—Mamá. — me acerco a mi bisabuela que está en la orilla de la playa. —Tengo una pregunta. — susurro y esta me mira de reojo. —¿Por qué te decimos mamá en vez de alfa? — cuestiono, observo como el viento hace que su cabellera blanca baile. Esta cierra sus ojos e inhala suavemente.
—Me llaman "mamá" por ser una gran consejera, alfa y además de que trato a cada uno de mi manada como su fueran mis propios hijos. — muerdo mis labios y miro mis pies que juegan con la arena. —¿Por qué la pregunta?
—Creí que era porque eres la vieja. — contesto sonriendo haciendo que mi bisabuela materna se ría levemente.
—Creo que eso también tiene que ver. — comenta y acaricia mi cabeza. —También porque salve a muchos licántropo en la guerra. No es fácil que te ganes un apodo, viene de luchar y trabajar. — me notifica, a veces no entiendo algunas cosas que dice. —Estoy segura que algún día te ganaras el tuyo. — me dice sonriendo con ternura.
—No creo que llega a ser tan vieja. — comento, esta congela la mano que me estaba acariciando, miro su rostro y este tiene fruncido su ceño. —¡Ah! — grito al ver como se convierte en loba para luego correr y tratar de salvarme del enojo de mi alfa.
Escucho como la alarma de mi madre suena en su cuarto alejando el sueño. Otra vez... he soñado con recuerdos de mi niñez, vuelven despues de tanto tiempo. Recuerdo que hoy tengo que ir nuevamente a la escuela de licántropo haciendo que tome la almohada y la pongo en mi rostro para luego gritar.
—Iris, despierta. — comenta mi padre pasando por mi cuarto y le contesto con un refunfuño.
—¿Qué he hecho para merecerme esto? — cuestiono para dar una queja larga.
—Tomar unos ratones, ponerle una tela que tiene esencia de vampiro y luego dejarlos libres en la escuela. — comenta mi madre entrando a mi cuarto alejando la sabana caliente de mi cuerpo. —¡Levántate! Al que madruga Dios lo ayuda. — comenta halándome de los pies llena de energía.
—Estoy despierta. — le notifico poniéndome en posición de feto para calentarme.
—Sé que estas despierta, amor. — acaricia mi cabello. —¡Pero quiero que te levantes, son dos cosas muy diferentes!— exclama haciendo que ponga mis manos sobre mis oídos.
—Si me amas no me lleves contigo, te lo ruego. — trato de persuadirla, pero esta no me contesta dejando claro que no cambiara de padecer.
Escucho como sale de mi cuarto para ella prepararse cosa que tomo tiempo para dormir un poco más. Hasta que siento como vuelve a tomar mis piernas y me comienza a alar logrando que me caiga de la cama para luego arrastrarme hasta el baño. Refunfuño y la miro mal desde el suelo.
—Avanza, haz tus cosas y baja a desayunar. — me manda, tapo mis ojos con mis manos en el suelo batallando con mi mente si levantarme o no. —Si quieres que permita que sigas viendo a ese vampiro, hazlo.
Abro los ojos como platos. ¿Cómo lo sabe? Escucho como cierra la puerta de cantazo.
—Ay, ¿porque? ¡¿Por qué?! — grito a toda boca.
Al terminar de prepararme bajo a comer. Siento como los machos de la casa ya no se encuentran en el territorrio. Observo a mi madre que me espera en la cocina. Se ve tan vacía sin los muchachos.
—Están haciendo guardia, gracias a tu juego de ayer. — me notifica logrando que me sienta algo culpable. —La Luna ha dado una visión... — me pongo rígida al escuchar eso. —Sé que no crees en esas cosas, pero es para que sepas. — me siento en la silla y me sirvo el desayuno. —Habrá una luna en nuestra manada...
—¿Ese fue el mensaje? — cuestiono y esta asiente haciendo que la mire como si no lo pudiera creer. —Que gran mensaje. — susurro sarcásticamente.
—Pero eso significa que pasara un gran cambio, Iris. — me meto una cucharada a la boca. —La Luna no nombraría a un guerrero fuerte por nada. Además que no será la única entre las cinco manadas. — la miro algo interesada.
—¿Estás diciendo que va a ver una guerra pronto? — cuestiono, recordando que otra vez estan volviendo mis recuerdos que tanto he alejado.
—No, en realidad creo que habrá grandes cambios... — contesta mirándome intencionalmente haciendo que vea a que se refiere.
—¿Enserio? — cuestiono, esta alza sus cejas y hace una mueca. —¿Todo porque ayer salí con un amigo?
