Respiro agitada por la carrera que he hecho para encontrar a mi bisabuela. No sé dónde está... Me detengo, miro por todos lados, no la encuentro. Siento como mi cabeza empieza a doler gracias a que la luz de la Luna toca mi piel, tal vez si he sido maldecida por ella. Escucho un aullido haciendo que reaccione nuevamente, tiene que ser mi bisabuela. Corro lo más rápido posible con lágrimas bajando por mis cachetes húmedos.
—¡Iris, vamos levántate! — exclama mi madre haciendo que salga de la pesadilla que me atormenta casi todas las noches.
Escucho como abren la puerta de mi cuarto haciendo que el olor de la persona que la ha abierto entre. Cierro rápido mis ojos para que mi hermano menor crea que sigo durmiendo. Este me toca con la punta de su dedo, como si fuera lo suficiente para despertarme.
—Es sábado... — susurra haciendo que yo ponga mi almohada sobre mi cabeza y gruña. —La escuela de lobos, Iris. — saco la almohada para mirar la ventana que está a mi lado, todavía esta oscuro. —¡Vamos levántate, Iris! — este grita y empieza a saltar sobre mi espalda.
—Ya... — comento con voz ronca, pero sigo pegada a mi querida cama. Siento como sigue saltando haciendo que gruña. —¡Dije que ya! — grito tomándolo de las piernas haciendo que caiga en las mías. —Que odioso. — describo pensando en la m*****a escuela de lobos, pero... sonrió al recordar lo que voy hacer hoy.
Me levanto con energías y tomo a mi hermano para danzar un poco. Hoy será un gran día, eso puedo pronosticar desde tan temprano en la mañana. Ansio tanto poder a correr mi plan con la camisa que me presto el mitad vampiro.
—Estás loca. — susurra mi hermano mirándome como si de verdad estuviera loca.
—Tal vez si lo este. — comento tocando su nariz con la punta de mi dedo. —Prepárate. — le mando y me voy a preparar.
Al llegar al baño observo el espejo encontrándome con una joven con facciones femeninas pero con actitud fuerte. Mi cabello marrón oscuro cae en cascada sobre mi espalda. Me acerco más al espejo al ver algo raro en mis ojos.
—Mis ojos... — susurro apreciándolos más y observando como parte de mi iris tiene diferentes tonalidades de colores. —Que rayos...
Me llegan memorias sobre mis ojos, pero los bloqueos rápido. No puedo sentir eso... no otra vez. Me giro ignorando el hecho de que mis ojos estan cambiando de color, otra vez. Entro a la bañera y me preparo para ir a la gran escuela de mi manada. Tengo que buscar mi gran tesoro vampírico antes de ir a la escuela y sin que nadie se de cuenta.
Bajo a desayunar encontrándome con mi familia por completo en la mesa. Me acerco sigilosa y me escondo detrás de la pared. Todos comen tranquilos y algo cansados, tal parece que anoche fue de patrullaje por el territorio.
—¡Buenos días! — exclamo con mucha energía haciendo que todos me miren raros.
Empiezo a comer y escucho como un silencio ameno se apodera de la atmosfera. Siento las miradas de todos sobre mí, pero los ignoro fácilmente. Aunque se que pronto me preguntarán, tres, dos, uno... miro a mi padre sonriendo.
—¿Por qué tan feliz? — cuestiona mi madre rompiendo el silencio ameno del comedor.
Trago lentamente, controlando mi alegría. Mi madre me conoce por completo, como que me dio a luz. Tal vez se dé cuenta de mi plan o que ya tengo algo en mi mente para dañar por completo este día para los lobitos. Miro sus ojos verdes olivos que me miran sospechando de algo.
—Ay madre ¿Qué no sabes que es sarcasmo? — le contesto con otra pregunta, pero esta vez aborrecida como siempre. —Sabes, todavía te puedes arrepentir de que vaya a esa escuela apestosa. — comento dándole la oportunidad a que no surja lo que quiero hacer.
Escucho como se ahoga con la comida haciendo que la mire preocupada. Al ver que toma agua y tose respirando bien sonrió un poco. Sí que da unos buenos sustos.
—No, eso para nada jovencita. Vamos a ir todos como hace una familia normal. — comenta, bueno después de todo le di la oportunidad.
Me encojo de hombros, espera... ¿dijo normal? Parpadeo varias veces, ¿normal? No puedo creer que vea este maldito mundo como algo normal. Cierro las palmas de mi mano formando puños, es un mundo lleno de anormales que solo siguen su impulso animal animal dice o lo que la Luna dice, tienen barreras y eso lo odio.
—Normal... — trato de morder mi labio para no hablar, pero fallo. —¡Normal es ir a ver una película, ir al parque, tener mascotas, ir a una escuela normal... — los señalo. —tener familia normal! — exclamo haciendo que me miren heridos. Me levanto de la silla enojada. —Esto no es para nada normal.
