La ladrona del CEO
La ladrona del CEO
Por: Lady Ban
CAPÍTULO 01 “Encuentro”

Hazel suspiró con desánimo luego de mirar el mensaje en su celular, la estaban despidiendo de su trabajo el cual apenas había conseguido un par de semanas atrás. Lo tiró en la cama y ella cayó boca abajo en el mismo lugar enterrando su cabeza entre las sabanas casi a punto de llorar, el quedarse sin trabajo no era el único problema por el cual estaba atravesando, sino el que su madre cada día empeoraba más en cuanto a su salud, y sus estudios como ya estaban casi por culminar, la mantenían bastante estresada, sumándole a eso su desastrosa relación con su novio quien proviene de una familia bastante importante en el país, cosa que le ha traído a ella muchas complicaciones debido a que no pueden dar a conocer la relación puesto al que el chico no quiere, y todo porque ella no pertenece a ese círculo social de millonarios.

Se volteó a mirar el techo y a pensar por un momento en que es lo que hará ahora que volvió a quedar desempleada, consideró que tiene una responsabilidad con su madre a pesar de que su papá es quien corre con los gastos en casa, pero no está tranquila porque muy dentro de ella quiere brindarle su apoyo y ayuda, sabe lo costoso que son los medicamentos y por eso quiere aportar dinero para librar a su padre de gastos.

—¿Y esa cara de perro regañado? — su amiga Lizet hizo presencia en la habitación.

—Me han despedido — su amiga abrió sus ojos con sorpresa por lo poco que duró en el trabajo.

—¡¿Cómo qué te despidieron?!— Hazel mordió su labio y sonrió.

—Mande al dueño a meterse un tubo por el trasero por abusador, creí que no se iba a molestar porque él fue quien se propasó, pero me envió un mensaje que no asistiera hoy al negocio, me dijo las siguientes palabras “No vuelvas más, estás despedida, perr@” — realizó muecas con sus labios.

—Oh, por dios, qué idiota, seguro intento ofrecerte dinero para estar contigo.

—Al menos dinero por lo menos fuese sido capaz de ofrecer, lo único que ofreció fue un simple burrito ¡¿Lo puedes creer?! ¡Mi cuerpo vale un burrito! — su amiga no controló la burla, ni siquiera la misma Hazel evitó reírse de sí misma.

—¡Mejores ofertas te han hecho. amiga! — expresó con escándalo.

—Totalmente cierto, bueno, tendré que ahora buscar un nuevo trabajo, como si fuese muy fácil encontrarlo ¡¿Por qué me haces esto, señor?! — exclamó con sus manos hacia arriba.

—¿No será una señal?

—¿Señal de qué? ¿De qué mi suerte es muy bastarda conmigo? — fue irónica.

—¡No seas tonta! Me refiero a que sea una señal de que debes volver a nuestro grupo.

—¿Robar otra vez? No quiero pasarme la vida robando, en algún momento nos van a descubrir y acabarán con nosotras.

—Escucha, hay un nuevo Antro donde solo asisten grandes millonarios, en especial hombres griegos ¿Te imaginas cuanto efectivo pueden tener en sus billeteras? ¡Mucho! — Hazel miró con incredulidad a su amiga y negó de inmediato, no deseaba continuar con esa vida, el último susto que se llevó la hizo salirse del juego, pensó que estaba arriesgando mucho su futuro, era cierto que el dinero lo conseguía fácil, pero algo le decía que debía retirarse.

—No cuenten conmigo, ustedes deberían también salirse de ese mundo criminal y comenzar una vida digna — Lizet achicó sus ojos y la miró.

—¿Me dirás que no sacaste dinero del restaurante? — Hazel se acercó más a ella.

—Me has atrapado, en estas dos semana saqué un poco — se volvieron a burlar.

—¡No vamos a ir directo al infierno! — las risas resonaban por toda la habitación —Entonces… ¿Vas con nosotras?

—Vale, pero no robaré nada, lo usaré para divertirme, estoy bastante estresada.

—Y quizás conseguir algo de diversión — Lizet movió sus cejas con coquetería mientras que Hazel le sacó el dedo medio — ¿Hace cuanto no tienes buen sex@? — Preguntó intrigada — Es que vives muy amargada, Calix no ha hecho buen trabajo en el sex@.

—¿Qué trabajo podría hacer cuando se viene en 10 segundos? — enfatizó con gran molestia.

—¡¿Me juras que lo que dices es cierto?! ¡Ya comprendo por qué tan estresada!

—Sí, muchas veces soy yo quien hace el trabajo, porque ni siquiera eso puede hacer, estar con él es… como estar con una vaca muerta, supongo — su amiga no paraba de reír a carcajadas.

—¡¿Y cómo demonios es estar con una vaca muerta?! — Hazel cubrió su rostro controlando la risa.

—No lo sé, es algo que me imagino cada vez que lo veo tendido en la cama con sus ojos blanqueados y emitiendo gemidos un poco insípidos sin ningún ritmo, como si tuviera defectos en su garganta y no pudiera emitirlos correctamente. En ocasiones, cuando está eufórico digamos que se excede, parece un loco homicida diciéndome que si paro me mata, o lo escuchas nombrar a dios a cada segundo como si fuese un sacerdote y eso wow, me roba el deseo — sus gestos de decepción son tan notorios como su habla.