—Un vampiro. — contesta describiendo el ser que es mi nuevo amigo, escucho como suspira.
—Oh simplemente está creando guerreros para jugar un poco con ustedes. — opino logrando que mi madre me mire algo molesta. —Es solo mi opinión. — comento encogiéndome de hombros.
—Me pregunto quién será la luna... — se dice a ella misma haciendo que ponga los ojos en blanco. —¿Qué?
—En realidad no sé si eres... — me callo al ver que mi madre toma el cuchillo de la mesa seria. —Es un chiste. — le notifico para que no me esté amenazando con el cuchillo. —Creo que se está haciendo tarde para ir a la escuela. — comento para cambiar de tema levantándome de la silla.
—Oh, tienes razón. — concuerda mi madre conmigo recogiendo los platos.
Ayudo a mi madre recoger el comedor y lavar los platos. Mientras lavo los platos observo las grandes montañas que rodean la nación central. Las cordilleras son los que protegen totalmente esta nación. Son más fuertes que grandes fortalezas creadas por el hombre.
—Iris, vamos. — me llama mi madre logrando que aleje mi mirada de las grandes montañas.
Mi madre enciende el Jeep mientras yo me subo. Por alguna razón tengo dolor de cabeza... Cierro mis ojos relajando mi mente. "Tal vez sea por los recuerdos" me digo a mi misma.
—¿Cómo supiste lo del vampiro? — pregunto mirando el ambiente verdoso.
—Soy tu madre. — contesta como si eso fuera suficiente.
—Siempre me sorprende esa explicación completa. — comento con sarcasmo.
—Estas muy sarcástica, hoy. — susurra mirando la carretera. La miro seria haciendo que carraspee y se acomode mejor en el asiento del conductor. —Ayer se adentraron a nuestro territorio es obvio que sabré quien entra y sale, incluyendo humanos. — responde con una mejor explicación. —No puedo creer que hayas hecho todo eso. — comenta refiriéndose al juego que hice ayer. —Y lo peor es que involucraste a un futuro alfa.
—Lo siento, es solo que... — mi madre me interrumpe.
—Piensas en ti. — la mujer de ojos verdes olivo dice completando mi oración. —Eres tan terca, aun cuando te decimos lo que es bueno para ti. — miro mis manos y muerdo mi labio inferior. —Sé que los tiempos han cambiado... pero nosotros y los vampiros seguimos teniendo nuestras diferencias. No significa nada que nos hayamos unidos en la guerra, seguimos siendo enemigos por naturaleza.
Si supiera que el mitad vampiro no es normal, tiene algo especial. Además no es un vampiro por completo... Ambos somos similares pero a la vez diferentes.
Observo como nos acercamos al edificio de ladrillos. Mi madre no espera a que yo me baje y se adelanta. La atmosfera esta algo tensa, tal vez estan así por lo del día anterior. Trago y sigo a mi madre corriendo. Tengo que admitir que me siento algo culpable. Mi madre se adentra en la escuela y sale por la parte de atrás. La sigo sin hablar, pero cuando salgo de la escuela me encuentro con lobos, lobos y... más lobos. Se me pone la piel de gallina al ver tantos lobos en un lugar y lo peor es que todos me observan haciéndome sentir que saben que yo fui lo que hizo todo ayer.
—Ah... — comento y me giro rápido para salir de este horrible lugar.
Siento como alguien me toma del cuello de la blusa. Lentamente miro a la persona que me ha detenido y observo a mi madre seria. Le sonrió con inocencia y esta frunce su ceño. Me arrastra hasta una silla y me sienta en ella.
—Tienes que quedarte aquí. Hoy daré clases físicas a los chicos, a ver si aprendes algo de lobos por una vez en tu vida. — giro mis ojos cansada de que quiera meterme si o si en este mundo de anormales.
—Ma', entiéndeme no me interesa... — esta me interrumpe tapándome la boca.
Giro mis ojos y suspiro, esto ya me tiene cansada. ¿Por qué no puede entender que no me interesa y ya? La vuelvo a mirar y paso mi lengua por su mano haciendo que la quite rápido.
—Solo observa, por favor. — suplica con ojos de cachorra.
¿Cómo puedo negarme a su cara de súplica? le sonrió en forma de aprobación. Además de todos modos tengo que tenerla de mi lado, para que no diga nada sobre la que hizo el chiste de ayer fui yo. Siempre termino sediendo ante ella, aunque no lo acepte me gusta añoñar mi familia.