Me giro sin mirarlos y me largo, odio este mundo. Mis recuerdos estan saliendo poco a poco haciendo que lo odie más y más. Salgo de la casa dándome varias veces en la cabeza para que esa imagen macabra en mi mente se vaya. ¿Por qué ahora estan saliendo? Observo como mi padre sale de la casa y sus ojos verdes claros me miran preocupados. Los dos somos iguales no demostramos lo que sentimos a menos que sea enojo.
—Iris... — me llama, es el único que sabe lo que paso por las noches, mis ojos se llenan de lágrimas así que lo ignoro y sigo mi camino.
—Nos vemos en la escuela. — comento antes de desaparecer de su camino.
Me encamino hacia el monte donde enterré la camisa del mitad vampiro. Miro el monte y agudizo más mi olfato para encontrar el cofre donde escondí mi gran tesoro. La consigo como en diez minutos y rio como una lunatica.
—No saben que les espera en realidad a estos anormales. — comendo con mimas preciado tesoro. Siento una punzada en mi pecho. Sé que me hiero a mí misma, pero quisiera por una vez ser normal, no tener a este mundo cerca de mí. —Esto será muy divertido. — no volveré a ese lugar después de hoy, eso lo juro.
Observo el edificio hecho de ladrillos viejos y con una torre que tiene un gran reloj. No ha cambiado nada este lugar desde que me fui. Sigue siendo un lugar oscuro, húmedo y lleno de secretos. Siento como alguien me observa a lo lejos haciendo que me gire encontrándome con un monte inmenso. Llego a ver como el monte se mueve solo logrando que me sienta algo mareada, que raro es esto. No siento ninguna presencia... Muevo mi cabeza haciendo caso omiso y sigo mi camino hacia la escuela de licántropo. Mientras más me acerco siento una mezcla de olores... ¿Qué olores? Apesta a otros lobos. Toco mi mochila, espero que no huelan el paquete que tengo. Lobos fuera de la manada de mi familia me olfatean buscando mi esencia. Desde niña no tengo olor o aroma como ellos lo llaman, según ellos. De por si nací con un aroma que no es igual a los licántropo normales. Los miro por enc
Miro por las afueras de la escuela verificando que nadie esté cerca. Al ver que no hay nadie salgo de mi escondite para ir al monte. "Tengo que lograr que dejen de dar clases pero ¿Cómo?" Mientras me adentro más en el monte pienso en lo que puedo lograr hacer con solo una camisa.—Tengo que pensar esto bien. — me digo a mi misma sentándome en el suelo húmedo del monte, con mi mochila sujetándola como si fuera mi vida.Me acuesto en el suelo y cierro mis ojos para pensar mejor. "Debo de lograr que los alfas puedan olfatear la esencia, pero no debo de ser yo la que acerque la camisa." Frunzo mi ceño imaginándome cada cosa que puedo hacer. Hago un sonido de desespero abriendo mis ojos dándome cuenta que esto no será tan fácil como lo había creído.Escucho un riachuelo a lo lejos, me levanto y sigo el sonido encontrándome un hermoso paisaje. El agua cristalina fluye tan libremente y puedo olfatear lo pura que es. Lo peces nadan como si estuvieran danzando.—Mama mira peces. — me llegan imá
—Oye... — el vampiro empieza hablar pero el sonido de mi estómago lo interrumpe. Siento como mi rostro me arde por completo, creo que estoy hecha un tomate. Miro hacia todos los lados, menos donde se encuentra mi acompañante. Toso un poco para poder disimular que mi estómago está notificando que me estoy muriendo de hambre. Aunque vamos... aquí a mi lado tengo a un vampiro, es lo mismo que tener un licentropo junto a mi. —Ríete, escucho como estas a punto de reír. — le incito al escuchar como reprime una risa. —Vamos hazlo. — comento avergonzada haciendo que el vampiro ría libremente logrando que se me asome una sonrisa en mi rostro. —Vamos a comer algo, ya son las dos. — expone el vampiro mirando el reloj del auto. —Te tengo que felicitar antes de la una saliste de la escuela. — ignoro lo que ha dicho y miro el paisaje verde vivo ta caracteristico de la nación central. —¿Todavía sigues enojada porque no te he dicho como se lo que hiciste? — no le contesto recordando
