sagrado de tacos en la casa de Lucas, ningún integrante de la familia podía faltar ya que era el único día en el que todos se podían sentar tranquilamente en el comedor y pasar un agradable tiempo en familia.

—Lo olvidé —bufé tirándome a la cama junto a él — ¿Crees que a tu familia le importe si voy?

—Sabes muy bien que eres bienvenida en mi hogar Sum —me guiñó un ojo — ¿Pero tu madre te dejará ir? La veo muy entusiasmada con el hecho de que tu vecino va a venir a cenar.

—Es su intento desesperado de que haga otro amigo —puse los ojos en blanco.

—O su intento de conseguirte un nuevo novio —bromeó.

—No lo digas ni en broma —me levanté de la cama — Espera aquí, iré a avisar que esta noche cenaré en tu casa.

A penas puse un pie fuera de mi habitación, un delicioso olor a lasaña inundó mis fosas nasales, no recuerdo la última vez que comimos lasaña, era el platillo estrella de mi mamá. Se nota que está entusiasmada con la visita del rizado.

—Mamá —activé mi modo cariñoso — Sabes, hoy estoy con antojo de tacos —apoyé mi cabeza en su hombro.

—Los podrás comer otro día Sum, la cena ya está casi terminada. Hice lasaña

—Lo sé, pero hoy es noche de tacos en casa de Lucas —murmuré — ¿Puedo ir?

Hice una de las voces más tiernas que he hecho en toda mi vida, me dio la impresión de que en ese momento estuve idéntica a Cabo de Los Pingüinos de Madagascar, el capítulo en dónde tiene niveles elevados de ternura.

¡Basta! Ahora no era el momento adecuado para ponerme a pensar en dibujos animados.

—Claro que no Sum —negó enseguida apartándose de mí ¾Hoy viene Harry, ¿lo recuerdas?  

—Vamos mamá, ni siquiera notará mi ausencia —me crucé de brazos.

—La respuesta es no, fin de la discusión —me dio la espalda — Ve a arreglarte, Harry vendrá en menos de dos horas. Por cierto, recogí tu vestido rosa de la lavandería, sería lindo que te lo pongas esta noche.

No puede ser, sabía que un “sería lindo que te lo pongas” significaba un “quiero que te lo pongas”, todo esto era completamente ridículo, ¿por qué tenía que usar un vestido para la cena? Ok, si fuera una cena junto a los compañeros de trabajo de mi padre lo entendería, pero ¿con Harry? Era completamente innecesario.

—Las cosas no salieron bien allá afuera —dijo Lucas —Sabía que te diría que no.

Lo miré mal, abrí mi armario y en efecto, ahí se encontraba el vestido rosa, ameritaba usarlo en alguna ocasión especial y obviamente no era esta.

—Me tengo que ir ya si quiero llegar a tiempo —besó mi frente — ¡Ánimo! Tal vez Harry sea la persona que necesitas para darle un pequeño giro a tu vida.

—No lo necesito.

—¿Segura? —me miró entrecerrando los ojos —Nunca digas nunca.

Dicho esto, salió de mi habitación, dejándome con aquellas palabras rondando en mi cabeza “Tal vez Harry sea la persona que necesitas para darle un pequeño giro a tu vida”. Tendría que averiguarlo, pero si lo iba a hacer, ya tenía que dejar las tonterías de lado. Si tenía que ver a Harry hoy y pasar juntos más de una hora, así será.

[…..]

Ya estaba lista, me vi al espejo y en verdad lucía muy bien, el hermoso vestido color palo de rosa se ceñía a la perfección hasta mi cintura y caía a unos centímetros encima de mis rodillas, mi cabello estaba suelto y llevaba unas ondas no muy notorias y por último el maquillaje, algo muy natural.

El timbré sonó, algo dentro de mí se revolvió al saber que volvería a ver al rizado. Salí apresurada de mi habitación para abrir la puerta de entrada, antes de hacerlo alisé un poco el vestido y acomodé algunos mechones de cabello que caían sobre mi rostro. Ya era hora, abrí la puerta, sentí que todo el aire que tenía en mis pulmones desapareció y mi pulso se aceleró. Ni siquiera me gusta, ¿por qué tiene que venir y hacerme sentir de esta manera? ¿¡Qué está sucediendo conmigo!?

—Buenas noches Samantha, ¿seguirás admirándome o ya puedo pasar?

—¿Yo? ¿Admirándote? No me hagas reír Ward—solté con burla — No creo que merezcas ese gran privilegio.

—Summer, deja pasar a nuestro invitado —mi madre abrió la puerta por completo para que Harry pueda pasar — Siéntete como en casa.

—Buenas noches señora Winston —dijo con una hermosa sonrisa y le extendió un ramo de rosas a mi madre. Es un adulador, ¿cree que con eso se la va a ganar? Buen intento, no iba a funcionar.

—Harry, no debiste molestarte —mamá recibió las rosas, noté un tenue rojo en sus mejillas — Y dime Judith.

Olviden todo lo que dije. Qué está sucediendo aquí, Lucas pudo llamar a mi madre por su nombre luego de un año de habernos conocido.

—Pasen a la mesa chicos, serviré la cena en unos minutos —dicho esto se retiró alegre con el regalo que había recibido.

Le di la espalda al chico, tuve la intención de comenzar a caminar, pero sus dedos rodeando mi muñeca me detuvieron.

—Estas son para ti, a manera de disculpa por el mal rato que te hice pasar ayer —me extendió un pequeño ramo de rosas, eran del mismo color de mi vestido — Combinan con tu vestido —sonrió.

—Gracias Harry —las acepté — Pero no creas que con unas rosas voy a olvidar todo lo que pasó anoche. Ve al comedor, iré enseguida.

¡Muy bien Summer Winston! Me felicito a mí misma por haberme mantenido firme y no caer.

 Me encerré en mi habitación, dejé las rosas sobre mi cama y comencé a caminar de un lado a otro, estaba nerviosa, ¿Qué pretendía Harry? Viene tan guapo con un traje azul marino y el cabello peinado hacia tras, me ofrece rosas como disculpa, ahora si comenzaba a creer que dejaría de lado la mala actitud que tuvo el día anterior.

¿Había una pequeña posibilidad de que le guste a Harry? No creo que eso sea posible, recién nos conocimos ayer. Hay tan poca emoción en mi vida que tomo cualquier acción que una persona hace hacia mí y ya pienso que le gusto. Debo dejar de pensar eso, no puedo malinterpretar las acciones de los demás. La única que saldría perjudicada soy yo.

Salí hacia el comedor y tomé asiento frente al invitado, quien posó su mirada en mi haciéndome sentir un poco incómoda, algo que no me gustaba era, que la gente me vea por un largo lapso de tiempo. Luego de unos minutos mi padre se unió a nosotros, Harry y él se saludaron amistosamente, enseguida comenzaron a preguntarle a nuestro invitado sobre sus intereses y su vida en Inglaterra.

La cena hasta ahora, estaba transcurriendo muy bien y con mucha tranquilidad, mis padres estaban entretenidos con las anécdotas de Harry, incluso nos habló un poco de su familia, me sorprende que se haya abierto tanto con mis padres y a mí anoche me dijo que solo me contaría lo necesario. Creo que lo comprendo, yo tampoco iría por la vida divulgando cosas personales a alguien que acabo de conocer.

—Harry, ¿y qué te parece la ciudad? ¿Te está gustando? —preguntó papá.

—Por el momento solo he conocido el Rockefeller Center —respondió con su mirada fija en mí, ¿A caso iba a verme toda la noche? Ya me estaba incomodando. Le di una patada en la canilla, hizo una mueca de dolor y su mirada cambió a una de “desearías no haberlo hecho”.

—¿Estuvieron juntos anoche? —mi mamá me regresó a ver con confusión — Pensé que estarías con Liam.

—Si estaba con…

—Ahora que lo mencionas Judith —me interrumpió el rizado — Summer insistió en que visitemos el Bronx anoche.

¡En verdad, lo hizo! Como puede ser tan mentiroso, si acabamos en el Bronx anoche pero no fue porque yo insistí. Dios mío, mi padre me estaba viendo enfadado, había descubierto mi mentira, de seguro me espera un sermón cuando el idiota de Harry se vaya.

—¡Eres un mentiroso! —me sobresalté soltando mis cubiertos sobre mi plato — Claro, que podía esperar de ti. Eres un idiota.

—¡Summer Winston! —mi padre alzó la voz — ¿Esa es la forma de tratar a un invitado? ¿Qué te está sucediendo? Primero me mientes, y ahora esta gran falta de respeto.