—¡Bien clase! — atrae la atención de todos aplaudiendo. —Hoy abra duelos para medir sus fuerzas y practicar. Ya saben que es en pareja, el que logre llegar al final ganaran puntos para mi clase de leyes. — informa haciendo que los lobos muevan sus colas y aúllen de la emoción.
La clase de leyes de por si es difícil, pero con mi madre lo es aun más. Los estudiantes deben de aprenderse todas las leyes que han existido en la vida de los licántropos. Son miles de leyes, como que llevan más de miles de años de antigüedad.
Los licántropos surgieron en diferentes partes del planeta, todo aquellos que ponian a la luna como una diosa o guardiana. Ellos adoraban la luna por completo y ella le concedió unir almas con los lobos. Poco a poco siguieron evolucionando y las dos almas se unieron en una. Luego fueron los indígenas en lo que antes era América, son muchas leyes de diferentes lugares. Y ahora los licántropos son lo que ahora ven mis ojos, lobos grandes que solo tienen una alma.
Observo como mi madre se transforma en una loba de pelaje rojizos, con algunas manchas marrones en su hocico y ojos, y algo grande. No es una alfa, pero si tiene una fuerza espiritual fuera de lo normal. Eso hace que sea una loba de alto rango. Esta me mira y mueve su cola emocionada haciendo que gire mis ojos. Ladra y todos empiezan a tener un duelo feroz.
Estudio a cada uno de los lobos, todos tienen más de una debilidad. Diviso a un lobo gris plateado con una mancha blanca en su pecho que pelea con todas sus ganas. Se siente que se está desquitando con su oponente. Derriba como si nada a su contrincante para luego mirarme con sus ojos azules.
—¿Y a este que le pica? — susurro pero puedo notar como oyó ese comentario ya que gruñe enseñando sus diente afilados. ¿Quién es? Lo miro fijamente sin importarme que me mire amenazante. —Oh. — digo al saber quién es.
Un lobo negro le invita a tener un duelo y este gruñe aceptando. Estudio a su contrincante que solo es un lobo algo flaco y no muy grande al contrario del animal que va a enfrentar. Max me mira asegurándose de que yo vea lo que va hacer ahora.
Mi madre ladra y rápido Max se le echa encima al pobre. Observo como el lobo gris muerde, araña y derriba varias veces al negro. Pero se detiene para que este se levante y cuando el lobo negro lo hace vuelve hacer lo mismo. Aprieto mi mandíbula al ver como el lobo gris juega y humilla al lobo negro.
Me levanto un poco de mi silla pero me siento rápido, no puedo involucrarme. Miro a mi madre que no se interpone. ¿Cómo puede dejar que pase esas cosas? Mis manos forman puños al ver que se comportan totalmente como animales. Al medio minuto el animal, Max, termina con el duelo. Dejando a su contrincante todo arañado y sin fuerzas.
Las lobas aúllan y chillan enamoradas de Max, se acercan a él emocionadas. Me fijo más en el lobo negro que respira agitado por el duelo. Noto como mi madre se acerca y lo olfatea, este hace un sonido haciendo que mi madre asienta y se aleje.
Me levanto de mi silla sin aguantar más y me acerco al lobo negro. Puedo notar que es un lobo del oeste. Me arrodillo a su lado y le analizo las heridas que no son tan profundas. Le sobo la cabeza y lo miro a los ojos, este cierra los suyos tranquilizándose ante mi tacto. Hago que nazcan unas flores en específicas del suelo, hago una pasta y se la unto. A los pocos minutos gracias a su sangre licántropo y al medicamento se cierran las heridas.
Observo como unas patas blancas se detienen cerca del lobo negro haciendo que aleje mis manos de las heridas de la victima. Alzo mi mirada y me encuentro con los ojos oscuros de Killa. Esta me mira y hace una seña de que se ocupara del lobo negro. Asiento levantándome del suelo y me encamino hacia la silla en la que estaba.
Cuando me voy a sentar observo como una gran sombra en forma de lobo tapa la mía. Me giro y lo miro a los ojos, Max trata de intimidarme pero solo logra que me hierva la sangre. Este acerca sus dientes afilados a mi rostro retandome... sin aguantar más las ganas tomo con mis manos su hocico, odio los seres que se sienten mas que los demas.
—Maldito, perro. — gruño acercandolo a mi. —Yolanda. — llamo la atención de mi madre que al verme sus orejas se alzan. —Quiero un duelo con este animal. — comento con enojo haciendo que todos me miren sorprendidos incluyendo a mi madre. —No sabes lo que te espera lobo de quinta. — le susurro mirándolo a los ojos haciendo que gruñe y se zafe de mi agarre.