Noto como nos estamos acercando donde vivo, olfateo buscando la esencia de mi padre o de un licantropo. Me muevo incomoda mirando por la ventana. Noto que el mitad vampiro no se detiene acercandose mas... —Creo que no es bueno que te acerques tanto al territorio. — comento preocupada. —Puedo controlarlo. — me contesta Jafet atento a nuestro alrededor. —No percibo que haya peligro para mí. — miramos atentos el lugar, es cierto no percibo a nadie de la manada de mi familia cerca. —Además es de muy mal gusto dejar a una joven lejos de su casa en la noche. — el mitad vampiro me saca de mis pensamiento logrando que me ruborice un poco por su comentario. Es tan diferente al animal de Max... Noto como sus ojos cambian de color a uno violetas grisaceos mientras observa todo a su alrededor. Personas que estan afuera entran mientras él los mira, su energía sale poco a poco. Me pregunto lo que de verdad puede lograr hacer con ellos. Jafet baja la velocidad al ver que estamos cer
—Mamá. — me acerco a mi bisabuela que está en la orilla de la playa. —Tengo una pregunta. — susurro y esta me mira de reojo. —¿Por qué te decimos mamá en vez de alfa? — cuestiono, observo como el viento hace que su cabellera blanca baile. Esta cierra sus ojos e inhala suavemente. —Me llaman "mamá" por ser una gran consejera, alfa y además de que trato a cada uno de mi manada como su fueran mis propios hijos. — muerdo mis labios y miro mis pies que juegan con la arena. —¿Por qué la pregunta? —Creí que era porque eres la vieja. — contesto sonriendo haciendo que mi bisabuela materna se ría levemente. —Creo que eso también tiene que ver. — comenta y acaricia mi cabeza. —También porque salve a muchos licántropo en la guerra. No es fácil que te ganes un apodo, viene de luchar y trabajar. — me notifica, a veces no entiendo algunas cosas que dice. —Estoy segura que algún día te ganaras el tuyo. — me dice sonriendo con ternura. —No creo que llega a ser tan vieja. — comen
Todos los lobos presentes nos observan sorprendidos, se apartan formando un círculo alrededor de nosotros. Max me mira con ganas de arrancarme la cabeza mientras camina lentamente. Le sonrió al ver en su ojos que no sabe qué hacer ganándome un gruñido de su parte. Mi madre solo nos mira atenta esperando que hagamos la señal para iniciar el duelo. Puedo observar en ella como el éxtasis sale de su cuerpo de la emoción por ver a su hija al fin luchar y tal vez sacar a su loba interior. Pero demostrare que no necesito cuerpo de lobo para derrotar a un licantropo. Cierro las palmas de mi mano, el corazón lo tengo agitado y mi cuerpo se esta preparando para sobrevivir. Escucho como mi madre ladra dando oficialmente inicio a este duelo. Max no pierde el tiempo y corre hacia mi atacando directamente. Lo esquivo fácilmente, tomo la silla que está cerca de mí y cuando este se gira para atacarme se la tiro en la misma cara. Los pedazos de madera vuelan por los aires y miro al lobo gri
El lobo gris da un paso hacia adelante y sin pensarlo dos veces tiro la cadena que toma su pata. Observo como sale humo de la pata de Max haciendo que este chille y se zafe del débil agarre de la cadena. Este gruñe y nuevamente se abalanza sobre mí por el enojo, lo esquivo fácilmente. Enredo la cadena en sus patas haciendo que pierda su equilibrio y caiga. —Aunque no son hombres lobos tiene una pequeña debilidad ante la plata, como que fueron supuestamente creados por Luna. — comento sonriendo ante ver como Max está herido por la plata. —Tal vez no les afecte tanto como a un hombre lobo pero si les causa un efecto. Se nota que ambos tiene que ver con la "Luna" — uso mis dedos para hacer las comillas. El futuro alfa gruñe y se levanta dejando ver que de verdad no le afecta tanto como a los hombres lobos. Este salta y abre su gran hico haciendo que de unos pasos hacia atrás. Alzo mi mano haciendo que la cadena se enrolle en su hocico y lo cierre. —Ahora me toca a mí hum
Mi madre gruñe dando un mandato a sus estudiantes la cual responde asintiendo y se van corriendo alejándose de la escuela. ¿Qué esta pasando? Frunzo mi ceño al volver a escuchar ese horrible sonido que emiten esas cosas, son muchos y no emiten una energía buena. Killa ayuda a Max que trata de matenerse de pie, pero este le gruñe negando su ayuda haciendo que la loba blanca pegue sus orejas a su cabeza triste. "Sigue siendo un animal", pienso girando mis ojos. Miro a mi madre que está observando de donde provienen los aullidos, asombrada. Sus orejas se ponen alertas al escuchar aullidos de licántropo y sus ojos cambian de unos asombrados a otros seguros y determinados. Me gruñe un poco mirandome de una forma que conozco desde que soy niña. —No, no me iré. — contesto negando varias veces logrando que me gruñe con autoridad. Miro el suelo en forma de respeto, aguantando el rencor hacia este mundo. Cierto, no me puedo entrometer mas en este mundo y no quiero. —Haz lo que quiera