Capítulo 2

Una vez terminamos de almorzar, Tania y yo regresamos a la empresa, ella va a su área y yo a mi despacho. 

Cuando abro la puerta de cristal, me detengo en seco por un momento, luego avanzó con cautela. 

—¿Qué haces aquí? — Pregunto sentándome frente a él. 

—Hola a ti también. Yo estoy bien, gracias por preguntar hija. —Dice con sarcasmo. 

—Se supone que me entregaste la empresa para yo manejarla y tú pudieras viajar, descansar, que se yo. No es necesario que te aparezcas cada mes o semana. —Le explico pero él es muy terco. 

—El día en que muera, ese día dejaré de venir. Por ahora acostúmbrate. —me cruzó de brazos y me recuesto de la silla mientras lo miró con el ceño fruncido. 

—Pero… 

—Pero si dejaras de ir a clubes cada fin de semana y hacer que no te metan en cada escándalo o te fotografíen con cada persona de esos clubes, dejaría de venir tanto. —Coloca una revista frente a mi mientras niega con la cabeza. Tomó la revista y la medio ojeo un poco ya que dice lo mismo de siempre solo que con diferente fotografía. 

¿Quién dice que, una joven de ventucuatro años no puede tener el mundo a sus pies? porque quién lo haya dicho seguro y no conoce a la joven Helen Borisov. Quien no solo es:

- Hermosa. 

- Multimillonaria

- Toda una empresaria. 

Esta hermosa chica, quien es de origen ruso. No sólo es una cara bonita, puesto que maneja una de las firmas de abogados más importantes del mundo. Que tan sólo con veinticuatro años de edad ya maneja la firma de abogados de su padre, quien le confío su imperio hace ya dos años, Y desde entonce  no hace más que crecer cada día. Sin duda esta joven no le a quedado grande el trabajo. 

Aúnque no todo es color rosa, ya que ha la joven se le acusa de ser muy liberal. Debido a que más de una persona la a visto en clubes, muy bebida. Las críticas no se han echo esperar puesto que la joven, está comprometida hace ya algunos meses, aún así parece no tomarse enserio su compromiso ya que fuertes rumores afirman a verla visto salir de dichos clubes con hombre o mujeres muy acaramelados.

Por su parte, no afirma ni desmiente  las acusaciones.

Aún así no quita los logros que a su  corta edad ha conseguido. 

Revista blanco y negro. 

—Al menos halaga mi trabajo. —Me encojo de hombros.

—Y destruye tu reputación. —Acusa y se levanta furioso. —Tienes un compromiso. Recuerda que en pocas semanas te vas a casar. Mientras tu vas a arruinar tu reputación e integridad, en esos lugares donde no debería estar una mujer de tu estatus; hay personas emocionadas por tu boda y otras planiadola. Sabes que tienes que terminar con esa vida tan desalmada que tienes. Tienes que respetar a tu futuro esposo o por lo menos no hacer las cosas evidentes. Tu madre planea tu boda, que vuelvo y repito es y será en unas pocas semanas, así que no más escándalos. Te lo deje pasar estos dos años, pero se acabó Helen… 

—¡¡¡Yo no me quiero casar!!! Tu eres el que impuso esto tú… —Me interrumpe y me levanto furiosa golpeando la mesa con mis manos. 

—No te hagas la víctima que muy bien pudiste no aceptar, pero tu ambición pudo más que tu deseo de “no compromisos”. Quisiste la firma y no dudaste a la hora de firmar el contrato para tener esta empresa. Ahora mejor le bajas al tono y haz lo que te ordenó. —Entierro mis uñas en la palma de mi mano conteniendo la ira. Camino hacia los ventanales e intento calmarme, aunque todo se va a la m****a cuando mi padre vuelve a hablar.

—Tenemos que irnos ya. Tus suegros te esperan para una salida y cena familiar. —Me giro rápidamente y le doy una mirada para nada agradable, él descaradamente sonríe con satisfacción. 

—No. 

—Tarde, ya confirme y… —Ve su reloj —nos queda una hora para llegar. Por lo tanto. —Señala la puerta y no tengo de otra más que salir e irme con él. Subimos al auto en silencio y el chófer nos deja en mi apartamento. —Ve por tus cosas. 

Ordena por lo que bajó y tomó lo que creo que necesitaré. Mi teléfono suena pero no contento, lo apago y bajo con una maleta pequeña. Una vez subo el chófer vuelve a poner en marcha el auto. Estoy muy molesta pero no puedo llevarle la contraria, no pienso dejar la empresa solo para seguir con la vida que me gusta. Yo acepte y a si lo pienso hacer hasta el final.

Llegamos a la mansión de la familia Wilson, “mis suegros”. Los detesto. Una vez llegamos los empleados bajan mi maleta y la de mi padre y nos guían a la parte del jardín donde ya se encuentra mi madre y “prometido” Eric, a él no le odio tanto ya que él ha cedido a mis peticiones y eso ha hecho las cosas mucho mejor para mi.  

En cuanto llegamos a ellos, tengo a Margaret, la madre de Eric, dándome un abrazo asfixiante. La apartó de mí y ella se disculpa luego viene Liam el padre, que por suerte solo me da un beso en la mejilla a modo de saludo. Mi estrés aumenta cuando veo a Amanda y su mejor amiga Lisa. Las cuales no soporto y yo a ellas tampoco puesto que me lo han dejado claro en más de una ocasión. Eric se acerca a mí y me da un beso corto. 