Inhalo y exhalo tratando de controlar mi inpulsividad, aunque es tarde, acabo de retar a un futuro alfa. Hace años que no hacia esto... Específicamente hace 11 años. Siento como mi energía prohibida empieza a correr por mis venas junto a los recuerdos de mi bisabuela materna, Atanasia, entrenandome para luchar sin ser una loba. Espero que al acabar el duelo se desaparezcan los recuerdos y pueda volver a centrarme en mi vida normal.
Recuerden seguirme, compirtir esta historia con sus seres queridos, comentar y dar me gusta. Soy nueva en Buenovela y vi algo de calificación de la historia así que espero que puedan calificarla. ¡Nos leemos mañana!
Todos los lobos presentes nos observan sorprendidos, se apartan formando un círculo alrededor de nosotros. Max me mira con ganas de arrancarme la cabeza mientras camina lentamente. Le sonrió al ver en su ojos que no sabe qué hacer ganándome un gruñido de su parte. Mi madre solo nos mira atenta esperando que hagamos la señal para iniciar el duelo. Puedo observar en ella como el éxtasis sale de su cuerpo de la emoción por ver a su hija al fin luchar y tal vez sacar a su loba interior. Pero demostrare que no necesito cuerpo de lobo para derrotar a un licantropo. Cierro las palmas de mi mano, el corazón lo tengo agitado y mi cuerpo se esta preparando para sobrevivir. Escucho como mi madre ladra dando oficialmente inicio a este duelo. Max no pierde el tiempo y corre hacia mi atacando directamente. Lo esquivo fácilmente, tomo la silla que está cerca de mí y cuando este se gira para atacarme se la tiro en la misma cara. Los pedazos de madera vuelan por los aires y miro al lobo gri
El lobo gris da un paso hacia adelante y sin pensarlo dos veces tiro la cadena que toma su pata. Observo como sale humo de la pata de Max haciendo que este chille y se zafe del débil agarre de la cadena. Este gruñe y nuevamente se abalanza sobre mí por el enojo, lo esquivo fácilmente. Enredo la cadena en sus patas haciendo que pierda su equilibrio y caiga. —Aunque no son hombres lobos tiene una pequeña debilidad ante la plata, como que fueron supuestamente creados por Luna. — comento sonriendo ante ver como Max está herido por la plata. —Tal vez no les afecte tanto como a un hombre lobo pero si les causa un efecto. Se nota que ambos tiene que ver con la "Luna" — uso mis dedos para hacer las comillas. El futuro alfa gruñe y se levanta dejando ver que de verdad no le afecta tanto como a los hombres lobos. Este salta y abre su gran hico haciendo que de unos pasos hacia atrás. Alzo mi mano haciendo que la cadena se enrolle en su hocico y lo cierre. —Ahora me toca a mí hum
Mi madre gruñe dando un mandato a sus estudiantes la cual responde asintiendo y se van corriendo alejándose de la escuela. ¿Qué esta pasando? Frunzo mi ceño al volver a escuchar ese horrible sonido que emiten esas cosas, son muchos y no emiten una energía buena. Killa ayuda a Max que trata de matenerse de pie, pero este le gruñe negando su ayuda haciendo que la loba blanca pegue sus orejas a su cabeza triste. "Sigue siendo un animal", pienso girando mis ojos. Miro a mi madre que está observando de donde provienen los aullidos, asombrada. Sus orejas se ponen alertas al escuchar aullidos de licántropo y sus ojos cambian de unos asombrados a otros seguros y determinados. Me gruñe un poco mirandome de una forma que conozco desde que soy niña. —No, no me iré. — contesto negando varias veces logrando que me gruñe con autoridad. Miro el suelo en forma de respeto, aguantando el rencor hacia este mundo. Cierto, no me puedo entrometer mas en este mundo y no quiero. —Haz lo que quiera
Siento como me mueven tratando de que despierte... escucho como hablan a lo lejos, pero no logro entender gracias a que escucho un chillido en mi oído. Abro mis ojos notando como el color naranja se apodera de mi visión excepto una sombra. Agudizo mejor mi visión para saber dónde estoy, pero me siento completamente desubicada y confundida. —¡Iris! — escucho como me llaman a lo lejos después de unos minutos, me tocan el rostro haciendo que me arda. —Vamos, escúchame. —Oh... — me quejo del ardor que me provoca el tacto del ser. —No me digas que es mi sangre. — comento al fijarme que sus labios estan bañados en sangre. —¿Qué? — oigo como cuestiona la voz, me fijo que sus ojos son violetas grisáceos. —No me digas que estas soñando o alusinando. — dice la voz de tal forma que no puede creer lo que oye. —Espero que si... — comento exhausta, muevo mis manos tocando los brazos fuertes del ser que no es para nada normal. —Oh padre ¿estoy en el infierno? — cuestiono sentándome de repente hac