—No…está bien. No regañen a Summer por mi culpa —dijo Harry, apuesto que lo está disfrutando, se notaba la diversión en su rostro. ¿Cómo podía ser tan irritante?

—No digas nada —me levanté de mi asiento y caminé furiosa a mi habitación.

¿Qué necesidad tenía Harry de meterme en problemas con mis padres? Si quería fastidiarme la noche, lo acaba de hacer. Sé que hace rato dije que me dejaría de tonterías con el rizado, pero es imposible si sigue haciendo cosas como estas.

Harry

Vi a Summer alejarse enfadada, supe que había arruinado todo. Solo quería molestarla un poco, no sabía que sus padres no estaban enterados de que había estado conmigo hasta altas horas de la noche. Me sentía muy culpable.

—Harry, te ofrecemos una disculpa —habló Judith con vergüenza en su voz.

—Es la primera vez que se comporta así —dijo Andrew, padre de Sum.

Me resultaba un poco gracioso que yo era el causante de sacar el peor lado de Sum.

—No se preocupen, no es nada —intenté tranquilizarlos — ¿Podría usar su baño? —cruzaba los dedos para que el baño de invitados sea en la dirección por la que se fue Summer.

—Claro, por el pasillo de la derecha.

Las únicas puestas que se encontraban en ese pasillo, era una que estaba en la derecha y otra al fondo, supe de inmediato que esa era la habitación de Sum. Fue muy mal educado de mi parte entrar sin tocar, pero tenía la sospecha de que, si tocaba la rubia no me dejaría entrar.

—¿Qué haces aquí? —avanzó hacia mí furiosa — ¿No tuviste suficiente diversión con lo que causaste afuera?

Su habitación era muy linda, lo que captó mi atención fue el gran ventanal con vista al Times Square, si esta fuera mi habitación jamás saldría de aquí. Algo más que no pude ignorar fue, que todo el lugar olía a ella, a vainilla.

—Linda habitación —ignoré su comentario sarcástico y paseé por todo el lugar. Me acerqué al enorme librero que tenía, todos los títulos tenían que ver con amor. Nuestra querida Summer era amante de la literatura romántica.

—¿Qué haces aquí? —volvió a insistir.

—Quería hablar contigo —volteé quedando frente a frente con ella — No sabía que tus padres aun te regañan —solté una risita.

—No lo habrían hecho si hubieras mantenido tu bocota cerrada —frunció el ceño — Pensé que ambos haríamos el intento de llevarnos bien, pero cada minuto que paso junto a ti me hace pensar lo contrario.

—Lo intento —admití. Solo asintió y tomó asiento en uno de los sofás que tenía frente al ventanal, imite su acción.

—En Año Nuevo es espectacular —susurró viendo el paisaje — Te ahorras todo el viaje y estar entre mucha gente.

—Si me invitas podemos verlo juntos.

—Pues intentemos llevarnos bien estas cuatro semanas que faltan para Año Nuevo —dijo y asentí — ¿Por qué te mudaste a Nueva York? Inglaterra es un lugar muy hermoso, por lo que he visto en fotos.

Aquí vamos con las preguntas personales otra vez, no quería hablar de eso ahora, no me sentía cómodo y tampoco estaba listo para recordar todo lo que sucedió. Claro, lo estaré en un tiempo, pero por ahora prefiero no hablar de eso.

—Vámonos —me levanté y tomé su mano — Haremos algo divertido.

—No puedo irme de aquí —se zafó de mi agarre.

—Samantha…—suspiré — Tienes dos opciones…—me miró con curiosidad — La primera es, ven conmigo, te prometo que vas a divertirte. La segunda, quédate aquí y enfrenta a tus padres cuando me vaya.

Se mantuvo pensativa por varios segundos, en verdad esperaba que escogiera la primera opción, a nadie le gustaría quedarse y enfrentar a sus padres.

—¿Cuál es tu concepto de diversión? —preguntó con desconfianza — Espero que no vayas a hacerme otra broma pesada, porque si es así, prefiero quedarme y enfrentar a mis padres.

—Confía en mi Sun —sonreí — ¿Y…vienes o te quedas?

—Voy contigo —respondió finalmente.

—Excelente decisión —sonreí victorioso — Ponte un abrigo, iré a hablar con tus padres.

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