CAPÍTULO 04 “La cena”

—¡Ay carajo, revivió un muerto!

—¿Calix?

—Sí, quiere que asista a una cena en su casa.

—¿Qué es lo que harás? ¿Asistirás a la cena? — Lizet le preguntó a Hazel sobre la cena con la familia de su novio.

—¡No! — Expresó con escándalo — No pienso ir a ninguna cena con él, ¿Qué se cree? ¿Acaso cree que con una cena la relación se arregla?

—Soy partidaria de que asistas, a lo mejor se está dando cuenta de que no quiere perderte.

—Lizet, tengo una semana que no lo veo y no sé de él, luego aparece para decirme que cenemos con su familia, no quiero ir.

—Hazel, ve, entiendo que estés molesta, pero ve, quizás en la cena arreglen sus diferencias, ve y habla con él, dale una oportunidad de demostrarle que en serio quiere cambiar.

—Hermosa, no quiero ir allá, no sé ya ni siquiera lo que siento por él, estoy confundida, hemos pasado por muchas cosas que ya ahora no sé qué es lo que quiero con él, por eso necesito tiempo para reflexionar, para reflexionar por mi vida.

—Debes ir a la cena, inténtalo al menos a ver como sale, puede que allí descubras en realidad lo que sientes por él, ustedes hacen una linda pareja, te llevas de maravilla con su hermana a tal punto de ser excelentes amigas, cosa que odio porque tú eres solo nuestra. Ella debería comprarse otra amiga.

—¡No seas tan celosa! Sabes que Ariana es muy dulce y buena chica— cerró la pintura y la lanzó a un lado.

—Sí, eso es cierto.

—¿Qué harás este fin de semana? Yo planeo viajar — cambió el tema.

—¿Vas a ver a tus padres?

—Sí, mamá ha estado muy mal, voy a llevarle el dinero a mi padre para que compre los medicamentos necesarios, no quiero que les falte nada.

—Qué irónico, yo robo por diversión y tú porque en realidad lo necesitas ¡Oye! ¿No y que no ibas a robar más? — Hazel no le contó a su amiga sobre el griego con el cual pasó la noche, prefería mantenerlo en secreto y evitar tener que soportar las interrogantes de su amiga.

—La tentación me ganó — se levantó de la cama para ir por su móvil, el cual no ha dejado de sonar — Es él, insiste en que vaya a la cena.

—Debes ir, lo apoyo.

—Ya cállate, eres mi amiga, no de él, debes estar de mi lado. Has visto las cantidades de veces que he llorado por él, cosa que no he hecho por otro hombre.

—Primero, jamás has llorado por él, segundo, no seas dramática, ¡ve, ve, ve, ve, ve, ve!

—Si no te callas, voy a cortarte la lengua con la tijera — le lanzó una almohada.

—Está bien, como tú digas…

—¡Hola! — escucharon un grito en la sala del apartamento, ambas salieron de la habitación para ir a mirar a su amiga, quien ha ido a visitarlas.

—¿Apareciste? ¡Llevabas dos días que no venías y que aparte tampoco asistías a la universidad! ¿Está todo en orden, cariño? Tampoco has respondido los mensajes ni las llamadas — Preguntó Hazel luego del reclamo a su amiga Madeleine

—Estuve ocupada atendiendo a Logan, se ha sentido mal estos días, así que ayude a mi madre con mi hermanito.

—¿Por qué no nos dijiste? Hubiéramos ido a ayudarte, creíamos que querías estar sola luego de tu ruptura — Lizet la ayudó con la bolsa y van a la cocina.

—¿Qué? ¿En serio pensaron que yo podía estar muriendo de desamor? Eso jamás.

—Eres muy cruel.

—Cruel fue él que me engañó con la estúpida de Celeste — Hazel abrió el refrigerador para guardar los helados.

—Madeleine, abriremos debate…

—¡No, no, no y rotundamente no! — Hazel la interrumpió con una seguidilla de no, ya sabía lo que su amiga Lizet iba a debatir entre todas y, por lo tanto, se aproximó, la idea ya le fastidiaba, no quería seguir con Calix.

—Déjala hablar, yo quiero escuchar.

—Calix le pidió asistir a su casa para una cena familiar, desea que ella esté presente, pero no quiere ir porque dice que ya no está enamorada de él, algo que es completamente mentira, ya que sabemos lo mucho que lo ha tolerado

—Pero ya no quiero seguir tolerando sus rechazos, eso fue un amor momentáneo. Ya saben cómo soy, mi amor es edición limitada.

—Calix está cambiando, yo lo vi hoy y no es el mismo, en serio algo sucedió con él.

—Sí, se golpeó la cabeza, y muy fuerte.

—Hazel, no seas tan dura, yo también lo vi ayer mientras tenías mi cita…

—¡¿Tuviste una cita y no me dijiste?! Cuéntame todo con lujos y detalles.

—Llegó esta mañana, tuvo una noche ardiente.

—Chicas, estamos hablando de la cena.

—La cena ya no importa, cuéntanos sobre tu cita.

—Ah, son unas intensa, la cena fue maravillosa, es un amor, me gusto lo que hablamos, lo mucho que nos divertimos y como hicimos cositas sucias — Hazel la miró con orgullo.

—¡Ah! — Gritó Madeleine — ¡Qué emoción! Me siento tan a gusto de que encontraras novio.

—No somos novios, estamos apenas saliendo.

—Ay, por favor, no me salgan con que apenas saldrán y luego verán ¡Ya cogieron, ya se comieron y se saborearon! — Madeleine expresó.

—Ustedes dos están locas, muy locas — salió de la cocina y sus amigas la siguieron.