—¿Qué es? — le pregunto con un ojo cerrado y el otro abierto. —Después de matar a tu amigo híbrido note esto en el suelo, cerca de ti. Es un collar con varias gemas coloridas. — me acerco a Jafet algo curiosa. —Tómalo, arde más que cuando tú me tocas y eso es horrible. —¿Para qué crees que lo tenía? — cuestiono tomando el collar rápido. —No lo sé, por ver su forma y esas piedras no son encontradas en estas naciones.... Deduzco que viene de las afueras donde el gobierno y tu alfa dicen que solo hay un caos gracias a la guerra nuclear. — contesta mientras sopla la mano que agarraba el collar. —Una gema de varios colores... — pasó mi pulgar por el fino pero fuerte collar, su belleza nos hipnotiza. —Es única. — susurro notando el reflejo de mis ojos coloridos. Me recuerda a algo... algo que está lejos de mí. Por alguna razón mis ojos se llenan lágrimas. Los recuerdos de mi sueño invaden mi mente, es como si mi memoria colapsará y deja que vea varias cosas que
—Mantente escondida por nada del mundo salgas, Iris. — dice la señora mayor de ojos azules para luego salir de la choza y encontrarse con su loba que la espera. —Mía... — llamo a la loba blanca que se une a mi bisabuela en una sola alma. —Mamá, tengo miedo. — expreso temblando al ver como se convierte en una loba blanca grande. —Mantente adentro, Iris. — manda con autoridad lo que ahora es una loba blanca como la nieve y poderosa, la luna más poderosa de la historia. —Ya es hora... que este vejestorio vuelva a luchar. Se escucha como un aullido poderoso llama a mi bisabuela. Desde que la luz de la Luna me tocó mi bisabuela, Atanasia, me ha mantenido encerrada como si yo fuera un secreto. Trago cerrando la puerta... —No tengo que salir, no tengo que salir— me decía varias veces esperando que mi alfa volviera pero... mi memoria salta a una imagen en mis recuerdos. En vez de encontrar a una loba blanca encontré una roja, manchada en su propia sangre con ojos
—Tontos... — bajo mi cabeza ocultando mis ojos acuosos tocando el collar. —Bueno ¿Qué esperamos? — pregunta Jafet lleno de energía. —¿Morir? Se escucha como las grandes pisadas de los híbridos se acercan. Cierro mis ojos preparándome mentalmente para lo que viene. Es enfrentarnos o morir, como dice Jafet. —Morirás si no tienes a alguien que te apoye. — sus ojos azules miran a Mía, su loba interior. —Aunque seas el ser más fuerte del universo necesitarás ayuda. —Solo esta vez chupa sangre. — contesta Max al sentir lo cerca que estan los híbridos haciendo que el chico sonrisas ría. —Bien... — suelto el collar. —Vámonos ya, no quiero vivir para luego que mis padres me maten tras ver que la casa destruida. Caminamos hacia la puerta trasera, asomamos nuestras cabezas para ver si hay monos en la costa. Se escuhan como entran a los hogares buscando sangre, llevandose consigo cada vida que encuentran incluyendo animales. Trago al ver que de verdad son seres
—¿Ustedes hicieron esto? — pregunta una voz detrás de nosotros. —¡Ah! — Jafet cae sobre mí logrando que lo mire serio, mientras lo sostengo. —Lo lamento, nunca la vi... — explica mientras lo empujo para alejar su ardor de mis brazos. Observo como mi prima, Killa, mira los cuerpos quemados de los híbridos. Su vista se detiene en Max la cual este ignora con facilidad. Noto como mi prima está rayada e ignoro el hecho de que esta semidesnuda. —Bueno, si, en realidad los tres logramos hacer esto. — le contesta Jafet despreocupado. —Eliminaron como 19 híbridos, ustedes... solos. — los ojos de Killa expresan que no lo puede creer. —Sí, parece que somos un excelente equipo. — vuelve hablar el mitad vampiro guiñándonos un ojo logrando que Max y yo giremos los nuestros. —Es difícil de creer, vampiro de la oscuridad. — Killa escupe el nombre de su raza haciendo que yo frunza mis cejas. —¿Por qué? — cuestiono seria, mi prima me mira sorprendida al ver que a