—¡Me has hecho reír como nunca, Hazel! — expresó Lizet en voz alta.

—Solo te cuento mi triste historia sexual.

—Vaya, que es triste, deprimente, mejor dicho — Hazel se levantó de la cama y caminó hasta el closet para mirar lo que usará en la noche.

—Bueno, no es fin de mundo, ya llegará uno mejor — comentó sin darle tanta importancia al tema, era algo que no le complicaba su vida.

—Ya deberíamos es irnos preparándonos, estoy ansiosa por tener mi dinero en manos, todo lo que tenía se me fue tan rápido como llegó.

—Deben ser cuidadosas, están haciéndolo muy seguido y eso no es bueno — advirtió a su amiga Lizet.

—Somos buenas en nuestro trabajo, amiga.

—Eso lo sé, yo era buena y viste lo que me sucedió, por eso me retire, no quiero arriesgar mi futuro, menos cuando soy una becada, eso podría hacerme perder todo lo que he logrado.

—Qué irónico, que personas inteligentes como nosotras utilicemos de Hobby robar a los millonarios.

—Sucede que tuvimos suerte en tener becas para estudiar en buenas universidades que quedan retiradas de nuestros hogares, pero no tuvimos suerte en conseguir un trabajo digno para cubrir el pago del alquiler donde vivimos, la comida y esos pequeños gustos que deseamos darnos.

—Entonces no somos tan inteligentes — su amiga realizó un gesto confuso.

—Somos… que importa, ya vale lo que seamos — ambas expresaron burlas y continuaron conversando mientras encontraban la ropa que utilizarían para esta noche.

El antro se mantenía repleto de personas, era nuevo en la zona y exclusivos para aquellos de alto nivel económico, era imposible que unas jóvenes como ellas entraran en un lugar así, pero para estas chicas nada iba a impedir que entraran e hicieran de las suyas.

Hazel caminó entre la multitud intentando llegar a la barra, de camino alguien corpulento y fornido se la llevó por el medio a tal punto de hacerla caer al suelo como una rana cuando da su salto, ella con absoluta rapidez se colocó de pies y estiró su falda al momento de maldecir sin ningún pudor, y como si fuese poco su hermosa blusa había sido manchada por alguna bebida en color rojo, esa fue la gota que derramó el vaso para hacerla explotar y querer desaparecer el lugar.

—¡Que te den por el trasero, cabron! — gritó sin mirar al que causó tal catástrofe.

—¿Y si mejor te doy a ti? — su pregunta la hizo mirarlo a los ojos sorprendida.

—¡Eres un atrevido, una falta de respeto! — Se enfadó, ya no era tanto por el hecho de haberle ensuciado su blusa, sino por la pregunta indebida realizada — ¿Cree que por ser muy grandote y millonario puede venir a ofenderme de esa forma tan grosera? — la había hecho irritar.

—Y pensar que puedo ofenderla de otras formas más que le gustará — se pasmó, quedó paralizada tanto su cuerpo como su lengua, no esperaba un comentario como ese tan inapropiado de un sujeto que parecía ser alguien ejemplar y respetuoso.

—Lo siento, pero no me gustan los ancianos, y usted, está bastante pasado de edad — escaneó con su mirada al sujeto que yacía en frente de ella, después de parpadear por unos segundos, se percató de que al anciano aún le conservaba lo suyo, estaba muy bien parado y fuertecito.

—¿Por qué no lo averigua primero? — Hazel achicó sus ojos y bufó.

—¿Por qué no se va al baño a masturbarse y me deja en paz?

—¿Por qué mejor no me acompaña y lo hacemos más divertido? — ella enarcó su ceja.

—No, gracias — estaba negada a la propuesta.

—No le haré nada.

—Ese es problema, que dudo y pueda ese muerto levantarse para hacer al menos cosquillas, no me gustaría defraudarme, señor — susurró cerca del sujeto y con sensualidad, al parecer la joven no podía tampoco negar que él estaba para chuparle los dedos y algo más.

—Me encanta cuando me subestiman.

—¡Váyase al demonio! — le dio la espalda.

—Cobarde — se detuvo.

—¿Perdón?

—Me tiene miedo.

—No le tengo miedo, no es alguien del cual deba temer, eres un simple anciano — ella ladeó sus labios mientras que él mordía el suyo.

—Acepté y luego de su veredicto.

—No aceptaré tal propuesta.

—Te voy a coger — enfatizó con seguridad.

—¿En serio? Lo veo muy lejos de lograrlo — le habló juguetona.

—¿Qué quiere apostar?

—Lo peor que puede hacer es apostar conmigo, siempre gano — Echó su largo cabello hacia atrás.

—Yo también, señorita. Deje su orgullo, igual terminará en una habitación conmigo a solas — Hazel se burló en su rostro.

—Eso nunca pasará. Está demasiado lejos de lograrlo, ancianito — usó, es mirada perversa, esa que lo convenció de continuar insistiendo, tanto así, que luego de una hora, allí se encontraba, en la habitación, con el sujeto desconocido, él, tendido en la cama exhausto y dormido, y Hazel saliendo victoriosa, no solo se estaba llevando las energías del sujeto, sino también el dinero de su billetera y un precioso reloj de gran valor — Te dije que yo siempre gano aun cuando haga trampa, guapo — le dio un beso en la mejilla y se marchó con felicidad.

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