—No puedo creer que me perdí de su primera cita.

—Fue hermoso verla alistarse y emocionada.

—¿Ya pueden olvidarse de eso? Mejor centrémonos en Hazel y que vaya a la cena.

—Es cierto, volvamos al tema ¿Vas a ir?

—No.

—Hazel ¿Qué podrías perder?

—Mi tiempo, eso perderé.

—¡Mujer, te presentará ante su familia! — Hazel suspiró agotada.

—¡Ah, no quiero ir! — levantó sus manos al aire.

—Si iras, así que entremos a la habitación a buscar una ropa ideal para esta noche, debes ir hermosa, nada de prendas pervertidas, algo que te haga lucir como una buena niña — Lizet miró con incredulidad a Madeleine.

—¿Ropa decente? ¿No has visto su ropero? Todo lo que tiene es de ramera.

—¡Oye, claro que no! — se defendió — Bien, Ya que insisten en que vaya lo hare, y sé que puedo usar para esta noche, es un vestido que suelo ponerme cuando quiero verme como una joven aplicada en sus estudios, como una persona agradable y de buen corazón, como una chica dulce y tierna que no soy, ese disfraz es el que usaré — entraron en la habitación.

—Sabes muy bien que eres así, con un toque nada más de locura — Madeleine le recordó.

—Son las únicas personas con la cual puedo ser así, al resto me toca presentarle mi lado fuerte.

—¿Vez lo que siempre te digo, Lizet? Debes ser más cariñosa como Hazel.

—Ella no tiene nada de buena más que el nombre — Lizet achicó sus ojos por el comentario de Hazel.

—Son unas brujas las dos.

—Ya dejemos las bromas y preparemos todo para esta noche, estoy emocionada — Madeleine dijo con felicidad, no soportaba a Calix, pero presentía que en el fondo él deseaba una relación formal con su amiga, por lo que haría lo que fuera para que Hazel asistiera a la cena.

—¡Ustedes son una pesadilla, que conste que me están obligando a ir a un lugar que no quiero! — gritó.

Pasada las horas, Hazel ya se encontraba en la mansión donde Calix suele vivir, su amiga Madeleine se ofreció a traerla con emoción, amabas amigas de Hazel se hallaban entusiasmada con la idea de que la relación entre ambos tuviera un mejor futuro, adoran tanto a Hazel que lo único que deseaban era que ella estuviera a gusto, aparte que nunca antes a nadie le había dado la oportunidad que a Calix si, por lo que consideran que ellos debían permanecer unidos. El miedo y los nervios han invadido el cuerpo de Hazel a tal punto de hacerle sentir náuseas, tiene un presentimiento que le grita que huya del sitio, pero las insistencias de sus amigas y sus ánimos hacen que ella se quede quieta. Sin más opciones bajó del auto y caminó hasta la entrada de la casa dando pasos torpes, ahí ya se encontraba Calix esperando con una sonrisa en los labios y emocionado por la presencia de Hazel.

Ambos entraron en la mansión lujosa y la condujo al comedor sin al menos mostrar un poco la casa, allí ya se encontraba su hermana esperándolos con ansias, ella al ver a Hazel realizó un gesto de felicidad, la hermana de Calix suele ser una joven tímida que no con todo el mundo suele abrirse, pero al conocer a Hazel se sintió en confianza, tanto que formaron una amistad bastante cercana.

—Me emociona que mi hermano por fin abriera los ojos y se diera cuenta de que tú eres maravillosa — Hazel a pesar de ser una persona directa, ha sabido cómo ganarse el corazón de muchas personas, por más que ella suele ser algo tosca, no pierde su naturaleza que es esa dulce y humilde.

—Lo admitiré, dude en venir, hemos tenido muchos problemas y no sabía si era correcto asistir a la cena.

—Mi hermano tuvo un cambio repentino, pero se debe a que en serio le importas y teme perderte.

—Esperemos no me salga con sorpresas más adelante, no quiero tener que volver a lo mismo.

—Te sorprenderá, pero de cosas buenas, está muy entusiasmado con la idea de que mi padre te conozca…

—¡Al fin llega la novia de la que mi hijo tanto habla! — Hazel se paralizó por unos segundos ante aquella voz familiar, cerró sus ojos con presión por saber de quién se trataba y de cómo no pudo haberlo notado antes, estuvo tan centrada en otras cosas y ya Calix le importaba tan poco que no notó la familiaridad entre ambos, ni siquiera lo sospechó y ni lo imaginó por un momento. En su lugar, suplicaba a todos los dioses existentes porque la tierra se la tragara o un rayo la volviera cenizas, el mal presentimiento que su cuerpo emitía se trabaja de esto, de este encuentro incómodo que la hace temblar.

Pálida, avergonzada, y con ganas de salir corriendo, se volteó para confirmar su triste realidad, si, ese hombre era él, ese hombre era Zarek Galani, aquel con el que disfrutó de una noche placentera y que ahora detestaba, Zarek por su lado procuró mantener su postura aun cuando por dentro estaba vuelto un mar de confusiones, ver que la novia de su hijo se trataba de la joven mujer que le robó su dinero y aparte ocasionaba en su cuerpo ese estremecimiento de deseo lo batía contra el suelo, se sintió sucio y asqueroso, se sintió el peor padre del mundo a pesar de no haber tenido idea de esa relación entre ellos. No aceptaba el que la joven fuera esa novia que tanto su hijo admiraba y halagaba, se rehusaba a creer, que Hazel, era ese amor que su hijo mantenía en secreto de todos. Ambos, han quedado en shock, pero ella, ella, incluso, se tambaleó a los lados, a tal punto de caer al suelo desmayada.

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