Capítulo 3 Las dos caras

Me despertó el dolor y la luz que entraba  por mi ventana, me levanté con dificultad, miré a mi alrededor y solo pude encontrar una pequeña nota que me dejó mi jefe junto a la cama.

Hoy puedes tener el día libre.

Mi corazón se aceleró al recordar que había dormido con mi jefe toda la noche, aún podía sentir su aroma en mi.

Intenté apartar mi mente del anillo... ¿Se va a casar el jefe?

No quería hacer nada, por lo que me pase el día tirada en el sofá viendo la tele.

Vivía la esperanza de que en algún momento mi jefe me enviara un mensaje o me llamara, pero nada sucedió.

El sueño me venció y me quedé dormida cuando de repente mi teléfono comenzó a sonar, me desperté y fui a parar al suelo debido al susto.

—Aaaaaaah, es mi jefe—grite, me estaba llamando, trate de calmar mis nervios y descolgar el teléfono.

—Si señor Collins—debía escucharme tranquila y desinteresada.

—Pasaré por su departamento Luar, estoy cerca de allí—me sentí como tonta, aaaaaah, qué estúpida era cuando se trataba de mi jefe, él no me podía ver y aquí estaba yo moviendo mi cabeza de arriba hacia abajo.

—LUAR—sentí que dijo alzando la voz.

—Ssssí señor, aquí lo espero—dije para luego sentir el pitido de que había finalizado la llamada.

Entonces fue cuando caí en cuenta de lo que acababa de decir mi jefe y me levanté como un resorte, tenía que ordenar un poco aquel desastre, entonces corrí hacerlo.

Esperaba con ansias la llegada del señor Kim, tenía deseos de volver a ver a mi sexy jefe, solo de pensarlo sentía un inmenso calor recorrer mi cuerpo, mientras sentía aullar a mi lobo de felicidad.

¿Que sucedía conmigo y mi tonto animal? Jamás nos habíamos sentido así por ningún Alfa, ni siquiera por mi antiguo novio.

El timbre de mi departamento sonó y mi corazón se aceleró, respire profundo para llenarme de valor y me dirigí a la puerta, al abrirla pude encontrarme con el Alfa más apuesto que he conocido, ya sé que parezco tonta pero mi jefe me trae mal.

No sé veía tan formal como de costumbre, traía un pantalón de vestir de color gris, no tenia corbata, ni saco y lo dos primero botones de su camisa estaban desabrochados dejando ver un poco de su blanquesino y formado pecho, en sus manos se encontraba un folder amarillo, al cual no le tomé importancia, ya que debe ser algo del trabajo, me quede boba observando cada detalle de el y estoy segura que un hilo de baba corría por la comisura de mis labios, no lo niego mi jefe me trae a sus pies.

—Señorita Scott, ¿no me invita a pasar?—su profunda voz ronca me hizo salir de mi transe.

—Sssi, si se... señor, pase—¿Acaso ahora era tartamuda?

Que era lo que hacía este hombre conmigo, me veía tan estúpida frente a él.

Me aparté un poco dándole acceso para que pasara y sin perder un segundo entró y se sentó en el sofá de mi humilde hogar, el solo me miraba y yo no sabía qué hacer.

—¿Desea tomar algo Señor Kim?—pregunté tratando de suavizar la tensión del momento.

—No, gracias—me respondió en un tono calmado, tanto que me hacía sentir algo de miedo.

—Entonces, ah, ¿Que le trae por aquí?—pregunté con la voz temblorosa.

—Necesito hablar con usted—fruncí un poco el ceño, lo escuchaba hablar demasiado formal. 

《Que estaba sucediendo?》

《Qué habré hecho ahora?》

 《O acaso me despedirá después de lo sucedido entre nosotros?》

Eran tantas mis preguntas sin siquiera una sola respuesta.

—Tome asiento por favor—dijo señalando hacia la butaca.

Sentía mi cuerpo temblar, sinceramente tenía miedo.

—Lo escucho—trate de sonar lo más tranquila posible.

—Verá señorita Scott, lo de ayer estuvo...—lo interrumpí.

—Tranquilo señor no pasó nada, solo fuimos dos  adultos que saciaron su curiosidad—me dolía decir aquellas palabras pero no le demostraría ni una gota de molestia así que subí mis hombros para restarle importancia al asunto.

—Ok, entiendo, pero me puede escuchar?—enarcando una de sus cejas, yo me encontraba nerviosa y él se veía tan tranquilo sentado con sus piernas cruzadas como si nada, aquello me desconcertaba. —Sssi digame—dije preocupada, mi jefe se veía más serio de lo normal, entonces lo vi deslizar el folder amarillo en la mesita de centro y alze la vista, no entendía lo que ocurría.

—Leelo—dijo con su característico tono distante y frío, era tan diferente a la noche anterior, acaso será bipolar el tipo?

Con algo de indecisión tome la carpeta e inicie la lectura, mis ojos comenzaron a abrirse de una manera en la que yo jamás pensé que pudiera hacerlo, pareciese que se saldrían en cualquier momento.

—Pero que...Pero que es esto Señor Kim?—dije molesta.

—Un contrato Luar, es que acaso no lo ve?—respondió tranquilo.

—Pero qué pretende usted que yo sea?— a medida que los segundos pasaban me sentía cada vez más impotente y molesta.

—Pues eso que dice ahí o necesita que se lo explique con más detalle?

—Yo no me convertiré en la esclava sexual de nadie y mucho menos de usted—poniéndome de pie de un tirón.

—No es lo que pretendo, en ningún lugar del papel dice algo asi—mi jefe seguía tan indiferente que solo hacía que me pusiese aún más furiosa—Con esa palabras no, pero aquí dice...—señalando el párrafo—Que debo estar para usted cada vez que me busque, que no puedo dejar que nadie más me toque mientras le sirva a usted, al no ser que una de las partes decida terminar el contrato, que...

—Pues sí, eso dice, entre otras cosas, siga leyendo—dijo sereno como si todo esto fuera algo normal y al menos para mi no lo era.

—SEÑOR KIM—me atreví a alzar la voz— LO QUE SUCEDIÓ AYER YA ESTÁ EN EL PASADO, BIEN? PRETENDA QUE NUNCA PASÓ, FUE MI ERROR Y NO VOLVERÉ A COMETER OTRO A ESA MAGNITUD—lo vi ponerse de pie y acercarse a mí tomando mi cintura y dando un ligero jalón hacia su cuerpo.

—¿Estás segura Luar?—besando mi cuello, el cual por instinto incline hacia un lado para así darle mayor acceso—Porque algo me dice que le gusto mucho su error—susurrando a mi oído.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo