Noto como nos estamos acercando donde vivo, olfateo buscando la esencia de mi padre o de un licantropo. Me muevo incomoda mirando por la ventana. Noto que el mitad vampiro no se detiene acercandose mas...
—Creo que no es bueno que te acerques tanto al territorio. — comento preocupada.
—Puedo controlarlo. — me contesta Jafet atento a nuestro alrededor. —No percibo que haya peligro para mí. — miramos atentos el lugar, es cierto no percibo a nadie de la manada de mi familia cerca. —Además es de muy mal gusto dejar a una joven lejos de su casa en la noche. — el mitad vampiro me saca de mis pensamiento logrando que me ruborice un poco por su comentario.
Es tan diferente al animal de Max... Noto como sus ojos cambian de color a uno violetas grisaceos mientras observa todo a su alrededor. Personas que estan afuera entran mientras él los mira, su energía sale poco a poco. Me pregunto lo que de verdad puede lograr hacer con ellos. Jafet baja la velocidad al ver que estamos cerca de mi casa. Estaciona el carro dos casas antes de la mía y se relaja cerrando sus ojos, por igual se esencia baja. Nos quedamos en silencio varios minutos haciendo, no puedo evitar buscar que es lo que tienen sus ojos. Presiento que sale un tipo de energía parecida a la mía... no, es contratia a la mía.
—Llegamos. — me notifica al notar que no alejo mi mirada de sus ojos. Abre sus ojos que ahora son de color alba, su color natural.
—Oh gracias por todo, Jafet. — le agradezco alejando mi mirada de él y me desabrocho el cinturón. —Ya te debo...
—Dos. — completa la oración primero que yo sonriendo. — Y gracias a ti por enseñarme cosas del pasado y no hacerme pasar un día aburrido. — me agradece con amabilidad, miro sus ojos y puedo ver lo cariñoso que puede lograr ser.
Ambos nos quedamos sonriendo, aunque estemos en silencio nos sentimos cómodos. Por alguna razón me siento conectada a Jafet. Observo como este levanta su mano temblorosa para tocar la zona inferior de mis ojos haciendo que me arda la piel.
—Eres diferente, Iris. — describe Jafet mirando mis ojos haciendo que recuerde que mis ojos en la mañana estaban cambiando de color.
—Bueno... — carraspeo un poco alejando mi rostro de su mano para que no se fije demasiado. —Nos vemos en la escuela mitad vampiro. — comento abriendo la puerta del auto.
—Está bien... — susurra este y enciende el auto. —Cuídate, Iris. — se despide empezando a conducir y antes de desaparecer toca bocina.
Alzo mi mano despidiéndome de él con una sonrisa. Toco la zona inferior de mis ojos todavía sintiendo el ardor de su toque. Empiezo a caminar bajo la noche estrellada hacia mi hogar. Me detengo al frente de mi casa al notar una esencia... olfateo la furia de mi madre desde acá.
—Estoy frita. — comento y voy el patio de mi vecino para observar si mi madre está en la sala, no hay moros en la costa. Veo un árbol que suelta una esencia fuerte y me estrujo en él. —Así nadie notara que estuve con un vampiro. — me digo a mi misma, me preparo para entrar a mi casa y siento como de ella sale el enojo característico de mi madre.
Entro a mi hogar en silencio y camino hacia la sala sin hacer ruido. Llego segura a la sala, todo está en silencio y oscuro. Me encamino hacia la escalera caminando de puntitas hasta que la lámpara de la sala se prende y el sillón reclinable se gira. Me congelo en el acto de estar subiendo las escaleras.
—Al fin te dignas a llegar. — comenta mi madre con su ceño fruncido y una vena que sobresale en su frente.
—Ah. — me paro recta. —Hola, ma. — la saludo y sigo mi camino para mi cuarto.
—¿Dónde estabas, Iris González González? — cuestiona, ha dicho mi nombre completo... Estoy más que frita. Estoy segura que estoy hasta más que muerta en estos momentos.
—Fui a comer con un amigo y nos quedamos hablando. — le notifico dándole la cara y sobando mi cabeza sonriendo lo más inocente posible.
—¿Por qué hiciste lo del vampiro? — pregunta y la miro sin entender. —¡No me mires así! Sabes de qué hablo. ¿Sabes que tuvimos que activar a todos los lobos de clase alta para saber que sucedió? ¿Sabes que el pobre de Max tiene que demostrar que puede ser alfa y que su padre ya no le tiene mucha confianza? — sonrió al escuchar eso pero rápido me pongo seria al ver que no piensa parar de hablar. —¿Sabes que eso hace que tú no puedas entrar a una manada? ¿Sabes que tuve que decir que sí creía que Max fue el que hizo todo eso para dejarte libre? — cuestiona casi gritando, pero sonrió al escuchar como hace para que yo salga limpia de los problemas que provoco. Esta me mira como si fuera loca —¿Qué te pasa? — pregunta cuando ve que camino donde ella lentamente. —¿Por qué me miras así? — y la abrazo.
—Primero que nada, sabes que no me interesa entras a una manada. Pero... gracias mami, eres la mejor. Sabía que no ibas a permitir que me hicieran daño esos lobos feos. — le contesto mientras ella trata de zafarse, pero chillo como una cachorra y deja que la abrace. —Gracias mami, no lo volveré hacer. — inhalo su olor que emana un cariño extremo y suave. —Lo prometo.
—Qué bueno, porque volverás a la escuela mañana. — me notifica acariciando mi cabello haciendo la suelte rápido y la mire asustada.
—Pero... — tartamudeo varias veces, esta toma mi rostro y aprieta mis cachetes.
—Sin peros, no vas como una estudiante. Mañana no puedo dejarte sola en esta casa. — bajo mi cabeza triste. Todo lo que hice hoy, no sirvió para nada, pienso. —Están sucediendo muchas cosas raras últimamente... Mis instintos me dicen que pronto sucederá algo dramático dentro de poco. — aprieta más mi rostro haciendo que mis cachetes se unan. —Y los instintos míos nunca fallan...
Mi madre sigue hablando cosas y estrujando mis cachetes. Y yo solo pienso en que mañana tengo que ir otra vez a la escuela de licántropos. La felicidad no dura para siempre... tengo ganas de llorar. Después de todo, las madres descubren las cosas tarde o temprano o simplemente saben lo que pueden llegar hacer sus hijos.
¡Hola! Espero que se encuentren bien. Saben que pueden seguirme y darle me gusta a la historia.
—Mamá. — me acerco a mi bisabuela que está en la orilla de la playa. —Tengo una pregunta. — susurro y esta me mira de reojo. —¿Por qué te decimos mamá en vez de alfa? — cuestiono, observo como el viento hace que su cabellera blanca baile. Esta cierra sus ojos e inhala suavemente. —Me llaman "mamá" por ser una gran consejera, alfa y además de que trato a cada uno de mi manada como su fueran mis propios hijos. — muerdo mis labios y miro mis pies que juegan con la arena. —¿Por qué la pregunta? —Creí que era porque eres la vieja. — contesto sonriendo haciendo que mi bisabuela materna se ría levemente. —Creo que eso también tiene que ver. — comenta y acaricia mi cabeza. —También porque salve a muchos licántropo en la guerra. No es fácil que te ganes un apodo, viene de luchar y trabajar. — me notifica, a veces no entiendo algunas cosas que dice. —Estoy segura que algún día te ganaras el tuyo. — me dice sonriendo con ternura. —No creo que llega a ser tan vieja. — comen
Todos los lobos presentes nos observan sorprendidos, se apartan formando un círculo alrededor de nosotros. Max me mira con ganas de arrancarme la cabeza mientras camina lentamente. Le sonrió al ver en su ojos que no sabe qué hacer ganándome un gruñido de su parte. Mi madre solo nos mira atenta esperando que hagamos la señal para iniciar el duelo. Puedo observar en ella como el éxtasis sale de su cuerpo de la emoción por ver a su hija al fin luchar y tal vez sacar a su loba interior. Pero demostrare que no necesito cuerpo de lobo para derrotar a un licantropo. Cierro las palmas de mi mano, el corazón lo tengo agitado y mi cuerpo se esta preparando para sobrevivir. Escucho como mi madre ladra dando oficialmente inicio a este duelo. Max no pierde el tiempo y corre hacia mi atacando directamente. Lo esquivo fácilmente, tomo la silla que está cerca de mí y cuando este se gira para atacarme se la tiro en la misma cara. Los pedazos de madera vuelan por los aires y miro al lobo gri
El lobo gris da un paso hacia adelante y sin pensarlo dos veces tiro la cadena que toma su pata. Observo como sale humo de la pata de Max haciendo que este chille y se zafe del débil agarre de la cadena. Este gruñe y nuevamente se abalanza sobre mí por el enojo, lo esquivo fácilmente. Enredo la cadena en sus patas haciendo que pierda su equilibrio y caiga. —Aunque no son hombres lobos tiene una pequeña debilidad ante la plata, como que fueron supuestamente creados por Luna. — comento sonriendo ante ver como Max está herido por la plata. —Tal vez no les afecte tanto como a un hombre lobo pero si les causa un efecto. Se nota que ambos tiene que ver con la "Luna" — uso mis dedos para hacer las comillas. El futuro alfa gruñe y se levanta dejando ver que de verdad no le afecta tanto como a los hombres lobos. Este salta y abre su gran hico haciendo que de unos pasos hacia atrás. Alzo mi mano haciendo que la cadena se enrolle en su hocico y lo cierre. —Ahora me toca a mí hum
Mi madre gruñe dando un mandato a sus estudiantes la cual responde asintiendo y se van corriendo alejándose de la escuela. ¿Qué esta pasando? Frunzo mi ceño al volver a escuchar ese horrible sonido que emiten esas cosas, son muchos y no emiten una energía buena. Killa ayuda a Max que trata de matenerse de pie, pero este le gruñe negando su ayuda haciendo que la loba blanca pegue sus orejas a su cabeza triste. "Sigue siendo un animal", pienso girando mis ojos. Miro a mi madre que está observando de donde provienen los aullidos, asombrada. Sus orejas se ponen alertas al escuchar aullidos de licántropo y sus ojos cambian de unos asombrados a otros seguros y determinados. Me gruñe un poco mirandome de una forma que conozco desde que soy niña. —No, no me iré. — contesto negando varias veces logrando que me gruñe con autoridad. Miro el suelo en forma de respeto, aguantando el rencor hacia este mundo. Cierto, no me puedo entrometer mas en este mundo y no quiero. —Haz lo que quiera
Siento como me mueven tratando de que despierte... escucho como hablan a lo lejos, pero no logro entender gracias a que escucho un chillido en mi oído. Abro mis ojos notando como el color naranja se apodera de mi visión excepto una sombra. Agudizo mejor mi visión para saber dónde estoy, pero me siento completamente desubicada y confundida. —¡Iris! — escucho como me llaman a lo lejos después de unos minutos, me tocan el rostro haciendo que me arda. —Vamos, escúchame. —Oh... — me quejo del ardor que me provoca el tacto del ser. —No me digas que es mi sangre. — comento al fijarme que sus labios estan bañados en sangre. —¿Qué? — oigo como cuestiona la voz, me fijo que sus ojos son violetas grisáceos. —No me digas que estas soñando o alusinando. — dice la voz de tal forma que no puede creer lo que oye. —Espero que si... — comento exhausta, muevo mis manos tocando los brazos fuertes del ser que no es para nada normal. —Oh padre ¿estoy en el infierno? — cuestiono sentándome de repente hac
—¿Qué es? — le pregunto con un ojo cerrado y el otro abierto. —Después de matar a tu amigo híbrido note esto en el suelo, cerca de ti. Es un collar con varias gemas coloridas. — me acerco a Jafet algo curiosa. —Tómalo, arde más que cuando tú me tocas y eso es horrible. —¿Para qué crees que lo tenía? — cuestiono tomando el collar rápido. —No lo sé, por ver su forma y esas piedras no son encontradas en estas naciones.... Deduzco que viene de las afueras donde el gobierno y tu alfa dicen que solo hay un caos gracias a la guerra nuclear. — contesta mientras sopla la mano que agarraba el collar. —Una gema de varios colores... — pasó mi pulgar por el fino pero fuerte collar, su belleza nos hipnotiza. —Es única. — susurro notando el reflejo de mis ojos coloridos. Me recuerda a algo... algo que está lejos de mí. Por alguna razón mis ojos se llenan lágrimas. Los recuerdos de mi sueño invaden mi mente, es como si mi memoria colapsará y deja que vea varias cosas que
—Mantente escondida por nada del mundo salgas, Iris. — dice la señora mayor de ojos azules para luego salir de la choza y encontrarse con su loba que la espera. —Mía... — llamo a la loba blanca que se une a mi bisabuela en una sola alma. —Mamá, tengo miedo. — expreso temblando al ver como se convierte en una loba blanca grande. —Mantente adentro, Iris. — manda con autoridad lo que ahora es una loba blanca como la nieve y poderosa, la luna más poderosa de la historia. —Ya es hora... que este vejestorio vuelva a luchar. Se escucha como un aullido poderoso llama a mi bisabuela. Desde que la luz de la Luna me tocó mi bisabuela, Atanasia, me ha mantenido encerrada como si yo fuera un secreto. Trago cerrando la puerta... —No tengo que salir, no tengo que salir— me decía varias veces esperando que mi alfa volviera pero... mi memoria salta a una imagen en mis recuerdos. En vez de encontrar a una loba blanca encontré una roja, manchada en su propia sangre con ojos
—Tontos... — bajo mi cabeza ocultando mis ojos acuosos tocando el collar. —Bueno ¿Qué esperamos? — pregunta Jafet lleno de energía. —¿Morir? Se escucha como las grandes pisadas de los híbridos se acercan. Cierro mis ojos preparándome mentalmente para lo que viene. Es enfrentarnos o morir, como dice Jafet. —Morirás si no tienes a alguien que te apoye. — sus ojos azules miran a Mía, su loba interior. —Aunque seas el ser más fuerte del universo necesitarás ayuda. —Solo esta vez chupa sangre. — contesta Max al sentir lo cerca que estan los híbridos haciendo que el chico sonrisas ría. —Bien... — suelto el collar. —Vámonos ya, no quiero vivir para luego que mis padres me maten tras ver que la casa destruida. Caminamos hacia la puerta trasera, asomamos nuestras cabezas para ver si hay monos en la costa. Se escuhan como entran a los hogares buscando sangre, llevandose consigo cada vida que encuentran incluyendo animales. Trago al ver que de verdad son seres