—¿Quieres venir o prefieres refrescarte antes de unirte? —Pregunta en un susurro. 

—Voy a refrescarme. —Le digo y él asiente. Voy a la mansión y subo las escaleras para ir a “mi habitación” la señora Margaret la declaró como mía cuando los visite por primera vez. «también por obligación» antes de poder abrir la puerta de la habitación escuchó una risita muy conocida. 

—Oh. Hola Helen. —saluda Lisa muy sonriente. 

—No estoy de humor. 

—Nunca lo estás. —murmura sin dejar de sonreír, cosa que me incomoda. 

—¿Qué hiciste ahora, Lisa? —Cuestionó. Su sonrisa crece aún más, ve a todos lados antes de tomar mi brazo y meternos en la habitación. ¿Qué le pasa? 

—No me toques. —Quito su mano y doy un paso atrás mientras ella toma su teléfono y busca algo. 

—Ve esto. —Coloca su teléfono en mis manos, lo tomó y veo las fotos que están en él. Con el ceño fruncido dejó de deslizar la pantalla en un video el cual reproduzco y paró enseguida cuando entiendo lo que es. Esta niña solo me hace afirmar más mi teoría de que sus neuronas están más que muertas. —Y decías que él estaba fuera de mi alcance…

—¿Qué intentas probar? Qué puedes rebajarte tanto para follarte a un hombre comprometido. Qué tiene la dignidad tan baja que piensas que volverás a follar con Eric y que el me dejara por ti. —Río a carcajadas de su patético intento. Su rostro se vuelve rojo aunque no se si de vergüenza o ira. 

—No eres las gran cosa Helen, y Eric pronto lo verá. — Ruge antes de arrebatarme el teléfono y largarse. 

Desde que conozco a Lisa, siempre he sabido que ella está perdidamente enamorada de Eric, claro que no pensé que se la fuera a follar. El nunca le prestó atención a pesar de conocerse de toda la vida. Tendré que hablar con él imbécil, no es que me importe con quien se acueste, puesto que no tengo moral para reclamar algo así, pero si hay algo que me moleste ese es que no me digan la verdad. En más de una ocasión le he preguntado si no le interesa la chica, pero en cada ocasión me lo niega.  

Voy al baño en donde me doy una larga ducha, y una vez salgo me coloco algo cómodo para la ocasión. Pasar el día con la familia Wilson y mis padres es lo más incómodo y estresante que me puede pasar. Las conversaciones se resumen en mi boda y lo que será mi vida de casada. No entiendo por qué los Wilson se hacen los ciegos, ellos saben que esto es un acuerdo pero actúan como si esto fuera real «como si de verdad yo quisiera casarme con su hijo y formar una familia» si ellos piensan que eso va a pasar, entonces están más locos de lo que pensé. 

Al caer la noche y terminar la cena, tomó mi laptop y me encerró en el despacho de Eric para seguir trabajando. Al pasar algunas horas alguien toca la puerta, no le presto atención ya que no puedo apartar la mirada de mi laptop. Al no contestar igual entran y en menos de nada ya tengo a Eric frente a mi. 

—Es hora de dormir. 

—¿Y es importante por…? 

—Necesitas dormir Helen. —Ordena. Levantó la mirada solo parada para fulminarlo con esta. 

—No me jodas. Tengo trabajo atrasado gracias a tu familia. ¿Cuándo van a entender que es un acuerdo? —Cuestionó cruzándome de brazos. 

—¿Qué tiene de malo que hablen de nuestra boda? 

—¿Qué tiene? Todo, Eric lo tiene todo mal. Si, nos vamos a casar. Pero te recuerdo que tu y yo tenemos acuerdos de por medio. En el momento que mi padre impuso la condición de casarme, no lo pensé dos veces para proponertelo a ti porque los dos salimos ganando. Pero estoy harta de todo este circo. Si no controlas a tu familia se acabó. Encontraré a otro que se case conmigo y cumpla mis reglas. —lo amenazó. Me levanto dispuesta a irme del lugar. 

—No, espera. —toma mi brazo con suavidad. —Hablaré con ellos ¿de acuerdo?  Lo siento, lo arreglaré. —Promete, me pega a él y me besa. Al principio no lo acepto lo separó y pienso en abofetearlo por idiota, pero una vez miro la puerta desisto. «Lisa» está estática la puerta. Una idea se me cruza por la cabeza la cual no dudo en llevar a cabo. 

Tomó de la nunca a Eric y lo beso lento y luego subo la intensidad, colocó una de sus manos en mi cadera y la otra en mi pecho. Actúa rápido por lo que en un abrir y cerrar de ojos ya estoy encima del escritorio con las piernas abiertas y Eric entre ellas. Mi mirada va de nuevo a la puerta y la muy idiota sigue allí con los ojos cristalinos. Eric sube un poco mi vestido y saca mi bragas, eso parece hacerla reaccionar por lo que se larga corriendo sin cerrar la puerta. Espero unos segundos y cuando Eric está a punto de hac er algo, lo apartó y me bajo del escritorio. 

—Lo siento cariño. Pero no estoy de humor. —Tomo mis bragas y salgo de su despacho.

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